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jueves, 3 de agosto de 2023

El momento de Europa

(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el día 3 de agosto de 2023)

Durante la última semana de la campaña electoral el presidente Sánchez voló de Bruselas a España por lo menos dos veces. El candidato Feijóo también se desplazó a la capital europea para reunirse con altos cargos comunitarios incluida la presidenta Úrsula von der Leyen. Al mismo tiempo,  en las semanas previas a la cita electoral, Europa estuvo muy presente en los discursos. El lector recordará el “bulo” de que en Bruselas había preocupación por un gobierno del PP o el asunto de las reformas comunitarias, como la vuelta a los peajes, que el PSOE negó con poca fortuna.

Pero tras las elecciones la supuesta importancia de Europa se ha esfumado a la vez que la hiperactividad presidencial en este campo. Craso error porque Europa es más importante que nunca para España y ahora Europa nos necesita para seguir avanzando.

En primer lugar, estamos en el semestre de la presidencia española. Aunque parezca que ahora a nadie le importa, el uno de julio comenzó la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Durante seis meses nuestro país liderará todas las reuniones del consejo, pero también la agenda de la Unión Europea. No hace falta recordar que gran parte de la regulación y de los proyectos de inversión que ponen en marcha el Gobierno de España y las comunidades autónomas, proceden de compromisos adquiridos ante la Unión Europea. Además, existen también otro tipo de acuerdos políticos, alcanzados entre los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros, que tienen un alto impacto en el día a día de los ciudadanos y las empresas. Europa ha asumido en los últimos años una posición de liderazgo ambiciosa y transformadora, con objetivos y financiación a largo plazo que dan lugar a un crecimiento regulatorio exponencial, por lo que es fundamental para los agentes económicos y sociales conocer la agenda normativa y las políticas europeas. Solo de esta forma podrán ser actores principales en su definición y desarrollo, y no meros ejecutores de estas. Las leyes no entienden de vacaciones o de descansos poselectorales.

Por otro lado, es un momento especialmente interesante para las empresas españolas porque coincide con la urgente implementación del Plan Next Generation. La Administración Pública española ha debido afrontar uno de los mayores retos de gestión de su historia, al tener que diseñar, negociar y ejecutar el mayor programa de ayudas europeas de la historia: 164.653 millones de euros cuyo plazo de ejecución finaliza a finales de 2026. Y como recuerda la profesora Paloma Baena el reto es aún mayor porque España se autoimpuso, sin que nadie se lo pidiese, el compromiso de tener adjudicados a sus destinatarios todos los fondos destinados a las primeras subvenciones aprobadas, más de 70.000 millones, a 31 de diciembre de 2023. Según los datos recogidos por el Observatorio Europeo de LLYC faltan por comprometer 13.629 de la dotación sin contar los nuevos compromisos aprobados en junio de este año en la conocida popularmente como la adenda que incluyen 94.653 millones adicionales.  Y por si esto fuera poco, se nos urge a dar pasos en la dirección de las reformas exigidas para recibir las ayudas, la más urgente la de la propia administración pública. Para las autoridades comunitarias es imprescindible que nuestro país gane transparencia en la ejecución de los fondos; lograr que los controles no lastren la velocidad de ejecución del Plan, sin relajar la eficacia de dicha vigilancia y flexibilizar las condiciones de participación de las pequeñas empresas en las convocatorias. Muchos deberes para tomarse ahora tres semanas de asueto.

Y por último, Puigdemont. El líder de Junts per Catalunya, sigue residiendo en Bélgica prófugo de la justicia española. Todo un sarcasmo escuchar hablar de una unidad europea plena con un condenado por graves delitos en un país comunitario como España moviéndose con libertad en el corazón de Europa. Una "patata caliente" para las autoridades europeas y también españolas que no pueden seguir ignorando la grieta que este hecho supone en la construcción europea. Ironías de la vida, el futuro presidente del Gobierno se decidirá no en la Carrera de San Jerónimo de Madrid sino en una pequeña localidad belga de apenas treinta mil habitantes. Waterloo en el año 1815 fue el final del imperio napoleónico, esperemos que no vuelva a pasar a la historia esta vez por acabar con la ilusión de una Europa unida.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR Y LLYC

miércoles, 8 de marzo de 2023

Cerrar la persiana

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el día 6 de marzo de 2023)

Ferrovial se va, pero no cierra la persiana. Traslada su sede a los Países Bajos para poder tener inversores de la Bolsa de Nueva York, aunque seguirá siendo una empresa de españoles. El gobierno se ha lanzado en tromba frente al presidente de la compañía, dentro de su estrategia del último año de acusar de todos los males a los empresarios, bien la inflación, bien los sueldos, bien el desempleo y ahora el mal uso del dinero público. Me temo que los ataques al señor Rafael del Pino se han exagerado con la íntima esperanza de que sirvan para olvidar -aunque sea por unos días-  la excarcelaciones de la ley de el “solo sí es sí” o el caso del diputado que por la mañana votaba en contra de la prostitución y por la tarde se dedicaba al tráfico de influencias en lupanares.

Toda esta energía gubernamental debería dedicarse a mejorar las condiciones para que empresas como Ferrovial no tengan que irse a Ámsterdam y así conseguir financiación que les permita seguir creciendo. Pero si por algún prejuicio ideológico o porque su socio de coalición no les deja, desde aquí les pido que por lo menos centren su atención en la sangría de cierres de comercios -215 tiendas que cada día bajan la persiana para siempre-; en la caída del número de autónomos -más de 20.000 solamente en el primer mes del año- y en los 110.000 jóvenes empresarios que han clausurado sus negocios.

Las grandes empresas son importantes, pero no puede olvidarse que el 98% de nuestras compañías son pymes que están padeciendo el alza de costes por la inflación y la caída del consumo. Según datos de CEAJE, cerca de la mitad de las pequeñas empresas españolas está en pérdidas o muy cerca. No pueden ganar dinero porque cada vez los suministros son más caros por la subida de la luz, otros costes no dejan de escalar como los laborales por el nuevo salario mínimo o la factura fiscal que ha subido con las nuevas tarifas de la seguridad social. Y al mismo tiempo sus compradores -los consumidores españoles- son más pobres. Para la OCDE somos el país que más poder adquisitivo ha perdido. Es sencillo de entender, la cesta de la compra ha subido cerca de un 30% en dos años, las hipotecas un 50% en un año, los empleos en los últimos tres años son peor pagados porque son de menos horas -sólo la mitad de los empleados trabaja ocho horas al día-. Por eso el consumo se ha hundido y con ello los ingresos de las micropymes.

Las naciones prosperan por el dinamismo de sus empresas y emprendedores. Millones de españoles vieron en el trabajo autónomo y en el comercio una vía para su prosperidad y la de su país. Hoy cientos de miles han cerrado la persiana y con ello sus ilusiones, otros tantos cada día sienten la soga más apretada en su garganta y la mayoría apenas llegan a fin de mes. Mientras tanto en las noticias tienen que escuchar de sus gobernantes que ellos son los culpables de todo, que son los de arriba y que viven en un festín.

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad de Internet (UNIR) y LLYC

viernes, 30 de diciembre de 2022

El año de la bajada de impuestos

(este artículo se publicó originalmente en el periódico La Información el día 29 de diciembre de 2022)

Antes de que crean que las fiestas navideñas han causado estragos en mi percepción de la realidad, déjenme que explique las razones por la que he puesto este título a mi artículo de opinión.  Los impuestos bajarán en el año 2023, a pesar de la reiterada negativa gubernamental y lo creo por varias razones y no solamente por el hecho del paquete anticrisis aprobado este 27 de diciembre.

Vamos a por la primera razón. En la literatura económica, en concreto en la conocida como escuela de Public Choice, existen numerosas evidencias de que el gasto público se incrementa antes de cada elección, sobre todo cuando el gobierno no confía en ganar las elecciones. Se ha comprobado a lo largo de la historia de muchas democracias liberales que un incremento en las transferencias a las familias tiene un efecto positivo sobre la posición política del gobierno. Esto es explicado por autores de esta escuela -como el premio Nobel de economía James M. Buchanan- que contemplan el crecimiento en el ingreso disponible como uno de los determinantes en los resultados electorales, de modo y manera que la actuación fiscal del gobierno afecta directamente a su nivel de popularidad y por tanto al éxito electoral. En el año 2023 tendremos como mínimo dos convocatorias electorales en la mayoría del país y en algunos casos hasta tres: votaciones municipales, autonómicas y a cortes generales. El gobierno es consciente de que la crisis inflacionaria se ha colado en todas las familias y se redoblarán los programas de gasto público para compensar la pérdida de poder adquisitivo. Pero el tiempo se agota y los subsidios y subvenciones precisan de una burocracia que consume unos tiempos que no dispone el gobierno. Aprobar la medida, incluirla en los presupuestos, redactar el reglamento, sacar la convocatoria y adjudicar las ayudas supone en el mejor de los casos tres meses y las elecciones de mayo se echarían encima. En cambio, las rebajas impositivas -especialmente en algunos tributos- son inmediatas y los bolsillos de los votantes las perciben al instante.

La segunda razón es que el gobierno ya ha probado la receta de bajar impuestos y le ha gustado. En junio el presidente Sánchez rebajó el IVA de la luz del 10% al 5%, en septiembre le tocó el turno al gas que pasó del 21% al 5%.  En otoño las rentas más bajas vieron cómo se les rebajaba el impuesto de la renta. Finalmente, la ley de fomento del ecosistema de empresas emergentes, conocida como la ley de startups ha entrado en vigor el 22 de diciembre e incluye importantes beneficios fiscales para miles de emprendedores e inversores ángeles. En todos esos casos, la opinión pública ha recibido con agrado la medida y además para la energía ha tenido efectos inmediatos en la bajada de la escalada de precios, como se ha visto en los últimos datos del IPC. Por eso tampoco extraña que ahora el gobierno haya dejado en cero el IVA de los alimentos de primera necesidad o reducido a la mitad el impuesto al aceite y a la pasta. Se trataría de abaratar la cesta de la compra con productos muy demandados para así paliar los efectos de la inflación en los hogares más desfavorecidos (y de paso rascar algún votante).

Europa es la tercera razón para bajar impuestos. No porque Úrsula von der Leyen se lo vaya a pedir a Sánchez, que a pesar de ser elegida por los populares europeos para la presidencia de la Comisión parece que es una socialdemócrata más, sino porque es una vía para ejecutar los fondos Next Generation que tanto nos está costando. Países europeos como Francia, Italia, Dinamarca, Austria, Suecia o Portugal están ya usando estas ayudas comunitarias para rebajar la fiscalidad que soportan tanto las empresas como las familias, así como crear incentivos fiscales. La semana pasada la CEOE envió un informe al gobierno que recoge sus aportaciones a la adenda al plan de recuperación y resiliencia, con una serie de medidas que incluyen reducción de cargas impositivas, el establecimiento de moratorias y aplazamiento de pagos a la Seguridad Social y Hacienda, así como la ampliación y puesta en marcha de nuevas líneas ICO que garantizarían la liquidez, financiación y la solvencia para cientos de miles de empresas españolas y así mitigar los efectos que la crisis inflacionista entre el tejido económico más débil, las micropymes y los autónomos, que suponen por lo menos más de dos millones de personas con derecho a voto. Tampoco puede obviarse que la presidencia semestral para España está a apenas unos meses y hay que gobernar como si se fuese un estadista europeo más y quitar los recelos que en muchos gobiernos continentales hay con el socio de Sánchez; bajando impuestos, demuestra quién manda en el consejo de ministros patrio.

Vamos a por la última razón que tiene que ver con la polarización y la concentración del voto. Son muchos los estudios que explican el aumento de la fractura ideológica en las democracias modernas. El último que he leído ha sido el promovido por LLYC y Más Democracia en el que se explican los territorios de la polarización más extrema, a saber: inmigración y feminismo. El asunto de los impuestos no aparece. ESADE ha estudiado también este asunto y ha concluido que la polarización no afecta al tema fiscal. Estamos mucho más polarizados respecto a cuestiones identitarias (ideológicas o territoriales) que respecto a políticas públicas concretas. En los datos que analizaron en la escuela de negocios catalana, la polarización ideológica y territorial era entre dos y tres veces mayor que la polarización en torno a los impuestos. Así que no tiene porqué preocuparse Pedro Sánchez. Tocando los impuestos a la baja no perderá el tren de la concentración del voto polarizado de la izquierda.

Sea lo que sea lo veremos en breve y nuestros bolsillos lo notarán. Esperemos que para bien.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

viernes, 7 de mayo de 2021

¿Puede España aspirar a ser el líder mundial de la economía sénior?

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico El Mundo el día 29 de abril de 2021)


Hubo un tiempo en que cumplir cincuenta años suponía el declive de la vida. De hecho, a lo largo de toda la historia de España la inmensa mayoría se moría antes de alcanzar esa edad y solamente a partir de 1930 la esperanza de vida superó los 50 años. Incluso durante décadas del siglo pasado los años que de media vivía un español a partir de su jubilación eran apenas diez, hoy se superan los 23 años para las mujeres. Si en 1900 apenas uno de cada diez españoles llegaba a los 65, ahora nueve de cada diez alcanzan esa edad. Un cambio tan rápido -de media estamos ganando a la vida dos o tres años cada década- que ha impedido ser asimilado por las instituciones patrias. Entendiendo el término instituciones de una manera comprehensiva, al igual que el premio nobel Douglass North, como las leyes que nos hemos dotado, pero también las empresas que prestan sus servicios en nuestro territorio

Hoy la esperanza de vida es uno de los grandes logros de España y podemos sentirnos orgullosos de ser uno de los países del mundo donde mejor ha funcionado el círculo virtuoso de clima, sanidad y hábitos de vida. Pero ahora toca aprovechar que estemos en el corazón de la longevidad global.  En todo el mundo se ha despertado el interés por una nueva disciplina de la economía que estudiar las oportunidades de la longevidad, en especial por la irrupción de un numeroso grupo etario que supera los 50 años. Se le ha bautizado economía senior o plateada como el color del pelo de sus protagonistas. Hoy en España son más del 30% de la población y en breve, en 2050, la mitad de sus habitantes superarán los 50 años. Además, una mayoría aplastante con buena salud y calidad de vida.

En economía también hablamos de los océanos azules como aquellos mercados que no han sido explotados por nadie y que permite a empresas innovadoras operar con éxito y sin competencia. Los profesores de INSEAD que acuñaron el término defendían que aquellas compañías que piense en clientes insatisfechos o usuarios que aún no existen, lograrán espectaculares crecimientos. La economía senior comprende nuevas viviendas (o reformas de las actuales) para los mayores que no desean vivir en una residencia, ocio a la medida de su edad, ropa y tecnología diseñada para ellos y no para jóvenes; productos financieros para hacer líquido los ahorros de toda una vida o una nueva educación que facilite reinventarte varias veces. Pero también normas para evitar la destrucción de empleo senior, incentivos para seguir trabajando más allá de la edad de jubilación o reformas para que las pensiones públicas se complementen con las personales, sin olvidar el fomento del emprendimiento senior y de una nueva industria del antienvejecimiento.

Esas son algunas de las razones por las que los empresarios españoles de la CEOE en la reunión de su junta directiva del 17 de marzo decidieron crear en su seno una comisión nueva con el nombre de economía senior. En palabras del presidente Antonio Garamendi «los nuevos bienes y servicios que empresas españolas pueden ofrecer a la cohorte de los mayores de 50 años es una inmensa oportunidad para generar riqueza y empleo»

España es un país abierto, acostumbrado a acoger a millones de turistas y a ofrecerles una calidad de vida inmejorable. Ahora se puede capitalizar esa industria en un nuevo nicho económico que, conforme reza la demografía, crecerá en tasas de dos dígitos, cifras que ningún otro mercado soñará alcanzar. La economía senior no supone renunciar a alertar de la fragilidad de nuestro sistema de pensiones sino al contrario una vía para apuntalarlo con millones de empleos y cientos de miles de millones de facturación. Hoy ya esa economía plateada si fuese un país sería la tercera potencia del mundo después de Estados Unidos y China. La batalla por el consumidor senior ha empezado y estamos en una posición inmejorable por ofrecer a los españoles, pero también a los ciudadanos de todo el mundo, las mejores ciudades para vivir con los mejores servicios. Para ello es imprescindible poner la economía plateada en lo más alto de las prioridades de las administraciones públicas, pero también de las empresas y emprendedores.


Iñaki Ortega es director científico del centro de investigación Ageingnomics
Ricardo Mur es presidente de la comisión de economía senior de la CEOE

lunes, 19 de abril de 2021

Muchos zombis, no solo en la economía

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 minutos el día 19 de abril de 2021)


Los economistas llevamos unos meses enfrascados con este asunto de las empresas zombis. Han cogido su nombre de los zombis porque son como muertos que han resucitado por arte de magia. Una compañía zombi es aquella incapaz de pagar los intereses de su deuda con sus beneficios y no cierra, sólo porque refinancian su deuda debido a los bajos tipos de interés de estos años. Ahora en plena pandemia a esta categoría se han unido miles de empresas que sobreviven exclusivamente gracias al arsenal de ayudas públicas en forma de avales, créditos blandos o moratorias concursales. El debate reside en si conviene dejar que vayan a la banca rota y perder empleos o que vivan gracias a los impuestos de todos.

La palabra zombi figura desde hace unos años en el diccionario y aunque su origen es africano se incorporó a nuestro idioma procedente del inglés. Zombi es aquella persona que se supone muerta, pero es reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad. Si eres de mi edad te acordarás del mítico video de Michael Jackson bailando con zombis en un callejón mientras cantaba una pegadiza melodía. En cambio, los millennials tienen en la cabeza la famosa serie de televisión The Walkind Dead con esos zombis que vienen a invadir Estados Unidos. Los más jóvenes, la generación z, saben mucho de muertos vivientes porque aparecen en los videojuegos, comen cerebros y no se les mata con una bala.

Lo que igual no nos hemos dado cuenta es que más allá de las pantallas y los censos empresariales, hay otros zombis en nuestra vida.  Esos amigos de la infancia que ya no soportas pero que sigues llamando en Navidad o esos aburridos primos que la última vez que saludaste fue en una boda hace años. Relaciones muertas pero que se sostienen por formalismos. Pero aún hay más: ministros y partidos que siguen vivos -políticamente- porque nuestro sistema lo permite, aunque todos sepamos que están muertos para sus electores. Funcionarios indolentes protegidos por una oposición. Aficiones que nunca retomarás, pero patines o tablas de surf siguen acumulando polvo.  Matrimonios acabados que permanecen juntos para pagar la hipoteca. Trajes que nunca te volverás a poner pero que te supera tirarlos a la basura. Directivos fracasados que lideran la nada a la espera de que alguien pite el final del partido. Profesores que siguen enseñando lo mismo que hace cuatro décadas, sin cambiar una coma, porque su posición les blinda. Todos, están muertos pero mantenidos artificialmente por intereses espurios.

En el vudú siempre hay alguien que maneja el zombi, pero en la vida real nosotros tenemos la capacidad de acabar con esas prácticas zombis. Los economistas discutimos si lo mejor es evitar las quiebras con subvenciones o bien dejar de malgastar los fondos públicos. A ti te toca decidir si quieres enterrar de una vez esos zombis que están en tu vida o si prefieres que sigan molestándote.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja-UNIR-

sábado, 6 de marzo de 2021

¡La pyme ha muerto! ¡Viva la pyme!

 

(este artículo se publicó originalmente en el diario La Información el día 28 de febrero de 2021)


La expresión ¡El Rey ha muerto! ¡Viva el Rey! simboliza la continuidad de esa institución y se utiliza en casi todas las realezas. La frase aparentemente contradictoria busca llamar la atención anunciando al mismo tiempo la muerte del monarca y asegurando la continuidad vitoreando al nuevo. Nace en el idioma de la nobleza, el francés, Le roi est mort, vive le roi, para luego traducirse al inglés con The King is dead, Long Live the KIng y llegar a nuestros días en castellano con el popular Rey muerto, rey puesto. Su origen se remonta a la Francia del siglo XIII en la que al fallecer Enrique III se quiso evitar un periodo sin claro sucesor por la inestabilidad que ello podría causar.

La figura literaria usada en este ritual, epanadiplosis o repetición de una palabra al principio y final de una oración nos sirve para describir la situación actual de la economía española. Si las pequeñas y medianas empresas en nuestro país mueren supondrá -como con los reyes en la Francia de las Cruzadas- una amenaza real de inestabilidad. Es imprescindible recordar que las pymes representan el 99% del tejido productivo y el 66% del empleo en España. Son todas esas empresas con menos de 250 trabajadores y una facturación anual inferior a 50 millones de euros. Pero si ponemos la lupa veremos que algo más, 9 de cada 10 pymes son micropymes, es decir que tienen menos de nueve trabajadores. Es decir, casi todos los negocios que conocemos son de un tamaño mínimo.  España, de hecho, es uno de los países de la Unión Europea con menor dimensión empresarial, nuestro tejido está formada principalmente por microempresas como demuestra el dato que el empleo medio por empresas son dos trabajadores. Antes de que nos comencemos a fustigar por ello, hay que destacar que su contribución a la generación de empleo empresarial está en la línea de la media comunitaria. Las cifras económicas, tan frías, nos impiden ver que detrás de ellas hay una mujer o un hombre que vive de ello a la vez que forma parte del principal puntal del desarrollo económico español. En cualquier actividad que se desarrolle en nuestro país encontramos un pequeño empresario o un trabajador autónomo. Vertebran el país porque están en todos los sectores, en cada pueblo, ciudad y comunidad autónoma. Sin ellos nada hubiera sido posible en España y nada lo será en el futuro. Pero por alguna razón en el imaginario popular sigue estando que solo eres un gran país si tienes grandes empresas cuando la realidad es que la fuerza sistémica de cientos de miles de pymes ha construido y construirá las grandes economías del mundo.

2020, con la crisis de la covid19, ha sido el peor año que se recuerda en la historia reciente para un pequeño empresario. Por suerte desde marzo del año no han sido pocas las herramientas para salvar el tejido económico, desde el plan europeo SURE que ha hecho posible financiar los ERTEs y la financiación del ICO, pasando por las rebajas fiscales que han promovido administraciones con visión de futuro. Tras meses de peticiones agónicas y casi en la antesala de la muerte de muchas miles de empresas, el presidente del Gobierno ha anunciado estos días un plan de ayudas, que por desgracia no ha sabido concretar la vicepresidenta del ramo, Nadia Calviño.  En cualquier caso, se precisa un nuevo marco para que las pymes puedan sobrevivir y como recientemente ha afirmado el Rey Felipe VI en la entrega de los premios de la pyme española “serán más fuertes y sólidas, y con una mayor capacidad para crecer y ganar posiciones en mercados altamente competitivos, lo que a su vez permitirá crear empleo estable y de mayor cualificación. De este modo, también podrán aumentar sus exportaciones e invertir más en innovación, ser más productivas y estables y afrontar mejor las variaciones del ciclo económico. En definitiva, unas empresas que ganarán el futuro con los valores y el espíritu de superación que siempre las han caracterizado”

Con la frase ¡El Rey ha muerto! ¡Viva el Rey!  Se pretendía evitar la peligrosa situación política de los interregnos, pero también expresar la confianza en la continuidad del papel de esa institución. Por eso hoy debemos gritar lo mismo para las pymes. CEPYME en su barómetro nos alerte de que la mitad de las pequeñas empresas ve en riesgo su supervivencia fruto de la pandemia lo que nos llevaría a la peor de las catástrofes. A la vez hemos de dar vivas por ellas. Pedir todas las ayudas, los mejores planes, el mayor consenso para que las pymes vivan y de paso también sobreviva nuestra sociedad del bienestar.

 

Iñaki Ortega es director Deusto Business School y profesor de la UNIR

martes, 10 de febrero de 2015

Cambio de escala

(este artículo se públicó en el suplemento Innovadores del diario El Mundo el 10 de febrero de 2015)

«Sigamos el ejemplo del anuncio de Martini, tenemos que estar en cualquier momento y en cualquier lugar, para ganar a lo‎s cuatro grandes» Estas palabras que firmaría el fundador de cualquier startup para convencer a un inversor, fueron formuladas la semana pasada por la presidenta del Banco Santander, Ana Botín en la presentación de las nuevas líneas estratégicas del banco rojo.

Recientemente en las aulas de Deusto Business School un directivo del BBVA nos alertó que sus rivales ya no son los bancos chinos o los americanos sino las nuevas empresas tecnológicas con sus modelos disruptivos y por ello están trasladando los vehículos inversores del Banco a Silicon Valley.

Ferrovial no sólo ha sido noticia estos días por el premio otorgado a su CEO sino por haber lanzado un programa, Madrid Smart Lab, para atraer a su ecosistema a los emprendedores más activos en ciudades inteligentes. También en España, CAF,  la ferroviaria con sede en Andoain‎ compite sin complejos con Siemens o Alstom. Ha creado un venture capital que invierte en startups en medio mundo para completar las innovaciones internas; lo dirije un joven ingeniero vasco tras cursar un Máster in Business Innovation y no un MBA, otra demostración de la necesidad de actualización también en las escuelas de negocios.

Las nuevas big four han pasado de ser históricas consultoras como  EY, Deloitte, KMPG o Price a, como nos recordaba la señora Botín,  las empresas de emprendedores Google, Amazon, Facebook y Apple. 

Este cambio de escala en las grandes corporaciones fijándose en las actuaciones y la forma de pensar de las microempresas es una tendencia global que supera lo coyuntural para convertirse en nueva norma.

El fenómeno lo bautizó hace unos cuantos años el profesor de Berkeley, Chesbrough para referirse  a una nueva concepción de la I+D que aprovecha no sólo los flujos de conocimiento de la propia empresa sino también del mercado. ‎ Christiansen, investigador de Harvard, va más allá y augura que aquellas empresas diseñadas para triunfar en el siglo XX están abocadas a fracasar en el siglo XXI sino se convierten en disruptivas, en esa tarea sólo  los emprendedores les pueden ayudar.

Es la co-creación que practica la nueva generación del milenio, los millennials, y es además una expresión más  de la llamada economía compartida.‎ Aceleradoras, incubadoras, smart money, bootcamp, lean startup o canvas son, por tanto, las nuevas palabras mágicas que ya están aprendiendo las grandes corporaciones ‎para sobrevivir a la nueva economía.


Iñaki Ortega es doctor en economía y director de programas de Deusto Business School.


sábado, 2 de agosto de 2014

Innovación abierta, una oportunidad

( Este artículo se publicó el día 2 de agosto de 2014 en el periódico El Norte de Castilla )

Por mucho talento y buenas ideas que haya dentro de una empresa siempre habrá más y mejores fuera de ella. No tener en cuenta este nuevo paradigma económico es desperdiciar oportunidades cuando no estar abocado a la bancarrota.

En la empresa, durante mucho tiempo, se pensó que las grandes ideas solo podían surgir en el seno de una gran compañía fruto de la acumulación de recursos y talento. En esa lógica las innovaciones debían de ser protegidas con patentes, con el secreto industrial o incluso aislando los laboratorios del resto de la organización, para mantener la exclusividad y así poder recuperar la ingente inversión


La economía de nuestros días basada en la capacidad de desarrollo de nuevos productos y servicios que permitan competir, ha demostrado lo erróneo de esa forma cerrada de pensar y actuar.

En 2003, Chesbrough, un profesor de Berkeley acuñó el término “Innovación abierta” para referirse  a una nueva concepción de la I+D que aprovecha no sólo los flujos de conocimiento de la propia empresa sino también del mercado. La idea es sencilla y, sin lugar a dudas, ha demostrado su eficacia en múltiples organizaciones y entornos: desde la generación de ideas para campañas publicitarias hasta el planteamiento de algoritmos para resolver una recomendación en una web, pasando incluso por la propuesta de tratamientos para curar la Diabetes. ¿Increíble? Pues es cierto. Emprendedores, en muchos casos ni siquiera contrastados expertos en el tema, con un bagaje diverso y con puntos de vista poco convencionales, son capaces de resolver problemas de un modo brillante y, además, con un coste que puede llegar a ser muy limitado para las organizaciones implicadas. La inteligencia colectiva es imbatible y sirve además de sumario de esta nueva forma de entender la innovación.

Son muchas las empresas en todo el mundo que se están beneficiando de este nuevo torrente de innovaciones: General Electric, 3M, Procter&Gamble y en España con Telefónica, BBVA y Ferrovial a la cabeza, son ya habituales las convocatorias abiertas al ecosistema emprendedor e innovador para que ayuden a resolver los numerosos retos a los que se enfrentan en estos momentos las grandes corporaciones.

La innovación abierta funciona. En muchos casos y de forma muy sobresaliente. Si nos centramos en la generación de ideas, parece sensato concluir que la apertura del proceso al exterior tendrá un efecto inmediato en el incremento exponencial del número de ideas lo que, por pura estadística, aumentará la calidad de la mejor idea obtenida en el proceso. Además, este tipo de procesos también fomenta la diversidad de las propuestas: la desemejanza de puntos de vista, implica esa mayor diferencia en las ideas, lo que también afecta en positivo a que la idea final sea mejor. Es la co-creación de la nueva economía que está surgiendo y es además una expresión de la llamada economía compartida o “sharing economy”.

Christensen, profesor de Harvard, afirmó en 1997 “aunque sigan los mejores métodos de gestión, las grandes empresas están abocadas a fallar si no son disruptivas; en esa tarea los emprendedores les pueden ayudar” El término disruptivo esta traído a la ciencia económica desde la física (“que produce ruptura brusca”) y no es más que una actualización del viejo pero muy actual paradigma de Schumpeter, uno de los padres de la economía moderna, que basaba en los emprendedores la supervivencia de la economía de mercado por su capacidad para innovar a través de la destrucción creativa. Algo que hoy  tienen muy presenten las grandes empresas en todo el mundo y en todos los sectores,  para no acabar destruidas por la creatividad de nuevos jugadores como Amazon, PayPal, AirBnb o Whatsapp.



Iñaki Ortega, es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

Juan José Nájera, es doctor en economía y vicerrector de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)


domingo, 29 de diciembre de 2013

Ideas

(Artículo publicado el 18 de noviembre en el periódico ABC)


Las ideas de quienes crean, montan negocios, generan valor añadido no entienden ni de nacionalidad ni de ideología. Lo que hace que unas tengan más éxito que otras son las facilidades que determinados territorios dan a las personas con talento para que pongan en marcha sus iniciativas.

La ciencia económica viene prestando en las últimas décadas mucha atención a las interrelaciones entre la iniciativa empresarial y las instituciones sociales y políticas para explicar el crecimiento económico. Para una mayoría de entendidos, el progreso a largo plazo sólo puede lograrse cuando en un territorio se dan las condiciones de libertad y estímulo para que sus empresas e individuos desarrollen actividades económicas.

Bajo este prisma, lo público -en su doble faceta de garante de los derechos fundamentales y ordenador de la economía- importa, y mucho. Mientras que en Estados Unidos los gobiernos han tenido siempre una gran sensibilidad por la labor que desarrollan los pequeños empresarios, en España sólo en los últimos tiempos se ha empezado hacer una política realmente consecuente con ellos.

Con la llegada de la democracia, el País Vasco ha tratado de ir por delante en el impulso del clima empresarial, articulando actuaciones que van desde la creación de la SPRI y de las primeras incubadoras por las diputaciones forales hasta la pionera ley vasca de la actividad emprendedora. Y todo eso a pesar del enorme lastre de la violencia de ETA, del ambiente de coacción que vivía una parte de la sociedad vasca y que, en el caso de los empresarios, con frecuencia, se convertía en extorsión, cuando no en asesinato.

Dos conocidos economistas, Acemoglu y Robinson, han puesto de relieve en el libro Why nations fail que a largo plazo sólo pueden prosperar los territorios inclusivos en los que el marco institucional es realmente participativo y no constriñe la iniciativa individual. Los países que fallan son aquéllos con instituciones que no fomentan la libertad, la igualdad de oportunidad o desincentivan la actividad empresarial con subidas de impuestos.

Ciertamente, en este terreno, hemos mejorado mucho y en relativamente poco tiempo, tanto en España como en el País Vasco; somos una sociedad democrática, plural, tolerante y cada vez más emprendedora. Pero no podemos bajar la guardia ante la magnitud del reto que tenemos por delante, que es acelerar la salida del país de la que ha sido la peor crisis económica de nuestra historia democrática.

Cuanto más grandes son las dificultades más necesitamos sumar esfuerzos. Así pues, tomemos nota de las fórmulas que están siguiendo las naciones más inclusivas para volver a crecer. Fomentar la innovación, el emprendimiento, la internacionalización y, en definitiva, todo aquello que puede ayudar a llevar lejos el potencial que reside entre nosotros es el camino a seguir. No hacerlo es no tener “ni idea” de lo que han practicado los países más dinámicos en todo el mundo.

Hoy se hace imprescindible alinear los esfuerzos de las instituciones vascas con el prestigio y fortaleza de herramientas estatales como por ejemplo el ICEX para que las pymes vascas afronten con garantías su expansión internacional. Todos los esfuerzos serán pocos.

De nada servirá que el País Vasco sea un país lleno de ideas si éstas no encuentran salida porque, como opinaba Santiago Ramón y Cajal -en un tiempo, por cierto, no menos complicado que el actual- o se hace algo con ellas pronto o pierden su valor.

Iñaki Ortega. Doctor en economía
Arantza Quiroga. Presidenta PP vasco

martes, 11 de diciembre de 2012

¡¡España Emprende!! Nada es imposible

(El manifiesto ¡¡España Emprende!! presentado públicamente el día 11 de diciembre de 2012 ha sido promovido por el Circulo de Empresarios y diversos agentes del ecosistema emprendedor español entre los que se encuentra Iñaki Ortega. Puedes adherirte a través de este enlace: manifiesto circulo de empresarios)



¡¡España Emprende!!  Es la expresión de que “nada es imposible” para un país que ha sido y es un país de emprendedores, de personas con iniciativa, talento y deseo de desarrollar nuevas oportunidades e ideas. Es el reflejo de la necesidad de crear nuevas empresas, de generar nuevos puestos de trabajo, de buscar nuevos mercados, de unir personas e ideas, y de promover una sociedad emprendedora como motor del cambio económico y social. En ¡¡España Emprende!! Se recogen las medidas urgentes e inmediatas y de medio y largo plazo, en cada una de las cinco áreas que consideramos fundamentales, para dinamizar la economía española, impulsar la iniciativa privada y permitir así la creación de 500.000 empresas en los próximos años. ¡¡España Emprende!! Es una iniciativa colectiva formada por emprendedores, empresarios, organizaciones empresariales y sociales, escuelas de negocio y otras instituciones, que cree en la necesidad y urgencia de impulsar el emprendimiento en España como respuesta a los nuevos retos económicos del contexto nacional e internacional.

EDUCACIÓN

1.            Implantación de la educación emprendedora y empresarial, basada en metodologías vivenciales e inminentemente práctica, en el ámbito curricular en la Educación Básica, Bachillerato, Formación Profesional y Universitaria; fomentando el desarrollo de actitudes y valores, capacidades y habilidades emprendedoras.

2.            Capacitación de los docentes en materia de educación emprendedora mediante su incorporación tanto en los estudios reglados de docencia como en la oferta de formación continúa.

3.            Desarrollo de programas que promuevan la creación de empresas en los centros de formación profesional, las universidades y escuelas de negocios


INNOVACIÓN


4.            Creación del “Visado de Emprendedores” que permita atraer talento empresarial e innovador del resto del mundo.

5.            Generar un entorno de contratación más transparente y competitivo que posibilite a las startups o empresas de nueva creación acceder a contratos de la Administración Pública y de grandes empresas.

6.            Vincular la financiación de las Universidades públicas a spin off o a proyectos con empresas privadas.




FINANCIACIÓN


7.            Creación de un Fondo de Emprendimiento de capital semilla público-privado, con gestión privada, para el desarrollo de la pequeña empresa.

8.            Creación de un Fondo de Capital Riesgo público-privado, con gestión privada, para empresas de nueva creación o startups de carácter innovador, en el que participen el ICO y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) junto a Sociedades de Capital Riesgo.

9.            Creación de indicadores que identifiquen el retorno y calidad de cada una de las iniciativas de apoyo a los emprendedores y fomento de la innovación puestas en marcha por la Administración Pública, de cara a tomar decisiones sobre su continuidad.


REGULACIÓN


10.       Tramitación on-line de la constitución de empresas en 24 horas y con un coste que no podrá ser superior a 24 euros.

11.       Devolución mensual del IVA a las empresas de nueva creación o startups, durante los tres primeros años.

12.       Creación de un nuevo sistema de cálculo de cuotas de la Seguridad Social para las empresas de nueva creación o startups ligado a la cifra de negocio, hasta 100.000 euros de facturación anual, y proporcional a esta, durante los tres primeros años.


FISCALIDAD


13.       Creación de la “acción de emprendimiento” (startup shares) al objeto de facilitar la atracción de talento por los emprendedores en los primeros años de vida de su empresa, permitiéndose retribuir a sus trabajadores con este tipo de acciones, con un beneficioso tratamiento fiscal, cuando la empresa despunte. La acción de emprendimiento supondrá un régimen fiscal favorable para el personal de empresas de nueva creación o startups durante los tres primeros años desde su creación.

14.       Personas físicas/ business angels: (I) Plusvalías: tributación al 1% por las plusvalías obtenidas en empresas de nueva creación o startups, en adquisiciones realizadas hasta el quinto año de constitución y con un mínimo de tenencia de 2 años. (II) Minusvalías: integración en el IRPF con el límite de 150.000 euros/año, pudiendo integrar el exceso de la pérdida durante los cuatro años siguientes.
15.       Incentivos fiscales en el IRPF para inversión y/o financiación de startups o empresas de nueva creación. En el caso de inversión, deducción del 15% con el límite base de 100.000 euros. En el caso de financiación, tributación al 10% sobre las rentas obtenidas.


15 medidas + 1


Promover la aparición de una sociedad emprendedora e innovadora requiere, junto a las 15 medidas prioritarias, una mayor coordinación y cooperación entre la Administración Pública y el sector privado.


Es necesario unificar esfuerzos, recursos e ideas para generar riqueza, empleo, competitividad y bienestar. De ahí, que propongamos la creación de una entidad público-privado de carácter nacional, «España Emprende». Esta entidad tendrá dos grandes misiones: En primer lugar, orquestará y dará coherencia a las iniciativas públicas y privadas de apoyo a los emprendedores para garantizar su eficiencia y sostenibilidad. En segundo lugar, se encargará de la elección y desarrollo de las áreas prioritarias de innovación, gestionará la financiación y generará sinergias entre las universidades, las escuelas de negocios y las empresas.


martes, 17 de julio de 2012

¿Por qué todo el mundo habla de los emprendedores?

Últimamente es realmente difícil no tropezar con los "emprendedores" viviendo en España. Si te levantas escuchando la radio, ojeas la televisión en el bar tomando un café o lees la prensa por internet es literalmente imposible no sucumbir al mantra de los emprendedores y sus benéficos efectos. Sea por moda, cliché o lugar común, la mención a los emprendedores se ha convertido en el tema del año en nuestro país. La semana pasada la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) me invitó a sus cursos de verano online para explicar por qué narices todos: economistas, políticos, científicos y en general los ciudadanos, hablamos a todas las horas de los emprendedores. Si quieres escuchar la respuesta pincha en este enlace:

video de la conferencia online

PPT de la conferencia



lunes, 14 de noviembre de 2011

España Emprende, Start-up Spain

Llegamos con retraso, pero precisamente por este motivo estamos a tiempo de no llegar mal.

En los años 80,  se produjo un cambio de escala en las palancas de competitividad y empleo de las economías desarrolladas, y fue Estados Unidos el primer país en atisbar el nuevo paradigma. De hecho, ya en el cambio de década, los trabajos de D. Birch pusieron de relieve que, contrariamente a lo que se venía creyendo, no eran las grandes corporaciones las que más impulsaban el empleo, sino la empresa incipiente. 

En particular, la conclusión a la que llegó este investigador del MIT fue que el 80% de los puestos de trabajo que se creaban entonces debían atribuirse a PYMEs que no alcanzaban los cuatro años de antigüedad.  A la luz de estos resultados, el gobierno federal incrementó considerablemente su apoyo a la formación y expansión de start-ups, creando unos instrumentos financieros que, junto al capital privado, han hecho posible el desarrollo de tecnologías como el GPS, Internet o el wifi.


Recientemente, un estudio de la Fundación Kauffman ha corroborado ese papel estratégico que ha tenido la  iniciativa empresarial en Estados Unidos al concluir  que las empresas de reciente constitución están detrás de todo el empleo neto creado en las últimas décadas, lo cual no deja de ser una constatación de que la cultura del entrepreneurship ha ganado terreno durante ese tiempo a la del management. Esta forma de entender el mundo de la empresa es un valioso intangible puesto que los emprendedores tienen incentivos para ampliar la frontera de posibilidades de producción mientras que los directivos, más inclinados hacia la eficiencia, los tienen para operar dentro de ella –el éxito económico de Silicon Valley e Israel, los dos mejores ecosistemas para el emprendimiento a nivel mundial, son prueba de ello.

España, país donde tradicionalmente no se ha sabido valorar el potencial de la pequeña escala empresarial,  también ha empezado a dar importantes pasos en esa dirección. El Ministerio de Industria ha identificado, entre públicas y privadas, más de 2.500 plataformas dedicadas a la promoción del emprendimiento. Sin embargo, y pese a esta inflación de apoyos, la estrategia no está funcionando, como lo demuestra la vacilante marcha hacia la recuperación económica y, sobre todo, la cifra de cinco millones de parados. Y es que estos mecanismos ni han evitado la caído de la natalidad empresarial -más de un 40% desde 2007- ni han propiciado que las empresas creadas, salvo alguna notable excepción, posean proyección suficiente para acelerar la transición hacia una nueva orientación productiva.

El porqué de la ausencia de resultados hay que encontrarlo en la forma en que se ha implementado. Mientras que en Estados Unidos –dando un renovado impulso a la política de apoyo al emprendimiento- se ha lanzado Start-up America, siguiendo la experiencia chilena, un gran programa de colaboración público-privada entre el gobierno federal y las grandes empresas del país para canalizar y coordinar los esfuerzos dirigidos a los emprendedores, en España ha faltado orquestación entre administraciones y no se ha explorado lo suficiente la posibilidad de establecer  alianzas estratégicas con los puntales del tejido empresarial. Si se corrigieran estas deficiencias a buen seguro que las actuaciones realizadas acabarían teniendo el efecto multiplicador pretendido sobre el empleo y la innovación.

El difícil panorama financiero impone a la administración más ajustes prespuestarios, pero el establecimiento de puentes de colaboración con el sector privado, unido a una mayor coordinación entre instituciones, permitiría al gobierno que saliese de las elecciones del 20N seguir avanzando en el cambio de escala a través del apoyo a los emprendedores  sin necesidad de incrementar los recursos públicos que ya se destinan a este fin y, desde luego,  con mejores resultados.

España necesita más iniciativa empresarial, especialmente en sectores que, por ser intensivos en tecnología y conocimiento, tienen más recorrido, para que no volvamos a confundir, como durante el boom inmobiliario, progresar con crecer.  Para que haya verdadero progreso el emprendimiento de alto potencial debe ocupar su lugar como motor de la economía, de igual forma que la cultura del esfuerzo y el talento debe sustituir a la de la especulación y el subsidio. España necesita un plan España Emprende, un auténtico Start-up Spain, y cuanto antes lo tenga mejor.

Publicado originalmente El Confidencial

Promotores de la Iniciativa:
- Iñaki Ortega Profesor en la Universidad Rey Juan Carlos
- Javier Santiso Profesor ESADE
- Zaryn Dentzel Emprendedor TUENTI
- Gustavo Garcia Emprendedor BUYVIP
- Iñaki Arrola Business Angel y Chamberi Valley
- Luis Rivera Emprendedor Tetuan Valley

- Marek Fodor Business Angel y Seedrocket 


jueves, 1 de abril de 2010

Ambiente para emprender

El entorno en el que creas tu empresa puede ser determinante para su éxito o fracaso. Y no sólo por razones técnicas y legales. Está demostrado que las personas con talento se vuelven mas creativas cuando están rodeadas de otras semejantes. Los espacios urbanos, cosmopolitas y abiertos son los idóneos para montar negocios innovadores.

Que casi cualquier sitio puede valer para empezar a trabajar en tu proyecto es algo que poca gente pone en duda. Aunque un tanto manidos, ahí están los casos de HP y Apple, nacidas en garajes. Sin embargo, el contexto en el que se encuentre el lugar que hayas convertido en tu oficina sí puede ser determinante.

De hecho, lo fue para esas dos multinacionales y para todas las demás que han surgido en esa excepcional macroincubadora de empresas llamada Silicon Valley. De igual manera que las oportunidades laborales varían enormemente en función del país o la región, las perspectivas para montar un negocio con éxito también pueden ser muy diferentes de un territorio a otro. Así, un proyecto puede estar abocado al fracaso simplemente porque el emprendedor ha elegido para su materializaci6n el lugar donde reside y no el lugar que ofrece las mejores condiciones para el emprendimiento.

En este sentido, existe una pluralidad de factores "ambientales" que debes tener muy en cuenta como son, por ejemplo, el marco jurídico y fiscal, el nivel de desarrollo tecnológico y el dinamismo económico. Ahora bien, el más importante de todos, especialmente si se trata de una idea innovadora, es la presencia de personas que puedan ayudarte en la andadura empresarial; principalmente, emprendedores con planteamientos complementarios, profesionales de alta cualificación y business angels.

Es lo que Richard Florida, profesor de la Universidad de Toronto, llama "el poder de la concentración" y que parte de la tesis de que los individuos dotados de talento se vuelven más creativos y productivos cuando están cerca unos de otros. Florida demuestra en sus trabajos que los espacios urbanos cosmopolitas, abiertos y dinámicos ejercen un fuerte poder de atracción sobre este tipo de personas y que su presencia en ellos constituye, a su vez, un fuerte estimulo para quienes buscan un ambiente propicio para poner en marcha nuevas ideas.

Publicado originalmente en la revista Emprendedores