(Este post fue publicado originalmente el 20-2-14 en el blog
pasionie de Accenture y IE Business School)
El
agua siempre empieza a hervir por abajo. Este principio de la física también se
está empezando a aplicar a las ciudades. La revolución silenciosa que están
protagonizando los emprendedores en todo el mundo ha empezado en las urbes, que
se asemejan cada vez más a grandes calderos con agua en el punto de ebullición.
Esas miles de ideas que se forman en la base y que empiezan a emerger con
rapidez son a menudo el producto de la experiencia cotidiana del emprendedor
con el entorno en el que vive.
Son
los emprendedores los que están volviendo más smart a los urbanitas. Gracias al binomio talento-tecnología, hoy
día el cliente de un restaurante tiene el poder de contribuir a su éxito –o
fracaso- comunicando su opinión a todos sus conocidos de una forma instantánea
y sin levantarse siquiera de la mesa. De igual manera, una persona que necesite
volver a casa puede saber de antemano si le compensa la diferencia de coste y
tiempo entre coger el autobús o el taxi. Incluso un amante al deporte puede convertir
cualquier parque en un punto de encuentro habitual para cientos de personas que
comparten su afición.
Y es
que una startup puede tener una
repercusión en la vida de las ciudades totalmente desconocida y por desgracia
todavía no suficientemente utilizada por las administraciones públicas. Si no,
solo hay que pensar en el sector de los cupones de descuento; con Groupon, una empresa nacida en Chicago en
2008, capaz de llenar un restaurante en la calle más escondida de Bangalore o de
multiplicar las ventas de una pequeña tienda en Vallecas.
En
Madrid Emprende,
de hecho, no hemos dejado de recibir a miles de emprendedores con ganas de aprovechar
las oportunidades que existen para crear nuevas formas de interactuar en el
paisaje urbano.
Con su talento están
ayudando a hacer más atractiva las ciudades en las que vivimos. Luis Paris es un
emprendedor venezolano que ha utilizado el
Madrid International Lab para lanzar
Parclick
una aplicación de reserva de plazas de aparcamiento que permite mejorar el
tráfico en las ciudades. Pedro Rincón es un sevillano que dejó su puesto de
director de sucursal bancaria para sacar adelante un proyecto de emprendimiento
social llamado
Tarifas Blancas,
con está ayudando
a los desempleados a
encontrar los mejores descuentos y ofertas de su localidad, todo ello con la
ayuda de la incubadora social madrileña UEIA. O el caso de Jorge Rodelgo,
CEO de
Iphonedroid, quien acudió a
la Red de Viveros de
la Ciudad de Madrid para hacer
de su hobby una de las primeras empresas de nuestro país dedicadas al
desarrollo de aplicaciones, que está detrás de la plataforma digital que
utiliza uno de los principales periódicos de nuestro país y que está inspirando
a las administraciones públicas en su estrategia de gobierno electrónico.
Este torrente de creatividad que nace y desemboca en la ciudad desborda
la noción de smart city que se ha
venido manejando hasta la fecha. La administración local puede ciertamente ayudar
a mejorar la vida de los vecinos en tanto que responsable de la gestión urbana,
pero cada vez somos más los que pensamos que su fortaleza yace aun más en su capacidad
para orquestar el ecosistema donde prende la iniciativa empresarial. Después de todo, la verdadera ciudad
inteligente se está construyendo de abajo arriba, a partir de las soluciones
que los emprendedores dan a sus necesidades del día a día.
Iñaki Ortega
@InakiOrtega