miércoles, 31 de mayo de 2023

Robot en checo significa trabajo

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 29 de mayo de 2023)


Ahora que todo el mundo usa las aplicaciones de Inteligencia Artificial, yo también he decidido experimentar. Esta semana después de cenar hice la prueba para conseguir un artículo como el que estás leyendo.

Para empezar, tuve que descargarme la aplicación de moda, luego registrarme en ella y a continuación leerme un rápido manual de instrucciones. Ahí es dónde me di cuenta de que sólo me daría datos hasta 2021, lo cual me dejó bastante chafado porque a mis lectores les gustan los temas de actualidad. Trasteando en la red descubrí que hay un buscador de una famosa compañía tecnológica que sí tiene datos actualizados hasta 2023. Me pongo con ello. Llevo ya una hora invertida. Ahora me toca descargar este buscador, no sin problemas porque no me lo hace fácil mi ordenador que tiene otro por defecto. De nuevo, he de dar mis datos personales para registrarme y finalmente invertir unos minutos para descubrir dónde está el famoso chat y cómo narices funciona. Mi reloj dice que he invertido casi dos horas y no tengo ni una palabra del artículo. En casa todos duermen.

Ya estoy dentro del chatbot. Le pido que escriba mi artículo y le doy el tema y la extensión. Tras unos segundos de espera viene el chafe porque me responde que no es capaz de hacer eso. Le escribo que cómo es posible cuando me consta que mis alumnos lo están haciendo. Se lo piensa y me responde que en otras aplicaciones se puede pero que tenga cuidado porque puede tener errores.  Me voy a la otra aplicación, que era la que tenía datos antiguos, y esta vez sí obtengo mi artículo de opinión. Pero, aunque no está mal escrito, es una fría sucesión de datos. A base de recomendaciones el artículo va cogiendo alma. Aparecen fallos y hasta falsedades, pero cuando le alertó de ello se disculpa y lo arregla. El tiempo pasa volando y me estoy divirtiendo porque siempre me responde con educación y a la vez me sorprende. Tres horas de trabajo y el artículo está hecho. Me voy a dormir.

A la mañana siguiente antes de mandar el artículo a publicar, lo releo por última vez. Ni con dos cafés bien cargados nadie aguantaría su lectura. Vaya tostón. El artículo es impecable, pero es más aburrido que una ostra. No puedo mandarlo así. A la papelera con él y a por doble dosis de cafeína para mí porque las horas  robadas al sueño por la Inteligencia Artificial se empezaban a notar. Cuando los expresos empiezan a surgir efecto, el folio en blanco sigue ahí delante y vuelvo a mi método tradicional de escritura hasta obtener las líneas que estás leyendo. El título surge del comentario de un colega en una comida que me aseguró que la palabra robot tenía origen eslavo porque significa trabajo forzado. El resto es ir tejiendo un texto con palabras, datos, anécdotas personales y mis propias palabras. Oficio frente a la máquina.

La tecnología será buena o mala en función de lo que hagamos con ella. Y eso es algo que dejó escrito hace ya ochenta años Isaac Asimov en sus leyes de la robótica. Pero lo que está claro es que la etimología de robot es cierta, y los nuevos chatbots nos dan trabajo, mucho trabajo. Ahora esperemos que también creen puestos de trabajo y no solo los destruyan como parece.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor en UNIR y LLYC

sábado, 27 de mayo de 2023

¿Puede presentarse Biden a la reelección?


(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 17 de mayo de 2023)

A finales de abril el presidente Biden anunció su intención de presentarse a la reelección. Inmediatamente se abrieron las compuertas de un edadismo embalsado en nuestra sociedad que ha arrasado a su paso con cualquier otro argumento. “El presidente más anciano que ha ocupado la Casa Blanca”, “el mandatario con achaques” y hasta “el político con demencia” han opacado la carrera impecable de servicio público de Biden. Edadismo o discriminación por la edad es un término que la RAE ha reconocido hace menos de un año. De alguna manera al incluirlo en el diccionario se ha constatado la marginación que sufren los seniors en nuestros días. A partir de una edad son invisibles para los contratadores y para los publicistas. En los peores momentos de la pandemia se les aplicó el triaje y ahora -visto lo visto- tampoco van a poder ejercer sus derechos civiles como presentarse a unas elecciones.

Churchill selló la paz de Yalta con más de 71 años, Adenauer siendo octogenario estampó su firma en el acta fundacional de la Comunidad Europea y la premio nobel Teresa de Calcuta con 82 años seguía cuidando enfermos y liderando las Misioneras de la Paz. Todos ellos vivieron en el siglo pasado cuando las tasas de esperanza de vida eran por lo menos veinte años menores que la actualidad lo que nos llevaría a colegir que la edad biológica de Churchill en ese momento serían como los 90 años de hoy y más de 100 la de Adenauer y Teresa de Calcuta.

Y es que los científicos diferencian la edad cronológica de la biológica. La primera es la suma de años que han transcurrido desde el nacimiento. En cambio, la biológica es la edad que tienen los sistemas, tejidos y células de un organismo con relación a su normal funcionamiento, muy influida por el momento histórico en el que se viva. La escritora española Pardo Bazán muere con 69 años en 1921 pero la esperanza de vida entonces era de 40 años, de modo y manera que su edad biológica sería muy superior a la cronológica de entonces y si hubiese vivido hoy posiblemente alcanzaría los 100 años.

 

La Sociedad Geriátrica de Japón ha puesto sobre la mesa nuevos datos que cuestionan el umbral fijo de la ancianidad y ofrecen argumentos a quienes desde la economía abogamos por redefinir el concepto de vejez. Los gerontólogos nipones han analizado datos objetivos sobre el estado físico de las personas mayores y han comprobado que las de 75-79 años presentan la misma velocidad de marcha y la misma fuerza de agarre en la mano que las de 65-69 años de veinte años antes, por lo que no ven apropiado considerar como ancianos a los septuagenarios actuales. Por eso, en ese país, un comité ha propuesto reclasificar la vejez en tres grupos: la prevejez, referida a las personas entre los 65 y los 74 años; la vejez, para quienes están entre los 75 y los 90, y la supervejez, para el grupo de supermayores, los que cuentan con más de 90 años. Antonio Abellán, investigador del CSIC suscribe la tesis de que la entrada en la vejez esté marcada por un umbral móvil vinculado a la esperanza de vida, de modo que ser mayor no depende de la edad del DNI sino de la edad prospectiva, de los años que teóricamente a uno le queden por vivir. Abellán sostiene que, según las tablas de mortalidad oficiales, a los españoles de 65 años, por ejemplo, les quedaban 21 años de vida en 2015, exactamente los mismos que a quienes tenían 58 en 1976, que eran personas a las que nadie osaba considerar como «viejas».

 

Los septuagenarios de hoy están mejor que nunca. ¿Alguien se atreve a dudar de la fuerza de Josep Borrell que con 76 años ha parado los pies  desde Europa al tirano ruso Putin? Carmen Martín Gaite escribió sus mejores novelas con más de setenta años.


En la Encuesta Nacional de Salud quienes ahora están en los 74-75 años reportan niveles de salud como los de 65 de hace nueve años. Hemos ganado dos décadas de vida en apenas medio siglo. "La cuestión es si esos años ganados se los queremos añadir a la vejez o a la madurez». Yo lo tengo claro viendo a septuagenarios en activo como el psiquiatra Rojas Marcos o la catedrática Adela Cortina. ¿Acaso alguien ha dejado de ir a la consulta del doctor Guillen por mucho que supere los ochenta años? 

 

Es profundamente edadista, hablar solo de la edad de Biden y no de sus logros en este mandato. Poner el acento en sus arrugas y no en su experiencia. Fijarnos en su cojera y no en su resiliencia vital. Llamar la atención de sus equivocaciones, olvidando todos sus aciertos. La pregunta que tendríamos que hacernos no es si la edad incapacita al presidente sino si el mundo sería mejor sin Biden.

Todos los que defienden que los 80 años inhabilitan han de saber que con ese argumento Platón no hubiera enseñado a discípulos como Aristóteles, Miguel Ángel no habría terminado la Basílica de San Pedro, Saturno devora a sus hijos de Goya no existiría y muchas obras de Picasso o de Tapies no hubieran visto la luz. ¿De verdad queremos perdernos todo ese talento?

 

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

jueves, 25 de mayo de 2023

España, la nueva Florida

 (este artículo en su versión original se publicó en el periódico ABC el día 24 de mayo de 2023)


Durante más de 300 años el hoy estado de Florida fue gestionado por el imperio español. De hecho, su nombre fue puesto por el explorador Juan Ponce de León cuando en el año 1513 avistó sus costas el día que se celebraba la Pascua Florida. Menos conocida es la razón por la cual desembarcó que no era otra que encontrar la fuente de la juventud eterna.

Jamás hubiera imaginado el descubridor español que más de 500 años después España y Florida seguirían unidas precisamente por la misma razón que le llevó a introducirse en los manglares de la península norteamericana, lograr ser el mejor lugar del mundo para no envejecer.

El estado de Florida es un símbolo para los seniors americanos. Su favorable clima unido a las ventajas fiscales son el sueño para cualquier persona mayor. Al mismo tiempo una potente industria del ocio, pero también de los cuidados y la salud ha hecho que en algunas ciudades la edad media sea más de 70 años y que la aportación al PIB estatal de los seniors se acerque al 50%. Ponce de León nunca descubrió la fuente de la vida, pero parece que los habitantes de La Florida sí lo han hecho.

Ahora los descendientes españoles de aquel marino vallisoletano, podemos beneficiarnos también de esa fuente de la juventud eterna. España tiene las mejores condiciones para ello con una esperanza de vida de las cinco mejores del mundo, un excelente clima y mejor dieta, así como unas infraestructuras a la altura del segundo destino turístico del planeta. La resiliencia de nuestro sistema sociosanitario -puesta a prueba en la pandemia- es el último elemento de esta fórmula mágica.

Pero esta posición de partida no garantiza alcanzar el objetivo de convertirse en la nueva Florida del mundo. Para ello urge tomar medidas en la dirección correcta que pasarían por el mayor apoyo público-privado para la conocida como la economía plateada o economía senior. Los mayores de 55 años ya suponen hoy en España más del 30% de la población y aportan a la riqueza nacional por lo menos uno de cada cuatro euros. También tienen en sus manos la mayoría del patrimonio y el consumo, precisamente por disponer de una mayor renta que cualquier otra cohorte generacional.

No obstante, es imprescindible promover una industria de la economía plateada en España que genere empleo y riqueza. Un nuevo sector económico a medio camino entre el turismo, los servicios -como el ocio y los cuidados- y la construcción. De ese modo podría diseñarse una oferta imbatible para atraer a los seniors de todo el mundo a nuestro país. Sin duda, somos uno de los mejores países del planeta para envejecer, ahora toca trasformar esa fortaleza en una fuente de bienestar. Convirtiendo España en la nueva Florida, florecerían nuevos trabajos con nuevos bienes y servicios para los mayores en campos como el antienvejecimiento o viviendas adaptadas alejadas del actual modelo institucional de las residencias.

Poner en marcha un país en esta dirección exigirá un gran pacto por la economía plateada que pasaría por diseñar un paquete de medidas desde las instituciones públicas. Medidas de carácter impositivo -vacaciones fiscales- para atraer a mayores de cincuenta años a nuestro país al estilo de las de Portugal o Grecia, que también aspiran a ser La Florida. Los nuevos nómadas no son solamente los jóvenes digitales sino seniors que buscan el mejor ambiente para envejecer y la competición por ellos es global.

Actuaciones en clave de nuestro mercado laboral serán imprescindibles. El derroche de talento senior en España con tasas de actividad 20 puntos por debajo de nuestros pares europeos está lastrando nuestra riqueza y la moral de millones de ciudadanos. Dejar en cero las cotizaciones sociales de los seniors o garantizar el 100% de la pensión si se sigue trabajando más allá de la jubilación irían en la línea adecuada para recuperar el tiempo perdido.

Por último, un apoyo a esta industria emergente con zonas francas para la economía plateada y el uso de los fondos Next Generation para incentivar la migración de empresas de salud, turismo, ocio y construcción hacia este vertical, sin duda ayudarían al objetivo. Como defiende el experto inmobiliario Bruno Bodega, estos nuevos modelos de vivienda favorecerían una jubilación amable -también financieramente- para cualquier ciudadano europeo y gracias a nuestra experiencia en estos sectores podríamos aspirar a ser la referencia del mundo en el diseño de espacios para disfrutar las últimas décadas de la vida. Igualmente, los cuidados -que todos acabaremos necesitando- deberían tener una deducción fiscal y un impulso en el sistema educativo patrio como fuente de empleo asegurada.

España y Florida son dos penínsulas, tienen un PIB muy parecido, pero nuestra superficie es el triple que la de ellos y en población más del doble. Queremos y podemos ser como Florida, el lugar soñado para retirarse. Conseguirlo está en nuestra mano y sus consecuencias cambiarían el destino de España. Encontraríamos la fuente de Ponce de León cinco siglos después.

Iñaki Ortega es consejero asesor del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE

 

 

.

 

 

 


domingo, 21 de mayo de 2023

La Gran Campaña

(este artículo se publicó originalmente el día 15 de mayo en el periódico 20 Minutos)


Ya ha empezado oficialmente la campaña electoral para las elecciones del 28 de mayo. Pero tú y yo sabemos que desde enero estamos en una campaña que durará hasta las generales de diciembre. Serán doce meses en los que el consejo de ministros y el parlamento se transformarán en mítines. Los anuncios electoralistas “okuparán” la gestión de los asuntos públicos, sea en el ámbito local o en el supranacional. Nada quedará libre de ser “manchado” por la obsesión por los votos. Será recordado este año 2023 como el de La Gran Campaña.

Antes de que empecemos a lamentarnos por ello, conviene elevar la mirada y encontrar alguna utilidad de la hipersensibilidad que los políticos van a tener este año. No quedará causa justa sin propuesta electoral, ni drama sin ser escuchado y mencionado en las intervenciones de los líderes. Una inmejorable oportunidad para convertirnos en los mejores lobistas de nuestras cuitas.

Los agricultores con la sequía están consiguiendo que sus demandas estén en el prime time pero también en los programas electorales. Los obreros de Ford en Valencia han logrado prejubilarse con 53 años y así la multinacional y el gobierno de turno podrán seguir con sus planes. Las víctimas del terrorismo han arrancado un rechazo mayoritario -inédito desde los años de plomo- a la inclusión de etarras en listas electorales. Los jueces con una incómoda huelga han visto milagrosamente un plan de inversiones en los juzgados promovido por el gobierno. Los jóvenes un descuento para viajar en interrail este verano. Todos, unas necesarias ayudas para la subida de las hipotecas fruto del encarecimiento de los tipos de interés europeos.

No quiero enfadarte con esta lista, sino lo contrario. Piensa que quizás detrás de estos anuncios hay una buena acción de influencia de algunos sectores. Los gobiernos en este año de La Gran Campaña recibirán a todo el mundo y atenderán muchas reclamaciones. Serán receptivos como nunca. No habrá llamada sin respuesta, reunión sin celebrar o movilización sin ser escuchada.  Es hora de aprovecharlo.

Un urólogo de más de 80 años ha conseguido que la todopoderosa ministra Nadia Calviño le reciba dos veces con su petición en internet “Soy mayor, pero no idiota"

Cerca de mi casa, el ayuntamiento decidió instalar unos cantones de limpieza. Son unas instalaciones destinadas a guardar los vehículos de la basura. Pero en la época de La Gran Campaña todo es susceptible de cambiar. Cuando empezaron los primeros movimientos de tierras, un vecino pintó una sábana blanca con la leyenda “No, al cantón” e inició un increíble movimiento que ha teñido de pancartas muchos barrios de mi ciudad hasta que el consistorio, temeroso del impacto en votos, ha anulado el plan de estas infraestructuras.

Toma nota de este nuevo lobismo que no va de oligarcas ni de poderosos sectores económicos. Simplemente muchos ciudadanos han decidido en esta temporada  sacar rédito al poder que las redes sociales les han otorgado. Date prisa que el tiempo pasa volando y se acabarán las elecciones.


Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor en UNIR y LLYC

Cuando la Inteligencia Artificial falla

(este artículo se publicó oficialmente el día 14 de mayo en el suplemento económico de El Mundo)

Últimamente la Inteligencia Artificial (IA) ha desbordado los centros tecnológicos para llegar al conjunto de la población. Gracias a un popular chatbot, también muchos directivos han descubierto cómo automatizar tareas y están urgiendo a sus equipos a zambullirse en la IA.

Al mismo tiempo, casi como un juego, miles de profesionales han conseguido demostrar -simplemente con alguna sofisticada pregunta- que estos chats aun no son tan inteligentes como pensamos. La IA falla y lo seguirá haciendo. También la inteligencia humana lleva siglos fallando, pero en el caso de las personas hay formas contrastadas para evitar esos errores. Con las máquinas no hemos llegado tan lejos. Por es, quizás en el mundo empresarial, convendría seguir explotando las posibilidades de la inteligencia humana, antes de abrazar ciegamente este nuevo credo de la infalibilidad de la IA.

Intentar entender y explicar los mecanismos cerebrales para la toma de decisiones viene de antiguo. No siempre actuamos conforme al sentido común y en demasiadas ocasiones hacemos justo lo contrario. Desde Platón y Descartes, con su defensa de la racionalidad humana, hasta Aristóteles y Spinoza, con una visión más integrada, el afán por entender el comportamiento de las personas ha ocupado a los pensadores, hasta llegar a nuestros días con dos investigadores como Kahneman y Thaler premiados por ello con el Nobel.

Todos ellos beben de un mismo argumento que conviene recordar. Nuestro cerebro es fruto de la evolución del ser humano. Al principio de los tiempos ese cerebro era reptiliano porque su función era la supervivencia. Posteriormente se desarrolla el cerebro límbico o emocional, el de los mamíferos, y más tarde el cerebro humano o racional. Los tres siguen conviviendo en nuestros días y eso explica que en ocasiones las respuestas a determinadas situaciones activan antes el cerebro rápido -reptiliano- que el racional. Esto es tremendamente útil ante una situación de emergencia, por ejemplo, con efectos reflejos como apartarnos del fuego, pero en otras ocasiones nos lleva a fallar por no pensar con profundidad las respuestas a algunos impulsos.

En economía y en entornos de incertidumbre, es habitual que falle la razón ya que -cada vez más- los humanos para poder responder con rapidez, tomamos atajos. Es decir, tomamos decisiones basadas en sesgos que en muchas ocasiones desafían a la racionalidad, pero, eso sí, nos permiten actuar muy rápidamente.

Si desde el mundo empresarial conocemos esos sesgos, conseguiremos entender mejor a los empleados, clientes, proveedores e inversores que son humanos y por tanto susceptibles de fallar. Por supuesto que esta apuesta por entender el comportamiento humano no se agota en la empresa sino que tiene aplicación directa en otros campos como la política y las políticas públicas.

Los experimentos en todos estos campos son muchos y se han trasladado a exitosas estrategias. El llamado efecto Barnum que suelen usar las marcas con sus sugerentes eslóganes para hacernos sentir únicos pero que beben de la misma trampa mental que los horóscopos que pronostican obviedades.  El efecto inercia usado en Suecia consiguió aumentar la tasa de donantes simplemente cambiando el formulario para que por defecto haya que donar órganos y darse de baja para no donar, y no al contrario como era habitual. El efecto mágico del gratis, basado en la aversión humana a perder una oportunidad. Los precios gancho en Amazon o el efecto ancla en Starbucks para diferenciarse de sus competidores. Hasta la mosca en los urinarios de Ámsterdam que ha conseguido reducir en 50 % los costes de limpieza, son ejemplos de que la ciencia empírica funciona al trasladarse a la empresa.

¿Cómo mostrar y fijar los precios? ¿Cuántas opciones presentar? ¿Cómo diseñar los argumentarios comerciales? ¿Cómo diseñar un proceso de bienvenida a un nuevo empleado para que la retención sea mayor? ¿Por qué las personas nos damos de alta en el gimnasio y no vamos? ¿A partir de qué importe no cobrar los costes de envío? ¿Por qué los indecisos acaban votando al partido que va delante en las encuestas? Son algunas de las muchas preguntas que pueden responderse con el estudio de los sesgos mentales. Economía del comportamiento se le ha llamado en la academia y algunos directivos preclaros han decidido que los departamentos de esta disciplina salten de la universidad a sus propias compañías. La creación de áreas especializadas, sin duda, puede llevar a mejorar los resultados de negocio y ya se habla como de una gran tendencia empresarial. La española Carmen López Suevos -una de las mayores expertas en este ámbito porque lo ha probado en su exitoso desempeño en multinacionales- no se cansa de repetir que somos irracionales, pero predeciblemente irracionales. Es una pena que estemos tan poco avanzados en nuestro país.

¿Quién dijo que fuese fácil? Como indica el filósofo José Antonio Marina: “el cerebro es un gran continente con la mayor complejidad del universo”. Ahí está el verdadero reto y donde hay que poner el esfuerzo, en entender al humano y no en ganar a ChatGPT.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor en UNIR y LLYC

martes, 2 de mayo de 2023

¿Dejará de celebrarse el día del trabajo?

(este artículo se publicó originalmente el día 1 de mayo de 2023 en el diario 20 Minutos)

 

En todo el mundo, salvo en algunos países anglosajones, tienen el primero de mayo como el día del trabajo. Allá por 1886, en Chicago, una manifestación de trabajadores que reivindicaban la jornada de ocho horas finalizó en una masacre. La norma se acabó implantando ese mismo año en Estados Unidos y con la llegada del siglo XX, en el resto del planeta a la vez que se consagra el 1 de mayo como el día internacional de los trabajadores. En España es festivo oficial desde hace 92 años y las celebraciones han estado protagonizadas siempre por sindicatos y partidos de izquierdas.A la vista de cómo está evolucionando nuestra tierra, tengo mis dudas de que lleguemos al aniversario redondo de los 100 años en el año 2031. Habrá poco que celebrar y pocos que lo celebren. 

Hoy somos algo más de 20 millones los españoles que trabajamos, pero hay que decir alto y claro que cada vez trabajamos menos en nuestro país. No es una opinión sino una realidad puesta de manifiesto por las estadísticas oficiales.

ü  Primer dato: en España las horas medias trabajadas en el año 2023 han bajado respecto al año 2019.


ü  Segundo dato: una carrera laboral media española es de 34 años frente a los 42 de los suecos o los 37 de los portugueses.


ü  Tercer dato: somos el país europeo con una de las más altas tasas de desempleo de Europa (lo que incluye el paro juvenil pero también el paro sénior).


ü  Cuarto dato: apenas 6 de cada 10 españoles trabajan o buscan trabajo, frente a los 8 de Alemania o Países Bajos.


ü  Quinto dato: la edad de inicio del trabajo se ha ido retrasando (por encima de los 25 y debajo de los 29 años) porque se ha alargado la formación; pero la del retiro se ha adelantado situándose de media en los 62 años.

Además, millones de trabajos desaparecerán antes de 2030 por la digitalización. McKinsey ha pronosticado que con el actual desarrollo tecnológico la mitad de los actuales empleos podrán ser automatizados, es decir sustituidos por una máquina. En concreto han calculado que fruto de lo anterior en España alrededor de 1,6 millones de trabajadores se verán empujados a cambiar de ocupación, incluyendo 1,4 millones obligados a un cambio total de ocupación y categoría. Estos analistas creen que cinco millones de españoles verán como su empleo ya ni existe en el 2030.

La tendencia es clara, cada vez queremos trabajar menos y cada vez habrá menos trabajos. Y qué decir de las cifras de afiliación de los sindicatos convocantes del primero de mayo y de los asistentes a las manifestaciones. Según un estudio de la OCDE, en España la afiliación sindical no ha dejado de caer en las últimas décadas siendo uno de los países desarrollados con menor tasa de sindicación. En cuanto a las movilizaciones del primero de mayo basta con echar un vistazo a las fotografías de las movilizaciones de los años 80 para sacar conclusiones.

Poco ayuda un país como el nuestro cada vez más polarizado, en el que abanderar desde una posición ideológica una causa supone el rechazo inmediato de la otra parte. Unirse a una manifestación del primero de mayo para la mitad de la población española sería imposible, no porque no apoyen las demandas de ese día sino porque se sentirían agredidos por los lemas y pancartas de las marchas.

La única esperanza que nos queda para seguir celebrando el primero de mayo es que fallemos en las previsiones. Que la tecnología cree más empleos porque nos formamos más y mejor. Que los españoles decidamos trabajar más para poder financiar mejor nuestra vejez y el desarrollo de nuestro país. O que la política no manche las causas justas como la del trabajo. Soñar es libre (por ahora).

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en LLYC

viernes, 28 de abril de 2023

La mala tecnología

(este artículo se publicó originalmente el en el periódico económico La Información el día 28 de abril de 2023)

Dos de cada tres ciudadanos son incapaces de diferenciar una noticia real de un bulo. El 85 por ciento de los encuestados cree que existe una intención deliberada de manipularlos a través de las redes sociales. Estas fueron las conclusiones del barómetro de Oxfam España y al mismo tiempo vemos como sucesos escalofriantes nos hielan la sangre por la capacidad que tienen algunas aplicaciones móviles de sacar lo peor del ser humano. Muchachos apaleados, chicas violadas en manada o jóvenes que se quitan la vida, muchas veces energizados por perniciosos mensajes que se expanden como una mancha de aceite en internet.

Pero qué decir sobre la digitalización y la fuerza de trabajo. McKinsey defiende que 800 millones de personas serán desplazadas de sus puestos de trabajo antes de 2030 debido a la automatización. El Foro Económico Mundial considera que el 29 por ciento de las tareas laborales son realizadas por una máquina, pero para 2025 está cifra significaría la pérdida de 75 millones de empleos en el mundo.

La memoria de la Fiscalía General del Estado demuestra que los delitos han pasado de la calle a internet. Más del 80 por ciento de las compañías han sufrido un ciberataque, uno de cada tres particulares han sufrido un pirateo, aunque no lo sepan. Hasta existe una industria - por cierto, muy lucrativa - del cibercrimen: delincuentes organizados en la conocida como “internet profunda” en la que se ofrecen y demandas servicios de ataques informáticos a empresas y particulares con total impunidad.

Son tres grandes ámbitos en los que la digitalización está lesionando la dignidad del ser humano. Las noticias falsas nos llevan a tomar decisiones injustas, la automatización destruye los empleos de los más vulnerables y la ciberdelincuencia campa por sus respetos empobreciendo a los atacados y haciendo más fuertes a los criminales. Pero podríamos citar muchas más, como la “uberización” de la economía -precarización de muchos empleos vinculados a plataformas tecnológicas-, la habitual utilización de los datos personales para usos mercantiles sin permiso alguno, o el uso de sofisticadas técnicas psicológicas en las aplicaciones móviles para generar dependencia, por no mencionar la violación de derechos humanos por empresas tecnológicas basadas en dictaduras pero que blanquean sus productos revistiéndolos de buena calidad y precio. 

Y ahora la inteligencia artificial (IA). Italia ha dado la voz de alarma al bloquear el uso del famoso ChatGPT porque considera que la plataforma no respeta su ley de protección de datos. Y es que la IA es un salto inédito en relación a otras tecnologías. La IA ha conseguido hacerse un hueco en nuestras vidas y su uso está mucho más extendido que el trastear con chatGPT. La IA ya hace cosas mejor que el ser humano, el reconocimiento de voz y de imagen de la máquina son ejemplos de ello. Todos los días Alexa de Amazon nos informa del tiempo; Spotify pone la música que nos gusta cuando se lo pedimos; Facebook nos etiqueta y clasifica fotos a través del reconocimiento de imágenes y Google Maps nos da información optimizada y en tiempo real sobre los atascos. Empiezan también a ser conocidos los dispositivos domóticos como termostatos inteligentes y ahora hemos empezado con los chatbots -sistemas que usan el lenguaje natural para la comunicación entre seres humanos y máquinas y que gracias a la IA mejoran con cada experiencia-. La lista se haría interminable si incluyéramos los videojuegos, los drones, las armas inteligentes y los vehículos autónomos donde la IA ha desembarcado con fuerza.

La Unión Europea ya está planteando una propuesta de regulación y algunas empresas, en boca del presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, se han unido a este debate sobre sus límites. Pero no podemos olvidar que es esta reacción es muy débil porque las mayores compañías del mundo por capitalización bursátil son tecnológicas y viven precisamente de obtener datos masivamente de sus usuarios. De las diez comunidades más grandes del planeta, solamente dos son países, el resto son plataformas como WhatsApp o YouTube. Así, al final, algunas de esas plataformas, que ya son más poderosas que los gobiernos de algunas de las grandes naciones del mundo, saben más de nuestra vida que nosotros mismos.

El decano de la escuela de negocios del MIT, el doctor Peter Hirst, siempre cita en las ceremonias de graduación la locución latina mens et manus, para remarcar que los titulados han de ser líderes que apliquen soluciones prácticas a problemas reales. En este campo también toca mente y mano. Porque detrás de todas estas expresiones de la mala tecnología hay profesionales. Personas que trabajan en empresas, muchas veces directivos, que deberían ser conscientes de que sus propias decisiones en el ejercicio de su actividad lesionan derechos y pueden llegar a ser inmorales. Una suerte de nuevo juramento hipocrático, de autorregulación, para estos tecnólogos podría ser la solución y no son pocas las instituciones que ya lo han propuesto. La Universidad de Columbia con el neurobiólogo español Rafael Yuste ha promovido uno que ha llamado tecnocrático. Las empresas han de darse cuenta de que tan importante como ganar dinero es hacerlo con la ética como aliada.

Que nadie se equivoque, la solución no pasa por quitar poder a las compañías para dárselo al Estado. La solución está en crear instituciones que operen bajo el imperio de la ley, que promuevan los valores democráticos y que permanezcan por encima de los cambios políticos o las ideologías. Instituciones en el sentido amplio del Premio Nobel North: empresas, administraciones, leyes o códigos de conducta que garanticen que la tecnología use la información para mejorar nuestras vidas.

Estas semanas con tantos colegas probando los chats de inteligencia artificial alguno me llegó a comentar que los resultados eran tan espectaculares que parecían magia. La clave está que esa magia sea blanca y no negra. Buena y no mala. Está en nuestra mano (y mente).

NOTA: este artículo se ha basado en el libro La Buena Tecnología

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor en UNIR y LLYC

lunes, 24 de abril de 2023

Las canas olvidadas

(este artículo se publicó originalmente en El Periódico de Cataluña el día 22 de abril de 2023)

El FMI ha actualizado las previsiones macroeconómicas para España elevando unas décimas el crecimiento del PIB y dejando a la mitad la inflación. Buenas noticias que han ocultado la mención del organismo a nuestro mercado laboral. Según Georgieva seguiremos este año y el siguiente con una tasa desempleo que no bajará del 12% liderando las cifras de paro en Europa. Triste estadística que comparten los jóvenes españoles y los mayores de 55 años, ya que, en ambos, el paro juvenil y el paro senior, es de los más altos del continente.

A la vez que desde Washington se presentaba este informe, en Valencia la empresa Ford, los sindicatos y los gobiernos autonómico y estatal, daban el visto bueno a prejubilar con 53 años a 1124 trabajadores de la compañía de automoción. Fruto de un pacto tripartito, más de mil trabajadores pasarán los siguientes quince años sin trabajar, pero cobrando de la empresa y de la administración hasta que llegue la pensión pública. O lo que es lo mismo, treinta años por delante de ingresos asegurados sin trabajar. En la mayoría de los casos los trabajadores estarán muchos más años cobrando de lo público que años empleados. El caso de esos mil seniors es sintomático de lo que sucede en España con un colectivo de 6.588.873 personas (población entre 55 y 65 años) en el que apenas 3.600.000 están trabajando.

Esta penosa situación, empero, ayuda a poner foco en el camino que nos queda por recorrer. Por ejemplo, alcanzar las cifras de los suecos en tasa de empleo senior del 85% frente al 65% de los españoles, lo que supondría ganancias medidas por el PIB de entre cinco y diez puntos, conforme a estudios citados por el centro de investigación ageingnomics de la Fundación Mapfre. El discurso del ministro Escrivá de alargar la vida laboral, convertido ahora en papel mojado tras el acuerdo de Ford que él mismo ha defendido, pone de actualidad la apuesta de un grupo de docentes -entre los que me encuentro- por el talento senior. Con una legislación que contemple el retiro como un derecho no como un deber, facilite el trabajo -al menos voluntario- por encima de la edad de jubilación, mejore la fórmula para compatibilizar pensión y trabajo, acerque la edad real de salida del trabajo a la edad legal y penalice las jubilaciones anticipadas y las prejubilaciones.

En una suerte de acuerdo colusorio, la empresa y el sindicato UGT con la bendición del Estado han olvidado que la generación de las canas no se agota con los mil prejubilados de Ford, sino que millones de españoles padecen tener una carrera laboral más corta, hasta ocho años, que los suecos o los alemanes. Menos años trabajando es sinónimo de pobreza en la vejez y una mayor probabilidad de morir por el efecto de la soledad.

Para luchar contra el olvido de las canas urge el establecimiento de un gran pacto de país para el fomento del empleo senior que corte de raíz el derroche de talento de los mayores españoles. Este pacto, cuyo compromiso superaría los cinco años, debería firmarse públicamente por los principales representantes políticos, de trabajadores y empresarios. El acuerdo se incorporaría a los programas de gobierno, planes estratégicos empresariales e institucionales de los firmantes.

El gran reto laboral no es retirar con 53 años a empleados con plenas facultades sino trabajar más años, lo cual es posible en todas aquellas ocupaciones focalizadas en el sector terciario o en la servindustria que no demanden un gran esfuerzo físico. 

Al mismo tiempo el trabajo autónomo y el emprendimiento de los seniors ha de fomentarse desde los poderes públicos con atractivas bonificaciones fiscales, ayudas públicas y reducciones de las cuotas de autónomos. Las empresas siguiendo el ejemplo de compañías pioneras de otros lares han de propiciar esta fórmula como vía para alargar la vida laboral de sus antiguos empleados y hacer real “segundas carreras”.

La formación a lo largo de la vida de los trabajadores seniors españoles es una asignatura pendiente que las administraciones, pero también las empresas han de superar. Los datos del Banco de España sobre la distancia de los empleados mayores españoles respecto a sus pares europeos en actividades formativas realizadas, exige una actuación concertada para fomentar con instrumentos públicos nuevos programas de recualificación profesional (reskilling y upskilling)

La prolongación de la actividad exige cambios también culturales. Una nueva mentalidad por parte de todos los actores del mercado laboral para comprender que, en una próxima vida muy cercana a los cien años, la prolongación del trabajo se va a convertir en una necesidad ineludible. En especial los propios mayores han de concienciarse de que por muy atractivo que parezca adelantarse a la edad oficial del retiro, es inviable económicamente y perjudicial para su salud física y emocional, dejar de trabajar con más de treinta años por delante de vida. 

Por último, los seniors se han convertido en el más importante grupo en el campo económico (consumo y patrimonio) y político (censo electoral) pero esta realidad no es conocida por la opinión pública. Una suerte de activismo senior en España inspirado en la exitosa asociación americana de retirados (AARP) promovida desde la sociedad civil, no solo visibilizaría el colectivo, sino que haría inviables actuaciones flagrantemente edadistas. Un reciente experimento del Gobierno Vasco lo ha constatado al mandar a reclutadores idénticos currículos de mayores de 50 años y de menores de esas edades y obtenerse la mitad de entrevistas para los seniors. Propiciar la presencia en la opinión pública de españoles que superan los cincuenta años y siguen aportando a la sociedad con su trabajo en campos como la ciencia, el funcionariado, la docencia o el emprendimiento, ayudaría a desterrar esta discriminación. 

En definitiva, por mucha giga factoría de baterías que cree Ford y que la acabe inaugurando el presidente del Gobierno, es infinitamente más rentable económicamente para el país no olvidar las canas.

 

Iñaki es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

lunes, 17 de abril de 2023

Prohibido aburrirse

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 17 de abril de 2023)

Me cuentan Iñigo y Jaime lo que está pasando en el fútbol. Tienen 16 años y les brillan los ojos cuando explican el nuevo formato que está arrasando. Lo han promovido youtuberos junto a un famoso exfutbolista y hace unas semanas fue capaz de convocar en el Nou Camp a más de 92.000 personas. La clave es que el aficionado no se aburra, nunca más pasar por 90 tediosos minutos de un Las Palmas-Osasuna, me dicen. Aquí los partidos duran la mitad, los cambios son ilimitados, hay más goles porque el campo es más pequeño y menos jugadores en el campo. Los presidentes de los clubes ya no son serios empresarios, sino divertidas estrellas de internet que se hicieron famosos por comentar partidos de fútbol y videojuegos. Pero eso no es todo, las normas de este fútbol 7, incluyen dos gamberradas que lo hacen super ameno y que recuerdan a los juegos de mesa. Son los dados y las cartas. En un momento dado tiran al campo un dado gigante y en función del número que salga se cambia el número de jugadores en el campo, es decir que si sale el número uno, el partido se convertirá en un mano a mano; si sale tres, únicamente jugarán tres jugadores de cada equipo. Lo mejor viene con las cartas, ya que cada presidente elegirá al azar una y podrá usarla con su equipo en cualquier momento; la carta te permite cosas como que un gol valga el triple, sancionar al rival o disparar un penalti cuando te dé la gana. Tronchante.

Hoy está prohibido aburrirse. Parece que es lo peor que te puede pasar en pleno año 2023. Las clases de los profesores tienen que ser divertidas, a pesar de que la materia no lo sea; las noticias en la televisión, entretenidas, aunque acaben recordando a un concurso; las reuniones en las empresas, fugaces; los informes han de tener resumen ejecutivo y muchos gráficos porque nadie tiene tiempo para leerlo completo y menos si es sólo letras. Pero aún hay más. Las series con capítulos cortos y no muchos para que puedan verse en un fin de semana. Los libros mejor en audio, porque es mucho más divertido escucharlo que tener que leerlo. Los matrimonios siempre riéndose, porque si un día uno de los cónyuges se aburre, habrá que buscar un abogado para el divorcio. Tus redes sociales con momentos siempre épicos, no vaya a ser que tus seguidores piensen que eres un soso.

Hoy se identifica esfuerzo con tedio, concentración con aburrimiento, seriedad con apatía, profundidad con indolencia. Craso error. Por mucha inteligencia artificial que venga, siempre habrá que invertir tiempo en aprender cosas, resolver problemas de la vida cotidiana o reflexionar sobre tu futuro. Aunque en internet exista la doble velocidad para ver videos, en la vida real no puedes pedir a tus colegas del trabajo o amigos que te cuenten rápido su problema. Reivindicar el aburrimiento es la forma de denunciar el mal uso de internet que está provocando problemas de falta de atención y de concentración de cada vez más personas. ¡Viva el bostezo!

 

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en LLYC

lunes, 10 de abril de 2023

Talento senior y viejo continente

(este artículo se publicó originalmente en la revista Executive Excellence el día 4 de abril de 2023)


Hay cambios estrepitosos y otros lentos, silenciosos al mismo tiempo que imparables. El envejecimiento europeo es de estos últimos. Es sabido que el continente envejece por la confluencia del incremento de la esperanza de vida y la reducción de la natalidad. Pero quizás menos conocida es la evolución de las pirámides de la población laboral de los países europeos con cuatro grandes tendencias: un déficit cada vez mayor de efectivos jóvenes, un incremento de residentes y trabajadores no nacidos en el “viejo” continente, la mayor participación de la mujer en el trabajo y, sobre todo, cada día más personas mayores de 55 años en el mercado laboral.

Hay y habrá en el futuro más trabajadores seniors porque cada día esta población es mayor, los baby-boomers europeos ya son seniors. También debido a que los seniors pueden cubrir la ausencia de jóvenes en el mercado. Y, por último, porque es tremendamente beneficioso alargar las vidas laborales de la población activa y retrasar el momento de integrarse en las listas de beneficiarios de las prestaciones públicas de previsión social.

En el II Mapa de Talento Sénior, publicado recientemente por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre se ha comparado España con seis países europeos (Suecia, Alemania, Polonia, Francia, Italia y Portugal) obteniendo sorprendentes conclusiones. En todos los países analizados los seniors activos -mayores de 55 años que desean seguir trabajando- están aumentando, especialmente las mujeres seniors, siendo un colectivo cada vez más relevante en la población activa total de sus países, especialmente en la cohorte que va de los 55 a los 59 años. Cae la actividad sénior en el grupo de 60 a 64 y ya lo hace de manera muy severa a partir de los 65 años.

Una tendencia es, por tanto, el alargamiento de la vida laboral en todos los países europeos. Esta realidad en cuanto a actividad también se traslada a los trabajadores ocupados, así en los últimos años la ocupación senior en Europa se ha incrementado, siendo especialmente relevante entre los que tienen entre 55 y 59 años. La ocupación de seniors es mayor en hombres que en mujeres, aunque en el caso de las mujeres sénior el incremento es mayor, lo que está ayudando a reducir la brecha entre sexos.

En general hay más trabajadores seniors trabajando por cuenta ajena que por cuenta propia, aunque según se avanza en edad, los trabajadores por cuenta propia van ganando terrero. Esto es, lo trabajadores por cuenta ajena salen antes del mercado de trabajo que los autoempleados., A partir de los 55 años el trabajo por cuenta propia gana peso sobre el total del empleo, siendo un gran refugio para aquellos trabajadores que quieren seguir ocupados. Al mismo tiempo la tasa de emprendimiento de los seniors es menor que la de otros tramos de edad. España muestra la tasa de emprendimiento más alta, aunque en cualquier caso es menor que en otros tramos de edad. Podríamos afirmar que nuestros seniors son los europeos más abiertos a emprender.

 

Entre el 70% y el 90% de los trabajadores seniors europeos que están ocupados desarrollan su actividad a tiempo completo, lo cual es paragógico, ya que muchos seniors manifiestan que estarían abiertos a extender su vida laboral desarrollando trabajos a tiempo parcial.

El incremento de la población activa senior en Europa ha traído como consecuencia también un incremento del “paro senior” en casi todos los países excepto en Alemania y Polonia. España e Italia tienen el mayor índice de desempleo europeo. En nuestro país este drama se traslada en que la mitad de los nuevos parados es senior, uno de cada dos desempleados mayores es de larga duración y uno de cada tres parados españoles es mayor de 55 años.

Tendremos que cambiar el paradigma de que el trabajo es para los jóvenes y que los mayores han de descansar. Los países del norte de nuestro continente ya están desarrollando prácticas orientadas a alargar la vida laboral de todos los trabajadores que hace que trabajen más años de media que los españoles o que su población activa esté 20 puntos por encima de la nuestra.

La salida temprana del mercado de trabajo deberá reducirse e introducir mecanismos de no discriminación laboral por razón de edad hasta alcanzar las edades legales de acceso a la jubilación. Igualmente, se deberá premiar la extensión de la vida laboral, no solo porque como dice el II Mapa podría suponer varios puntos de mejora del PIB sino porque también es un mecanismo para paliar la brecha de jóvenes en el mercado laboral que ha producido la tremenda caída de natalidad sufrida en Europa.

Estos deberán ser temas clave de debate social, pero también empresarial y por tanto económico. Las políticas relacionadas con el talento senior y su aportación económica también una prioridad para los gobiernos. No dejaremos de recordarlo.

Rafael Puyol, Alfonso Jiménez e Iñaki Ortega son investigadores y autores del II Mapa de Talento Senior

domingo, 9 de abril de 2023

Un chicle en el zapato

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el día 3 de abril de 2023)

Seguro que te ha pasado alguna vez. De repente notas que has pisado algo blando. Un par de pasos después el zapato se queda pegado al suelo. Por más que lo intentes, el chicle sigue ahí. Si además hace calor, es misión imposible quitártelo de la planta del pie. La goma de mascar te acompañará haciendo muy incómodo ese rato y dejando perdido de trozos de pegajoso chicle todo tu camino. De nada servirá nada de lo que hagas, el chicle se resistirá a dejar tu zapato.

Los economistas anglosajones califican así a la inflación que estamos viviendo. Pegajosa, como un chicle en una calle de Sevilla. Es aquella situación en la que determinados precios inician una carrera alcista que acaban contagiando a toda la economía. Y cuando esa inflación se introduce en un país, como es España, poco se puede hacer. Y lo estamos viendo. De nada han servido todas las medidas puestas en marcha por el Gobierno, el alza de precios, por ejemplo, se ha incrustado en la cesta de alimentos alcanzando hasta el 20% en el año 2022. La esperanza del gobierno de Pedro Sánchez es que, como un chicle en un zapato, tarde o temprano se despegará de la economía y podrá seguir tranquilamente con su hoja de ruta.

Pero hay más chicles para este gobierno. A Podemos se la ha pegado en el zapato, Yolanda Diaz con Sumar y cada vez les será más difícil disimular como si no pasase nada. Los nacionalistas catalanes tienen el chicle de Puigdemont desde que en 2017 huyó a Bruselas que cada poco tiempo les recuerda que sigue pegado al zapato de la política catalana. El PNV lleva toda la legislatura con el pegote en la suela de Bildu pactando en Madrid y aspirando a sustituirlos.

Hay un truco para quitarte el chicle del zapato. Quizás te acuerdes, yo tengo en la cabeza a mi madre diciéndomelo. No es otra cosa que poner frío, un hielo, sobre la superficie en la que se ha pegado el chicle. Al enfriarse se pondrá duro y ya será fácil despegarlo. Pero hay que hacer toda esta operación rápidamente porque en cuanto se caliente de nuevo, volverá a ser un amasijo pegajoso. La sabiduría de los trucos de las madres podría inspirarnos. En Europa y Estados Unidos sus bancos centrales han seguido este viejo truco y han decidido enfriar la economía subiendo los tipos de interés para acabar con la inflación. En España bastaría con bajar la temperatura de la política, dejarse de descalificaciones, buscar acuerdos entre diferentes y promover grandes pactos de Estado, para lograr el mismo efecto que el hielo sobre el chicle. Enfriar el debate político en nuestro país en favor de los intereses de todos los ciudadanos, permitiría, sin duda, que algunos de los grandes problemas que padecemos: la escalada de precios, el futuro del trabajo y la educación o el sistema de pensiones, fuesen resolubles.

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

domingo, 2 de abril de 2023

La “pegajosa” política económica

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 31 de enero de 2023)

En economía la ley de oferta y demanda es como la constitución para una democracia, su norma suprema. De modo y manera que los precios son la consecuencia del acuerdo entre los demandantes y los oferentes. Por eso cuando la demanda sube y la oferta no se adapta rápidamente, los precios también suben, ya que los que más pagan consiguen satisfacer sus deseos. Si la oferta se reduce drásticamente, pero la demanda es la misma, los precios irán hacia arriba igualmente por el mismo razonamiento. Cuando este mecanismo no funciona se habla de precios rígidos o bienes inelásticos. Y todo empieza a fallar, de igual manera que si la ley de leyes en un país no se cumple, comienzan los problemas y las tensiones antidemocráticas.  

En coyunturas económicas como la actual nos encontramos estas rigideces en Estados Unidos, con un alza de precios fruto de una fortísima demanda y un resiliente mercado laboral, a pesar de la restrictiva política monetaria de la Reserva Federal (inflación de demanda). Y también en Europa, con una inflación de oferta, o lo que es mismo, unos precios que suben no porque la demanda esté fuerte sino por el alza de los suministros y las materias primas de los propios bienes fruto de las debilidades continentales entre ellas el precio de la energía.

Por eso en Estados Unidos ante la persistencia de los precios que se resisten a bajar califican a la inflación como “pegajosa”. Sticky prices o precios pegajosos, es una forma de referirse a la resistencia de los precios de mercado a cambiar rápidamente, a pesar de las alteraciones en la economía general que recomendarían otro precio de equilibrio. Las malas noticias de los índices de inflación de estas semanas en Estados Unidos y a este lado del Atlántico han llevado a las autoridades monetarias a anunciar que hay que seguir con la política dura de subir los tipos con la esperanza de despegar la inflación de los precios. Da igual si hay que rescatar bancos a los dos lados del atlántico, la política monetaria no se toca. El término “pegajoso” es fácil de entender si comparamos la inflación con el colesterol. Si hay demasiado colesterol en la sangre, se forman depósitos que se pegan en las paredes de la arteria que acaban estrechándola, corriendo el riesgo de un coágulo mortal. Con precios que no bajan, la actividad económica se estrecha porque el poder adquisitivo de los consumidores disminuye y las empresas cierran porque no ganan dinero.

Pero en España además de la inflación hay más elementos “pegajosos” de la economía. El ministro Escrivá ha aprobado su reforma para la sostenibilidad del sistema de pensiones que supondrá un incremento adicional de 15.000 millones de euros en cotizaciones sociales. O lo que es lo mismo para cuadrar el desfase entre gastos e ingresos de la Seguridad Social, se subirán los costes empresariales. La creciente factura de las pensiones se compensará con más cargas a los empresarios y autónomos, con un alza de un 38% en las cotizaciones sociales de aquí al 2050. Este nuevo impuesto se suma al aumento de la presión fiscal que vienen sufriendo los empresarios, de modo y manera que es otro “pegajoso” coste incrustado en la actividad empresarial que funcionará como el colesterol taponando la circulación económica. La economía fluye cuando hay incentivos para ganar dinero, con trabas como la creciente fiscalidad el mercado de trabajo se secará.

“Pegajosa” porque también se han instalado en nuestra economía y no hay quien lo despegue, es la obsesión por subir el salario mínimo, con un alza cercana al 50% en cuatro años.  O la negativa a modificar el fraudulento sistema de los fijos discontinuos que hace que cerca de 500.000 españoles en paro no aparezcan en la tasa oficial de desempleo. También la subida continua de las cuotas de autónomos que está provocando el desplome del número de trabajadores por cuenta ajena o la permanente campaña de desprestigio de los empresarios. Y lo mismo podríamos decir de la resistencia numantina a indexar la fiscalidad a pesar de la evidencia de que se está con ello subiendo los impuestos a la clase media.

"Pegajoso" es un término económico que puede aplicarse a cualquier variable que sea resistente al cambio. Por eso y en base a todo lo anterior, me atrevo a calificar así la política económica de este gobierno. No funciona, no ha conseguido que recuperemos la actividad económica de antes de la pandemia, tampoco que los precios bajen ni que se cree empleo, la pobreza ha aumentado por la caída del poder adquisitivo y el empleo sólo crece nominalmente porque la realidad es que la mitad de los trabajadores no tiene una jornada completa. Aun así, no se cambia. No se mueve ni un milímetro la hoja de ruta. Como si las políticas fuesen pegamento y del fuerte, cuando deberían ser de aceite para engrasar el sistema.

Iñaki es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

viernes, 31 de marzo de 2023

La inflación. Un monstruo que viene a verte

 (este artículo se publicó originalmente en el diario La Información el día 31 de marzo de 2023)


Ya lo había dicho anteriormente, pero esta vez Christine Lagarde eligió el momento en el que más repercusión podía tener. Alto y claro, en la rueda de prensa del 16 de marzo tras subir los tipos de interés y en plena tormenta financiera con bancos quebrando a ambos lados del Atlántico. «La inflación es un monstruo que golpearemos hasta que baje al 2%». Un monstruo que se ha hecho fuerte, a la vista de las cifras del último IPC armonizado europeo de un 8,5%. La alimaña, a pesar de las actuaciones de Frankfurt, no da muestras de debilidad con la inflación subyacente resistiéndose a bajar del 7%. Para colmo unos días después de la amenaza de la presidenta del BCE, el monstruo ha contratacado con los precios que más duelen a los gobiernos, los de la cesta de la compra. Los alimentos en el último año han subido de media en Europa un 20.7% y aquí el Banco de España alerta de que seguirán subiendo por lo menos un 12.2% este año. Millones de europeos que verán como sus euros cada vez valen menos en el supermercado y que volcaran su enfado en sus respectivos gobernantes.

No son pocos los economistas que se han abonado a la teoría de que la política monetaria de la última década ha alimentado al monstruo. Hace años se atribuyó al entonces presidente del PNV una frase que puede ayudar a entender la tesis de que los bajos tipos de interés han cebado esta inflación, así como el retraso en acabar con el dinero gratis. Xabier Arzallus defendía -refiriéndose al nacionalismo radical- que si entrenas a una bestia para atacar, un día te acaba mordiendo a ti. El BCE ha cebado a la inflación durante más de diez años con su política monetaria y ahora quien sufre sus ataques son ellos mismos. Porque el arma para matar al bicho, subir los tipos de interés, se ha revuelto contra el propio BCE. Un endeudamiento más caro, unas hipotecas más altas y más problemas para los bancos que han visto como sus bonos referenciados a los tipos de hace un año se convertían en pura dinamita.

El monstruo ha tomado posiciones por todo el territorio del euro. Por ejemplo, en España, los datos de consumo ya se están viendo afectados con un preocupante desplome, al mismo tiempo que el ahorro embalsado en la pandemia se agota, son datos de BBVA Research ratificados por Funcas. Nuestro país padece, por ello, el mayor proceso de empobrecimiento continental (Eurostat. PIB per cápita en paridad).

En Francia, la excusa de la reforma de las pensiones, ha sido el acicate para que el malestar ciudadano contra la economía, tome las calles y arda medio país. El monstruo está detrás de las barricadas porque con inflaciones de dos dígitos, la historia nos ha enseñado especialmente en Europa, que el populismo se hace fuerte. El Hexágono afronta una primavera con la congoja de saber que el gobierno de Emmanuel Macron está muerto pero la alternativa sería la muerte de la V República.

En Alemania, país que acoge la residencia de la señora Lagarde, han visto como los sagrados postulados de su gobierno se convertían en papel mojado, y el monstruo ha tenido algo que ver. El ecologismo de poco vale en epoca de crisis y menos si acaba con la industria nacional del automóvil y hace perder millones de puestos de trabajo. La lucha contra el cambio climático no puede hacerse sin contar con quien mantiene la economía alemana y el canciller Olaf Scholz ha tenido que parar los planes comunitarios para acabar con el coche movido por combustibles fósiles, si no quería ver como el que tenía que irse era él.  

En Bélgica estos días se ha reunido el Consejo de Europa y todos los líderes han apoyado la declaración de Lagarde sobre la fortaleza del sector bancario al mismo tiempo que se desplomaba la cotización del Deutsche Bank. El monstruo seguía haciendo de las suyas y atacaba un símbolo de Alemania, el mismo país que lleva más de diez años oponiéndose a completar la unión bancaria con la creación de un fondo de garantía de depósitos común. Qué ironía, con lo bien que le hubiera venido al país germano ese escudo europeo ahora en plena tormenta financiera.

Concentrados en seguir donde nos lleva el monstruo, los europeos no le hemos prestado atención a cómo Putin ha respondido a la orden de detención de un tribunal internacional con sede en los Países Bajos, anunciando que desplegará armas nucleares en Bielorrusia. Tampoco a China le ha preocupado mucho la resolución de La Haya y se han fotografiado en el Kremlin los presidentes de ambos países. Les preocupa poco el monstruo, con una economía intervenida y una opinión pública anestesiada, y la seguridad de que en esta parte del mundo seguiremos poniendo desde los gobiernos pero también desde las grandes empresas, la alfombra roja al gigante chino. Risa le habrá dado a Xi Jinping la prohibición francesa de no poder descargarse Tik Tok en los móviles de la administración, mientras sigue siendo el proveedor que más crece.

“Un monstruo viene a verme” fue una exitosa película dirigida por el español Juan Antonio Bayona en 2016.  Todas las noches un monstruo se aparece a un niño que está pasando un drama familiar. El monstruo finalmente le ayuda a recuperar la fortaleza con sus enseñanzas. Ojalá, como en la película, Europa aprenda del monstruo de la inflación y consigamos vencer los problemas que nos azotan.


Iñaki es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

lunes, 20 de marzo de 2023

El canario en la mina

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 20 de marzo de 2023)


Estos días de crisis en los bancos igual has escuchado la expresión inglesa “canario en la mina”.  Es una manera de decir que algo no va bien.

En el siglo XIX los mineros europeos bajaban a las galerías de carbón acompañados de una jaula con un pájaro. El canario amenizaba con su canto el trabajo, pero sobre todo avisaba de las fugas de gas tan habituales en las minas. Al parecer los canarios son especialmente sensibles a esos gases y cuando los respiran dejan de cantar. Era ese el aviso para salir del pozo a la superficie y así no morir intoxicado o enterrado por una explosión. Desde entonces, la expresión se usa como sinónimo de advertencia de un peligro.

Yo quiero hablarte de algunos canarios que quizás han dejado de cantar en tu vida, aunque no seas minero. Te ayudará a entender lo que quiero decir esta ristra de preguntas: ¿has dejado de dar tu opinión en algún tema por temor a lo que la gente dirá? ¿en las reuniones cuando te toca hablar notas como tu pulso se acelera? ¿te espanta oír tu voz en una grabación? Algo está sucediendo, si respondes afirmativamente a estas preguntas  o a estas otras: ¿miras para otro lado cuando piden voluntarios para representar a tu empresa, familia o comunidad de vecinos en algún foro?¿en alguna ocasión al tener que hablar en público has sufrido lo indecible para decir dos o tres frases? ¿escuchas con envidia a los que se expresan con confianza y fluidez?

Son claras señales de la necesidad de reforzar esas habilidades, pero solemos engañarnos con excusas como que tenía un mal día, no había preparado nada o que soy muy discreto y no me gusta el protagonismo. En realidad, el canario de la jaula ha dejado de cantar. Es una alerta temprana de falta de confianza en tu capacidad para hablar en público y si se escucha puede evitar males mayores. ¿Acaso no es clave para defender tus intereses saber comunicar con calidad tus argumentos? En el trabajo sin duda, pero también cuando compras un coche o alquilas una casa y por supuesto en las relaciones personales.

Es una habilidad social que ahora se le conoce en la empresa como habilidad blanda, es decir aquellas que permiten a una persona relacionarse de manera eficaz con su entorno. El trabajo en equipo, la creatividad, la resistencia ante la adversidad y por supuesto la que estamos dedicando estas líneas que es la persuasión o si prefieres la capacidad de convencer a los demás con la palabra. Y como las matemáticas, la informática o los idiomas, se entrenan. Nadie nace sabiendo. Todos mejoramos con la práctica.

Los canarios se convirtieron en esos años de minería en un símbolo, los primeros en darse cuenta cuando las cosas se ponían realmente difíciles. Ahora también, qué útil es encontrar esos indicios para tomar decisiones a tiempo; qué suerte cuando a base de entrenamiento acabas con tus inseguridades. Aunque tengo que decirte que la nueva ley de bienestar animal no te permitirá que sea un canario el que te acompañe a tu particular mina.

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en LLYC