domingo, 23 de febrero de 2014

¿Smart cities o startup cities?

(Este post fue publicado originalmente el 20-2-14 en el blog pasionie de Accenture y IE Business School)

El agua siempre empieza a hervir por abajo. Este principio de la física también se está empezando a aplicar a las ciudades. La revolución silenciosa que están protagonizando los emprendedores en todo el mundo ha empezado en las urbes, que se asemejan cada vez más a grandes calderos con agua en el punto de ebullición. Esas miles de ideas que se forman en la base y que empiezan a emerger con rapidez son a menudo el producto de la experiencia cotidiana del emprendedor con el entorno en el que vive.


 Son los emprendedores los que están volviendo más smart a los urbanitas. Gracias al binomio talento-tecnología, hoy día el cliente de un restaurante tiene el poder de contribuir a su éxito –o fracaso- comunicando su opinión a todos sus conocidos de una forma instantánea y sin levantarse siquiera de la mesa. De igual manera, una persona que necesite volver a casa puede saber de antemano si le compensa la diferencia de coste y tiempo entre coger el autobús o el taxi. Incluso un amante al deporte puede convertir cualquier parque en un punto de encuentro habitual para cientos de personas que comparten su afición.

 Y es que una startup puede tener una repercusión en la vida de las ciudades totalmente desconocida y por desgracia todavía no suficientemente utilizada por las administraciones públicas. Si no, solo hay que pensar en el sector de los cupones de descuento;  con Groupon, una empresa nacida en Chicago en 2008, capaz de llenar un restaurante en la calle más escondida de Bangalore o de multiplicar las ventas de una pequeña tienda en Vallecas.

 En Madrid Emprende, de hecho, no hemos dejado de recibir a miles de emprendedores con ganas de aprovechar las oportunidades que existen para crear nuevas formas de interactuar en el paisaje urbano.  Con su talento están ayudando a hacer más atractiva las ciudades en las que vivimos. Luis Paris es un emprendedor venezolano que ha utilizado el  Madrid International Lab para lanzar Parclick una aplicación de reserva de plazas de aparcamiento que permite mejorar el tráfico en las ciudades. Pedro Rincón es un sevillano que dejó su puesto de director de sucursal bancaria para sacar adelante un proyecto de emprendimiento social llamado Tarifas Blancas, con está ayudando  a los desempleados a encontrar los mejores descuentos y ofertas de su localidad, todo ello con la ayuda de la incubadora social madrileña UEIA. O el caso de Jorge Rodelgo,  CEO de Iphonedroid, quien acudió a la Red de Viveros de la Ciudad de Madrid para hacer de su hobby una de las primeras empresas de nuestro país dedicadas al desarrollo de aplicaciones, que está detrás de la plataforma digital que utiliza uno de los principales periódicos de nuestro país y que está inspirando a las administraciones públicas en su estrategia de gobierno electrónico.

Este torrente de creatividad que nace y desemboca en la ciudad desborda la noción de smart city que se ha venido manejando hasta la fecha. La administración local puede ciertamente ayudar a mejorar la vida de los vecinos en tanto que responsable de la gestión urbana, pero cada vez somos más los que pensamos que su fortaleza yace aun más en su capacidad para orquestar el ecosistema donde prende la iniciativa empresarial.  Después de todo, la verdadera ciudad inteligente se está construyendo de abajo arriba, a partir de las soluciones que los emprendedores dan a sus necesidades del día a día.
 
Iñaki Ortega
@InakiOrtega