(este artículo se publicó originalmente el día 25 de diciembre de 2017 en el diario La Información dentro de la columna #serendipias)
Esta semana me he acordado varias veces de la frase en inglés “el elefante en la habitación”. La expresión alude a un tema espinoso que todo el mundo conoce pero del que nadie se atreve a hablar, con lo cual se hace el silencio y se finge que no existe. El modismo también se aplica a un problema o riesgo obvio que ninguna persona quiere discutir. Se basa en la idea de que sería imposible pasar por alto la presencia de un elefante en una habitación. Por ello las personas que simulan que el paquidermo no está, han elegido evitar lidiar con el enorme problema que implica su simple asunción.
Elephant in the room es definido por el diccionario de Cambridge como un problema obvio sobre el que nadie quiere discutir y se ha incorporado al idioma español como una expresión metafórica que hace referencia a una verdad evidente e incómoda que es ignorada. El origen de la expresión viene de un famoso cuento de la India. Al parecer fue usado por los budistas y los hindúes como parábola en sus religiones para enseñar que no todo es fácil de explicar y que no todos vemos lo mismo siempre.
En un templo en medio de las junglas más profundas de la India, vivían cuatro jóvenes monjes y su sabio maestro. Un día los discípulos se pusieron a discutir sobre cómo era Dios. Cada uno tenía su propia versión, mientras uno decía que era "bueno", los otro decían que era "severo" o "justo", menos su viejo profesor quien permanecía en silencio. Cansado de la discusión y viendo la oportunidad de enseñarles algo, les pidió que se pusieran una venda en los ojos y entraran en una habitación para explicar que había dentro. Cada uno tenía asignado un sitio y no podían moverse de él. Los cuatro monjes entraron intrigados y tras cinco minutos salieron y contaron lo que pensaban que había dentro de la habitación usando para ello solo el tacto. El primero habló de una serpiente, el segundo creyó estar en un enorme barco porque tocó unas velas. En cambio para el tercero solo había un cuarto vacio porque posó sus manos en una rugosa pared. Por fin, el último tenía claro que dentro había un árbol con un ancho y húmedo tronco.
El maestro sonreía mientras les quitaba las vendas. Cuando los hizo pasar a la habitación sus alumnos no se lo podían creer. Ahí había un enorme elefante. La serpiente era la trompa, las velas del barco eran las orejas, la pared era la tripa y el tronco del árbol una pata. Entonces el anciano maestro les explicó: “Alumnos míos, cada uno habéis podido observar al elefante desde un punto de vista. Si hubierais escuchado a vuestros compañeros en vez de creer que cada uno de vosotros tenía toda la razón quizás lo hubierais adivinado. Cada uno tiene su verdad, pero mejor que pelearos, es más fácil hablar y conocer esa verdad desde todas sus perspectiva”.
En apenas tres días la casualidad hizo que apareciesen varios de esos elefantes en España. El jueves 21 de diciembre las elecciones catalanas pusieron al PP frente a la realidad de que en la comunidad autónoma de España más rica, tiene un apoyo residual entre otras razones por un candidato que no parece el más adecuado. El viernes 22 de diciembre el bitcoin se desplomó un 30% tras haber alcanzado en solo 11 meses una revalorización del 1.400%. La polémica criptomoneda llegó a perder en algún momento de ese día la mitad de su valor e hizo que se les cayera la venda de los ojos a miles de inversores en todo el mundo. La última serendipia se produjo el sábado 23 de diciembre cuando el Real Madrid fue humillado en el Santiago Bernabéu por su eterno rival. El FC Barcelona demostró a los directivos del club madrileño y a los millones de espectadores que siguieron “el clásico” que la zaga merengue tiene un problema que ya no puede obviarse.
Rajoy tiene un elefante en su habitación con el PP catalán desde hace años. El bitcoin ha sido capaz de movilizar billones de dólares pero como el elefante de la expresión nadie entiende la tecnología que lo soporta. Benzema no marca los goles que un club como el suyo necesita pero su entrenador no ve el elefante a pesar de la evidencia.
No solo el idioma inglés recurre a los elefantes para explicar situaciones complejas como las vividas esta semana. De hecho en castellano es muy popular la locución “elefante en una cacharrería” utilizada para poner de manifiesto el daño que puede ocasionar la inadecuada presencia de alguien en unas determinadas circunstancias. Su origen está en el imaginario popular haciendo alusión a los posibles destrozos que podría causar ese paquidermo en una pequeña tienda con muchos estantes. El Partido Popular, la comunidad inversora mundial y Florentino Pérez tendrán que elegir entre la expresión inglesa o la española, pero parece que es más fácil reconocer el problema que acabar actuando tarde y torpemente.