Charles Darwin, con su teoría de la evolución, demostró que
todas las especies de seres vivos han ido cambiando con el tiempo mediante un
proceso de selección natural. Solo sobreviven los más dotados para afrontar el complicado día
a día. Si el siglo XIX estuvo marcado científicamente por esos descubrimientos,
la época que nos ha tocado vivir está tristemente protagonizada por el
desempleo y por la dificultad para crear trabajo. Mientras no asumamos que el
mundo laboral, como las especies de Darwin, están en plena evolución, no
conseguiremos solucionar el problema de nuestra siglo.
La economía, fruto de la disrupción tecnológica, está
viviendo el proceso más profundo y rápido de cambios de la historia reciente.
Eso ha supuesto que el mercado laboral y sus exigencias estén cambiando
vertiginosamente. Nuevas relaciones laborales, nuevas profesiones, nuevos
nichos de empleo, nuevas formar de orientar las carreras profesionales y nuevas
empresas son una muestra de ese darwinismo laboral.
En 1989, Hardy un economista irlandés predijo la llamada
organización trébol en la empresa. Tres tipos de empleados y una sola compañía:
un trébol de tres hojas, como el símbolo de su país. El empleo de las grandes
empresas solo se mantendría en un tercio porque el resto pasaría a estar fuera
de la compañía, bien como colaboradores puntuales bien como profesionales
independientes que prestan sus servicios. Su profecía se está cumpliendo escrupulosamente.
La velocidad de las innovaciones tecnológicas está provocando,
como el Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha puesto de manifiesto, que el
65% de los trabajos de los próximos años aún no se hayan inventado. Los más
prestigiosos observatorios sitúan esos futuros
nichos en la salud, en la agricultura, en la energía limpia y en las smart cities.
Con nuevas profesiones como tecnobiólogos, analistas de big data, ingenieros de
drones o matemáticos corporativos que se unirán al grupo de los ya muy
demandados empleos, como son los especialistas en SEO-SEM o los programadores.
A su vez las carreras profesionales evolucionarán de un modo
hasta ahora desconocido. Varios empleos simultáneos, alternaremos contratos por
cuenta ajena con el autoempleo y prestaremos nuestro talento a varias grandes y
pequeñas empresas a lo largo de nuestra vida laboral. En muchas ocasiones
priorizaremos nuestra vida personal y trabajaremos menos, desde casa, con
horarios a medida o simplemente nos tomaremos un año sabático. Minijobs, freelance
o startups serán términos habituales en el futuro cercano del trabajo. Para los
millennials ese futuro ya está aquí. Son los jóvenes que se han hecho mayores con el nuevo milenio.
En 2025 constituirán el 75% de la fuerza laboral mundial. Las economías y las
empresas más dinámicas de todo el mundo están dando pasos para que ese nuevo
talento se trasforme en riqueza y empleo. Los millennials están ya inventándose
sus propios empleos y no entienden de fronteras solo de oportunidades.
Aragón cuenta con una posición excelente para aprovecharse de
los nuevos tiempos, la importante industria agroalimentaria, la apuesta
decidida por las energías limpias tanto renovables como en el hidrógeno, así
como la calidad de los investigadores y spinoffs universitarias en supercomputadores
o en nuevos materiales como el grafeno. Pero es necesario que gobierno, agentes
sociales, empresas y estudiantes caminen en la misma dirección y de un modo
rápido; en estos momentos de vertiginoso cambio la velocidad es crítica desde
un punto de vista estratégico.
Hace muy pocos años la Iglesia de Inglaterra pidió disculpas
públicamente a Darwin por haber rechazado frontalmente su teoría del
evolucionismo y alimentado a sus detractores. “Actuamos erróneamente desde las
emociones y no desde el intelecto” dijeron los anglicanos. Les ha costado más
de 150 años aceptar que el mundo y la vida es puro cambio. Ojalá que no
necesitemos tanto tiempo para asumir eso mismo, que el mercado laboral está
evolucionando y que hay que eliminar los obstáculos que ralentizan ese cambio.
Iñaki Ortega es doctor
en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Ricardo Mur es CEO de
Hiberus y presidente de los empresarios de Zaragoza.