sábado, 29 de agosto de 2015

Omega 3

(este artículo fue publicado originalmente en el periódico Ideal de Granada el día 28 de agosto de 2015)

Este verano estamos viendo como algunos conceptos que pensábamos ya caducos han vuelto a resurgir en campos tan variopintos como las relaciones internacionales, la política y la economía. La construcción de ‎empalizadas en «países avanzados» como Francia y Hungría para repeler la llegada de inmigrantes. El «cinturón sanitario» que impide pactar con el partido más votado en España y que en cambio ve lícito acordar con quienes son tibios con el terrorismo. O aquellos q se empeñan en querer cerrar plataformas colaborativas que hacen más económico y ecológico el transporte como blablacar, son solo algunos ejemplos de esta vuelta a soluciones ya obsoletas.

Estos días también se ha hecho público un estudio científico que pone en duda las propiedades medicinales de un ácido graso, bien conocido por todos los lectores, como es el omega-3. La investigacion  no ha conseguido demostrar que, famosos y publicitados suplementos alimenticios con omega-3, ayuden a mejorar las funciones cognitivas. Es verdad que los tejidos como el cerebro, la retina y las membranas que unen las neuronas, llamados sinapsis, reaccionan favorablemente a este ácido graso optimizando la transmisión de órdenes de información en el sistema nervioso. Pero para el profesor de nutrición en Harvard, Dr Hu,  consumir alimentos que tienen esa vitamina hace que las conexiones entre las neuronas mejoren y por tanto podamos disfrutar,  por ejemplo, de efectos positivos en nuestra memoria. Eso sí, nada de suplementos sino mejor consumirlo directivamente de alimentos que poseen como el pescado.

No es extraño para los asuntos económicos. Conforme a las investigaciones del fenómeno del emprendimiento, el omega-3 que hace avanzar las sociedades son los emprendedores. Desde 1910, con Schumpeter, se ha estudiado como la capacidad de innovación de los emprendedores es la que hace avanzar a los países. El economista americano Audretsch en este sentido afirma que el conocimiento científico o técnico no se convierte automáticamente en innovaciones comercializadas en los mercados. Hace falta que existan emprendedores capaces de transformar el conocimiento en innovaciones, traduciendo y difundiendo las potencialidades prácticas de los hallazgos científicos a través de una nueva empresa. Por tanto cuanto mayor sea la proporción  de esas personas que hacen de “filtro del conocimiento”, mayor será la tasa de innovación y crecimiento.

Pero volviendo a la actualidad veraniega y el déjà vu de otros tiempos que pensábamos ya desterrados, el denominador común de esas tres noticias es, como diría un paisano, «poner puertas al campo»‎. En este sentido, hace unos meses en Madrid el almirante retirado de los Estados Unidos de América, James G. Stavridis, finalizó su conferencia sobre terrorismo islámico con la siguiente afirmación “los muros no dan seguridad, solo los puentes”. Para el militar americano que luchó en la guerra del Golfo, el mundo que viene necesita de grandes dosis de lo que él llamó soft power y que podemos traducir como una nueva formar de gestionar los conflictos con el diálogo y la razón. Esos puentes, ese nuevo poder, esa capacidad de unir que, al parecer, propicia el aceite graso que da título a este artículo.

El omega-3, sin necesidad de recurrir a productos artificiales con etiqueta que alardean de ello, se
encuentra en grandes proporciones en un pescado azul como el arenque que consumen con afición en Dinamarca. La tierra donde nacieron los juguetes LEGO, que casi dobla el PIB per cápita español,  ha vuelto a demostrarnos en sus recientes elecciones que los cambios políticos, del centro izquierda al centro derecha pero sin mayorías absolutas desde 1909, no alterarán lo más importante: el respeto al adversario, ‎la confianza en un sistema que ha traído prosperidad y la necesidad de ceder para avanzar.

Por ello y visto lo visto, parece que habrá que recetar para los próximos tiempos mucho pescado azul con omega-3 no sólo a empresarios, políticos y jueces, sino a todos los españoles  y  así conseguir más acuerdos, más diálogo, menos exclusiones y más confianza en nuestro futuro.



Iñaki Ortega es director de Deusto Business School en Madrid


Carlos Rojas es portavoz del PPA en el Parlamento Andaluz