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domingo, 6 de diciembre de 2020

Marshall no puede olvidarse otra vez de España

 


(este artículo se publicó originalmente el día 6 de diciembre de 2020 en el suplemento Actualidad Económica del periódico El Mundo)


La última vez que por estas latitudes hubo que reconstruir un país desde las ruinas fue tras una guerra. No todos los europeos tuvimos la suerte de contar con los mismos resortes para dejar atrás la destrucción. De hecho, aunque nuestra contienda fue antes que la Segunda Mundial, no haber sido parte del Plan Marshall consagró una década de retraso económico español. El llamado “European Recovery Program” sirvió para reconstruir la industria europea y el general que lo promovió recibió el Nobel de la Paz -aunque se olvidará de nuestro país-. El Congreso americano movilizó 12.000 millones de dólares de la época desde 1947 hasta 1951, eso sí, condicionados a la elaboración de reformas estructurales como la apertura comercial o el rigor presupuestario. “Una cura, no una medicina para paliar los padecimientos” afirmó el secretario de estado americano en una conferencia en la universidad de Harvard para explicar el plan que ha pasado a la historia con su apellido.

Si en ese momento las motivaciones económicas -pero también las políticas para frenar el avance del totalitarismo- estuvieron en el parto del plan de reconstrucción que obvió a España. Ahora tenemos que hacer posible que la palanca política y la económica nos impulsen para salir de este desastre. Ya formamos parte de una unidad política como la Unión Europea que puede ser parte de la salvación. Pero somos la economía que más retrocede en términos de PIB, la que más empleo ha destruido, la que más muertos tiene por la pandemia, con millones de personas tiene en riesgo de exclusión y decenas de miles de millones perdidos por la crisis del turismo.

No luchó en la segunda guerra mundial, ni ha sido miembro del gobierno como Marshall, pero hay un español que tiene las ideas tan claras como el político americano para reconstruir un territorio. Luis Miguel Gilpérez ha servido a su país de otro modo. Es un ingeniero que presidió Telefónica en España después de una larga carrera en Latinoamérica; fue el causante de que la multinacional desplegará la mayor red europea de banda ancha en nuestro país y de hibridar telefonía y servicios al hogar. Tras estudiar durante el confinamiento los daños de nuestra economía ha publicado un libro que resumen un plan integral para la reconstrucción poscovid-19.

Acelerar que la digitalización de la educación, la administración o el sistema de salud nos permitan ser el mejor país del mundo para teletrabajar. Acabar con la España vaciada creando polos de riqueza por todo el país sobre bases industriales. Situar el uso de la tecnología como la gran prioridad para desarrollar capacidades y talento en sectores como la logística de última milla, la agricultura intensiva o la producción audiovisual. Avanzar en la descarbonización liderando las energías renovables y el vehículo autónomo con nuevas infraestructuras y el mejor marco normativo. Abrir nuestro país al mundo con empresas más grandes, más competitivas, más innovadoras y que vean en el exterior una oportunidad para seguir creando empleo y riqueza. Son algunas de las ideas fuerza de este plan de reconstrucción que sienta sus bases sobre el talento de los españoles.

Corea del Sur, Israel o Alemania representan historias de éxito basadas en el talento. Ecosistemas en el que lo público y lo privado se han orquestado para promover la igualdad de oportunidades basada en el mérito y la capacidad. Una educación exigente y cercana a la empresa que egresa ciudadanos libres con espíritu emprendedor. Una cultura que dignifica el riesgo por cambiar lo establecido para mejorar el bien común. Una sociedad civil que no se arredra en los momentos críticos, solidaria si se precisa, pero valiente ante el poder que en ocasiones lastra la iniciativa individual.

 Los historiadores han intentado explicar por qué Marshall se olvidó de España. Las razones no solo residían en lo económico -el régimen autárquico y planificado español impedía una rápida modernización- sino también en la política -el populismo autoritario franquista no era el socio ideal para promover el ideario liberal americano-. Ojalá que en el futuro nunca un historiador concluya que, otra vez, las debilidades económicas españolas y sus servidumbres políticas impidieron una reinvención al mismo tiempo que nuestros pares europeos. Para evitarlo hagamos que la reconstrucción no pase exclusivamente por los fondos europeos, ni por planes gubernamentales o por sofisticados proyectos privados que necesitan al BOE sino por cientos de miles de talentos que trabajen y emprendan en nuestro país. Con más españoles preparados y respetados; con más emprendedores e innovadores que hagan grandes nuestras empresas, no habrá nunca más un plan Marshall que nos olvide.

 

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR)

miércoles, 2 de octubre de 2019

De Elcano a Cabify. España emprendedora

(este artículo se publicó originalmente en el diario La Información en la sección serendipia el día 1 de octubre de 2019)

El éxito de España en el siglo XVI ha inspirado a muchos economistas, no solo patrios, para explicar conceptos como el emprendimiento, la inversión, la innovación e incluso las multinacionales. Todavía con la resaca del 500 aniversario de la primera vuelta al mundo liderada por Juan Sebastián Elcano, se acerca la efemérides del 12 de octubre lo que me lleva a recordar que el descubrimiento de América es considerado uno de los primeros grandes emprendimientos de éxito de la Humanidad. Si definimos al emprendedor como aquella persona que acomete con resolución una empresa dificultosa o azarosa, pocas tareas son tan hercúleas como las que lideraron Cristóbal Colón o Elcano con la ayuda de Magallanes.
Los economistas sitúan el antecedente de las primeras empresas multinacionales en las compañías de indias europeas pero también en la “empresa” de los Reyes Católicos y Colón que permitió atravesar el Océano Atlántico y crear “delegaciones” de España en numerosos territorios americanos, que se han mantenido cinco siglos después gracias al legado del idioma castellano. En el II informe sobre el estado del emprendimiento corporativo en España que en breve verá la luz, los investigadores de Deusto Business School situamos también el germen de las hoy muy codiciadas startups globales en las expediciones españolas del siglo XV. Solamente se explica, dice el estudio promovido por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE),  la aparición del emprendedor global por la globalización y el auge del emprendimiento, Las nuevas empresas globales nacen como tal también gracias a la disrupción de internet (los expertos lo sitúan en el año 1994 con el código abierto de la red de redes) que democratiza el acceso a la tecnología y permite la desaparición de las barreras de entrada en una gran mayoría de industrias y países del mundo. Los emprendedores globales se apoyan en las startups (empresas nacientes con alto componente tecnológico) que fundan para “seducir” en sectores tradicionales a los clientes a lo largo y ancho del mundo. Efectivamente se empieza a hablar de estas empresas a finales del siglo pasado pero el pinchazo de la burbuja de las puntocom -unos pocos años después- ralentiza el fenómeno por la desconfianza en su solvencia. Pero conforme avanza el siglo y comienzan a aparecer referentes de esta nueva tipología como UBER en Estados Unidos o Spotify en Europa, las startups globales se convierten en el objeto de deseo de las grandes corporaciones. Términos como born global o unicornios, se usan también también para referirse a estas empresas. Una empresa born global es aquella que nace con el objetivo de internacionalizarse, de convertirse en global desde su nacimiento y para ello se diseñan, es decir que nacen con un plan de negocio, una plantilla y una localización social que lo facilite. Un unicornio, inspirándose en el tan buscado animal mitológico, es una empresa muy poco común que consigue en los tres primeros años de vida una capitalización global superior a mil millones de dólares. Airbnb, Dropbox o la española Cabify en la industria del turismo, la tecnología o el trasporte respectivamente, son ejemplo de startups globales a la vez que unicornios. A la vista de lo anterior podemos concluir que las hazañas españolas de hace cinco siglos tenían mucho de unicornios y sin duda eran empresas globales. Juan Sebastián Elcano, Francisco Pizarro o Cristóbal Colon y Juan de Antonio, el fundador de Cabify, a pesar de que les separaron 500 años, no eran tan diferentes.
El reciente informe dirigido por el economista jefe de Arcano, “España. Nación Emprendedora” comienza explicando cómo el éxito de la nao Victoria, al ser el primer barco que dio la vuelta al mundo, es una buena práctica de innovación. Ignacio de la Torre argumenta que la hazaña de Elcano se basó en tres pilares que al día de hoy se mantienen para cualquier gran innovación. A saber, ecosistema de conocimiento, financiación abundante y recursos humanos emprendedores. Este mismo informe recuerda la frase del CEO de Intel cuando fue cuestionado por la rentabilidad de sus disruptivos planes. “¿Alguién se hubiera atrevido a preguntar a Cristobal Colón por la rentabilidad de descubrir América”. Pero 500 después, el ecosistema español tiene unas carencias que leyendo las recomendaciones de Arcano hay que trabajar intensamente no para volver a ser referentes sino simplemente para sobrevivir. Facilitar la inversión en startups con cambios regulatorios e incentivos fiscales; fomentar la unidad de mercado y las ayudas públicas a la I+D+i; adaptar el sistema educativo a la cuarta revolución industrial y acercar las Fuerzas Armadas al mundo educativo y empresarial, entre otras cuestiones.
Por ello, tampoco a nadie debe sorprenderle que en 2012 en el contexto de un ambicioso paquete de medidas de apoyo al emprendimiento en España, el gobierno promoviese una herramienta financiera para ayudar a las empresas nacientes con el nombre de la reina que financió las innovaciones españolas de su siglo de oro.  Desde entonces el Fondo Isabel La Católica proporciona capital a business angels y otros inversores no institucionales con el objetivo de financiar empresas innovadoras a través de coinversiones. El fondo está gestionado por el FEI -Fondo Europeo de Inversiones- y representa el capítulo español de una iniciativa paneuropea -el European Angels Fund- que tiene como propósito promocionar y apoyar la colaboración internacional entre los llamados ángeles inversores y los vehículos patrimoniales de ahorro e inversión (family offices) contribuyendo a que estos inversores no institucionales se conviertan en una verdadera alternativa de capital para emprendedores y empresas de carácter innovador. El Fondo Isabel La Católica, por tanto, trabaja conjuntamente con los business angels ampliando su capacidad inversora en España invirtiendo con ellos pero sin interferir en la toma de decisión ni en la gestión de las inversiones.
Estos días hemos conocido que el Presidente Sánchez con motivo de su discurso en la Asamblea de Naciones Unidas «ha hecho las Américas». Reunido con los más importantes fondos de inversión del planeta les manifestó las ventajas de invertir en nuestro país. Buena noticia si los pactos postelectorales no lo impiden. Hasta entonces quedémonos con algunos nuevos «descubridores españoles» que con sus startups están encadilando a inversores y grandes empresas. Gas2Move desde Madrid en el trasporte ecológico de última milla, los bilbainos de Ubikare en los servicios médicos a domicilio para el envejecimiento y los hispano-filipinos de Ringteacher con la enseñanza online de idiomas.

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR

martes, 11 de abril de 2017

La moda de emprender

(este artículo fue publicado originalmente en el Diario de Yucatán de México el 7 de abril de 2017)


En lo que va de año se han conocido dos noticias muy positivas para el dinamismo de Yucatán alineadas con un movimiento global como es el apoyo a los emprendedores. En enero el Gobernador Zapata inauguró las instalaciones del HUB, un espacio para emprendedores a la altura de los mejores del mundo, promovido por el instituto yucateco de emprendimiento (IYEM) que fue reconocido ese día con la certificación del INADEM (instituto nacional del emprendedor mexicano). Un mes después el Alcalde de Mérida presentó el nuevo centro municipal de emprendedores con una interesante oferta de servicios para las nuevas empresas.

En Guatemala también celebran estas semanas que la propuesta de ley de fortalecimiento del emprendimiento ha sido aprobada en la comisión de pequeña y mediana empresa del Congreso. En Argentina, después de su paso estos días por el Senado, la nueva ley de emprendedores se acerca a su aprobación. En París, el Gobierno de Francia ha anunciado una nueva edición del programa de atracción y retención de emprendedores French Tech Ticket. Israel ha lanzado hace unas semanas Innovation Visas en el que las autoridades conceden visados a los innovadores que quieran emprender.  Son solo algunos ejemplos de las iniciativas a favor de los emprendedores que gobiernos de todo color y latitud están promoviendo. Pero este movimiento no solo afecta a las administraciones sino que ha desbordado lo público contagiando a las empresas. Un estudio reciente del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) pone de manifiesto que una abrumadora mayoría de las grandes empresas tienen programas de fomento de intraemprendimiento. Apoyar el emprendimiento se ha convertido en una de las estrategias corporativas más habituales para adoptar el modelo de éxito de innovación de las startups, para ello han empezado a trabajar con ellas y a convertir a sus propios trabajadores en emprendedores. Telefónica en Iberoamérica o Google en todo el mundo son ejemplos de empresas que ya lo están haciendo con éxito.

No hablamos de una moda mundial sino simplemente de la constatación de un hecho, el emprendimiento estimula y genera crecimiento económico.  Frente a los que durante demasiados años sugerían que los emprendedores retardaban la actividad económica porque eran menos eficientes y estaban fuera de la actividad innovadora por falta de recursos, hoy nadie duda de los beneficios de los emprendedores. Ha hecho falta quizás la llegada a los rankings de las llamadas empresas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y más recientemente con disruptivas startups en sectores del turismo y transporte como son  Airbnb y Uber. Pero en nuestros días es una realidad que la iniciativa emprendedora es el vehículo por el cual las ideas son implementadas. La explicación de este auge tiene su base en la globalización que ha hecho migrar la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento.  También los cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala, aumentado la competencia en los mercados y mejorado la capacitación de los agentes económicos lo que ha beneficiado a las nuevas empresas. Y por último, las nuevas generaciones de millennials que no están dispuestos a malgastar su vida trabajando para otros en proyectos que no les ilusionan, han encontrado en el emprendimiento su válvula de escape.

No pueden estar, por tanto equivocados los gobiernos de esos países que hemos citado u otros como Reino Unido con su programa Startup Britain o Estados Unidos que ya en los años 50 activó políticas públicas a favor del emprendimiento que hicieron posible, por ejemplo con sus préstamos blandos, que naciesen empresas como Intel o Dell. En Yucatán se está por tanto por el buen camino y con el liderazgo del Estado de Yucatán se han incorporado a este movimiento universidades como UADY y Anáhuac Mayab o la sociedad civil a través de la “red de apoyo al emprendedor de Yucatán”. Pero para que no se quede este fenómeno en una efímera  moda es preciso tener en cuenta algunas cuestiones.
Es mucha la tarea pendiente para conseguir una auténtica economía emprendedora. Para ello, son necesarios menos programas públicos de apoyo a emprendedores pero más alineados y coordinados. La política emprendedora no puede ser un elemento retórico y en cambio se necesitan programas integrales, público-privados e insistentes frente a la provisión de servicios concretos o las ayudas coyunturales. Por ello disponer de mecanismos de evaluación para conocer el retorno de las políticas y su comparación con las mejores prácticas nacionales e internacionales se hace indispensable. También hay deberes para los empresarios, ya que han de huir de polémicas al respecto de minusvalorar el término emprendedor y su reciente auge. Frente a la errónea visión de que los emprendedores son aprendices de empresarios merece la pena aprender de los territorios más dinámicos donde esa figura goza de la mayor consideración social. De hecho el uso masivo de la palabra emprendedor facilita que se rompa con los estereotipos negativos del término empresario que tanto necesita México.


El diccionario define moda como “uso o costumbre que está en boga durante algún tiempo”. No queremos eso para el emprendimiento yucateco. Pero la cuarta acepción que la Real Academia de la Lengua Española da a la palabra moda proviene de la ciencia, más concretamente de la estadística y reza así “valor que aparece con mayor frecuencia en una serie de medidas”. Y esa moda sí se necesita, que los emprendedores aparezcan con mucha mayor frecuencia en la vida económica y social de Yucatán.

Por Iñaki Ortega, doctor en economía y director de Deusto Business School en Madrid (España)

jueves, 1 de septiembre de 2016

Son los emprendedores, estúpido

(este artículo se publicó originalmente en el diario económico CINCO DÏAS el día 1 de septiembre de 2016)

Se cuenta que durante la campaña electoral de 1992 que enfrentó a George Bush y Bill Clinton en el  cuartel general de los demócratas había un cartel bien visible que mandó colocar James Carville y que fue clave para el desenlace final. El asesor del marido de Hillary Clinton asumió el reto de luchar contra el entonces invencible presidente texano usando unas armas modestas frente a los grandes éxitos en política exterior de Bush padre. Modestas porque se referían a la vida cotidiana de los votantes americanos y sus necesidades más inmediatas. “Es la economía, estúpido” era la frase puesta en ese cartel que se convirtió en una especie de eslogan no oficial de la campaña de Clinton que inopinadamente le llevó a la Casa Blanca al identificarse precisamente con las preocupaciones más acuciantes de los votantes americanos. Desde entonces la frase se ha instalado en la cultura electoral de todo el mundo para referirse en los debates políticos a poner la atención en lo esencial de determinados momentos históricos.

Hace unos meses unos profesores de las universidades de Deusto e ICADE Business School analizamos los programas electorales de los cuatro principales partidos españoles. Las conclusiones de este estudio fueron explicadas en un artículo en las páginas de este mismo periódico (26-2-16) y mostraban, sorprendentemente,  coincidencias mayúsculas en lo referido a las materias de emprendimiento e innovación en dichos programas y en los posteriores documentos base para los eventuales pactos. Los partidos de Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera apostaban por mejorar las condiciones de los emprendedores usando los resortes de lo público para ello y reconocían que sin la capacidad de innovación de los pequeños y nuevos empresarios no hay posibilidad de aumentar el bienestar en nuestro país.

Ahora la historia se ha vuelto a repetir y el debate de investidura del Congreso de los Diputados ha estado precedido por un acuerdo de 150 compromisos entre el Partido Popular y Ciudadanos en el que los emprendedores han sido los absolutos protagonistas con más de 40 medidas puestas negro sobre blanco. Pero es que el PSOE unos meses antes pactó con  el partido de Albert Rivera un similar acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez que en una clara declaración de intenciones comenzaba con un capítulo dedicado al emprendimiento y la innovación.

Por si fuera poco, ayer en el hemiciclo, el único nexo común en las broncas intervenciones de los representantes de PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos fueron sus menciones a los emprendedores, al esfuerzo de ser autónomo en  nuestro país y a la necesidad de apoyar más la ciencia y la innovación desde lo público. Repasen los documentos suministrados por los partidos con las transcripciones de los discursos de sus líderes y verán que no me equivoco.  Si James Carville  escuchase los ecos de la Carrera de San Jerónimo reformularía hoy su mítica frase para decir “son los emprendedores, estúpido”.

Porque los emprendedores son los creadores de la mayoría del empleo neto creado en nuestro país. Porque emprender es la vía para innovar y mejorar los mercados haciéndolos más eficientes. Porque emprender es generar riqueza para la sociedad y la forma de sostener el Estado de Bienestar. Porque emprender es luchar contra las injusticias de los oligopolios. Porque emprender es sinónimo de cohesión social y la vía para empoderar a muchísimos jóvenes españoles. Porque emprender es el vehículo más idóneo hoy para promover cambios sociales y estar preparado para el nuevo empleo que está llegando con la tercera revolución industrial.

“Espíritus animales” es un término acuñado en 1936 en el libro Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero. John M .Keynes utilizó en el manual ese símil para explicar que en ocasiones las decisiones de los agentes económicos están basadas en una irracional espontaneidad por actuar, en detrimento de un estudio ponderado de los beneficios o perdidas de esa decisión. Siguiendo la estela de ese consenso tácito por los emprendedores de las cuatro fuerzas políticas ahora toca no sucumbir a los espíritus animales que piden -como aquellos tambores de guerra- venganzas o desenterrar viejos odios. Más bien al contario toca usar lo que nos diferencia de los animales que es el sentido común. Hoy ese sentido común pide a los partidos políticos españoles de nuevo pensar en lo esencial, en lo que realmente importa que es mantener y mejorar las condiciones que hagan posible que España cree empleo y por tanto pueda ser un país donde vivir dignamente.


Iñaki Ortega es doctor en economía y Director de Deusto Business School

lunes, 4 de mayo de 2015

Los hackers buenos

(este artículo fue publicado originalmente en los periódico El Norte e Castilla y el Hoy de Extremadura los días 3 y 4 de mayo de 2015)

Los inversores privados que con su saber hacer y capital ayudan a los emprendedores son los llamados
business angels. Toman la forma “angelical” en contraste con los tiburones financieros que en las diferentes crisis financieras con sus ansias especulativas arruinaron a ahorradores y empresas. El término hacker del inglés “piratear”, necesita también una actualización porque cada vez son más los tecnólogos que están pasando de la informalidad de piratear como diversión a la defensa cibernética activa: son los hackers angels.

Porque es ya una realidad que los ciberdelitos acechan a las empresas. Cada vez son más frecuentes las informaciones relacionadas con ataques cibernéticos que sufren grandes empresas y organismos internacionales. Esas son solo las noticias más llamativas, pero lo cierto es que la mayor parte de los ataques informáticos se dirigen a las pymes, solo en España sufrimos  más de 70.000 agresiones cibernéticas en 2014, ostentando el triste honor de ser el tercer país del mundo en esta estadísitca.  Muchas de las empresas “asaltadas” comparten una misma característica: pequeños negocios cuya actividad está en la red y su  tamaño les impide estar alerta de las herramientas que les permiten defenderse de un ataque.

Si hoy en día cualquier negocio de los llamados tradicionales está protegido por alarmas o cámaras de vigilancia, debería tener el mismo sentido que aquellas empresas con exposición digital y en cuyas bases de datos disponen de información confidencial tuvieran las barreras y la ayuda adecuada frente a las nuevas formas de delincuencia informática.

La falta de inversión en seguridad informática por parte de las empresas menos grandes, tenga de ello la culpa la crisis o no es un hecho. A día de hoy muchas empresas están desprotegidas ante acciones de piratas informáticos y de sus programas maliciosos (badwares).   Es por esto que a los conocidos nichos de negocio para los innovadores y las nuevas empresas de base tecnológica, como son el internet de las cosas, la movilidad o la robótica, hemos de incluir ahora todo lo relativo a la ciberseguridad. 

La tecnología está generado agujeros de seguridad, en una pelea permanente en la que las empresas van por detrás de los delincuentes. Es importante que las pymes sean conscientes de los graves riesgos que les acechan y que tomen las precauciones oportunas para mantener a los ciberdelincuentes a raya con los hackers “buenos” de su parte


Iñaki Ortega, es director de Deusto Business School en Madrid

miércoles, 14 de enero de 2015

Futuro empieza por la letra C

(este artículo se publicó originalmente el día 14 de enero de 2015 en el suplemento Innovadores del periódico EL MUNDO)

En los numerosos análisis que estos días se han hecho sobre lo que nos deparará el año 2015 hay dos elemento coincidentes. Todos los pronósticos reconocen la complejidad  del escenario por los cambios que acontecerán. Por ejemplo, en la geo­estrategia  con el petróleo como protagonista,  en la política con el fin del bipartidismo o en la economía fruto de las disrupciones tecnológicas. Complejidad y cambios que hay una generación que está más preparada que ninguna otra para afrontarlos. Son los millennials, aquellos que nacieron entre finales de los 70 y los 80, que han crecido con la crisis como compañera y que precisamente por eso saben cómo lidiar con ella.

Los más reputados institutos y empresas han estudiado en todo el mundo la generación del milenio concluyendo que tres son los atributos que hemos de aprender de ellos y que casualmente empiezan por la letra “c” igual que los cambios y la complejidad que pretenden explicar:

I. Ciencia que aporte luz y respuestas  a las incógnitas del momento. Será necesario por ello tener una sólida formación en especialidades técnicas que los anglosajones han resumido en el acrónimo STEM  (Science, Technology, Engineering y Mathematics).

II. Crear empresas para emplearte y aportar riqueza a la sociedad en la que vives. Los millennials no emprenden por necesidad sino porque es la forma de ser coherentes con su forma de ser.

III. Colaborar entre emprendedores para solucionar los problemas que nos rodean. No es caridad y no es solo negocio, es ser innovador para salvar el mundo a través de la economía colaborativa y los emprendedores sociales.

Esta sencilla regla de las 3c la siguen millennials como Joaquín Muñoz que le acaba de ganar desde su pequeño despacho en Madrid la demanda del derecho al olvido al todopoderoso Google; José Luis Fernández un jovencísimo ingeniero que ha seducido a Microsoft con su startup de retos fotográficos; Sergio López dirigiendo desde Zaragoza un holding de 20 empresas tecnológicas en el que el trabajador más joven es él; Ángela Borreguero que ha dejado todo para irse a vivir a un recóndito valle cántabro y montar una empresa de ayuda domiciliaria o Pedro Rincón que con su emprendimiento social de descuentos está consiguiendo desde Sevilla una mejor vida para los parados de media España.

Son los millennials que están inventándose su empleo y están llamados a sacarnos de la crisis.


Iñaki Ortega es profesor de Deusto Business School y acaba de publicar MILLENNIALS, INVENTA TU EMPLEO (UNIR ediciones)

jueves, 21 de agosto de 2014

La regla de las cuatro E

(Esté artículo fue publicado originalmente en el Diario Montañés el día 21 de agosto de 2014)

Durante mucho tiempo se pensó que la prosperidad económica en un territorio solo podría llegar a través de una gran intervención: una inversión mastodóntica, la llegada de una multinacional, la organización de un gran evento internacional, incluso mediante la promulgación de una nueva ley o un cambio de gobierno. La realidad es tozuda y la experiencia de territorios dinámicos como Corea, Dinamarca o Canadá demuestra que los cambios no vienen de arriba sino de muchas pequeñas actuaciones sistémicas, los anglosajones lo llaman BottomUp.


Hace unas semanas se fallaron los premios del programa Nansa Emprende que, por cuarto año consecutivo, ha promovido la Fundación Botín en los valles cántabros más alejados de Santander, con epicentro en el Valle del Nansa, dentro  del programa Patrimonio y Territorio, con objeto de potenciar el tejido económico local y, por ende, empleo sostenible. Los proyectos emprendedores ganadores orientados a tres nichos de futuro: la alimentación saludable, la asistencia social y el turismo deportivo, ponen de manifiesto que los cambios empiezan desde abajo y que los emprendedores no han dejado de ser, como afirmó el siglo pasado el economista austriaco Schumpeter, los protagonistas de la actividad económica por su capacidad para prever el futuro.

Por suerte para  nuestro país, el apoyo a los emprendedores es hoy una de las prioridades de las instituciones públicas y privadas; sin duda hay que reconocer en este hecho el papel desempeñado por el actual Presidente del Gobierno de España y su determinación para que España contase con una Ley de Emprendedores, como la que se aprobó el año pasado. Pero apoyar a las nuevas empresas no significa que todo lo que se haga en materia de emprendimiento esté bien hecho. La positiva experiencia del programa Nansa Emprende, el estudio de los ecosistemas emprendedores más exitosos de todo el mundo y el riesgo de una cierta burbuja en este terreno por la inflación de actuaciones, nos lleva a recomendar el seguimiento de la regla de las cuatro Es para todos aquellos que quieran ayudar a los nuevos empresarios.

Primera E. Estorbos.  Jovellanos dejo escrito en su reforma agraria que la más importante tarea de las leyes era levantar los estorbos que impedían que la actividad económica fluyese. Más de dos siglos después de su cita, eliminar obstáculos a los emprendedores ha de ser la principal tarea de cualquier programa en la materia. Por ello la primera pregunta que se debe hacer a los emprendedores es cómo puedo hacerles la vida más fácil, eliminando un estorbo que depende de mí y que les impide crecer.

Segunda E. Emprender ligero. La multinacional japonesa TOYOTA aplicó los principios de lean manufacturing para,  a través de su productividad, convertirse en la empresa líder en automoción. Las más exitosas empresas en Estados Unidos han adaptado esos principios de Japón para hacer viables sus compañías, lo han llamado lean startup. Podríamos traducirlo al castellano como “emprender ligero” puesto que la clave para estos visionarios es no malgastar recursos en proyectos que no se sabe si tendrán respuesta positiva por parte del mercado. Emprender ligero permite cambiar el rumbo del proyecto sin grandes trastornos. Ellos lo llaman iterar o pivotar el plan de negocio. Esa coherencia ha de aplicarse también a los recursos dedicados a los emprendedores  por las instituciones: programas ligeros, que solo crecen si son exitosos, es decir si tienen respuesta  positiva de los beneficiarios.

Tercera E. Ecosistema. Al igual que los ecosistemas de la naturaleza son una serie de cadenas de interdependencia entre los organismos vivos y el medio físico, en economía los ecosistemas emprendedores son la clave para que las nuevas empresas surjan y finalmente generen empleo. Cualquier programa de intervención ha de fortalecer ese ecosistema y no romper el equilibrio entre sus agentes, a saber instituciones del conocimiento, administraciones públicas, grandes empresas y los propios emprendedores. Buscar el rédito a corto plazo y el protagonismo unilateral es síntoma de que no se está respetando la tercera E.

Cuarta E. Evaluar resultados.  De poco servirá nada de lo anterior si no disponemos de métricas objetivas que nos permitan saber si las actuaciones de apoyo a emprendedores están eliminando obstáculos, reforzando los agentes del ecosistema y lo más importante si están logrando retorno social en términos de empleo o bienestar social. Monetizar los resultados de los programas de apoyo a emprendedores también es una garantía para seguir obteniendo la confianza de los que finalmente asumen los desembolsos, que no son otros que los  contribuyentes, patronos, accionistas y los propios emprendedores.

Al igual que los principios de la física nos dicen que el agua siempre empieza a hervir por abajo,  en economía los emprendedores, cuyos planes examinamos en la Fundación Botín, con su capacidad innovadora, perseverancia, ilusión y conciencia social, son el motor que desde abajo puede promover el cambio hacia una sociedad más sostenible.

Iñaki Ortega, es director de programas de Deusto Business School.

José María Ballester, es director del programa patrimonio y territorio de la Fundación Botín.

sábado, 2 de agosto de 2014

Innovación abierta, una oportunidad

( Este artículo se publicó el día 2 de agosto de 2014 en el periódico El Norte de Castilla )

Por mucho talento y buenas ideas que haya dentro de una empresa siempre habrá más y mejores fuera de ella. No tener en cuenta este nuevo paradigma económico es desperdiciar oportunidades cuando no estar abocado a la bancarrota.

En la empresa, durante mucho tiempo, se pensó que las grandes ideas solo podían surgir en el seno de una gran compañía fruto de la acumulación de recursos y talento. En esa lógica las innovaciones debían de ser protegidas con patentes, con el secreto industrial o incluso aislando los laboratorios del resto de la organización, para mantener la exclusividad y así poder recuperar la ingente inversión


La economía de nuestros días basada en la capacidad de desarrollo de nuevos productos y servicios que permitan competir, ha demostrado lo erróneo de esa forma cerrada de pensar y actuar.

En 2003, Chesbrough, un profesor de Berkeley acuñó el término “Innovación abierta” para referirse  a una nueva concepción de la I+D que aprovecha no sólo los flujos de conocimiento de la propia empresa sino también del mercado. La idea es sencilla y, sin lugar a dudas, ha demostrado su eficacia en múltiples organizaciones y entornos: desde la generación de ideas para campañas publicitarias hasta el planteamiento de algoritmos para resolver una recomendación en una web, pasando incluso por la propuesta de tratamientos para curar la Diabetes. ¿Increíble? Pues es cierto. Emprendedores, en muchos casos ni siquiera contrastados expertos en el tema, con un bagaje diverso y con puntos de vista poco convencionales, son capaces de resolver problemas de un modo brillante y, además, con un coste que puede llegar a ser muy limitado para las organizaciones implicadas. La inteligencia colectiva es imbatible y sirve además de sumario de esta nueva forma de entender la innovación.

Son muchas las empresas en todo el mundo que se están beneficiando de este nuevo torrente de innovaciones: General Electric, 3M, Procter&Gamble y en España con Telefónica, BBVA y Ferrovial a la cabeza, son ya habituales las convocatorias abiertas al ecosistema emprendedor e innovador para que ayuden a resolver los numerosos retos a los que se enfrentan en estos momentos las grandes corporaciones.

La innovación abierta funciona. En muchos casos y de forma muy sobresaliente. Si nos centramos en la generación de ideas, parece sensato concluir que la apertura del proceso al exterior tendrá un efecto inmediato en el incremento exponencial del número de ideas lo que, por pura estadística, aumentará la calidad de la mejor idea obtenida en el proceso. Además, este tipo de procesos también fomenta la diversidad de las propuestas: la desemejanza de puntos de vista, implica esa mayor diferencia en las ideas, lo que también afecta en positivo a que la idea final sea mejor. Es la co-creación de la nueva economía que está surgiendo y es además una expresión de la llamada economía compartida o “sharing economy”.

Christensen, profesor de Harvard, afirmó en 1997 “aunque sigan los mejores métodos de gestión, las grandes empresas están abocadas a fallar si no son disruptivas; en esa tarea los emprendedores les pueden ayudar” El término disruptivo esta traído a la ciencia económica desde la física (“que produce ruptura brusca”) y no es más que una actualización del viejo pero muy actual paradigma de Schumpeter, uno de los padres de la economía moderna, que basaba en los emprendedores la supervivencia de la economía de mercado por su capacidad para innovar a través de la destrucción creativa. Algo que hoy  tienen muy presenten las grandes empresas en todo el mundo y en todos los sectores,  para no acabar destruidas por la creatividad de nuevos jugadores como Amazon, PayPal, AirBnb o Whatsapp.



Iñaki Ortega, es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

Juan José Nájera, es doctor en economía y vicerrector de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)


domingo, 5 de enero de 2014

La economía emprendedora

(Artículo publicado originalmente en el periódico ABC el día 5 de enero de 2014)


El país más pobre de Asia a mediados del siglo pasado es hoy el líder mundial en alta tecnología. Donde hace un siglo en la costa mediterránea había un desierto, hoy se sitúa la mayor concentración de innovación y talento del planeta. La nación sudamericana con la dictadura más extractiva en los años setenta se ha convertido en la referencia global de políticas gubernamentales inclusivas a favor de las startups. El estado europeo con más impuestos a los emprendedores hacia el año 1990 goza estos días de la tasa de actividad más alta gracias a la eliminación de trabas a la creación de nuevas empresas. En una granja cerca de la costa californiana, a finales del siglo XIX, quince profesores crearon una universidad que gracias a la iniciativa emprendedora de sus alumnos, docentes y con la ayuda de los diferentes gobiernos se ha convertido en el lugar donde han nacido y siguen naciendo las mejores empresas.


Los casos de Corea, Israel, Chile, Holanda y Silicon Valley demuestran que en economía el estado de las cosas puede cambiarse y no hay determinismos basados en la geografía, la cultura o la tradición política. El conocimiento se ha convertido en el factor de producción decisivo que está reconfigurando la estructura económica mundial. Y los emprendedores son el vehículo imprescindible para que ese conocimiento se trasforme en prosperidad. Por ello los países han de garantizar un entorno, orquestado desde lo público y lo privado, con un alto grado de libertad económica que incentive la iniciativa empresarial. La literatura económica ha definido esta tarea como la búsqueda de una “economía emprendedora”.



La presidenta de Corea lo ha llamado “economía creativa” y fundamenta su modelo en una educación de excelencia como motor de desarrollo e innovación empresarial. Lo que le ha permitido a esta nación asiática multiplicar un 400% su riqueza en apenas cincuenta años. Simón Peres bautizó a Israel como “la nación emprendedora” para lo cual trasformaron las granjas en incubadoras tecnológicas y los agricultores en científicos. Chile se cansó en 2010 de que los mejores se fuesen de su territorio y unió la fuerza de un programa gubernamental de atracción de emprendedores con fortísimos incentivos a un entorno institucional y territorial atractivo para crear “Startup Chile” que ha inspirado a los gobiernos del Reino Unido o Canadá a replicarlo en sus países. Holanda veía como se desincentivaba la iniciativa emprendedora con inasumibles cargas de seguridad social a empresas que apenas facturaban. Ante esta situación, el país acometió a finales del siglo pasado varias reformas inspiradas en el aforismo “pensar primero en pequeña escala”, que supusieron la eliminación de trámites y la rebaja de cargas fiscales y de seguridad social, especialmente para los emprendedores. Hoy, los Países Bajos se sitúan como una de las naciones con menor desempleo en Europa. Francia, por cierto, en 2008 emprendió una estrategia similar basada en reducir los costes de seguridad social para los emprendedores desde la aprobación del “estatuto del autoemprendedor” y logró escalar veinte puestos en el ranking del Banco Mundial sobre facilidad para hacer negocios. En Estados Unidos, hacia 1892, el fundador de la Universidad de Stanford, el corazón de Silicon Valley, cogió como lema “sopla el viento de la libertad”. Desde entonces, ese viento ha sido generado por el talento que ha egresado de esa institución, pero también por los sucesivos gobiernos federales con sus programas públicos de financiación a pymes, por los municipios del “Valle” con sus zonas libres de impuestos para emprendedores, con las actuaciones estatales que facilitaban la inversión de las grandes empresas y con el capital financiero más inteligente que por todo lo anterior se situó allí.


Son diferentes expresiones para una misma misión que Melchor de Jovellanos, hace ya más de 200 años, exigía a las leyes “remover estorbos que impiden la libre acción de la actividad económica”. En economía los milagros no existen, y solo propiciando las mejores condiciones para que el talento emprendedor nazca y crezca conseguiremos que España esté en la lista de esas “economías emprendedoras”. La buena noticia de la aprobación de la ley de emprendedores solo será recordada como el punto de inflexión hacia esa nueva economía si se consiguen políticas públicas eficientes en este terreno y se alinean con los valiosos programas de innovación abierta de las grandes compañías españolas y con una educación que promueva actitudes emprendedoras.



Iñaki Ortega es director de Madrid Emprende y profesor de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja)




martes, 5 de noviembre de 2013

Los diez mandamientos

(Artículo publicado el 16 de noviembre de 2013 en Yo Dona)


Aunque este decálogo no aparece en el libro del Deuteronomio, tampoco ha pasado por las manos del profeta Moisés, ni mucho menos ha sido redactado por Yahvé y por supuesto nunca fue esculpido en piedra en el Monte Sinaí... Lo que si es seguro es que estos diez consejos han de ser cumplidos «religiosamente» por cualquiera que quiera emprender.

1. Busca una especialidad para emprender que domines, un nicho en el que seas especialista y estés BIEN PREPARADO.

2. Además es imprescindible que TE GUSTE lo que hagas como emprendedor, que disfrutes con el trabajo y con el sector elegido. Porque vas a tener que trabajar muchas horas.




3. NO emprendas SOLO, busca socios, no amigos, y con habilidades distintas a las tuyas.

4. No te obsesiones con obtener financiación de bancos o fondos de inversión. Dedica todas tus energías a BUSCAR CLIENTES.

5. BOOTSTRAPPING: Hay que emprender con pocos recursos y con mínimos gastos.

6. PRODUCTO MINIMAMENTE VIABLE. No te enfangues meses en tener un producto o servicio perfecto. Tienes que ser eficiente (lean) y salir cuanto antes al mercado para conocer si tu negocio tiene interés. ¡El primer iphone no tenia email!

7. GOLUM. No te enamores de tu idea o la trates como un tesoro a esconder. Estamos en la era de la Open Innovation. Que todo el mundo la conozca porque te ayudaran sus opiniones

8. CUIDA TU IMAGEN online y offline. Que tus presentaciones en papel y en persona estén trabajadas y trasmitan tu mejor imagen.

9. VALIENTE. No hay nada que perder por fracasar sino que no hacer nada es el mayor error. Fallar es el principio del éxito.

10. Aprovecha el ECOSISTEMA emprendedor: las muchas oportunidades y ayudas que las administraciones públicas, universidades y las grandes empresas ofrecen hoy a las startups.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Startup Manifesto

(Este manifiesto por el emprendimiento y la innovación para impulsar el crecimiento en la UE ha sido firmado por el autor de este blog y puedes adherirte en la web www.startupmanifesto.eu)

Las condiciones económicas en Europa siguen siendo un gran reto teniendo en cuenta que la Comisión Europea prevé que el PIB de la Eurozona se contraerá un 0,4% este año. Sin embargo, la creciente relevancia del crecimiento económico impulsado por Internet podría transformar esta situación, ayudando a mejorar las vidas de millones de personas, creando nuevos empleos, nuevos conocimientos y esperanzas renovadas para un futuro mejor.


Según Boston Consulting Group, está previsto que la economía de Internet en los mercados desarrollados del G-20 crezca a un ritmo anual del 8% en los próximos 5 años. En los mercados emergentes, se espera que el crecimiento anual sea del 18%. Estos porcentajes superan con creces los de los sectores tradicionales. La tecnología digital, que ya no se limita a las empresas de alta tecnología, está dando lugar a la reinvención de todos y cada uno de los sectores, con la promesa de crear nuevos empleos y riqueza.

Esta tendencia de crecimiento puede ayudar a que Europa mejore sus perspectivas de futuro, ayudándola a emerger con más fuerza, más ágil y más próspera. Pero es necesario tomar más acciones para superar todos los obstáculos que amenazan con dificultar el progreso y minar el potencial de este sector vibrante y floreciente. Debemos asegurarnos de que contamos con las políticas, modos de trabajo y la ambición necesarias para tener éxito. Necesitamos abordar el hecho de que Europa continental actualmente no crea nuevas empresas destinadas al crecimiento, como ocurre en otras partes del mundo, ni produce emprendedores que confíen lo suficiente en el entorno que sus propios países pueden ofrecer a las startups.

Los días en los que confiábamos en las grandesempresas o en el estado para la creación de empleo han llegado a su fin. Muchos de los empleos perdidos en los últimos años nunca volverán en su antigua forma. El emprendimiento, que ha sido el motor de crecimiento en Estados Unidos, no se ha fomentado de una manera eficaz o sistemática en Europa. Crear más empresas y startups requiere más que un cambio en las políticas. Requiere un cambio de mentalidad.

La vicepresidenta de la Comisión Europea Neelie Kroes ha creado The Startup Europe Leaders Club, un grupo independiente de fundadores en el área del emprendimiento tecnológico, que proporciona orientación para fortalecer el entorno empresarial de los emprendedores del sector web en Europa. En marzo de 2013, los invitó a desarrollar un manifiesto para el crecimiento económico. Desde junio de 2013, se han ido reforzando las recomendaciones iniciales basadas en las primeras experiencias de los emprendedores de éxito en el sector web con el apoyo y la colaboración del Founders Forum en Londres, una comunidad formada por los mejores emprendedores a nivel global, CEOs selectos y motivadores, así como inversores clave en los medios y en la tecnología.

Basándonos en la experiencia combinada de docenas de europeos que tuvieron la suerte de imaginar, construir y hacer crecer negocios de éxito — negocios que han creado miles de empleos — hemos extraído 22 acciones que, si se toman en conjunto, pueden dar a las empresas europeas una gran oportunidad de éxito en el futuro. Ahora, hacemos un llamamiento a los emprendedores, inversores, asesores y a otras partes interesadas en Europa para que se sumen a este diálogo y compartan su visión sobre el manifiesto, para así ayudar a avanzar hacia la adopción de este plan de crecimiento digital singular en la UE. Nuestras recomendaciones son:


1. Educación & Habilidades

La Comisión Europea ha declarado que es necesario un mayor esfuerzo para dar acceso a todos los niños a formación en las TIC. Un estudio reciente basado en 190.000 encuestados de 27 países 4 puso de manifiesto que un 20% de los alumnos de educación secundaria nunca (o casi nunca) ha utilizado un ordenador en clase y los conocimientos informáticos de los profesores son insuficientes. Recomendamos lo siguiente:

Lograr que los profesores tengan competencias digitales y estén a la altura de este reto.

Las tecnologías digitales ya no están limitadas a los ordenadores o a las telecomunicaciones. En la actualidad, están presentes en todos los aspectos de nuestras vidas, desde la investigación histórica, pasando por la formación en arte o en matemáticas avanzadas, estudios de geografía, etc.. Nuestros hijos nacen en un mundo digital que no existía en la época de sus profesores. Si queremos que la próxima generación utilice las tecnologías digitales para construir un mundo mejor, tenemos que asegurarnos que las personas responsables de orientar y enseñar a los niños se sienten cómodos y tienen la capacidad de usar las tecnologías digitales.


Enseñar a los niños los principios, los procesos y la pasión por el emprendimiento desde edades tempranas.

Si queremos que los más jóvenes creen sus propias empresas, necesitamos enseñarles cómo hacerlo. Tenemos que animarlos e inculcarles la pasión (y el orgullo) por hacerlo. No podemos esperar que cada niño o niña de 12 años cree su propia empresa, pero sí deberían saber qué significa tener una idea, validarla y crear algo que puedan ofrecer a otras personas como producto o servicios. Las herramientas y el conocimiento están ahí. Sólo necesitamos asegurarnos de que esa pasión existe.

Animar a los estudiantes universitarios a empezar un negocio antes de graduarse.

En Estados Unidos muchos estudiantes emprenden un negocio antes incluso de haberse graduado (esto pasa por ejemplo con el 20% de los estudiantes de CalTech, Stanford y Berkeley). Esto sirve para que los estudiantes se formen una idea de cómo es crear y gestionar un negocio al mismo tiempo que permanecen en un entorno protector y estructurado que actúa como una “red de seguridad” en caso de que fallen sus planes. Cuando terminan la universidad, la mayoría de los estudiantes ha perdido ya las ganas de correr riesgos, y con ellas, desaparece también la posibilidad de que creen o se unan a una startup. Las universidades deberían crear más cursos de emprendimiento y establecer una red de Viveros / Centros de Estudiantes Emprendedores (a través de una sociedad si fuera necesario) que puedan proveer a los estudiantes del apoyo y financiación necesarios para convertir sus ideas en realidad.

Preparar a los graduados para un mercado laboral radicalmente diferente.

Las habilidades que se requieren hoy en día para prosperar en el mercado laboral son muy distintas de las de hace apenas una década, pero la mayoría de universidades han hecho muy poco para cambiar su currículum o dotar a los graduados de nuevas herramientas y capacidades. A corto plazo (12-24 meses), los países de la UE deberían ofrecer un “curso de certificado digital” que ayude a los graduados a adquirir las capacidades digitales básicas para que sean más valiosos ante un posible empleador. A medio plazo (2-3 años), los países de la UE deberían asegurarse de que sus universidades añaden algún componente digital a todas las materias que imparten. También habría que tener más en cuenta a los estudiantes universitarios y proporcionarles un apoyo estructurado para que puedan conseguir experiencia en empleos a tiempo parcial, trabajos de verano y prácticas para complementar su formación académica. Esto les aporta una valiosa experiencia en empresas que les permite desarrollar habilidades transferibles y mejorar su capacidad para encontrar un empleo.

Animar a las grandes empresas a proporcionar formación para el público general.

Mientras que se suele poner el enfoque en la escasez de habilidades en el campo de la informática y la tecnología, las empresas no sólo están formadas por programadores. También hay una escasez igual, si no mayor, en las habilidades de gestión y comunicación en la UE. Para crear y hacer crecer una empresa, los emprendedores necesitan managers, personal de ventas, responsables de RRHH y otros profesionales que puedan ayudarles a hacer crecer sus negocios. Las grandes corporaciones se han convertido en auténticas expertas en dar formación en este tipo de habilidades y se debería fomentar el que abriesen sus programas e instalaciones de formación a un público más amplio. Aquellos que se benefician de este tipo de formación deberían ser animados a unirse a startups, en lugar de fundarlas (startups que pueden haber sido fundadas por corporaciones). Las compañías pueden contribuir con mucha más eficacia que el propio gobierno, ya que conocen de primera mano el entorno en el que las personas pueden aprender a través de la práctica.


2. Acceso al talento

McKinsey ha identificado un salto cada vez más grande entre las necesidades de los empleadores y las habilidades de los empleados. El 26% de los empleadores tienen dificultades para completar los puestos que ofrecen por falta de talentos. Muchos emprendedores aspirantes se marchan de Europa a buscar fortuna en otro sitio. Hay unos 50.000 alemanes en Silicon Valley, y se estima que en el área de la bahía de San Francisco hay 500 startups fundadas por franceses. Por lo tanto, nosotros recomendamos:

Convertir Europa en el lugar más adecuado para que las personas con talento y más cualificadas puedan crear una compañía y conseguir un empleo creando un visado paneuropeo para startups.

Este visado facilitará la creación de empresas en Europa por parte de ciudadanos extracomunitarios, así como la contratación de ciudadanos no comunitarios por empresas europeas.

Facilitar la contratación de las empresas fuera de sus países de origen.

Europa ha hecho mucho para hacer el mercado laboral fluido – cualquier europeo puede trabajar en cualquier país de Europa. Pero el mercado de contratación — la habilidad de una empresa para contratar en un país de la UE fuera del mismo – sigue siendo complejo y caro. Esta forma de empleo remoto, en la que la empresa contrata uno o más empleados fuera del mercado nacional va a aumentar. Tenemos que hacer que sea más fácil contratar a personas sin establecer una filial local.

Hacer que para las empresas sea más fácil prescindir de sus empleados.

Las necesidades de los negocios cambian. La demanda del mercado fluctúa. Los empleados no siempre mantienen su potencial o cumplen con lo que se espera de ellos. Para que las empresas europeas sean realmente competitivas, necesitamos que les resulte más sencillo dejar marchar a sus empleados y despedir a aquellos que están por debajo del nivel esperado. Para muchas empresas de todo el mundo que están pensando en abrir una nueva oficina en la UE, uno de los principales motivos por los que se muestran reacios a ello es la posibilidad de verse estancados con una plantilla de trabajadores que no son capaces de adaptarse a la realidad de los mercados de hoy y mañana.

Traer los mejores "cerebros" de vuelta a casa.

Virtualmente todos los países de la UE han visto con desesperación cómo algunas de sus mejores y más brillantes mentes se han marchado a EEUU. Esta “fuga de cerebros” ha tenido un impacto negativo en todos los aspectos de nuestra economía, dejando un gran vacío en cuestiones de liderazgo e investigación avanzada, así como en sectores académicos básicos, por nombrar algunos. Los países de la UE tienen que lanzar campañas dirigidas a este público, destinadas a traer el talento de vuelta a casa, a través de becas de investigación, soporte logístico y reconocimiento público.


3. Acceso al capital

El descenso de las inversiones en capital riesgo es alarmante, prácticamente se ha reducido a la mitad tanto en la zona euro como en la Unión Europea en su conjunto desde 20087. La reducción de estas inversiones en fases más avanzadas es aún más acusada, también en la zona euro y toda la UE en general. En consecuencia, recomendamos lo siguiente:

Incrementar la inversión en startups, tanto privada como institucional.

Ofrecer una serie de ventajas fiscales a aquellos inversores que compren acciones en compañías de alto riesgo, como los beneficios que ya se introdujeron en el Reino Unido por el EIS (Enterprise Investment Scheme) y el SEIS (Seed Investment Scheme Actualmente, muchas startups europeas necesitan buscar financiación fuera de su país, y muchas veces también incluso fuera de Europa. Cuando se consiguen los fondos necesarios, en la mayoría de los casos se exige al equipo que se traslade al país del que provienen estos fondos. Esto supone una fuga de talentos a corto plazo y también la pérdida de capital a medio y largo plazo.

Además, se debería tomar alguna medida para animar a los que han montado un negocio próspero a reutilizar la riqueza que han generado invirtiéndola en aquellas empresas que están emprendiendo, y que pueden convertirse en las historias de éxito empresarial del mañana. Existen múltiples opciones, como el ejemplo israelí de permitir a los business angels que reconozcan sus inversiones en startups como pérdidas en el mismo año de la inversión, concediendo así una exención tributaria a aquellos que tengan rendimientos de capital en otros negocios o startups; o permitir a los inversores una deducción del impuesto sobre el patrimonio si invierten en una pequeña empresa de la UE.

Facilitar que las empresas de gran crecimiento puedan recaudar capital a través de los mercados públicos.

Hacer que estos mercados sean una fuente de capital más accesible y atractiva para este tipo de empresas, similar al segmento de alto crecimiento del London Stock Exchange. Además, dada su considerable contribución a la economía, recomendamos la creación de una categoría dedicada plenamente a Internet y Móvil en los mercados de valores de la UE, reduciéndoles a las empresas europeas los incentivos para que salgan a bolsa en EEUU, basándonos en la rentabilidad del sector y ayudando así a contrarrestar las reticencias que pueda tener cualquier inversor.

Comprar más a las pequeñas empresas.

Las ayudas del Gobierno son una de las maneras de ayudar a prosperar a las pymes. Otra es asegurar que el propio gobierno contrate más servicios con estas empresas. En toda la UE, la mayoría de los contratos públicos se firman con grandes compañías, a menudo multinacionales. Para muchos emprendedores, vender sus servicios al estado es prácticamente imposible. El proceso de adjudicación de estos contratos es complejo y los proveedores actuales se han atrincherado de tal manera que muchos emprendedores, ante la idea de tener que competir con ellos, se desaniman sin ni siquiera haberlo intentado. Si los gobiernos de la UE quieren poner en marcha los motores del crecimiento en sus países, deberían comprometerse a cambiar un porcentaje de sus contratos de adjudicación a empresas más pequeñas.

Instituir una E-Corp: un nuevo tipo de corporación común en Europa.

Constituir una empresa tiene sus propios obstáculos en cada país de la UE. Algunos requerimientos que tuvieron sentido en su momento, como exigir una cantidad mínima de dinero para lanzar el negocio, no tener acceso a las acciones o el cumplimiento de requisitos legales complejos incluso para montar el negocio más pequeño, ahora no son más que un impedimento a la creación de nuevas empresas. Recomendamos la creación de un nuevo tipo de corporación, la E-Corp, que unifique los requerimientos en toda la UE, y que además la puede crear cualquiera en menos de 24 horas. Esto simplificaría no sólo la creación de nuevas empresas sino que también facilitaría el flujo de inversiones entre países, es decir, inversores de un país invirtiendo en compañías de otro.

Gravar las opciones sobre acciones como rendimientos del capital, no como renta.

En Europa, las opciones sobre acciones que se otorgan a los empleados en una empresa normalmente se gravan como impuestos sobre la renta, reduciendo su atractivo como mecanismo utilizado tanto para atraer el talento como para recompensar la toma de riesgo. Nuestro consejo es que las opciones sobre acciones ofrecidas por las empresas europeas se graven como rendimientos del capital, y no como renta ordinaria.


4. Políticas de protección de datos, seguridad y privacidad.

Las regulaciones europeas en materia de protección de datos están anticuadas. Es muy fácil que una empresa se vea afectada por una brecha de privacidad, lo que para empezar le disuade de intentar acceder a la UE. Por una parte queda mucho trabajo por hacer para proteger a los consumidores de manera consistente y efectiva, y por otra la mayoría de los gobiernos de la UE se está demorando a la hora de facilitar el acceso a algunos datos públicos, lo que sería fundamental para mejorar sus servicios y reducir costes operativos. Por lo tanto, recomendamos:

Revisar y normalizar las leyes de protección de datos.

La ausencia de una ley unificada de protección de datos en Europa genera obstáculos innecesarios para las empresas que intentan hacer negocios con y a través de la región. Éste es uno de los motivos por los que tan sólo el 12% de todas las transacciones realizadas en Internet por consumidores europeos son transnacionales. En general, las leyes europeas son mucho más restrictivas que las estadounidenses, lo que sitúa a las compañías estadounidenses y a EEUU en su conjunto en una posición ventajosa en lo que de otra manera debería ser un terreno de juego equilibrado y justo. Abogamos por una nueva ley europea de protección de datos y su adopción por todos los países de la UE.

Eliminar el requisito que exige a los proveedores de datos almacenar la información en un país en concreto.

Teniendo en cuenta que actualmente una gran cantidad de información y de sistemas se está trasladando de instalaciones en servidores locales a la nube, exigir a las empresas que operan en la UE que tengan sus servidores en ese mismo país es una estrategia obsoleta que eleva los costes, aumenta las barreras para liberar el comercio y reduce la adaptabilidad.

Hacer públicos los datos estatales.

La paradoja de la información pública en la UE es que muy poca es realmente pública. Desde el transporte a Hacienda, pasando por otro tipo de información sensible, hacer los datos estatales más accesibles aumentaría el nivel de transparencia y confianza, así como el compromiso, la autonomía e igualdad ciudadanas. Además, sacar esos datos públicos a la luz permitiría a las empresas más innovadoras introducir nuevos productos y servicios que a la larga reducirían la dependencia del gobierno central y al mismo tiempo crearían nuevos negocios.

Hacer que los gobiernos piensen de manera digital.

Para mantener unos niveles de relevancia y eficacia aceptables en una época de financiación pública y presupuestos reducidos, los gobiernos tienen que “pensar digitalmente” para reducir costes y a la vez mejorar los servicios ciudadanos. Las instituciones y administraciones públicas deberían operar en una plataforma tecnológica única, siguiendo los mismos principios tecnológicos que son igual de buenos, o incluso mejores que otras plataformas que utilizan hoy en día los ciudadanos de manera habitual.


5. Ser referentes del sector.

Europa cuenta con muchas historias exitosas de emprendedores, talentos increíbles y algunas ideas sorprendentemente innovadoras. En la mayoría de países hay docenas de empresas tecnológicas preparadas para salir a bolsa con la intención de conseguir capital en la economía global de Internet, pero necesitamos más y también necesitamos que las empresas que han nacido en la UE prosperen aquí en vez de buscar fortuna en América. Por eso, recomendamos lo siguiente:

Iniciar un cambio de mentalidad en Europa en lo que se refiere a la definición de éxito.

En nuestra cultura se admira a los personajes célebres y a los deportistas, músicos y actores. También deberíamos admirar a los emprendedores que tienen un impacto real en el modo de vida de las personas. Necesitamos que todo el mundo se entusiasme con la innovación y el emprendimiento, no solamente los profesionales del ámbito tecnológico. Esto significa promover el camino hacia el emprendimiento como una carrera alternativa fiable, y admirar a los emprendedores de negocios exitosos como si fueran héroes. También significa democratizar las herramientas y procesos necesarios para emprender nuevos negocios y ofrecérselos a todo aquel que tenga las ganas y el coraje de empezar uno.

Nombrar a un Chief Digital Officer para cada país de la UE.

El impacto de designar a un defensor digital por cada estado miembro para ayudarles a promocionar los beneficios de una sociedad digital ya ha quedado probado, pero no es suficiente. Los CDO permanentes y a tiempo completo permitirán asegurar que la innovación digital tiene su impacto sobre todos los sectores y abre el gobierno hacia una mayor transparencia y colaboración para con sus ciudadanos.

Crear un repositorio de “mejores prácticas”.

Proporcionar un recurso para que los gobiernos locales y nacionales puedan compartir los mejores “hacks” que encuentren con el fin de conseguir un impacto inmediato.

Establecer un Foro Digital Europeo.

Reunir a emprendedores, políticos y creadores de políticas para alcanzar un entendimiento y unos objetivos comunes que permitan llevar el manifiesto a la práctica.


Tenemos la esperanza de poder reflejar las diferentes visiones y perspectivas de emprendedores, inversores, asesores y otras figuras clave del ecosistema tecnológico y digital en Europa, ya que esto asegurará que las propuestas sean sólidas y con una aplicación práctica. Estamos trabajando por conseguir tantos registros y expresiones de apoyo como sea posible.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cancel, abort or retry

(post publicado originalmente en www.ticbeat.com el 25/09/13)

Todo el mundo con un mínimo kilometraje en el entorno informático se ha encontrado alguna vez con el dichoso diálogo cancel, abort or retry, con el que el sistema nos indica que algo ha fallado al introducir un comando. Aunque no siempre resulta, lo normal es que en esta situación pensemos que vale la pena probar al menos una vez más  antes de desistir. Por desgracia, el retry todavía no es una opción atractiva en España fuera del mundo de los ordenadores.
Es un hecho que cuanto más rompedor y ambicioso es un proyecto más probabilidades hay de que acabe malográndose. Por eso el mundo de las nuevas tecnologías, que es la punta de lanza de la revolución que nos está metiendo a marchar forzadas en la sociedad de la información, está plagado de grandes fracasos.
En Internet abundan las listas con los desastres más estrepitosos en el ámbito de las TIC –algunos, por cierto, protagonizados por las empresas fundadas por los mayores emprendedores de todos los tiempos–, pero éstos no son ni la milésima parte de los que ha habido debido a que normalmente lo que falla se acaba extinguiendo sin apenas repercusión.Silicon Valley, de hecho, se ha construido más a golpe de metedura de pata que de éxito porque  empresas como HP, Oracle, Apple, Cisco, Yahoo! o Facebook son el resultado de un caldo de cultivo en el que todas las semanas desde hace décadas se administra el bautismo y la extremaunción a nuevas startups.
Un bucle infinito de prueba y error; así es como hay que entender el funcionamiento de este lugar del globo tan particular. De este modo, lo que está detrás del éxito del epicentro de la cultura startup es paradójicamente el fracaso, o para ser más exactos su aceptación como algo natural cuando alguien arriesga. Claro está que la Universidad de Stanford, la generosa financiación de las agencias federales y  la industria del venture capital son factores importantes, pero es la sana costumbre de no etiquetar a los que tropiezan, e incluso de encumbrarles por habérsela jugado y aprendido con algo que merecía la pena, lo que  marca la diferencia con lo que ocurre en otras latitudes.
En España  hasta hace poco sólo estaba bien visto caerse cuando uno aprendía a montar en bicicleta,  y pese a que poco a poco nos movemos hacia una cultura más tolerante con quienes arriesgan, todavía no nos hemos desprendido de un hábito tan inveteradamente nuestro como colgar sambenitos.
Como prescriben los métotos Agile o Leanlo importante es estar preparado para cometer, no una, sino mil equivocaciones a la hora de sacar adelante un proyecto. Por eso resulta esencial que el entorno, como pasa en el valle californiano, libre al emprendedor de la amenaza de recibir un fatídico “te lo dije” y  refuerce su comportamiento audaz.
La receta, pues, es clara; si eres emprendedor no dudes nunca en reivindicar tu derecho a equivocarte y si eres profesor, padre o amigo de emprendedores hazles ver que más importante que tener éxito es intentarlo tener. Sólo así lograremos que de una vez por todas se desbloquee la opción retry que ha hecho de  San José y sus alrededores la cuna de la mayoría de las tecnologías que utilizamos a diario.