(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el día 23 de agosto de 2021)
Una megatendencia, para los economistas, es una fuerza emergente que tendrá un impacto significativo en la toma de decisiones de los consumidores, las empresas y los gobiernos. Suelen ser sugeridas por consultoras y centros de investigación de gran prestigio, generalmente se cumplen y tienen que ver con la tecnología. Algunas de esas megatendencias en el pasado fueron el comercio electrónico o la irrupción de las plataformas de televisión.
Estos meses ha surgido con fuerza una nueva predicción que es la creación de gemelos digitales a través de la supercomputación. Se trataría de la generación de una réplica virtual de un producto, servicio o proceso que simula el comportamiento del original, con el objetivo de analizar su reacción ante determinadas situaciones y con ello mejorar su rendimiento. Para conseguirlo es imprescindible una increíble capacidad de computación puesto que es necesario procesar muchísimos datos que hagan que ese gemelo sea una copia perfecta.
Me cuentan mis amigos de Hewlett Packard Enterprise, que en medicina, por ejemplo, se están construyendo gemelos digitales de órganos como el corazón para observar y así podrían responder a diversas intervenciones, minimizando el riesgo de los primeros ensayos en humanos y acelerando la disponibilidad de los tratamientos para los pacientes. Pero en un futuro muy cercano uno de los principales retos será la interpretación del ADN, con un gemelo digital, lo que dará lugar a una medicina personalizada y a la cura de la mayoría de las enfermedades. Según Pierluigi Nicotera, director científico de DZNE -Deutsches Zentrum für Neurodegenerative Erkrankungen- un organismo público de investigación alemán dedicado a combatir enfermedades neurodegenerativas, la supercomputación “aumenta la probabilidad de que encontremos una terapia para el Alzheimer en un corto período de tiempo”.
Pero hay otros campos como la astrofísica, en la facultad de matemáticas de Cambridge existe una plataforma de computación que permite avanzar a los científicos de manera mucho más rápida en sus investigaciones cosmológicas. Sirva como ejemplo la búsqueda que lleva a cabo este grupo de pistas ocultas en conjuntos de datos masivos, que abarcan 14.000 millones de años de información, y que podrían revelar los secretos de los orígenes del universo y de los agujeros negros.
La NASA en el ámbito aeroespacial dispone del superordenador Spaceborne Computer en una estación interespacial para ayudar a la tripulación a interpretar los datos que ofrecen los distintos instrumentales y realizar pruebas piloto relacionados con la salud y la condición médica de los propios tripulantes con capacidad de procesar gráficamente secuencias de ADN.
Pero también empresas de energía están diseñando un océano virtual, que simula el comportamiento de las olas durante miles de años para así poder generar energía mareomotriz con garantías. Y hasta en la Fórmula 1 los fabricantes de coches de carreras están creando gemelos digitales de sus vehículos y los prueban en túneles de viento virtuales. Estas simulaciones ayudan a los fabricantes a diseñar más formas aerodinámicas justo antes de cada carrera.
A su vez varias organizaciones meteorológicas están creando gemelos digitales de los sistemas de tormentas. Cuando los observadores meteorológicos observan una determinada formación de nubes en los radares, introducen los datos en un superordenador, y así pueden anticipar la posible llegada de un tornado. Además, pueden construir el gemelo digital del tornado y estudiar su comportamiento -incluido el lugar donde podría tocar tierra- antes de que el tornado real tome forma. El objetivo es simular más rápidamente que en tiempo real, lo que supone un enorme avance en la predicción meteorológica y la seguridad pública. Pero también los científicos del clima están utilizando gemelos digitales de la Tierra para predecir las temperaturas futuras y comprender los efectos del calentamiento global.
Por eso ahora que en España hemos sufrido una ola de calor en nuestra ciudades, me atrevo a sugerir aplicar esta tecnología para conseguir espacios mucho más amigables para las personas. Un gemelo digital de una ciudad sería una ciudad virtual en la que ensayar el sueño de Aristóteles de una buena vida en las urbes. El profesor Benigno Lacort, quizás uno de los mayores especialistas en España en tecnologías para la dependencia, prefiere usar más que el término de ciudades inteligentes el de útiles. Lugares con sombra, más jardines, menos coches, más vegetación, estanques y fuentes o espacios públicos refrigerados. Pero también diseños arquitectónicos y urbanistas además de nuevas políticas públicas para hacer atractivas las ciudades seguro que surgirían en esa ciudad gemela digital que nos hubiera permitido soportar mejor la ola de calor.
Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)