(este artículo se públicó en el suplemento Innovadores del diario El Mundo el 10 de febrero de 2015)
«Sigamos el ejemplo del anuncio de Martini, tenemos que estar en cualquier
momento y en cualquier lugar, para ganar a los cuatro grandes» Estas palabras
que firmaría el fundador de cualquier startup
para convencer a un inversor, fueron formuladas la semana pasada por la
presidenta del Banco Santander, Ana Botín en la presentación de las nuevas
líneas estratégicas del banco rojo.
Ferrovial no sólo ha sido noticia estos días por el premio otorgado a su
CEO sino por haber lanzado un programa, Madrid
Smart Lab, para atraer a su ecosistema a los emprendedores más activos en
ciudades inteligentes. También en España, CAF, la ferroviaria con sede en
Andoain compite sin complejos con Siemens o Alstom. Ha creado un venture capital que invierte en startups en medio mundo para completar
las innovaciones internas; lo dirije un joven ingeniero vasco tras cursar un
Máster in Business Innovation y no un MBA, otra demostración de la necesidad de
actualización también en las escuelas de negocios.
Las nuevas big four han pasado de
ser históricas consultoras como EY, Deloitte, KMPG o Price a, como nos
recordaba la señora Botín, las empresas de emprendedores Google, Amazon,
Facebook y Apple.
Este cambio de escala en las grandes corporaciones fijándose en las
actuaciones y la forma de pensar de las microempresas es una tendencia global
que supera lo coyuntural para convertirse en nueva norma.
El fenómeno lo bautizó hace unos cuantos años el profesor de Berkeley,
Chesbrough para referirse a una nueva concepción de la I+D que aprovecha
no sólo los flujos de conocimiento de la propia empresa sino también del
mercado. Christiansen, investigador de Harvard, va más allá y augura que
aquellas empresas diseñadas para triunfar en el siglo XX están abocadas a
fracasar en el siglo XXI sino se convierten en disruptivas, en esa tarea sólo los emprendedores les pueden ayudar.
Es la co-creación que practica la nueva generación del milenio, los
millennials, y es además una expresión más de la llamada economía
compartida. Aceleradoras, incubadoras, smart
money, bootcamp, lean startup o canvas son, por tanto, las nuevas
palabras mágicas que ya están aprendiendo las grandes corporaciones para
sobrevivir a la nueva economía.
Iñaki Ortega es doctor
en economía y director de programas de Deusto Business School.