domingo, 3 de diciembre de 2023

La superinteligencia de la resiliencia

(este artículo se publicó originalmente el día 3 de diciembre de 2023 en el El Periódico de Cataluña)

La abreviatura IA, que son las siglas de inteligencia artificial, ha sido elegida la palabra de 2023 por el diccionario Collins. El año que ahora termina ha vivido la irrupción de este término gracias a los interminables usos de la conocida como inteligencia generativa que permite crear textos, imágenes, música, audio y vídeos. Se le llama generativa porque usa un modelo de aprendizaje automático para aprender los patrones de un conjunto inmenso de contenidos creados en su día por personas para a continuación generar ella misma materiales inéditos. ChatGPT, la aplicación más conocida, consiguió en 2023 pulverizar el récord de tiempo en alcanzar 100 millones de usuarios, apenas dos meses, superando a TikTok que necesitó nueve o Instagram que tardó dos años y medio.

La inteligencia artificial también ha dado que hablar en todo el mundo también por las amenazas que su desregulación puede provocar en la sociedad, al ser prácticamente imposible diferenciar lo que es real de lo que no. Incluso en un escenario distópico se ha llegado a plantear el fin del mundo causado por una inteligencia artificial incontrolable por el ser humano. Científicos, filósofos, pero también tecnólogos y gobernantes de toda condición han firmado manifiestos y promovido congresos y así parar esa indeseada inteligencia artificial.

La sigla AI (inteligencia artificial en inglés) no solo es la palabra del año, sino que forma parte del nombre de la empresa tecnológica de moda. OpenAI. Esta compañía es la que creó ChatGPT en noviembre de 2022 pero nació mucho antes en 2015 de la mano del emprendedor americano Sam Altman. Este joven de Chicago acumulaba ya una carrera de triunfos como inversor al haber presidido “Y Incubator” la incubadora empresarial que más iniciativas de éxito ha egresado en la historia económica. Pero es 2023 el año en el que todo el mundo conoció a Altman por el fulgurante éxito de su aplicación ChatGPT y por la increíble inversión en su empresa de 10.000 millones de dólares procedentes de Microsoft, un 49% del capital. En esas estábamos cuando todo saltó por los aires.

La historia arranca un viernes de otoño. El 17 de noviembre por la noche se comunica el despido fulminante de Sam Altman, cofundador de OpenAI. El consejo de administración no aclara el motivo exacto y se escuda en un escueto comunicado que argumenta "pérdida de confianza". Para lograr una transición tranquila, anuncian que será Mira Murati, directora de tecnología de la propia empresa, la que tomará el mando temporalmente. La noticia pilla con el pie cambiado a los principales accionistas, entre ellos Microsoft y el mismo sábado ya se habla de indignación entre varios inversores, que presionan para que restituyan a Altman. Los rumores y especulaciones se multiplican. Contra todo pronóstico, el domingo vuelve a ocurrir algo inesperado: Altman no regresará a la empresa que fundó porque Microsoft anuncia un plan para ficharlo junto a otros pesos pesados y así crear una nueva división de investigación. OpenAI, por su parte, contrataca el lunes difundiendo que Emmet Shear, cofundador de Twitch, será el nuevo CEO interino en lugar de Murati.

El lío no queda ahí. El martes 700 de los 770 empleados de OpenAI suscriben una carta en la que exigen a la junta de dirección que dimita en bloque. Si no ocurre, emprenderán el mismo camino que Altman. Lo más sorprendente de todo es que entre los firmantes se encuentra también Ilya Sutskever, científico de datos, cofundador y miembro de la junta y presunto promotor del despido. Pero el miércoles la tormenta llega a su fin con la vuelta de Sam Altman como primer ejecutivo de OpenAI y la salida de los que le despidieron. La empresa vuelve a tener a su CEO y los accionistas sus dividendos asegurados, pero han quedado muchas dudas sin solventar y las especulaciones no cesan. Al parecer la crisis estuvo causada por la peculiar estructura empresarial de la compañía. En la cúspide del grupo hay una sociedad sin ánimo de lucro controlada por un consejo de administración; no rinde cuentas a accionistas, inversores ni empleados de la compañía, sino que se debe a una misión que no es otra que la inteligencia artificial beneficie a la humanidad. Y aquí reside el quid de la cuestión. La versión más extendida para explicar el conflicto es que los independientes concluyeron que Altman se había olvidado del propósito fundacional de OpenAI y se había desbocado en su ansia de conseguir dinero para el laboratorio, de ahí su inopinado despido.

Lo cierto es que la inteligencia de Sam Altman ha ganado. Vuelve a OpenAI y lo hace con más poder que nunca. Con él vuelve también a la empresa la visión más mercantilista. Muchos analistas han recordado que también un inteligente Steve Jobs fue despedido y luego volvió triunfante a Apple. Pocos han recordado que por estos lares a Pedro Sánchez, le pasó lo mismo con el PSOE y hoy va camino de ser el presidente de gobierno más longevo de ese partido. Altman, Jobs y Sánchez con su inteligencia ganaron y con su resiliencia han hecho historia.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

A quién le importa

(este artículo se publicó originalmente el día 2 de diciembre de 2023 en el periódico La Información)

Corría el año 1986 cuando la cantante mexicana Alaska arrasó en España con su canción “A quién le importa”. Rápidamente se convirtió en un himno para esa generación que ha llegado a nuestros días porque sigue levantando pasiones, no sólo por su ritmo irrefrenable, sino también por una letra que defiende la libertad individual frente a las convenciones sociales.

Aunque han pasado muchos años, casi 40, desde que el compositor Carlos Berlanga escribiese la letra, los economistas nos acordamos perfectamente de esa época de la historia de España en la que los precios de los alimentos sufrieron una subida similar a la que estamos padeciendo en España esta temporada de inflación desbocada. Era el año 1986 y la inflación de la cesta de la compra estaba en el 10% pero desde el año 1973 las tasas no habían bajado de ese guarismo llegando a alcanzar el 30% de carestía. Aquí y ahora, el dato adelantado del IPC de octubre ha confirmado un alza de los precios en los alimentos del 9,5% en el último año y un acumulado de más del 20% desde el comienzo de la escalada inflacionista por la Guerra en Ucrania. El alza del IPC se ha pegado a las arterias de la economía española, de la misma manera que sucedió en la década en la que triunfó la cantante Olvido Gara con su grupo Los Pegamoides.

Estos días me he acordado de la pegadiza canción no solo por lo anterior sino especialmente por el escaso eco que han tenido los nuevos indicadores económicos que confirman unas previsiones muy preocupantes que se unen a una mala coyuntura que consagra inflación y pérdida de renta per cápita. Ahora parece que, como el título de la canción, a nadie le importa ya la economía en España.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha rebajado la previsión de crecimiento para España en 2024. Pasando del 2,3% que auguraban en septiembre, al 1,4% que pronostican ahora. Casi un punto de diferencia, nada más y nada menos. El informe, emitido por la organización, advierte de la necesidad de un ajuste presupuestario para poder mantener controlada la deuda. Una conclusión que confirma un crecimiento muy frágil que dificultará la creación de empleo y los avances en las reformas de competitividad para reducir la brecha con Europa. Al mismo tiempo se constata que el motor de Europa, la economía alemana, sigue parado y no arranca, lo que lleva a pensar que es algo más que una situación transitoria sino un problema de más calado.

Mientras la inflación se enquista, como el colesterol a nuestras venas, la economía española sufre porque no es capaz de mejorar su competitividad, aunque a nadie le importe, a la vista de los debates públicos donde la economía ha desaparecido. Todo ello mientras Europa sigue sin controlar el alza de precios lo que llevará al Banco Central Europeo a mantener su política monetaria restrictiva. Sin esperanza, por tanto, de bajadas de los actuales tipos de interés las dificultades de financiación para las empresas y los hogares serán cada vez mayores, aunque de esto no se hable en el Congreso de los Diputados.

La OCDE no es el único organismo que ha revisado a la baja el crecimiento de España para 2024. BBVA Research lo ha hecho hasta el 1,5%. Esta previsión aleja un escenario de creación de riqueza y bienestar para el país en un contexto del año 2024 en el que las reglas fiscales serán de nuevo muy estrictas y las políticas expansivas de subsidios desaparecerán.

Aunque está de moda acusar siempre a los políticos de todos los males, en este caso, me permito repartir las culpas. Por supuesto que como no hay elecciones en el corto plazo, los temas que afectan a los bolsillos de los ciudadanos han perdido interés para los cargos públicos, pero algo de culpa tenemos también los economistas. A nadie le importa la economía porque, quizás también nos ha sucedido algo parecido a lo que cuenta la fábula atribuida a Esopo del lobo y el pastor.  Dos años diciendo que venía una situación económica difícil pero no termina de hacerlo. Bien sea por las inyecciones de ayudas europeas, bien por las políticas expansivas del Gobierno que ha regado de subsidios el país o porque los españoles están utilizando sus ahorros para capear la situación. Sea por lo que sea, la crisis no ha llegado y ahora a nadie le importan los avisos de esos agoreros economistas. Pero, ay, hasta que nos encontremos de bruces con ella y como en el cuento ya no haya tiempo de reaccionar.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

lunes, 27 de noviembre de 2023

Un ratón en el Congreso

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el 27 de noviembre de 2023)

Ya tenemos nuevo gobierno. Como en la fábula de Esopo después de tanta expectación, el resultado ha sido pírrico. El breve cuento clásico se tituló “El parto de los montes” y decía así: “Hace mucho tiempo, en tiempos muy lejanos los montes daban señales de parir y los hombres de aquellos tiempos, esperaban ese parto con mucho miedo, y asombro por saber qué clase de monstruo iban a abortar; y al fin resultó que el temible fruto de los montes era un inofensivo ratón, lo cual causó carcajadas en los hombres”-

Desde el mes julio llevamos escuchando que se iban a reducir los ministerios y que el presidente Pedro Sánchez acometería una grandísima reforma del gabinete. Un nuevo tiempo continental, liderado por un español en la presidencia europea, exigiría dar ejemplo de austeridad y las carteras serían las imprescindibles. Los mejores perfiles formarían parte del equipo y como en las purgas maoístas desaparecerían del círculo presidencial los ministros más relevantes, para dar paso a nuevos y puros perfiles sanchistas. Al mismo tiempo los barones de Extremadura, Aragón y Valencia entrarían en el consejo de ministros en compensación por su salida de los gobiernos autonómicos a causa del voto de castigo a Sánchez en las elecciones de mayo. La antigua alcaldesa de Barcelona, otrora activista contra desahucios, sería la ministra de vivienda e ilustres funcionarios dejarían altísimas responsabilidades en organismos de prestigio internacional para acompañar a Pedro Sánchez en su insigne tarea de explicar el modelo de desarrollo económico y social español que ha parado a la derecha con sus pulsiones golpistas. Un gobierno de campanillas que deslumbraría a todos los españoles.

Pues bien, el parto gubernamental ha sido una camada con el mismo número de ministros, nada más y nada menos que 22. Muchos más que en Alemania, Francia, Bélgica o Holanda. Con la novedad de una vicepresidencia más y alguna que otra secretaría de estado extra. Al mismo tiempo ministerios que antes no tenían esa categoría por apenas disponer de competencias ahora son elevados a dicha condición para contentar a colegas o compañeros de partido. Ni rastro, por tanto, de los famosos ahorros, más bien al contrario, un mayor gasto público. Tampoco nada de la llegada de figuras de reconocido prestigio, únicamente conmilitones con la única experiencia de trienios acreditados en luchas intestinas de partido y hoja de servicios trufada de insultos al adversario político.

El español Félix María de Samaniego reescribió más de dos mil años después la fábula clásica de Esopo y quiso introducir un párrafo final para detallar la moraleja para que a nadie le cupiese duda alguna. “Hay autores que en voces misteriosas, estilo fanfarrón y campanudo nos anuncian ideas portentosas. Pero suele a menudo ser el gran parto de su pensamiento, después de tanto ruido sólo viento”. Ahora que el parlamento vuelve a abrirse y con ello la separación de poderes, clave en cualquier democracia, superará el lapso de seis meses sin control al gobierno, volveremos a escuchar esas voces fatuas que dice Samaniego. Grandilocuentes propuestas con afectadísima voz serán pronunciadas desde la tribuna de la Carrera de San Jerónimo y aunque lo intentaré, lo juro, no tendré otro remedio que acordarme del ratoncillo que parieron los montes.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

lunes, 13 de noviembre de 2023

Igualité

(este artículo se publicó originalmente el día 13 de noviembre de 2023 en el periódico 20 Minutos)

Desde la Revolución Francesa la igualdad ha sido la palabra clave en cualquier norma que aspire a regir la convivencia en un territorio. Hasta el año 1789 todo dependía de tu origen social; nacías siervo y morías siervo. Ningún privilegio, pero sí infinidad de obligaciones. Así durante toda la historia de la civilización.

Pero llegó a esta parte del mundo la democracia liberal. Derechos y deberes para ser todos iguales bajo el imperio de la ley. Igualdad para que nadie se quede sin tener acceso a la sanidad o la educación. También para que no se discrimine a los ciudadanos por sexo, religión, raza o lugar de nacimiento. Igualdad de oportunidades para progresar con tu trabajo y talento. Naciones presididas por la igualdad en las que se persigue la corrupción y la impunidad no existe. Donde dimiten mandatarios y la alternancia política se produce sin romper la concordia. Estados presididos por la separación de poderes en los que ningún gobierno está por encima del parlamento o ignora a los jueces. Un equilibrio que se rompe cuando la justicia ya no es para todos por igual, o cuando el parlamento es cerrado por los gobiernos, pero también cuando los ejecutivos actúan como si no existiese más legitimidad que la de los votos. La democracia se basa en las mayorías, sí, pero siempre que respeten la ley que interpretan los tribunales y no se rompa la igualdad consagrada en cualquier carta magna de esta parte del mundo.

No existía igualdad ni nada parecido en la Grecia Clásica donde los esclavos trabajan y los ciudadanos libres se dedicaban a lo público. Tampoco en el imperio azteca en el que solo unos pocos no trabajaban o se libraban de ser víctima de los masivos sacrificios humanos. La antigua China tenía también una estricta jerarquía social con el emperador en la cima seguido por funcionarios y nobles viviendo todos ellos de la clase campesina. La Edad Media en Europa dejó innumerables ejemplos de lo quimérico de la aspiración humana de la igualdad. Miles de años por tanto sin sociedades regidas por la ley donde los derechos humanos se consagran y nadie está por encima de nadie.

España ha disfrutado apenas de un puñado de años de su historia de esta igualdad, pero cuando lo ha hecho sus habitantes han visto como el desarrollo venía asociado a ella. El presidente de Telefónica, Álvarez-Pallete, explica siempre que tiene ocasión que, en los últimos 40 años, España ha multiplicado por 14 su gasto en educación, por 13 el gasto social y por 15 el PIB per cápita.  En estos pocos años de democracia, si los ponemos en relación con la larga historia de ausencia de igualdad en nuestra nación, se ha doblado la población activa, aumentado en siete millones las mujeres que trabajan y ocho veces el número de universitarios.

La igualdad es progreso siempre que vaya acompañada de la concordia. Conviene no olvidarlo ahora que parece que algunos delitos quedarán impunes y hasta tendremos españoles de primera y de segunda en función de la circunscripción electoral en la que se viva, al mismo tiempo que el enfado toma las calles de nuestras ciudades.  La distancia entre la luz y la oscuridad es muy leve. No lo olvidemos, especialmente nosotros los españoles, que hemos vivido tantos años en las penumbras de la desigualdad.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

martes, 31 de octubre de 2023

La economía creativa

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 27 de octubre de 2023)

Con la llegada del otoño nos toca a los profesores desempolvar los trajes académicos para las aperturas del curso universitario. Toga y birrete negros, guantes blancos y muceta del color de la facultad. Este año en una de estas ceremonias la lección magistral fue sobre la creatividad. El honor de dictar dicha lección recayó en un profesor que vestía de blanco porque se había doctorado en Bellas Artes y aportó algunos guarismos para demostrar la relevancia la importancia de este atributo. Para el profesor especializado en arte audiovisual José Cuesta si fuera un país el conjunto de actividades vinculadas a la educación, el arte, la cultura o el entretenimiento sería por facturación la cuarta economía mundial detrás del PIB de Estados Unidos, China y Japón. La también conocida como ICCs (industrias culturales y creativas) sería el noveno país con mayor exportación y la cuarta fuerza laboral con 144 millones de trabajadores. Y lo mejor es que sería el país del mundo con el mercado laboral más paritario, el que más empleo generaría para los jóvenes en el planeta y la nación con el mayor nivel de estudios entre sus trabajadores.

La economía creativa para el primero que la acuñó, John Howkins, es aquel sector de la economía que aglutina la generación de ideas y conocimiento. El concepto abarca la economía del conocimiento con actividades como educación, investigación e innovación, pero también la disciplinas como el arte, entretenimiento, diseño, arquitectura, moda, comunicación o gastronomía. Lo más interesante es que en estas actividades de conocimiento trabajan las bautizadas por el profesor Ricard Florida como clases creativas. Este profesor de la Universidad de Toronto considera que esta clase creativa, es el principal motor económico del mundo moderno. El estrato de creadores incluye intelectuales, artistas, diseñadores o emprendedores y las ciudades que atraen y retienen miembros de esta nueva clase prosperan mientras que las que no lo hacen se estancan. De acuerdo con sus conclusiones la mano de obra ya no sigue a las empresas, sino que son las propias empresas las que siguen a la mano de obra.

Lo más novedoso del profesor Florida no es señalar que la clave del éxito está en el talento, ya que la aportación al desarrollo había sido estudiada por buen número de investigadores de la doctrina económica. Lo más original es que a diferencia del factor productivo clásico, la tierra, no constituyen una simple dotación que viene dado por las características de una determinada sociedad sino un flujo. Se trata de elementos altamente móviles que se desplazan de un lugar a otro. La clave para traer ese talento está en libertad y en la calidad de vida. De esta manera los países abiertos, diversos, respetuosos y tolerantes serán los más exitosos.

Por ello las instituciones han de priorizar estas condiciones (y no las contrarias). Los territorios pueden experimentar salidas o entradas en su stock de talento en función del atractivo respecto a sus vecinos. Algunas políticas destinadas a promover son la implantación de sistemas educativos de calidad, meritocráticos y adaptados a las necesidades del mercado. Otras buscan promover la predisposición de los individuos hacia la innovación, la asunción de riesgos y la actividad empresarial. También son muy destacadas las actuaciones para que la tecnología y la empresa se imbriquen. Por último, es imprescindible que el entorno no sólo ofrezca oportunidades académicas, profesionales o empresariales sino también personales; el talento debe sentirse a gusto y, para ello, es necesario que exista tolerancia, mentalidad abierta, oferta de ocio y entretenimiento, así como discursos públicos que dignifiquen y apoyen a estos innovadores.

En los textos de Howkins se habla indistintamente de economía creativa o economía naranja siempre que comprendan todas las actividades relacionadas con la creatividad y generen valor. Pero, con independencia de cómo le llamemos, conviene no confundir economía creativa con otras expresiones, por ejemplo, la contabilidad creativa. Tras la reciente actualización de los datos de contabilidad nacional que tanto ha gustado al gobierno en funciones o la exclusión de los fijos discontinuos de los datos de desempleo, muchos economistas pensamos que algo de creatividad -de la mala- hay para acabar tergiversando la información. También sería imperdonable equivocarse con otro tipo de creatividad como aquella con la que sorprendió hace poco la vicepresidenta Yolanda Diaz al acusar a los innovadores de diseñar "cohetes para escapar de la tierra” o de huir “del mundo con el metaverso” y así dejar a los pobres tirados. Qué pena porque todas estas otras “creatividades” van justo en la dirección contraria de las recomendaciones de los expertos mencionados y por tanto en alejarnos del dividendo de la economía que glosó el profesor de videojuegos en la apertura del curso académico.

Naranja es la economía que puede salvar el mercado laboral español y es también el color de la muceta que nos colocamos encima de la toga los economistas cuando nos toca usar el traje académico. Creatividad y economía unidas en un color y ojalá en un país.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

 

lunes, 30 de octubre de 2023

No es lo mismo

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 30 de octubre de 2023)

Por mucho que en los últimos tiempos tengamos la sensación de que ha cambiado la forma de pensar del mundo y de nuestros paisanos, conviene recordar algunas cuestiones obvias y por eso mismo inmutables.

Un secuestrador no será nunca lo mismo que un secuestrado. No es lo mismo ser Hitler que Roosevelt. Un empleo no es únicamente una anotación en la estadística oficial. Solamente los resultados empresariales no hacen mejor a la compañía. Una enfermera acosada por usar el castellano no merece el mismo respeto que el político que la persigue. La amnistía no es lo mismo que el indulto. No es igual ganar una plaza por oposición que sin ella. No da igual que las empresas atiendan bien a sus clientes o no. Putin y Zelenski no son lo mismo. Las deudas tienen que pagarse. Fichar a los mejores no es lo mismo que no hacerlo. Lo que nos une con los otros, nos hace mejores que lo que nos divide. Sin bancos no tendríamos casas en propiedad. Leer periódicos es mejor que no hacerlo. Un directivo tóxico lo seguirá siendo por muy rentable que sea su compañía. Un etarra y un policía nunca estarán en el mismo plano moral. Comprar a los árbitros no es defendible.  Esforzarse tiene más réditos que no hacerlo.  La inflación no afecta a todos de la misma manera, siempre se ceba en los que menos tienen. Un dictador no es igual que un primer ministro elegido en las urnas. Los terroristas son muy diferentes a los militares. Hoy todavía hay menos mujeres en puestos de responsabilidad. La educación no supone lo mismo que la barbarie. Los empleos los crean las empresas. No son mejores los musulmanes que los judíos, ni al revés. No son lo mismo el que respeta la cola que el que se la salta. La mentira no es un cambio de opinión. Los que atacan no representan lo mismo que los que se defienden. Aprobar es mejor que no hacerlo. No es idéntico un atleta dopado que el que está limpio. Un régimen teocrático no puede permitirse dar lecciones a una democracia. Trabajar, no es igual que cobrar un subsidio. Innovar no tiene las mismas consecuencias que no hacerlo. Cumplir las leyes hace mejores a los países. Ser puntual es mejor que llegar siempre tarde. Los jóvenes no emprenden más que los mayores.

Hoy posicionarse ante determinados mantras supone un esfuerzo tremendo. Se han instalado en la opinión pública apoyados por un relativismo moral que lo impregna todo y que lleva a proscribir lo que no solo es éticamente defendible, sino que está en las bases de nuestra civilización y nuestra prosperidad. Defender lo obvio se ha convertido en una de las grandes batallas para los próximos tiempos. No es lo mismo la verdad que la mentira. No es lo mismo unir que romper. No es lo mismo madrugar que holgazanear. No es lo mismo apoyar al que crea empleo que atacarle. No es lo mismo, pero qué difícil defenderlo.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLY

domingo, 29 de octubre de 2023

La propuesta desnuda

(este artículo se publicó originalmente en el periódico La Información el día 29 de octubre de 2023)

Estos días estamos conociendo los detalles del programa de gobierno entre el PSOE y Sumar. La reducción de la jornada laboral sin reducir el salario ha copado todos los titulares y sin duda habrá causado sorpresa y mucha alegría entre millones de españoles. Trabajar menos y cobrar lo mismo suena bien. Un sueño hecho realidad.  Esas mismas sensaciones seguro que sintieron en el famoso cuento de Hans Christian Andersen los súbditos del Rey cuando vieron el nuevo traje de su emperador mientras se paseaba en la carroza real. La noticia había corrido como la pólvora por el reino, un nuevo tejido tan suave y delicado que apenas se percibía; únicamente las mentes más sensibles eran capaces de verlo

La propuesta de Sánchez y Diaz que vendrá acompañada de una nueva ley de usos del tiempo para “ganar tiempo a la vida” suena increíble, igual que la nueva tela del traje del emperador. Pobre del que se atreva a poner en cuestión cualquier de las dos. ¿Qué empleado no quiere trabajar menos? ¿Qué español no quiere que su familiar esté menos horas trabajando pero que la nómina no baje? ¿Qué paisano del cuento quería pasar por un estúpido por no ver la tela? ¿Quién en pleno desfile osaría humillar al Emperador por estar desnudo?

Reputados asesores habrán participado en la propuesta de las 37 horas y media semanales. Sesudos informes habrán sido encargados, fiables encuestas de opinión realizadas además de rigurosos análisis sobre los antecedentes de esta medida en todo el mundo. Para finalizar la nómina de expertos, institutos económicos habrán glosado el impacto económico de la decisión. No pocos cientos de miles de euros invertidos. También en el cuento, dos personajes, los hermanos Guido y Luigi Farabutto juraban que poseían una combinación de materiales que les permitía fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginar un ser humano. Eso sí, no eran materiales precisamente baratos y sólo un poderoso podría permitírselo. Estos “expertos” simulaban que trabajaban en la ropa, pero se quedaban con la rica materia prima que solicitaban para tal fin. También mucho dinero malgastado de las arcas reales en el engaño.

Llegó el día Sánchez y Diaz anunciaron su medida estrella. Así como el monarca decidió estrenar su traje invisible en un día de fiesta y desfile. Todos los habitantes del reino alabaron enfáticamente el traje, temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, al igual que estas semanas con la reducción de la jornada laboral, imposible no estar de acuerdo ante semejante utopía hecha realidad.  En el cuento finalmente, un niño dijo: «¡Pero si va desnudo!» La gente empezó a cuchichear hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo y el engaño se deshizo. Si en las presentaciones políticas, como la de la semana pasada de PSOE y Sumar, se permitieran preguntas seguro que alguien hubiera formulado la siguiente ¿Por qué si es tan evidente las ventajas de la medida no se ha hecho antes? ¿Tendrán que ser más productivos los trabajadores o asumirán las empresas la medida? Ese imaginario periodista hubiese acabado con la mistificación.

Pero como el derecho a la información está en horas bajas y parece que las ruedas de prensa de las fuerzas políticas con preguntas son cosa del pasado, habrá que buscar ese niño que denuncie el engaño como en el relato de Andersen. Y no es complejo. Te animo a que hables con tu panadero, o con el carpintero, también con el tapicero o el dueño del bar de la esquina. Por supuesto que vale el zapatero o el amigo que se lanzó a abrir una librería o una farmacia. En realidad, cualquier pyme española es el niño del “Rey desnudo”. Te dirán que llevan meses con los costes creciendo más que las ventas, que tener un empleado cada vez es más caro y que si esto sigue así tendrán que cerrar. Y finalmente sin temor a lo que piense el mundo entero gritará, como el niño, que lo que toca ahora es trabajar más para ganar lo mismo y no al revés.

Este cuento danés como las fábulas españolas tiene moraleja. La enseñanza es que no tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es así. Pero también que no hay preguntas estúpidas ante afirmaciones que sí lo son. En las historias para niños lo anterior funciona y en las propuestas políticas también.


Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR Y LLYC

domingo, 22 de octubre de 2023

Leonor

 (este artículo se publico originalmente en el periódico 20 minutos el 16 de octubre de 2023)

Todo son malas noticias. Menos mal que la princesa Leonor ha salido a la palestra para ser la excepción. La guerra de Ucrania se cronifica con los aliados mostrando claros síntomas de agotamiento. Los precios de la gasolina han vuelto a subir y los alimentos acumulan año y medio de alzas todos los meses a doble dígito. La gobernabilidad en España se acerca al precipicio. Miles de migrantes cada día llegan a nuestras playas, jugándose la vida mientras las mafias se enriquecen a su costa. Mueren periodistas de raza en la radio y los judíos viven otra vez la pesadilla de ser masacrados.

En esas estábamos en este mes de octubre cuando la Princesa de Asturias juró bandera el día siete en la Academia General Militar de Zaragoza junto a algo más de cuatrocientos jóvenes adiestrados para defender nuestro país de amenazas como las que acabamos de citar. Como una más, a pesar de su condición, ha seguido la dura instrucción dando un ejemplo de que el liderazgo ha de estar basado en la humildad, la discreción y el servicio. El pasado doce de octubre le tocó de nuevo examinarse en el desfile y en el besamanos del día de la Fiesta Nacional. Leonor volvió a demostrar que se puede ser el centro de todas las miradas sin arrogancia y soberbia. Virtudes que no todos lo practican a pesar de las altas magistraturas que ostentan. Y ahora en Oviedo en los premios que llevan su nombre se atrevió a defender en su discurso palabras hoy proscritas pero imprescindibles: esfuerzo, obligación, responsabilidad y libertad

En la Grecia de hace veinticinco siglos la palestra era el lugar donde se combatía, derivado del verbo palaíein ‘luchar’. Los griegos y romanos llamaban así a los gimnasios porque se practicaba la lucha clásica. No se sabe porqué pero los antiguos pasaron a denominar con la misma palabra también el sitio de ejercicios literarios y debates públicos, quizás porque era una lucha intelectual. A partir de esta acepción, se formó la expresión salir a la palestra o saltar a la palestra, que significa ‘tomar parte activa en una competencia pública’ o bien ‘aparecer públicamente’.

Leonor ha salido a la palestra y con su mayoría de edad y la jura de la Constitución en el Congreso el próximo 31 de octubre le tocará participar en la vida pública de nuestro país, cada vez más emponzoñada por la política, pero también por una economía que no mejora desde la gran crisis del 2008, que la pandemia del 2020 terminó de rematar y que todo los analistas anuncian empeorará en el 2024.

Leonor necesitará los mejores recursos para esa lucha intelectual, sin duda su formación militar le ayudará y el ejemplo de sus padres que atesoran un reinado impecable repleto de momentos de la verdad que han superado con nota. Pero lo que ha quedado ya en nuestra retina de estos días de octubre es una joven con los mejores valores que reclamamos a las nuevas generaciones y el Rey Felipe VI recordó el Teatro Campoamor: deber, entrega e ilusión. Le viene en el ADN, pero también desde que fue bautizada con el nombre Leonor. Un clásico de las reinas europeas pero qué casualidad también de origen griego, como su abuela la reina Sofía, porque proviene de Leocadia que significa "la que todo lo ilumina con su blancura". Así nos hemos sentido muchos españoles al verla este mes de octubre. Qué dure mucho.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

sábado, 14 de octubre de 2023

Gregarios al poder

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 14 de octubre de 2023)

A la ciencia económica le lleva ocupando más de cien años entender por qué algunas empresas triunfan y otras no. Investigadores de varias universidades americanas concluyeron en los años treinta del siglo pasado que el secreto del éxito residía en el carácter del líder de la compañía. Incluso se atrevieron a concretar media docena de rasgos de personalidad asociados a la gloria empresarial: dinamismo, inteligencia, conocimientos técnicos, confianza en sí mismo, extroversión y deseo de dirigir.

Pronto esos mismos economistas comprobaron con experimentos empíricos que poseer las cualidades de un líder no garantizaba un comportamiento de liderazgo. Tampoco actuar de un modo ideal era garantía de alto desempeño empresarial. En muchas ocasiones no es suficiente una buena gestión para que los resultados sean excelentes.  Concluyeron que lo importante no era la personalidad o una conducta determinada, sino cómo reaccionar ante determinadas contingencias. Se puede ser muy inteligente y poseer la más alta capacitación técnica y actuar equivocadamente ante situaciones de alta presión. Así como atesorar una experiencia de éxitos pasados, no garantizará aciertos futuros en la misma función.

Algunas de estas lecciones las hemos visto recientemente en el mundo del ciclismo profesional. España acogió a finales de este verano La Vuelta. Tres semanas de competición que toman el testigo del Tour y el Giro. Este año todas las casas de apuestas daban la victoria a dos corredores que compartían el mismo equipo y venían de ganar las carreras por etapas de Francia e Italia. Vingegaard y Pogacar, dos favoritos dentro de Jumbo la escuadra más potente de la historia del ciclismo y además con las mejores cualidades para ganar: experiencia, autoestima, calidad, físico y personalidad. Casi las mismas que los investigadores americanos describieron para el buen líder empresarial. Como esos estudiosos del siglo pasado, también los pronósticos erraron estrepitosamente. La carrera la ganó un desconocido ciclista, sin apenas palmarés y cuyo único desempeño conocido era ser el gregario de los dos mediáticos líderes. Para los que no les guste el ciclismo, han de saber que un gregario es un miembro del equipo cuya misión es ayudar a que el líder gane carreras y para ello no ha de dudar en sacrificar su posición en la general o en la etapa. Esperar el líder cuando no está bien, acelerar cuando te lo pide el cabeza de filas o taparle el viento y la lluvia para que no consuma energía. Nadie conoce sus nombres porque no ganan nunca. Pero este año un sin nombre ha ganado La Vuelta. Y de paso nos ha recordado las lecciones de liderazgo en las organizaciones.

No basta con ser el líder para alcanzar la excelencia. Sepp Kuss sin quererlo y cumpliendo con su papel de gregario se puso a la cabeza de la clasificación en la etapa número ocho. Tantos años ayudando a Pogacar y Vingegaard en sus triunfos, ahora le tocaba a él. Pero sus dos colegas no lo entendieron así y le atacaron en las etapas de montaña. Lo nunca visto, un líder abandonado por su equipo. De alguna manera estaban diciéndole que su papel era el de gregario y jamás alcanzaría la gloria que estaba reservada para ellos. Pero Kuss resistió como un titán, aunque fuese por solo ocho segundos. Y llegó el momento de la verdad para Jumbo, su equipo. Un día antes de terminar la carrera, de una manera catártica, se decidió acabar con el lamentable espectáculo de luchar contra tu propio compañero precisamente aquel al que le debes tus victorias pasadas. Los promotores y patrocinadores del equipo pusieron pie en pared. Tanta inversión y tanto esfuerzo se iba a echar a peder porque hoy la sociedad no perdona la falta de ética. Y Kuss entró triunfante en la meta de Madrid escoltado por los carismáticos líderes de su formación. La regla no escrita del ciclismo se consagró en esa foto del Paseo de la Castellana: sin gregarios no hay victoria. Porque en un equipo de alto rendimiento ha de haber rodadores, escaladores, contrarrelojistas y sprinters. También ciclistas que corran bien con frío, pero otros que lo hagan con calor o lluvia. En el deporte de las dos ruedas y en las organizaciones. Se ha acabado el tiempo de los liderazgos cesaristas y no se entiende el mundo de hoy más que desde el liderazgo coral y también moral. Un día gregario y otro día ganador. Una contingencia será ideal para tus cualidades y otra situación para las de tu compañero pero nunca traicionarás tu palabra.

Los estudiosos del comportamiento empresarial acuñaron hace unos años el concepto de liderazgo transformacional que sigue vigente hoy en día en cualquier manual de gestión. Son aquellas organizaciones que consiguen inspirar a sus componentes para lograr resultados extraordinarios. Atrás quedó el tiempo del liderazgo transaccional, aquel basado en las recompensas al seguidor: “si me sigues te irá bien”. Kuss comprobó en sus carnes que esa “transacción” no se cumplía cuando sus propios compañeros le atacaron para quitarle el maillot de líder, pero al mismo tiempo está disfrutando de formar parte de un equipo “transformacional” que le ha permitido estar en lo alto del pódium siendo un "sin nombre". Todo líder tiene que saber ser gregario y todo gregario puede llegar a ser líder. En el ciclismo y  -aviso a navegantes- también en la empresa y en la política.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

lunes, 2 de octubre de 2023

Mayores

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 2 de octubre de 2023)


Ayer fue uno de octubre. Palabras mayores. Y no me refiero al aniversario de los sucesos de Cataluña. Es normal que el lector lo piense porque llevamos unas semanas con la matraca de la amnistía a los condenados por saltarse la ley para convocar un referéndum de autodeterminación. Pero desde el año 1990 el primero de octubre es muy importante porque se celebra en todo el mundo el día de las personas mayores. La cantinela de los independentistas pasará -con o sin investidura de Pedro Sánchez- pero los derechos de las personas mayores seguirán reclamando la atención de todos nosotros. Eso sí es importante.

Este día internacional lo instauró la ONU para denunciar la discriminación de los que tienen más de cincuenta y tantos años. Jamás los mayores han tenido unas condiciones de salud, cuidados e ingresos como ahora, la paradoja reside en que coexiste con una discriminación lacerante de este colectivo. A este hecho se le ha puesto un nombre que es edadismo.  La palabra incluida hace unos meses en el diccionario de la lengua española alude a la marginación, cuando no exclusión, que se padece al entrar en la vejez. En el mundo laboral los trabajos apenas existen para los seniors por eso hay un millón de mayores que optan por ser autónomos para seguir activos. En el sistema sanitario persisten costumbres de considerar la edad como una enfermedad que ha de curarse exclusivamente con medicinas. En la publicidad es difícil encontrar una persona mayor que no esté enferma o impedida a pesar de la creciente esperanza de vida con salud.  En la política cuando se cumplen años comienzan las dudas y las insidiosas insinuaciones de retiro sin tener en cuenta la capacidad. El ocio parece que les está vetado años salvo sentarse en un banco al sol, cuando la realidad es que la jubilación es el momento del júbilo y las agencias de viajes, gimnasios y aulas de cultura están repletas de esta cohorte de edad. Hasta el sexo es una quimera, como recuerda la gerontóloga Maite Sancho, porque hasta hace unos pocos años en las encuestas públicas de hábitos familiares la pregunta de la práctica del sexto no tenía casilla de respuesta a partir de los 55 años.

Pero la peor de las discriminaciones es la que está cogiendo fuerza en los últimos tiempos que no es otra que enfrentar a los jóvenes con los mayores. Como si nuestra economía fuese un alambique de vasos comunicantes en el que los recursos dedicados a los seniors fueran en perjuicio de las oportunidades de los jóvenes. Es la peor de las acusaciones y la que más alimenta el edadismo y contra la que más hay que luchar. Una batalla en la que habremos de ir bien pertrechados. Con los datos, puesto que es radicalmente falso esa insinuación ya que los mayores siguen aportando a la economía con su trabajo, su consumo e incluso con el empleo no remunerado del voluntariado en los cuidados. La segunda y más potente de las armas para esta lucha será la dignidad ética para no perder ni un centímetro de lo que tanto ha costado lograr que no es otra cosa que por primera vez en la historia de la civilización ser mayor no es sinónimo de ser pobre.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR Y LLYC

sábado, 30 de septiembre de 2023

Un rinoceronte gris

(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el día 30 de septiembre de 2023)


No hay nada que nos guste más a los economistas que descubrir una expresión omnicomprensiva. Como si fuese el santo grial, la buscamos obsesivamente y cuando la encontramos no deja de usarse en la vida. La “mano invisible” de Adam Smith a la “destrucción creativa” de Schumpeter pasando por los “clústeres de empresas” de Porter o “la cultura se come como desayuno a la estrategia” de Drucker son algunas perlas de este tipo. En pocas palabras se expresa mucho; en una memorable frase queda concentrado años de investigaciones, por eso jamás nos cansamos de utilizarla en clases, artículos y conversaciones.

En este inicio de curso tan convulso, en el que nos hemos frotado los ojos después de ver a un presidente de Estados Unidos en un piquete de huelguistas, al ganador de las primarias en Argentina defender que los empresarios pueden contaminar ríos o a una vicepresidenta española hablar de avaros millonarios que viven en cohetes, he tenido que recurrir a la bibliografía académica para explicar en una expresión tanta superchería.

Por si fuera poco, en México el presidente a López Obrador ha invitado a militares rusos para que desfilen en el día de la patria. En Eslovaquia, Hungría y Polonia líderes políticos no dejan de insultar y humillar a la invadida Ucrania. En China el ministro de asuntos exteriores ha sido apartado por una relación amorosa “inapropiada”. Tampoco las empresas se escapan de las barrabasadas, los primeros ejecutivos de McDonald’s, Ford, Ogilvy o Lazard fueron cesados al saltarse los códigos éticos por la misma razón que el diplomático chino. Hasta los fiables alemanes de Volkswagen buscaron los atajos con aquel dispositivo que falseaba emisiones. Qué decir del deporte y Rubiales investigado por confundir la final del mundial con una despedida de soltero y el Barca acusado de cohecho por querer ganar los partidos de futbol no en el campo sino en los despachos con maletines de dinero para árbitros.

Antes de que algún lector piense que el concepto omnicomprensivo que define tanta torpeza es “sujétame el cubata” he revisado la literatura del ramo para no alimentar yo mismo este chapoteo. La buena noticia es que he encontrado un concepto que permite explicar todos estos resbalones sin consumir ríos de tinta o peor aún agotar los calificativos ad hominem. El rinoceronte gris. La analista Michele Wucker lo explica como antagónico al cisne negro acuñado por Nassim Taleb, esos sucesos como la covid19 que nadie pudo prever. En cambio, un rinoceronte gris es un fenómeno que sí es altamente probable porque ya ha sucedido en el pasado, pero por alguna razón difícil de explicar el riesgo es ignorado. Cualquier manual de zoología explica que un rinoceronte gris es un fiero espécimen que vive en el Congo y con permiso del elefante, el mamífero terrestre más pesado de la Tierra. Se conoce su peligrosidad, pero, a pesar de ello, todos los años pierden la vida algunos turistas que subestiman el riesgo de acercarse al bicho únicamente para conseguir una fotografía y así presumir de safari.

Frente a cisnes negros como la tormenta Filomena en Madrid, el rinoceronte gris es un fenómeno altamente probable porque ya ha sucedido en el pasado. Es sabido que decir exabruptos en política genera odios africanos o que incumplir los códigos éticos en la empresa acaba con las carreras más exitosas. También la historia nos ha enseñado que los nacionalismos exacerbados provocan tragedias, que el odio al diferente es la antesala de la violencia y que los atajos no te hacen llegar antes sino embarrar. Aun así, se sigue minusvalorando el peligro y es demasiado habitual que personajes con altas responsabilidades institucionales, jueguen con fuego en sus intervenciones públicas.

Pero que nadie se equivoque y piense que lo mejor es ponerse un esparadrapo en la boca y estarse calladito. El desafío más difícil para muchos CEOs es cuándo involucrarse en cuestiones públicas y cuándo no opinar. Y es que ya no es posible pasar de puntillas. Si eres un líder empresarial, estás obligado a comprometerte, porque quien no defienda las causas sociales corre el peligro de que la gente (empleados, clientes o proveedores) piense que no le importan.

Hoy la sociedad no perdona. Y tan nefasto es hablar más de la cuenta como no posicionarse ante las inmoralidades. Todos sabemos que “no existe una segunda oportunidad para causar una primera impresión” y en los tiempos que nos ha tocado vivir cuesta muy poco generar una crisis de reputación, pero muchísimo que se olvide ese incidente. Dejó escrito nuestro premio Nobel Ramón y Cajal que “las ideas duran poco, hay que hacer algo con ellas”. Exactamente igual pasa con la reputación de las instituciones, dura muy poco el prestigio de una empresa si se actúa con imprudencia o desalineado con la sociedad a la que se sirve.

Termino esperando que al lector nunca le pase como a ese turista muy ufano montado en una potente camioneta empeñado en inmortalizar con su cámara al rinoceronte gris. Porque cuando la bestia se pone a correr ya no hay protección ni punta de velocidad de coche que aguante la embestida de su cuerno y solo queda lamentarse de la imprudencia o rezar para salir vivo. Ojalá tantos representantes de la cosa pública pero también de la empresa antes de ponerse delante de un micrófono o buscar soluciones rápidas a problemas complejos tuvieran muy presente este concepto del rinoceronte gris o por lo menos la imagen de la cara de pánico del imprudente turista. Mejor nos iría.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR Y LLYC 

lunes, 18 de septiembre de 2023

Se acabó

  (este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 18 de septiembre de 2023)


Alexia Putellas es de Barcelona y tiene 29 años. María Jiménez nació en Triana y acaba de morir con algo más de setenta años. Una futbolista, la otra cantante. Sin embargo ambas españolas van a estar unidas de por vida por el himno “Se Acabó”. El 7 de septiembre María Jiménez murió, pero le dio tiempo a vivir cómo su mítica canción se convirtió en una tendencia mundial gracias a un mensaje el 22 de agosto en las redes sociales de la jugadora del Barca. El penúltimo servicio de la letra de una canción escrita en 1978 para denunciar el maltrato. La racial sevillana cantó la coplilla en primera persona, porque ella padeció la violencia machista durante años. En un tiempo muy diferente al actual permitió abrir el camino para que muchas mujeres se atrevieran a denunciar y acabar con los malos tratos en pareja.

Han pasado casi cuarenta años y una joven deportista -que no había nacido cuando María Jiménez escondía las palizas con maquillaje antes de salir al escenario- encontró en la canción de la trianera la mejor forma de expresar el hartazgo del mundo del fútbol femenino frente a las formas de Rubiales y la Federación. El beso a Jenni Hermoso fue la gota que colmó el vaso de la indignación contenida ante una gestión cutre y nefasta del deporte de élite de mujeres.

Pero no nos equivoquemos pensando que nada ha cambiado cuatro décadas después. En los setenta los agresores se paseaban por los platós y en los vecindarios no es que nadie llamase a la policía después de una noche de palizas, es que ni se les quitaba el saludo. Hoy siguen muriendo mujeres a manos de sus parejas y la discriminación no se ha eliminado del mundo del trabajo, pero el caso Rubiales y el #SeAcabó de Alexia Putellas demuestra que la sociedad ha cambiado, que ya no se soporta más la chulería machista y que la dignidad vence caiga quien caiga. Los de las risitas ante el beso a Jenni Hermoso, los que lo relativizaban en el contexto de la celebración, incluso los que apoyaban a Rubiales por otras razones políticas o económicas se han visto arrollados por la marea promovida por las mujeres futbolistas. Quienes intentaron resistirse desde los despachos del poder pronto tuvieron claro que el #SeAcabó se los llevaría por delante.

Ningún filósofo, ningún escritor, tampoco un político o un profesor. Unas chicas deportistas han dado una lección moral al mundo usando la canción de una cantante analfabeta que sufrió como ellas en sus carnes la violencia y la discriminación por el mero hecho de ser mujer. Lo sucedido esos días nos debe llevar a reflexionar sobre cómo conseguir que no haya más Rubiales en nuestras casas y trabajos. La conclusión a la vista de lo anterior es sencilla. Cuántas más miradas plurales haya en las empresas, cuántos más portavoces de la sociedad civil, cuántas más visibilidad al diferente, cuánta más libertad haya para expresar lo que sientes, más cerca estaremos de entonar definitivamente el #SeAcabó.

Iñaki Ortega es doctor en economía en LLYC y UNIR

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Soy un truhán, soy un señor

 (Este artículo se publicó originalmente en El Periódico de Cataluña el 4 de septiembre de 2023)


Corría el año 1977 y España celebraba sus primeras elecciones generales en cuarenta años. El entonces presidente del gobierno, Adolfo Suarez, había convocado esas votaciones para que los partidos políticos que salieran de las urnas elaboraran una constitución democrática. El país esperaba pegado a la televisión el resultado de estas trascendentales elecciones y alguien en Televisión Española debió pensar que había que amenizar esas horas desde el cierre de los colegios electorales hasta el recuento oficial de votos. En ese momento apareció Julio Iglesias para estrenar su canción “Soy un truhan, soy un señor”.  Las elecciones las ganó UCD, sin mayoría absoluta, con una ventaja de 47 escaños sobre el PSOE y la Carta Magna se aprobó un año después. Pero, aunque nadie se acuerde, en esa primera noche electoral de la España democrática, el cantante Julio Iglesias estrenó uno de los mayores éxitos de su carrera ante 20 millones de espectadores. Entonces, como ahora, el título de la canción representa lo que piensan los españoles de sus políticos.

Adolfo Suarez era amado y odiado a partes iguales. Un truhan o un señor. Para unos el heredero del franquismo por haber sido el secretario general del partido que apoyaba al dictador, para otros el artífice de la modélica transición española. Odiado en la izquierda y en la derecha por igual; a los socialistas no les hacía nada de gracia su amistad con el partido comunista de Carrillo y su pasado de camisa azul y para Manuel Fraga era un traidor que se había echado en brazos de la izquierda y los nacionalistas. Pero ganaba elecciones adorado y votado por millones de españoles de todas las tendencias políticas. Un "señor" por traer la democracia junto al Rey Juan Carlos y liderar el país desde la moderación; un "truhan" por ceder a las presiones y dimitir de la presidencia del gobierno además de dilapidar el primer y único partido de centro que ha gobernado nuestro país.

Han pasado casi cincuenta años desde que Julio Iglesias entretuviese una noche electoral, muerto de risa con sus gafas de pasta negra porque todavía no se sabía la letra de la canción. Jamás se hubiera imaginado que “Soy un truhan, soy un señor” sería el mejor resumen de las votaciones del 23 de julio de 2023.

Sánchez un “señor” por parar el fascismo que amenazaba las libertades españolas o por ser el político más resiliente de la historia de España que vence a los poderes fácticos de dentro y fuera de su partido.  El socialista que ha traído la mayor mejora de las condiciones laborales de los trabajadores más humildes con una subida del 47% del salario mínimo o el líder adorado y respetado en Europa que es capaz de epatar a medio mundo cuando organiza cumbres como la de la OTAN en Madrid. El artífice de la mayor creación de empleo del siglo y responsable de que la inflación española sea la envidia de Europa. El único capaz de poner de acuerdo a más de doce partidos, varios de ellos enemigos íntimos, para elegir la presidencia del Congreso de los Diputados.

Y al mismo tiempo un “truhan” con un título de doctor no exento de dudas. Que juraba que nunca pactaría con Podemos ni con Bildu, pero acabaron siendo sus socios de legislatura. El mismo político que ora apoyaba la intervención de la Generalitat con el artículo 155 ora indultaba a los condenados por golpistas contra la democracia. Un presidente incapaz de cesar a la ministra que promueve una ley que deja libres a miles de violadores. Un Pedro Sánchez que llegó para luchar contra la corrupción y acabó rebajando el delito que más les gusta a los políticos chorizos, el de cohecho.

El ángel que resurge siempre de sus cenizas y consigue lo imposible; el diablo que está dispuesto a lo que sea por seguir en el poder.

«Hoy ha sido un día de concordia para todos nosotros, cada uno ha votado por su ideal. Ojalá que de este ideal salgamos ganando todos los españoles» con estas palabras el universal cantante cerró su recital televisivo de junio de 1977. Y se cumplió.  Cinco décadas después en nuestro país se vive mejor si revisamos la estadística que queremos, hemos ganado todos. Más empleo, más riqueza, más igualdad, más pensiones, más universidades, más hospitales, más autónomos y más justicia. Ojalá que tras este otoño siga siendo así y ganemos todos los españoles y no sólo los que ahora inclinarán la balanza.

 

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

Alerta Roja

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 4 de septiembre de 2023)


Es la primera vez en la historia que se han usado los móviles para alertar a los ciudadanos de una emergencia. A las dos y media de la tarde de ayer en Madrid y Toledo, por arte de magia, una sirena sonó en todos los teléfonos avisando de una situación de alerta por inundaciones. Con una penetración del 100% de la telefonía móvil en comunidades como la madrileña -conforme a datos oficiales del ONTSI- habrá sido prácticamente imposible no enterarse del aviso del temporal extremo.

Las cosas cambian y lo que cuando yo era un niño era la gota fría de final del verano, ahora es una DANA, un acrónimo que surge del término exacto para referirse a estas tormentas, a saber: depresión aislada a niveles altos. Antes la radio -a duras penas- te iba informando de las catástrofes y hoy la tecnología hace posible las alertas tempranas que llegan directamente a todos y cada uno de los ciudadanos para evitar males mayores. Los alcaldes publicaban bandos que la policía municipal explicaba por las calles y ahora dinámicos regidores usan las redes sociales para que todo el mundo se ponga a buen resguardo frente a las inclemencias atmosféricas. Los meteorólogos eran “los hombres del tiempo” que fallaban más que una escopeta de feria; hoy, muchas de ellas mujeres tecnólogas, tienen a su disposición potentes innovaciones basadas en la ciencia de datos que permiten adelantar decisiones que salvan vidas.

La alerta roja que recibimos ayer en el teléfono los que vivimos en esta parte de España es una buena forma para recordar que la tecnología lo está cambiando todo y la mayoría de las veces para bien. José Ortega y Gasset dejó escrito el siglo pasado que “el único instrumento que el hombre tiene para transformar este mundo es la técnica”. Lo estamos haciendo. No lo hemos dejado de hacer a lo largo de la historia de la civilización. Desde la rueda a la imprenta pasando por las vacunas. Ahora la diferencia es que se ha acelerado ese cambio gracias a tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial generativa. El famoso ChatGPT es la punta del iceberg de lo que hay debajo y es la capacidad para utilizar miles de millones de datos para predecir el futuro -como esta DANA- y mejorar la vida de las personas en términos de bienestar.

La alerta roja por el temporal recibida en el móvil debería servir de alguna manera como un aviso -también extremo- para que profesionales y empresas sepan que sin la tecnología no habrá empleo que mantener ni compañía que ofrezca servicio alguno. Da igual los años que tengas, el sector en el que se sitúe tu compañía, el departamento en el que trabajes o seas directivo o empleado si no usas las novedades tecnológicas te quedarás a la intemperie. No lo digo yo sino todos los días informes de los mejores institutos de investigación. Si no estás al día de las innovaciones tecnológicas no tendrás refugio alguno y riadas, como las de ayer, se llevarán por delante tu puesto de trabajo y tu empresa. No podrás decir que no estabas avisado.

Iñaki Ortega es doctor en economía en LLYC y UNIR

viernes, 1 de septiembre de 2023

La vuelta al cole (de la economía)

(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el día 1 de septiembre)


Este año vamos a padecer el arranque del curso escolar más caro de la historia de nuestro país. La vuelta al colegio en septiembre, según la Organización de Consumidores y Usuarios, supondrá de media unos 500 euros por niño. Prácticamente un 30% más que la de 2021. La OCU explica que su cálculo tiene en cuenta los libros de texto (los de aquí son los más caros de Europa) así como los uniformes, calzado, papelería, mochila y estuche. Pero si le sumásemos los gastos de trasporte y comedor, que la OCU no incluye, el resultado sería más dramático aún. Muchos niños han de desplazarse en autobús y quedarse a comer en colegio, y precisamente esos dos capítulos son los que más sufren el alza de precios. La gasolina ha vuelto a los niveles de 2022 que justificaron la bonificación de 20 céntimos por litro que ahora "ni está ni se le espera" Y qué decir de los precios de los alimentos con subidas del aceite, el arroz y las patatas muy por encima del 20%. Quizás con estos datos se entiende mejor la razón por la cual la tasa de natalidad en España sigue cayendo y es que para las familias se ha convertido en una tarea hercúlea sufragar los gastos de crianza. Pero volvamos a la vuelta el cole de este año.

Porque si la economía fuese un niño en edad escolar también se encontraría con tantas dificultades como las familias que ahora repasan incrédulas el presupuesto de sus gastos. La economía española se va a encontrar en septiembre, al mismo tiempo que miles de chavales estrenan sus mochilas, con no pocos problemas que paso a enumerar.

La inflación fuera de control. El Banco de España ya habla de un 3.2% y la subyacente sigue por encima del 6%. La esperanza de tener el IPC en niveles razonables del 2% a  fianales de año se ha esfumado y la sensación es que el alza de precios se ha enquistado o como dicen los anglosajones es tan pegajosa que no hay quien la despegue de las arterias de nuestra economía. Para colmo “el efecto base” de este año ha desaparecido, es decir que ya no calcularemos la subida del IPC en relación con las alzas de hace un año que eran de dos dígitos y por tanto ya no tendremos datos de aparentes bajadas. A partir de ahora nos quedaremos igual o subiremos porque la comparación será con las cifras de los últimos meses del 2022.

Los costes de la deuda desbocados. Las autoridades monetarias no han quitado el pie del acelerador de los tipos de interés. Hay que seguir hasta dominar la inflación y no parece que el final de la subida del precio del dinero esté cerca. En cualquier caso, pase lo que pase en las próximas semanas tras el conclave de Jackson Hole, el rally de las alzas de los tipos por el BCE de los últimos 12 meses será recordado en los libros de historia. En Europa o en Estados Unidos la financiación se está encareciendo para enfriar la economía, cueste lo que cueste. Y esos costes se miden ya en un menor crecimiento por la ausencia de financiación y por tanto menos oportunidades para las empresas. Para las familias un estrangulamiento de sus cuentas por el alza brutal de los costes hipotecarios.

El gasto público en solfa. Bruselas ha cerrado la barra libre y a partir de 2024 los países europeos tendrán que volver a cumplir con las reglas de estabilidad fiscal -suspendidas en su día para facilitar la recuperación pospandemia-. En Europa, con el BCE a la cabeza de la manifestación, ha triunfado la teoría de que tanto gasto público alimenta la espiral inflacionista. Conviene recordar que al día de hoy España no cumpliría con el 3% de déficit y ni mucho menos con la deuda que supera el 60% del PIB. De modo y manera que desde este mismo ejercicio las autoridades europeas nos obligarán a tomar medidas y abandonar los presupuestos expansivos, de otra manera acabarían llegando las sanciones o lo que os peor, paralizandose los planes de Next Generation EU.

Una nueva amenaza de desaceleración. Ya aparecen los números rojos en los análisis de varios institutos económicos españoles. Y es que las señales no son pocas. Las quiebras han aumentado más de un 80% en los dos últimos años, la caída de la producción agraria y de las exportaciones, el enfriamiento del mercado inmobiliario o la debilidad de las cifras de inversión. Al mismo tiempo la facturación empresarial se ha desplomado según el INE y media Europa tiene el PIB estancado anticipando lo que puede pasar a este lado de los Pirineos.

Un mercado laboral dopado por el turismo. Se acaba la temporada alta y los despidos comenzarán, en cambio lo que no será novedad es que seguirá creciendo el subempleo en nuestro país. Empleos de baja calidad que se demuestran con el auge imparable del pluriempleo y las horas trabajadas por debajo que las de hace años a pesar del récord de afiliación a la seguridad social. Por no hablar de los dichosos fijos discontinuos que seguirán en la agenda de este otoño, pese a quien pese.

Me temo que es una mochila muy cargada para este mes de septiembre. Esperemos que la economía española pueda cargar con tanto lastre. Conviene no olvidar que una buena forma física ayuda a cargar peso, pero también que hace años se inventó la mochila con ruedas que facilita enormemente esta tarea.  Dejo a la imaginación del lector si nuestra economía ha sido capaz de muscularse estos años que han trascurrido desde la pandemia o incluso si esas ruedas (ayudas públicas) que aligeran el peso de nuestras debilidades seguirán rodando o no este curso escolar que ahora comienza

 

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR Y LLYC

domingo, 27 de agosto de 2023

¿Qué comunidad autónoma española cuida mejor a sus mayores?

(este artículo se publico originalmente en la revista científica The Conversation el 20 de agosto de 2023)

Frente a los que ven en el envejecimiento un lastre para la sociedad, otros creemos que el aumento de la esperanza de vida puede ser una oportunidad para todos. Se estima que en 2050 más del 50 % de la población española será mayor de 50 años. Esta evolución demográfica debería dar más protagonismo a las personas mayores en el diseño y aplicación de políticas públicas.

En 2023, los mayores de 50 años son ya más del 40 % de la población. En términos económicos suponen, por lo menos, uno de cada cuatro euros del PIB y son el grupo con mayor renta per cápita. Además, son una fuente de conocimiento y experiencia y están en capacidad de seguir realizando actividades productivas. En su mayoría, son un grupo de población con rentas estables y menores cargas económicas, con tiempo para el ocio y con vivienda en propiedad. Todo ello los convierte en piezas clave para la economía.

Con una alta esperanza de vida –entre las cinco mayores del planeta–, una elevada calidad de vida, buenas infraestructuras y un sistema sociosanitario de alto nivel, España puede aspirar a convertirse en referencia mundial en la economía séniorNo obstante, el cambio demográfico hacia una población envejecida presenta una serie de retos:

A estos desafíos se suma el combate contra el edadismo. Es decir, contra la discriminación hacia las personas mayores basada en estereotipos negativos. Por ello, es prioritario eliminar los prejuicios relacionados con la edad con acciones que promuevan la participación activa de la población sénior. Para contribuir a ello, pero también para promover una sana competencia entre comunidades autónomas, el Centro de Investigación Ageingnomics publica, desde 2021, el informe Ranking de territorios por la economía sénior, una herramienta que permite que las autonomías, gestoras de gran parte de las políticas públicas que se aplican en España, puedan medirse y comparar sus actuaciones en torno a la población sénior.

El informe 2022 pone de manifiesto que las comunidades autónomas españolas no ofrecen las mismas condiciones y oportunidades a las personas mayores de 55 años en términos de empleo, acceso a servicios sociales y sanitarios y número de residencias y centros de día, entre otros. Revela, además, que también existen diferencias con respecto a otros indicadores, como la esperanza de vida, la edad media de jubilación, el importe medio de la pensión o el número de diputados autonómicos mayores de 55 años.

A través de 24 indicadores, este documento permite conocer la realidad de la economía sénior y ver su evolución en las 17 comunidades autónomas españolas. Para ello se comparan más de 530 datos de diferentes fuentes. En las conclusiones del estudio destacan País Vasco, Castilla y León y Navarra como las comunidades autónomas más preparadas y con más oportunidades para los mayores de 55 años. El indicador sintético del ranking les otorga las primeras posiciones porque son los territorios con más recursos, servicios y nivel de participación de los mayores de 55 años.

No obstante, al profundizar en algunos indicadores también se puede ver que:

  • Asturias es el territorio con más población sénior.

  • Baleares encabeza el ranking de tasa de actividad.

  • La Comunidad Valenciana es la región con mayor porcentaje de alcaldes mayores de 55 años.

  • Andalucía es la comunidad con más votantes séniores.

  • Extremadura dispone de más centros de día para la población sénior.

  • Castilla-La Mancha, ha atendido a un mayor número de séniores por teleasistencia.

El envejecimiento poblacional está transformando los modelos económicos y sociales, pero esta es una realidad que no está recibiendo toda la atención que merece. Los poderes públicos deben ser los entes encargados de configurar el marco de actuación para aprovechar la capacidad y potencial de los mayores de 55 años. Y aquellos territorios que antes asimilen esa realidad recogerán los dividendos de este nuevo bono demográfico.

Iñaki Ortega es profesor de la UNIR