(este artículo se publicó originalmente el día 10 de septiembre en el Heraldo de Aragón)
El efecto Reina
Roja es una hipótesis que se usa en la teoría evolutiva para describir la necesaria adaptación continua de
las especies para mantener el statu quo con su entorno.
«Para un sistema evolutivo, la mejora continua es necesaria
para mantener su ajuste a los sistemas con los que está evolucionando» es descrito de este
modo el efecto por los académicos. El término está tomado de la obra de Lewis
Carrol que inventó en su célebre Las
aventuras de Alicia, el país de la Reina Roja. Alicia lo visita y la Reina
le agarra de la mano y se ponen a correr a toda velocidad, la sorpresa de la
niña es que a pesar de su esfuerzo no se mueven de su sitio. La Reina le
explica que en su país no basta con correr para avanzar porque como
su tierra se mueve hay que hacerlo pero mucho más rápido para no
quedarse atrás o en el mismo sitio.
Vivimos en un momento
de muchos cambios sociales y económicos que nos exigen movernos para no
quedarnos desactualizados, precisamente por ello hace unas semanas Ibercaja
organizó en la sede de la CEOE en Madrid un seminario en el que tuve el honor
de participar para desterrar una serie de mitos sobre el emprendimiento ante
una audiencia de directivos y empresarios.
Durante mucho tiempo
se han tenido ancladas cinco percepciones sobre la actividad empresarial. A
saber, innovar con éxito solo es posible en una gran empresa. Las generadoras
de empleo son las grandes corporaciones. La colaboración entre pymes y
multinacionales es una quimera. Los emprendedores son aprendices de empresarios
y por último apoyar a las empresas y el emprendimiento es una cuestión que
corresponde a los partidos de derechas. La velocidad de los cambios de los
últimos tiempos nos ha impedido darnos cuenta que las cinco afirmaciones
anteriores son ya cinco mitos falsos del emprendimiento que conviene
desenmascarar no solo para salir de nuestro error sino sobre todo saber
aprovechar el momento.
Primer mito. Solo se puede innovar en una gran empresa. Coincidiendo con
la década de los años 70 se instauró en nuestra mentes que las multinacionales
son las corporaciones más eficientes ya que por su tamaño pueden lograr
economías de escala. En cambio las pymes son incapaces, por ejemplo, de innovar
ya que carecen de esos ingentes recursos. Pero la globalización ha hecho migrar
la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento. Además los
cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala,
aumentado la competencia en los mercados y mejorado la capacitación de los
agentes económicos, lo que ha beneficiado a las nuevas empresas. Ejemplos se
encuentran en todos los sectores y basta con echar un vistazo a las listas de
las más importantes empresas para darnos cuenta que muchas de ellas no existían
hace muy pocos años y han sido capaces de escalar innovando en sus productos y
servicios desde la pequeña escala. Las conocidas como empresas GAFA, Google,
Amazon, Facebook y Apple son un buen ejemplo de ello.
Segundo mito. Las pymes no crean empleo. La obsesión de
los gobiernos por atraer las sedes de grandes multinacionales a sus territorios
con todo tipo de incentivos con la esperanza de que esas inversiones
reactivasen la economía y sobre todo el empleo llevó a situar en el imaginario
de los ciudadanos a la gran empresa como el maná de la creación de puestos de
trabajo. Pero no hace falta irse a los informes que desde los años 80 del siglo
pasado publica la oficina del censo estadístico de Estados Unidos para
certificar la falsedad de esa afirmación sino basta con leer el último boletín
trimestral de Cepyme que acredita que las pymes crearon el doble de empleos que
las grandes empresas de abril a mayo a junio de este año.
Tercer mito. Es imposible colaborar grandes y
pequeñas empresas. Como si hablásemos de dos especies que no pueden convivir, las
startups y las grandes empresas parecía que no podían trabajar juntas porque el
poderío de las segundas acabaría con las primeras. Ha tenido que llegar el
fenómeno del emprendimiento corporativo para darnos cuenta de lo equivocados
que estábamos. Hoy las mayoría de las corporaciones se han dado cuenta,
como dijo hace muchos años el fundador de Sun Microsystems, que por mucho
talento que tengas en tu empresa siempre habrá más y mejor fuera de ella. De
hecho no existe hoy una gran corporación sin un programa de colaboración para
innovar junto a startups.
Cuarto mito. Los emprendedores son jóvenes aprendices de la
profesión de empresarios. De hecho las patronales han alimentado este mantra
minusvalorando, torpemente, el término emprendedor que sin embargo goza de gran
prestigio social. Torpemente porque ni son tan jóvenes, como confirma el
informe GEM la media de edad de los emprendedores en nuestro país se sitúa en
los 35 años; ni los sectores que eligen para emprender porque los dominan como
nadie, por ejemplo la industria 4.0, parece que no tengan futuro. En los
países más dinámicos del mundo lo tienen claro y los emprendedores son los
referentes sociales.
Quinto mito. Apoyar el emprendimiento es una cuestión ideológica. Únicamente los
llamados partidos liberales o de centro derecha están por potenciar a los
emprendedores, sin embargo hace unos meses cuatro profesores de Deusto e Icade
Business School nos lanzamos a analizar los programas electorales en materia de
innovación y emprendimiento de los cuatro grandes partidos españoles: PP, PSOE,
Podemos y Ciudadanos. Nuestra investigación nos llevó a echar por tierra
alguno de los estereotipos sobre los partidos de derechas e izquierdas en
relación con la actividad emprendedora. Ni los más liberales en España están en
contra de la intervención de lo público en la actividad económica, ni tampoco
los cercanos a las posiciones más izquierdistas niegan el papel de las empresas
como vehículo del progreso. Además todos esas fuerzas políticas apoyaban sin
ambages la figura del emprendedor.
Al parecer la niña
protagonista de Alicia en el país de las maravillas, tenía 11 años,
precisamente esa es la edad que tienen los más jóvenes representantes de la
generación que ha sustituido a los millennial, aquellos nacidos a partir del
año 1994. Estos chicos y chicas de la denominada generación z no tendrán en sus
cabezas estos cinco lastres respecto de la actividad emprendedora, de hecho ya
eligen emprender como primera opción cuando les preguntas en qué les gustaría
trabajar en el futuro. Una buena noticia para el futuro de nuestro país.
Iñaki Ortega es profesor de la Universidad de Deusto