miércoles, 19 de mayo de 2021

La oportunidad de la silver economy

 (este artículo se publicó originalmente el dia 17 de mayo de 2021 en el blog del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE)


El físico y matemático William Thomson ha pasado a la historia como unos de los científicos británicos más importantes. Ejerció en la Universidad de Glasgow durante más de cincuenta años y está enterrado con el nombre de Lord Kelvin, junto a Isaac Newton en la Abadía de Westminster. Pero no solo han llegado hasta nuestros días sus descubrimientos sobre la termodinámica sino una frase que repetía a sus discípulos desde el estrado: “lo que no se define no se puede medir; lo que no se mide, no se puede mejorar; lo que no se mejora, se degrada siempre”.

 

Este mes de mayo el Banco de España en su memoria anual incluyó el envejecimiento poblacional, como uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las economías desarrolladas y, de manera singular, la economía española. “La extraordinaria envergadura de este reto viene determinada por las numerosas implicaciones que estos cambios tienen en términos de la capacidad de crecimiento de la economía, del mercado laboral y de la política fiscal, entre otras dimensiones”. Pero la buena noticia es que por primera vez el supervisor bancario -en boca de su gobernador Pablo Hernández de Cos- menciona las oportunidades que el reto demográfico ofrece para el desarrollo de algunos sectores en el medio plazo, entre los que cabe destacar los sectores de la salud, el ocio, el turismo, el inmobiliario y el financiero. “España cuenta con una situación de partida privilegiada para competir en la provisión de servicios destinados a la población en tramos de edad avanzados —lo que se ha denominado silver economy-, tanto por nuestras especiales condiciones geográficas y culturales como por el patrón de especialización sectorial que hemos desarrollado en los últimos años. Aprovechar las nuevas oportunidades que se nos plantean exigirá ser ágiles - y perseguir continuas mejoras de calidad y eficiencia en la provisión de los bienes y servicios que una sociedad más envejecida demanda”.

 

Siguiendo a Lord Kelvin, España ha conseguido definir la economía de las canas, pero ahora toca para mejorar, medir esta nueva realidad.  Por esa razón el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación MAPFRE encargó en 2020 a un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia de Comillas una metodología técnica para la elaboración de un indicador sobre el progreso de la Economía Plateada.

 

Para los profesores Aracil y Roch “la cuarta revolución industrial que estamos viviendo se sustenta, en otros pilares, en los datos y la necesidad de medir. Tan es así, que los datos se han equiparado al ‘petróleo’ del S. XXI, debido a su relevancia en la toma de decisiones y en la construcción de la agenda política, social y organizacional”.  Los docentes de ICADE sostienen que el principio psicológico de Heisenberg hace que el acto de medir puede influir en el sistema que se mide. Es decir, si una sociedad mide el avance hacia una economía plateada, se centrará cada vez más en la economía plateada y sus impulsores. Los beneficios pueden incluir cambios de política e iniciativas organizativas que afecten positivamente a la sociedad en todos los niveles. Por tanto, es imperativo proporcionar una metodología rigurosa para medir el progreso en la economía plateada y el éxito de una nación en satisfacer las necesidades económicas y sociales de sus ciudadanos en un contexto de envejecimiento de la población.

 

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

 

 

 

 

lunes, 17 de mayo de 2021

No hay chips

 

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 17 de mayo de 2021)


Los economistas, como todas las profesiones, tenemos nuestro mundo paralelo. Desvelos que no siempre coinciden con el resto de los mortales; un lenguaje que solo nosotros entendemos o aficiones que cualquiera en su sano juicio definiría como friqui. La diferencia con otras ocupaciones es que lo nuestro al impactar sobre el bolsillo de las personas nos empeñamos en que se conozca, aunque en demasiadas ocasiones nadie entienda nada.

Por eso, hoy te quiero hablar de los chips. No de las patatas fritas de bolsa, sino de las diminutas placas de semiconductores que están detrás de la mayoría de los aparatos. Coches, ordenadores, lavadoras, móviles los usan, pero sobre todo las fábricas que producen bienes de consumo dependen de ellos. Los chips se patentaron por la empresa alemana Siemens en los años 50 pero la americana Intel fue quién los popularizó con la famosa ley de su fundador, Gordon Moore. Este científico convertido a empresario se atrevió a predecir en 1965 que cada año los microprocesadores doblarían su capacidad y en cambio serían la mitad de caros. Esta ley se ha ido cumpliendo y permite entender porque los baratos microchips han democratizado el acceso a la tecnología, con internet como su mayor logro. Por si no lo sabes, el principal componente de estas plaquitas es el silicio. Un mineral que además es el elemento más abundante en la Tierra después del oxígeno. De ahí que en California en los años 70 se bautizó como Silicon Valley al territorio cercano a la Universidad de Stanford, dónde siguen estando las empresas basadas en chips más importantes del mundo: Google o Apple, pero también Hewlett Packard Enterprise o Tesla.

Hoy quiero contarte que a pesar de que hay tanto silicio en el mundo, debido a que los productores de los semiconductores se han ido deslocalizando a Asia, periódicamente hay desabastecimiento. Y nunca ha sido tan grave como ahora. La conjunción de la guerra comercial chino-americana, la crisis de los contenedores de Suez y la reactivación tras el parón pandémico, han colapsado el mercado de semiconductores. Empresas como Renault o Ford han tenido que parar por ello su producción y aumentado pérdidas. Las consolas de Nintendo y PlayStation han previsto fuertes caídas de sus ventas y hasta se ha retrasado el lanzamiento del nuevo iPhone; no porque no tengan clientes, sino porque no hay chips.

Pero no siempre fue así. En los años 70, el 90% de la producción de semiconductores estaba en Europa y Estados Unidos. El presidente Joe Biden ha promovido Chips of América para lograr una industria local de semiconductores que evite estar en manos de terceros. En Europa a pesar de los esfuerzos de Macron seguimos sin entender que sin industrias nacionales no hay soberanía. Invertir en ciencia, financiar a nuestros emprendedores o promover ayudas para los productores locales son las recetas que aquí no aplicamos. Por eso del “no hay respiradores” o “no hay mascarillas” pasamos al “no hay vacunas” de este año. Condenados de por vida a la escasez, por no actuar.

 

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


viernes, 7 de mayo de 2021

¿Puede España aspirar a ser el líder mundial de la economía sénior?

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico El Mundo el día 29 de abril de 2021)


Hubo un tiempo en que cumplir cincuenta años suponía el declive de la vida. De hecho, a lo largo de toda la historia de España la inmensa mayoría se moría antes de alcanzar esa edad y solamente a partir de 1930 la esperanza de vida superó los 50 años. Incluso durante décadas del siglo pasado los años que de media vivía un español a partir de su jubilación eran apenas diez, hoy se superan los 23 años para las mujeres. Si en 1900 apenas uno de cada diez españoles llegaba a los 65, ahora nueve de cada diez alcanzan esa edad. Un cambio tan rápido -de media estamos ganando a la vida dos o tres años cada década- que ha impedido ser asimilado por las instituciones patrias. Entendiendo el término instituciones de una manera comprehensiva, al igual que el premio nobel Douglass North, como las leyes que nos hemos dotado, pero también las empresas que prestan sus servicios en nuestro territorio

Hoy la esperanza de vida es uno de los grandes logros de España y podemos sentirnos orgullosos de ser uno de los países del mundo donde mejor ha funcionado el círculo virtuoso de clima, sanidad y hábitos de vida. Pero ahora toca aprovechar que estemos en el corazón de la longevidad global.  En todo el mundo se ha despertado el interés por una nueva disciplina de la economía que estudiar las oportunidades de la longevidad, en especial por la irrupción de un numeroso grupo etario que supera los 50 años. Se le ha bautizado economía senior o plateada como el color del pelo de sus protagonistas. Hoy en España son más del 30% de la población y en breve, en 2050, la mitad de sus habitantes superarán los 50 años. Además, una mayoría aplastante con buena salud y calidad de vida.

En economía también hablamos de los océanos azules como aquellos mercados que no han sido explotados por nadie y que permite a empresas innovadoras operar con éxito y sin competencia. Los profesores de INSEAD que acuñaron el término defendían que aquellas compañías que piense en clientes insatisfechos o usuarios que aún no existen, lograrán espectaculares crecimientos. La economía senior comprende nuevas viviendas (o reformas de las actuales) para los mayores que no desean vivir en una residencia, ocio a la medida de su edad, ropa y tecnología diseñada para ellos y no para jóvenes; productos financieros para hacer líquido los ahorros de toda una vida o una nueva educación que facilite reinventarte varias veces. Pero también normas para evitar la destrucción de empleo senior, incentivos para seguir trabajando más allá de la edad de jubilación o reformas para que las pensiones públicas se complementen con las personales, sin olvidar el fomento del emprendimiento senior y de una nueva industria del antienvejecimiento.

Esas son algunas de las razones por las que los empresarios españoles de la CEOE en la reunión de su junta directiva del 17 de marzo decidieron crear en su seno una comisión nueva con el nombre de economía senior. En palabras del presidente Antonio Garamendi «los nuevos bienes y servicios que empresas españolas pueden ofrecer a la cohorte de los mayores de 50 años es una inmensa oportunidad para generar riqueza y empleo»

España es un país abierto, acostumbrado a acoger a millones de turistas y a ofrecerles una calidad de vida inmejorable. Ahora se puede capitalizar esa industria en un nuevo nicho económico que, conforme reza la demografía, crecerá en tasas de dos dígitos, cifras que ningún otro mercado soñará alcanzar. La economía senior no supone renunciar a alertar de la fragilidad de nuestro sistema de pensiones sino al contrario una vía para apuntalarlo con millones de empleos y cientos de miles de millones de facturación. Hoy ya esa economía plateada si fuese un país sería la tercera potencia del mundo después de Estados Unidos y China. La batalla por el consumidor senior ha empezado y estamos en una posición inmejorable por ofrecer a los españoles, pero también a los ciudadanos de todo el mundo, las mejores ciudades para vivir con los mejores servicios. Para ello es imprescindible poner la economía plateada en lo más alto de las prioridades de las administraciones públicas, pero también de las empresas y emprendedores.


Iñaki Ortega es director científico del centro de investigación Ageingnomics
Ricardo Mur es presidente de la comisión de economía senior de la CEOE

martes, 4 de mayo de 2021

Yo no odio

 (este artículo se publicó originalmente el día 3 de mayo de 2021 en el periódico 20 Minutos)


Cuenta la mitología que al casarse Pandora los dioses le regalaron un joyero con la condición de jamás abrirlo. La joven helena además de hermosa era muy curiosa y quitó la tapa de la cajita, que, aunque ella no lo sabía, contenía todos los males del mundo. Así aparecieron las desgracias que nos asolan según la tradición griega. De ese recipiente también salió el odio.

No se quién abierto la caja de Pandora en España estos años, pero alguien lo ha hecho. Porque de un tiempo a esta parte el odio se ha extendido por nuestra geografía. Odio al que no piensa como tú, odio al que no lleva tu bandera, odio al que no vive en tu tierra, odio al que es rico, oído al que es pobre (aporofobia diría la filósofa Adela Cortina), odio al diferente, odio a las personas mayores, odio a la religión, odio a los jóvenes, odio a los toros y hasta odio a ser normal.

Si tienes dudas de cuándo y dónde Pandora abrió la caja, yo te las resuelvo rápidamente. Cada vez que hay unas votaciones comprometidas. El Brexit en Gran Bretaña, las elecciones en las que participe Donald Trump, los plebiscitos convocados por sátrapas como Maduro o estos días, por desgracia, en Madrid con la campaña electoral. De repente al convocarse las elecciones, el odio campa por sus respetos. Insultos, amenazas y hasta agresiones convierten la fiesta de la democracia en un funeral de la concordia que precisamente es lo que hace progresar a los países.

Hilario dice que votará a Vox, María Eugenia está orgullosa de apoyar al PNV, Miriam es de Podemos, Lucia cogerá la papeleta del PP como siempre, Begoña a Ciudadanos, Joan de ERC, Irene ha votado alguna vez a Más Madrid y mi admirado Juan siempre al PSOE. Pero todos son mis amigos y aunque votemos diferente, no nos odiamos. Y eso es lo habitual no en mi entorno sino en la mayoría de las familias españolas. En tu casa, en la oficina, en el campo de futbol y hasta en los bares no todo el mundo piensa ni vota como tú. Lo sabemos, lo aceptamos y no les odiamos por eso. Al revés, nos gusta que sea así. Qué aburrido si todos pensásemos lo mismo pero qué peligro convertir la diferencia en una herramienta para el odio.

Cuando Pandora abrió la caja se dio cuenta que dentro quedaba algo sin salir. El mito dice que era el espíritu de la esperanza. El único bien que habían metido los dioses en ese cofre era el que no había salido al exterior aun y que podría salvar al mundo. Por eso, estos días de campaña en el que el odio al otro nos sacude, no podemos perder la esperanza porque el día 5 de mayo llegará y nos quedaran unos años hasta las siguientes. Pero lo más importante, tendremos tiempo -con la ayuda de ese espíritu que todavía queda en la caja que todos tenemos- para reconstruir la concordia.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


domingo, 2 de mayo de 2021

Luces y sombras en las canas

 (este artículo se publicó el día 1 de mayo en el diario La Tribuna de Valladolid, así como en la Tribuna de Salamanca y la Tribuna de Ávila)


La cohorte de edad que más ha padecido la Covid19 en términos de mortalidad ha sido la de los mayores de 60 años. Además, una gran mayoría de los fallecidos de esa edad, a lo largo y ancho del mundo, vivían en contextos institucionales. El impacto de la pandemia también ha puesto de manifiesto una preocupante discriminación de las personas adultas mayores -edadismo- en la gestión de la alarma sanitaria y una fragilidad de los sistemas de cuidados para los adultos mayores. Mediante un proceso cualitativo desarrollado en 2020 y un análisis de fuentes disponible para Europa, con especial foco en España, un equipo de investigadores, entre los que nos encontramos los firmantes de este artículo. hemos identificado los principales elementos a mejorar en la gestión de este tipo de crisis sanitarias.

Los centros residenciales, uno de los pilares del modelo de cuidados de larga duración, han evidenciado múltiples carencias. Al mismo tiempo, se observaron interrupciones en otros tipos de servicios, por ejemplo, en los centros de día, y la precariedad en la que se encuentra el empleo en el ámbito de los cuidados se ha evidenciado una vez más. El distanciamiento físico necesario para reducir el contagio se convirtió en distanciamiento social y consecuentemente en soledad para muchas personas mayores, con graves efectos en la salud mental y el deterioro cognitivo.

Así mismo se han señalado cuatro áreas de buenas prácticas que han permitido una atención a la dependencia en el contexto de la pandemia, aumentando la autonomía de las personas mayores en condiciones de seguridad para ellas y sus comunidades. A saber: la adaptación de los servicios residenciales, el potenciamiento de los recursos humanos, la adopción de servicios de apoyo al bienestar emocional de las personas mayores y la organización de iniciativas en el ámbito comunitario. Estas buenas prácticas están alineadas con tendencias de largo plazo en el sector del cuidado, hacia la creación de un modelo de atención centrado en la persona, donde los servicios se brindan en el hogar o con una personalización que apunta a replicar sus mismas en el contexto de una serie de oportunidades de creación de empleo y riqueza que se ha resumido en el concepto de economía plateada por el color del pelo de sus protagonistas.

No puede obviarse que la responsabilidad de los cuidados en el entorno familiar evoluciona sin camino de retorno: las mujeres, sostenedoras históricas de la vida doméstica, se han incorporado durante las últimas décadas a la vida laboral. Es a partir de estas circunstancias cuando los cuidados han empezado a salir del ámbito de la intimidad para convertirse en un asunto social, de responsabilidad compartida, que debe ser asumido, al menos en parte, por los poderes públicos. A su vez, el incremento de los hogares unipersonales está modificando de manera sustancial las relaciones de convivencia y también el modelo de transferencia de cuidados. Por otra parte, y relacionado directamente con la configuración de los hogares, la soledad aparece con fuerza en el grupo de población de adultos mayores, generando nuevas necesidades de intervención.

En este proceso, la pandemia de la Covid19 subraya la importancia de asegurar protocolos de atención que garanticen la seguridad y calidad en contextos residenciales, desarrollar políticas de recursos humanos que aumenten la resiliencia de los servicios, mejorar la coordinación con el sector salud, y aprovechar las tecnologías y las iniciativas comunitarias para complementar desde el punto de vista material y emocional. Estas líneas de reforma pueden aumentar la autonomía de las personas mayores durante situaciones de estrés como en esta emergencia sanitaria, y contribuir a construir mejores sistemas de servicios de atención en el mediano y largo plazo.

Algunas de estas conclusiones han sido compartidas con la Junta de Castilla y León; por ello señalamos a esta institución como una referencia en los conocidos como territorios amables con los mayores, a la luz de las palabras del vicepresidente Francisco Igea en un reciente seminario académico promovido por Deusto Business School y la Fundación MAPFRE. No nos cansaremos de insistir en que la gestión de los cuidados también son una fuente de generación de empleo y una oportunidad económica para los territorios que tomen las decisiones adecuadas desde el ámbito público y privado. Todas las previsiones indican que el número de adultos mayores aumentará considerablemente en los próximos años especialmente en las provincias castellanoleonesas y con ello se multiplicarán las situaciones de dependencia que han de obtener respuestas con nuevos bienes y servicios en el ámbito de una imprescindible economía plateada.

Iñaki Ortega es profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

Marco Stampini es investigador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)