(Este artículo fue publicado originalmente en el periódico El Ideal de Granada el día 27 de agosto de 2014)
Aquellos jóvenes que en plena
burbuja inmobiliaria sobrevivían al mes con mil euros que a duras penas les
alcanzaba para pagar la hipoteca, fueron bautizados como los mileuristas. Eran
el símbolo de una época que se llevó por delante la llegada del paro
masivo y que dio lugar a los ni-nis, ni estudio ni trabajo, el dinero
fácil les llevó a dejar colgada su formación
y por tanto su futuro.
Etiquetar las cohortes de edad no es algo nuevo y de hecho España tuvo sus niños de la guerra. En pleno
desarrollismo, nosotros como el resto del mundo occidental, gozamos de una explosión
demográfica que dio lugar a los baby
boom, que nacieron en los años 50 y los 60. Con la crisis del petróleo en 1973
llegó la llamada generación X porque era como la letra, una incógnita, ante los
cambios y las crisis que tuvieron que afrontar.
La propia Real Academia de la
Lengua Española ha introducido como sexta acepción de la palabra generación “el
conjunto de personas que por haber nacido en fechas próximas y recibido
educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera
afín o comparable en algunos sentidos”.
Hoy, en plena economía digital,
si se teclea en google la palabra generación aparecerán inmediatamente los millennials. Los jóvenes del milenio más que un término
que está arrasando en la red y en todos los artículos de tendencias a lo largo
y ancho del mundo, es un símbolo de los nuevos tiempos en los que vamos a tener
que estar, queramos o no.
Los millennials tienen hoy entre
18 y 33 años, es decir son aquellos que se han hecho mayores con el nuevo
milenio, son nativos digitales, se sienten ciudadanos del mundo y están muy preparados,
adoran las matemáticas, aunque estiren
como un chicle su adolescencia En 2025
constituirán el 75% de la fuerza laboral mundial y por ello están siendo objeto
de estudio por los más prestigiosos informes como los de Mckinsey, Gartner o
Deloitte.
Son los hijos de la generación
del baby boom y aunque no lo van a tener tan fácil como los que les precedieron,
son profundamente optimistas y sobre todo piensan y actúan de un modo
diferente. Apuestan por la economía compartida, huyen del individualismo usando
la co-creación. Con sus startups harán temblar a las grandes compañías.
Joaquín Muñoz es un jovencísimo
abogado madrileño que sin estar en un gran despacho ha ganado a Google en el
Tribunal de Luxemburgo la demanda del derecho al olvido, el periódico Times le ha nombrado el abogado
de la semana. Pablo Bautista es un ingeniero de León que dejó una envidiable
posición en una multinacional para montar ferias con tribus urbanas que usan
para su creatividad los tatuajes, el skate, el parkour, los bloggers, los
makers, … arrasa en medio mundo y todas las grandes marcas de moda le persiguen.
Susana Malón es una joven física
especializada en contaminación lumínica que ha conseguido que la UNESCO y la
Organización Mundial del Turismo se fijen en su empresa de smartcities radicada
en Vitoria. Antonio Zugaldia es un brillante desarrollador granadino que desde
Washington promueve con su startup las apps más disruptivas.
Los millennials ya están aquí y
están inventando y protagonizando nuevos empleos porque como ha dicho
recientemente una universidad australiana, la mitad de los empleos de nuestros
hijos hoy ni siquiera existen. De hecho en estos momentos el 47% de los
perfiles que demandan las empresas no se cubren por falta de capacitación de
los candidatos. Algo está pasando en la economía, los millennials se están
inventado su propio empleo en el ámbito del big data, del 3D, de la genómica,
de las weareble tech pero también en sectores considerados
tradicionales aplicando la tecnología por ejemplo a la atención a los
dependencia o a la agricultura.
Nuevos trabajos y nuevas formas
de trabajar. Desde casa, a tiempo parcial, como freelance, con joint ventures…
Los millennials a diferencia de los que hoy superan los cuarenta no viven solo
para trabajar, tienen una profunda conciencia social y por ello trabajarán en
muchas empresas pero también la mayoría querrá gozar de la libertad de ser
emprendedor o autónomo.
A nadie se le escapa que este
potencial de creatividad es una oportunidad para quien sepa aprovecharlo y por
eso todas las grandes compañías han puesto el foco en los millennials no solo
para contratatarles o usar sus innovaciones sino para conocer mejor a los
nuevos clientes de sus productos y servicios. Ningún ámbito quedará fuera de la
influencia de la nueva forma de pensar de la generación del milenio. La
política, como se está viendo últimamente, no será la excepción y es todo un
reto para los partidos y los gobiernos saber escuchar el nuevo mensaje de los millennials, quien no lo haga se quedará
antiguo.
Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la universidad
internacional de la Rioja (UNIR)
Carlos Rojas es portavoz de PP en el Parlamento de Andalucía y ex-alcalde de Motril.