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martes, 15 de mayo de 2018

Emprender es muy español


(este artículo se publicó originalmente el 14 de mayo de 2018 en el diario La Información en la columna semanal #serendipias)


Hace unas semanas se presentó en la sede de la Fundación Rafael del Pino de Madrid el informe global de medición del emprendimiento conocido por sus siglas en inglés GEM. El estudio, desde 1999, analiza con el apoyo de investigadores universitarios el fenómeno emprendedor, este año han participado 53 países lo que convierte al Global Entrepreneurship Monitor en el mejor observatorio internacional de la actividad emprendedora. La buena noticia del análisis del capítulo español es que por primera vez desde 2008 la actividad emprendedora en fase inicial ha rebrotado, rompiendo la barrera del 6% y acercándose a los niveles pre-crisis. Este aumento se debe en parte al continuo incremento del porcentaje de la población que percibe oportunidades de negocio, alcanzando este año el máximo de la serie histórica con un 32%.

Nuestro país es desde hace años el equipo más numeroso de este consorcio, 19 grupos investigadores  y más de 100 académicos, con una práctica inédita que es la existencia de un informe en cada comunidad autónoma, financiado por instituciones universitarias y entidades privadas. Las personas emprendedoras se han convertido, como se recordó en ese acto de presentación, en la herramienta con capacidad para demoler cualquier frontera y solucionar los grandes problemas de la humanidad. Que el estudio referente en el mundo, fuente imprescindible del conocimiento del emprendimiento, reconozca el liderazgo de los académicos españoles, es algo de lo que nunca se habla, pero que debe hacernos reflexionar.

Tampoco ningún manual de economía en castellano explica que la escuela de pensadores escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII, desde la Universidad de Salamanca, impregnaron el ámbito universitario escocés del siglo XVIII inmediatamente anterior a la obra de Adam Smith (que sí ha pasado a la historia con el calificativo del primer economista moderno) como recuerda el profesor Vicente Montes. Tampoco nadie menciona en esos libros de texto que el gran economista del siglo XX, el austro-americano Joseph A. Schumpeter con sus pioneros estudios sobre la innovación disruptiva de los emprendedores, reconoció la influencia del jesuita toledano Juan de Mariana, también escolástico que murió en 1624, y que estudió el dinero y sus fluctuaciones en un escenario histórico en el que medio mundo se asombraba de los descubrimientos españoles y del poderío de nuestras instituciones.

No podemos achacar estas ausencias a la tradición anglosajona de esta ciencia social ni al endémico retraso español porque el primer manual de economía de Alfred Marshall editado en Cambridge, Reino Unido, solo data de 1890 y apenas unos años después, en 1916, nacen los primeros estudios universitarios de empresa en nuestro país con la creación en Bilbao de la Escuela Comercial de la Universidad de Deusto, hoy conocida como Deusto Business School. Más de 100 años de estudios superiores de empresa en nuestro país y no hemos sido capaces de explicar a los cientos de miles de egresados que los españoles estamos detrás del origen de la ciencia social más importante que explica los fenómenos más relevantes de los últimos dos siglos.

El veterano economista del estado, Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado del Gobierno de la Marca España, y ex presidente de Mercedes-Benz explica muchos de estos olvidos con esta frase atribuida al Canciller Bismarck al ser preguntado por el país que más admiraba del mundo: “España. Porque los españoles llevan siglos queriendo destruirla y no lo han conseguido. Lo que da muestras de su fortaleza”.
Ahora que las universidades españolas no pasan por su mejor momento es imprescindible que recordar que a pesar de que no tenemos ningún nobel de economía, detrás de una gran mayoría de ellos está la influencia de los universitarios españoles de la Escuela de Salamanca como Juan de Mariana o Francisco de Vitoria. Y que tampoco hace falta viajar cinco siglos en el tiempo para encontrar referentes españoles en este terreno que hibrida emprendimiento y universidad. Por ejemplo dos de los grandes emprendedores de nuestros días, Amancio Ortega de Inditex y Juan Roig de Mercadona, no solo han revolucionado sus industrias sino que han devuelto a la sociedad parte de lo ganado con sus corporaciones a través de becas universitarias, el primero y una magnífica escuela de negocios el segundo. Pero tampoco ocupan los lugares más destacados de las noticias que dos de las empresas de bandera de nuestro país, Telefónica y Banco Santander, poseen dos de los programas de apoyo al emprendimiento más referenciados en todo el mundo. La incubadora global Wayra de Telefónica es visita obligada en Madrid para cualquier personalidad internacional del mundo económico que nos visita, como best practice de innovación abierta. Por no hablar del fondo de inversión de Telefónica, Amerigo, que fue catalogado hace unos años como el mejor venture capital del mundo. Por último el proyecto Santander Universidades (que sostiene el informe GEM) es la causa de que el banco español sea, según la UNESCO, la empresa del mundo que más invierte en educación con convenios con 1182 universidades y centros de investigación de todo el mundo.

El acto de presentación del informe GEM finalizó con el ranking de los países donde hay más emprendimientos, medido por la tasa de actividad emprendedora (TEA por sus siglas en inglés). España no aparecía entre los diez primeros. Pero estoy seguro que si preguntamos a los cientos de investigadores de más de 50 países que forman parte de este informe global que escriban una lista corta de países emprendedores, España con su historia, sus empresas bandera y sus profesionales emprendedores, no faltaría, a pesar de los españoles.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Bienvenida la moda de emprender

(este artículo se publicó originalmente en la revista Corresponsables en el mes de diciembre de 2017)

El informe Global Entrepreneurship Monitor -la red de investigadores del fenómeno emprendedor más potente del mundo-, constata en su informe para España que los emprendedores se están configurándose como una palanca de empleo, desarrollo y prosperidad. Frente a los que durante demasiados años sugerían que los emprendedores retardaban la actividad económica porque eran menos eficientes y estaban fuera de la actividad innovadora por falta de recursos, hoy nadie duda de los beneficios que reportan a la sociedad los emprendedores. Ha hecho falta quizás la irrupción en la agenda mundial de disruptivas startups en sectores  como el turismo, el trasporte o la automoción. Pero en nuestros días, en España, es una realidad que la iniciativa emprendedora es el vehículo por el cual las ideas más innovadoras son implementadas. La explicación de este auge tiene su base en la globalización que ha hecho migrar la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento.  También los cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala, aumentado la competencia en los mercados y mejorando la capacitación de los agentes económicos, lo que ha beneficiado a la pequeña iniciativa empresarial. Y por último, las nuevas generaciones de millennials que no están dispuestos a malgastar su vida trabajando para otros en proyectos que no les ilusionan, han encontrado en el emprendimiento su válvula de escape.
La literatura económica ha incorporado el concepto de ecosistema desde la biología para explicar las características de los territorios más dinámicos. Los países con ecosistemas emprendedores egresan continuamente nuevas empresas con capacidad de crecer y crear empleos, innovando en bienes, servicios y modelos de negocio. Y lo hacen porque los gobiernos, instituciones de conocimiento y grandes empresas orquestan sus actuaciones para conseguir más actividad emprendedora en el país.
Pero para que en nuestro país no se quede este fenómeno en una efímera  moda es preciso tener en cuenta  las siguientes cuestiones. Los poderes públicos en España tienen todavía una magna tarea por delante para avanzar en la transición hacia una auténtica economía emprendedora. Lo cual pasa no tanto por crear más programas públicos como por conseguir alinearlos en sus objetivos y coordinarlos en su ejecución. Se necesitan programas integrales, público-privados e insistentes frente a la provisión de servicios concretos o las ayudas coyunturales. Por ello disponer de mecanismos de evaluación para conocer el retorno de las políticas y su comparación con las mejores prácticas internacionales se hace indispensable. Las grandes empresas y la sociedad en su conjunto también deben hacer su parte; a las primeras les corresponde integrar este colectivo no solo dentro de sus planes de responsabilidad social, sino también en el seno de su misma estrategia corporativa a través de fórmulas innovación abierta. La sociedad, por su parte, debe desterrar definitivamente viejos estereotipos que aún pesan sobre los empresarios y otorgar al emprendedor una consideración social acorde al importante papel que desempeña en la economía.
A su vez cualquier programa de fomento en materia de emprendimiento ha de fortalecer el ecosistema y no romper el equilibrio entre sus agentes. Actuar buscando el rédito a corto plazo y el protagonismo unilateral es síntoma de que no se está respetando ese equilibrio, lo que conduce al error de sustituir el ecosistema por un egosistema.
La persistencia y creación de grandes infraestructuras para la innovación desconectadas‎ de los emprendedores y sus necesidades. La sobreactuación gubernamental sin el mínimo análisis previo motivada por la agenda política o económica. El autismo de las grandes empresas a la hora de colaborar en sus programas de emprendimiento corporativo. La inexistencia de una gran fundación público-privada de ámbito nacional que permita que los jóvenes más brillantes  aspiren a emprender globalmente. La utopía de disponer de una auténtica unidad de mercado es también otro ejemplo de actuaciones en contra del ecosistema, como todos los anteriores.
Porque las personas con ideas están cada vez más presentes en las agendas de las instituciones y los medios de comunicación he querido titular este artículo Bienvenida la moda de emprender. Ciertamente la visibilización del fenómeno y de sus conexiones con el desarrollo económico y social es la primera condición para impulsar este talento en la buena dirección. Sin embargo, de todos depende que esta política pública no quede en algo pasajero como la primera acepción de la palabra moda lleva implícito, sino, muy al contrario, que perduren y se generalicen las mejores prácticas en este terreno. No en vano, la cuarta acepción de moda en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, esa que procede de la estadística y las ciencias sociales, se refiere al “valor que aparece con mayor frecuencia en una serie de medidas”.


Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja –UNIR-

martes, 29 de diciembre de 2015

La buena nueva

(este post se publicó en el blog de GEM España el día 29 de diciembre de 2015)


2015 está terminando con una buena noticia, un año record en la captación de fondos por las startups. El volumen total de inversión en firmas de reciente creación en España supera los 600 millones de euros, conforme a la información  que recoge Expansión del observatorio europeo Venture Watch. Los datos demuestran el aumento de la financiación de los proyectos emprendedores respecto a años anteriores pero además ponen de manifiesto algo más importante, la madurez de la industria del venture capital en  nuestro país. Así lo atestigua, por ejemplo, que los inversores extranjeros superan a los nacionales o que las operaciones no solo se localizan en Madrid y Barcelona sino que Valencia ha irrumpido con fuerza, sin olvidar la creciente importancia de las inversiones ángel y de los instrumentos de co-inversión públicos y privados frente a los clásicos vehículos de private equity. Las operaciones ya no son solamente en proyectos de ecommerce sino que fintech o ciberseguridad reciben importantes rondas de financiación. Si profundizamos aún más veremos como dos empresa de venta de segunda mano, Letgo y Wallapop, ha levantado 90 y  35 millones de euros respectivamente o una joven compañía de búsqueda de empleo, Job&Talent ha recibido capital por 23 millones de euros.

Este verano visitó Europa la responsable del fondo mulitlateral de inversiones, FOMIN,  del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La ejecutiva argentina, Susana García-Robles, en una conferencia en la sede de la Universidad de Deusto en Madrid, proponía el uso del término “capital emprendedor” frente al de “capital riesgo” para referirse a las inyecciones de fondos que hacen crecer a las empresas nacientes. Ya sea inversiones semilla, business angels, préstamos participativos, crowdfunding, fondos corporativos, fondos públicos o aceleradoras, todo ellos son imprescindibles para que una startup pueda crecer y convertirse en un proyecto generador de riqueza y empleo como nos recuerda todos los años el apartado sobre el entorno emprendedor del informe GEM.

Ha pasado muchos años desde que se publicó en 1867, El Capital, de Carlos Marx y aunque nadie duda su aportación a la ciencia económica, informaciones como la que ha dado origen a este post, demuestran que el tiempo no pase en balde, y que el capital empieza a ser también emprendedor. La lucha de clases entre los trabajadores y los empresarios por el capital, la alienación de la mano de obra porque no recibe más que un salario de un capitalista… se antojan ya obsoletas en un mundo como el actual en el que solo con talento, como demuestra la lista de los emprendedores citados, puedes conseguir el capital que quieras para hacer crecer tu proyecto empresarial.


Esa sí es la auténtica noticia del año, hoy la tecnología está haciendo posible una revolución inimaginable en siglo XIX: la universalización de los medios de producción. Hoy el acceso al conocimiento y al capital es más democrático que nunca, gracias a Internet y a la financiación no bancaria, están al alcance de todos. La combinación de talento y tecnología está permitiendo nuevas soluciones a viejos problemas. Los protagonistas son los emprendedores y pueden consiguir un mundo mejor.

Iñaki Ortega es profesor de Deusto Business School y forma parte del equipo GEM de la Comunidad de Madrid.