Mostrando entradas con la etiqueta ferrovial. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ferrovial. Mostrar todas las entradas

miércoles, 8 de marzo de 2023

Cerrar la persiana

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el día 6 de marzo de 2023)

Ferrovial se va, pero no cierra la persiana. Traslada su sede a los Países Bajos para poder tener inversores de la Bolsa de Nueva York, aunque seguirá siendo una empresa de españoles. El gobierno se ha lanzado en tromba frente al presidente de la compañía, dentro de su estrategia del último año de acusar de todos los males a los empresarios, bien la inflación, bien los sueldos, bien el desempleo y ahora el mal uso del dinero público. Me temo que los ataques al señor Rafael del Pino se han exagerado con la íntima esperanza de que sirvan para olvidar -aunque sea por unos días-  la excarcelaciones de la ley de el “solo sí es sí” o el caso del diputado que por la mañana votaba en contra de la prostitución y por la tarde se dedicaba al tráfico de influencias en lupanares.

Toda esta energía gubernamental debería dedicarse a mejorar las condiciones para que empresas como Ferrovial no tengan que irse a Ámsterdam y así conseguir financiación que les permita seguir creciendo. Pero si por algún prejuicio ideológico o porque su socio de coalición no les deja, desde aquí les pido que por lo menos centren su atención en la sangría de cierres de comercios -215 tiendas que cada día bajan la persiana para siempre-; en la caída del número de autónomos -más de 20.000 solamente en el primer mes del año- y en los 110.000 jóvenes empresarios que han clausurado sus negocios.

Las grandes empresas son importantes, pero no puede olvidarse que el 98% de nuestras compañías son pymes que están padeciendo el alza de costes por la inflación y la caída del consumo. Según datos de CEAJE, cerca de la mitad de las pequeñas empresas españolas está en pérdidas o muy cerca. No pueden ganar dinero porque cada vez los suministros son más caros por la subida de la luz, otros costes no dejan de escalar como los laborales por el nuevo salario mínimo o la factura fiscal que ha subido con las nuevas tarifas de la seguridad social. Y al mismo tiempo sus compradores -los consumidores españoles- son más pobres. Para la OCDE somos el país que más poder adquisitivo ha perdido. Es sencillo de entender, la cesta de la compra ha subido cerca de un 30% en dos años, las hipotecas un 50% en un año, los empleos en los últimos tres años son peor pagados porque son de menos horas -sólo la mitad de los empleados trabaja ocho horas al día-. Por eso el consumo se ha hundido y con ello los ingresos de las micropymes.

Las naciones prosperan por el dinamismo de sus empresas y emprendedores. Millones de españoles vieron en el trabajo autónomo y en el comercio una vía para su prosperidad y la de su país. Hoy cientos de miles han cerrado la persiana y con ello sus ilusiones, otros tantos cada día sienten la soga más apretada en su garganta y la mayoría apenas llegan a fin de mes. Mientras tanto en las noticias tienen que escuchar de sus gobernantes que ellos son los culpables de todo, que son los de arriba y que viven en un festín.

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad de Internet (UNIR) y LLYC

miércoles, 8 de julio de 2020

Enseñar a bailar al elefante, el reto de las grandes empresas españolas


(este artículo se publicó originalmente el 1 de julio de 2020 en el diario La Información)


Una analogía entre el mundo animal y el de la innovación ha servido para titular el informe que se ha presentado en el mes de junio de 2020 sobre emprendimiento corporativo promovido por Santander Universidades con un equipo de investigadores de varios centros españoles de enseñanza superior.  “Enseñando a bailar al elefante como una gacela” pretende conseguir que las empresas “desaprendan” la cultura de rigidez propia de una gran corporación en favor de una gestión ágil y un espíritu de innovación.  

En 2017 se conoció el primer informe sobre este fenómeno del emprendimiento en las grandes empresas. En aquella ocasión se tituló “Gacelas y Elefantes bailan sin pisarse” y también contó con el impulso del CISE (Centro Internacional Santander Emprendimiento). Se usó la metáfora de los animales inspirándose en el trabajo del investigador del MIT, David Birch, en el cual los elefantes se correspondían con compañías que cuentan con un tamaño que les procura seguridad y capacidad para conseguir ingentes recursos, aunque se ven lastradas por pesados organigramas y procedimientos. Las gacelas, por el contrario, son empresas muy pequeñas, jóvenes y vulnerables, pero gozan de una agilidad a la hora de innovar que les permite dar grandes saltos y alcanzar velocidades impensables para el elefante. El reto de ese informe fue demostrar con datos empíricos y casos reales que estas dos especies tan distintas podrían ensayar un baile sin que las gacelas -las startups- corriesen el riesgo de ser apisonadas por los 5.000 kilos del paquidermo -las multinacionales-.

Ahora la nueva entrega -firmado por Deusto Business School, ICADE y la Universidad Autónoma de Madrid- analiza las herramientas que hacen posible la colaboración entre emprendedores y grandes empresas, además de actualizar con una nueva encuesta, la fotografía del fenómeno del emprendimiento corporativo en nuestro país. El título del informe alude de nuevo a los animales precisamente porque demostrado que han empezado a danzar muchos elefantes con gacelas, urge enseñarle a perfeccionar su baile para evitar pisotones de consecuencias irreversibles. De nuevo los profesores firmantes se han apoyado en otro investigador, esta vez James Belasco de la Universidad de San Diego State, que en 1991 utilizó este símil en su libro “Enseñando a bailar al elefante” para enfatizar la necesidad de mantener vivo el espíritu de innovación en las grandes empresas. Las grandes compañías se comportan del mismo modo que los elefantes que raramente olvidan lo que aprendieron hace muchísimos años. Las corporaciones tienen que olvidar una cultura de gran empresa para volver a sentir el ansia de innovación de una startup.

Por supuesto que los elefantes han empezado a bailar con gacelas, pero por desgracia son pocos los que han perfeccionado esta danza. Los sucesivos informes para España del Global Entrrepreneurship Monitor (GEM) que lleva años midiendo la evolución del emprendimiento corporativo siguen mostrando un tono bajo del fenómeno en nuestro país. Año a año, como incidió Adriana Tortajada directora de innovación de Santander Universidades España no supera la cota del 2% de personas activas realizando procesos intraemprendedores o lo que es lo mismo no crecen los empleados que activan sus capacidades emprendedoras en organizaciones que promueven nuevos productos o servicios, nuevas líneas de negocios o nuevas empresas con la finalidad de generar valor y llegar a ser más competitivas. Estos indicadores nos sitúan lejos de la media europea, que está por encima del 5%, o de EE. UU. con un 8% lo que exige ir más rápido. Para ello el informe ha estudiado seis herramientas de fomento de la innovación (corporate venture capital, partenariado público-privado a favor del emprendimiento, intraemprendimiento, aceleradora global y el crowdsourcing) así como seis buenas prácticas seleccionadas (Ferrovial, Enagás, Telefónica, Ecoembes, MAPFRE y Repsol) que servirán de inspiración para que muchos más elefantes aprendan, siguiendo los pasos de otros congéneres, a bailar como gacelas. De esa manera muchas empresas españolas podrán mejorar su capacidad de innovación.

El emprendimiento como vehículo para la innovación se ha convertido en uno de los vectores de la nueva economía. Conscientes de ello, cada vez mayor número de grandes corporaciones en todo el mundo están adoptando la forma de pensar y los modelos de negocio de las startups como palanca de competitividad. Incubadoras, aceleradoras o fondos de venture capital son algunas de las herramientas que los responsables de innovación deben conocer y saber gestionar para aprovechar las oportunidades de colaboración con startups. Al mismo tiempo, las organizaciones tienen en sus manos canalizar el talento intraemprendedor de sus empleados y aprovechar el impulso que el sector público está dando al emprendimiento.
Pero no conviene olvidar que a pesar de que el emprendimiento corporativo ha pasado en unos pocos años de ser una realidad desconocida en las grandes empresas a convertirse en uno de los ámbitos de actuación más recurrentes en cualquier plan estratégico, todavía queda mucho camino por explorar.  Ante un escenario cada vez más cambiante y competitivo, las empresas incumbentes han visto en el emprendimiento corporativo una vía relativamente sencilla para adoptar los exitosos modelos de innovación característicos de las startups, ya sea tendiendo puentes de colaboración con éstas, mediante fórmulas de innovación abierta, o promoviendo el espíritu emprendedor de sus propios trabajadores, pero la tarea no es fácil y los fracasos superan a los éxitos.
Para llegar a estas conclusiones además de las bases de datos del informe GEM, el estudio ha encuestado en el año 2019 a una muestra representativa de 58 grandes empresas, que supone más del 65% de la capitalización del IBEX 35 con una facturación conjunta de 379.000 millones de euros. Las respuestas han permitido concluir a los investigadores que el 84,5 % de las grandes empresas promueve activamente el emprendimiento corporativo (una subida de cinco puntos frente al 2017) o que el 86% de ellas fomentan la innovación abierta frente al 23% del anterior informe.
Las grandes compañías tienen una tendencia, casi genética, a comportarse del mismo modo que los elefantes, no solo por su tamaño, sino por ser entidades de costumbres que raramente olvidan lo aprendido en el pasado. Muchas enseñanzas de antaño hoy ya no sirven; pero se siguen cumpliendo a rajatabla en las organizaciones, sin asumir que la economía ha cambiado radicalmente hacia una actividad sin apenas barreras de entrada y en la que las ventajas competitivas ya no se derivan del tamaño sino de la capacidad de innovación. Cuando una empresa decide abandonar su ritmo cansino y ponerse a bailar, está aprendiendo a comportarse como un agente tan diferente como son las startups. Bailando, los elefantes empiezan, por tanto, a parecerse a las gacelas.
Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR. Ha sido el coordinador del II Informe de Emprendimiento Corporativo en España.