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lunes, 24 de junio de 2024

Fuzbol

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 24 de junio de 2024)

En el año 2000 la mayoría de las estrellas de la Eurocopa de fútbol masculino no habían nacido. Ni el inglés Bellingham (21), ni el turco Arda Guler (19) y por supuesto tampoco los españoles Lamine Yamal (16) y Nico Williams (21) saben lo que es vivir en el siglo pasado. Toda su vida ha estado marcada por la red de redes ya que han comprado, hecho amigos y jugado por internet. Son la generación z, que ahora ha disrumpido en el fútbol, y que hace que este artículo se titule así, hibridando el deporte rey con la letra de la generación de estos chavales.

Cuando el rey Felipe IV la semana pasada bajó al vestuario para felicitar a los jugadores tras el inapelable triunfo ante el vigente campeón, Italia, no pudo más que llevarse las manos a la cabeza en señal de sorpresa al saber la edad de Yamal. Así estamos la mayoría de los aficionados al seguir este campeonato con tantos miembros de la generación z arrasando en el campo. Y es que no podemos evitar hacer el cálculo de los años que nos separan y comprobar que somos de siglos diferentes.

Pero lo que ahora vemos en el fútbol lleva un tiempo pasando en la economía. El experto en comercio electrónico Jesús Moradillo ha presentado, coincidiendo con el inicio de la Copa América y la Eurocopa de fútbol, un estudio en el que defiende las nuevas reglas del marketing que ha traído la generación z. Si no quieres llevarte las manos a la cabeza, pero esta vez porque te has quedado sin empleo, te aconsejo que leas las siguientes líneas.

Solamente uno de cada cuatro de los miembros de esta generación es fiel a una marca específica; rechazan los mensajes largos e irrelevantes del estilo del siglo pasado; exigen contenidos breves, facilones, visuales y con humor además detectan con facilidad el postureo social y son implacables para criticarlo. Las redes sociales son su principal canal de consumo porque viven prácticamente allí lo que les ha acostumbrado a la inmediatez y a la investigación de reseñas y opiniones antes de comprar. Ya no usan, como tú, los buscadores tradicionales ni se mensajean con tus aplicaciones, para ellos todo pasa por Tik Tok, YouTube o Instagram. Y para colmo la llegada de las plataformas de venta chinas, con sus superdescuentos, ha hecho que dos de cada tres zetas compren allí y además sean sus mayores defensores sin importarles de dónde vienen o qué reglas se saltan.

Nico Williams está siendo imposible de frenar estas semanas en Alemania cuando coge el balón por la banda, sus coetáneos de generación son igual de imparables cuando compran. Así que, si hemos conseguido acabar con la nostalgia del tiki taka de los mejores años de nuestro fútbol, también podemos adoptar las nuevas reglas de los zeta a la hora de comprar...aunque nos suponga abrir una cuenta en Tik Tok ya mismo.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

martes, 19 de marzo de 2024

Una piedra en el zapato

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 MInutos el 18 de marzo de 2024)


Hace tiempo que no recuerdo un año con tanta guerra y tanto conflicto político aquí y en todo el mundo. Pero mi sorpresa ha sido morrocotuda al leer un estudio sobre las preocupaciones de los directivos empresariales y comprobar que para este colectivo que está tan informado, lo que de verdad le quita el sueño es otra batalla, la del talento.

Puestos sin cubrir por la ausencia de candidatos cualificados; la fuga de los perfiles más demandados en el mercado; la desconexión de muchos empleados con sus empresas, el aumento del absentismo (en especial los lunes); la conflictividad de las relaciones laborales; la incapacidad de sus propias compañías para ofrecer salarios atractivos a los mejores candidatos o los retrasos para contratar fuera por el recrudecimiento de las políticas migratorias son algunos de los pensamientos que llevan al insomnio a los consejeros delegados.

Es verdad que la gestión de personas siempre ha tenido un lugar referente en la agenda los primeros ejecutivos. El alto rendimiento empresarial solo se consigue con equipos y no con individualidades, pero en los últimos años, la atracción de determinados perfiles y lograr el compromiso profesional se ha convertido en una incómoda piedra en el zapato que hace tambalear cualquier plan empresarial. Seguro que esos directivos se preguntan de qué les sirve ser haber escalado posiciones ejecutivas en una empresa si cada día sus empleados son menos productivos, sienten pánico a que su puesto de trabajo sea sustituido por una máquina al mismo tiempo que cada día pierden poder adquisitivo y motivación.

Y mientras tanto los dosieres se acumulan en sus despachos con índices de rotación de los más jóvenes que no dejan de crecer o con la negativa de los mejores expedientes a formar parte de una compañía con la que no se sienten identificados. El mundo al revés. Son los candidatos los que examinan a las empresas y éstas suspenden en demasiadas ocasiones por prácticas del siglo pasado.

La profesora experta en recursos humanos, Pilar Llácer, defiende, que en estos tiempos de la velocidad del x2 de los audios que nos llegan a nuestros móviles, pararse a pensar y cuestionarse con honestidad si las políticas de gestión del talento funcionan. Comprobar de primera mano por ejemplo asistiendo a ferias de empleo o participando activamente en redes sociales profesionales, si no hay suficiente talento o es que las empresas no son capaces de atraerlo. Para ser competitivos se necesitan a los mejores y para llamar su atención se me ocurren al menos tres cosas. Tener cierta notoriedad como empresa, una cultura corporativa adaptada a los tiempos y sistemas que eviten las tareas más tediosas. Las herramientas para lo anterior son conocidas. modelos de trabajo flexible con el teletrabajo y los horarios dinámicos como opciones; fortalecimiento de la comunicación interna para que sea tan relevante e impactante como la externa y sea capaz de impactar en toda la fuerza laboral; sin olvidar una oferta potente de programas para mejorar la cualificación y acabe permitiendo una larga carrera profesional.

Tener tiempo para estas cosas será el gran reto que debería regalar la tecnología a estos directivos.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

jueves, 21 de diciembre de 2023

Los seniors no roban

(este artículo se publicó originalmente en el blog del centro de investigación ageingnomics el 22 de diciembre de 2023)

La idea de que los mayores están drenando recursos de los jóvenes no es nueva, pero últimamente ha cogido fuerza a la luz de las estadísticas que demuestran la dificultad que tienen los menores de 30 años para acceder a una vivienda. La tesis de este supuesto atraco a las nuevas generaciones trae su causa en el imparable crecimiento del gasto de pensiones, como si este hecho fuese culpa de los séniors y no fruto del inevitable cambio demográfico o de decisiones políticas tomadas en años electorales.

También suelen repetirse otro viejo sofisma que no es otro que los mayores impiden que los jóvenes entren en el mercado laboral por su empeño en seguir activos y no retirarse. Esta idea se basa en una falacia muy extendida que considera que el número de empleos en una economía es fijo. El mercado laboral no es un juego de suma cero en el que si una persona encuentra empleo otra tiene que perderlo. De hecho, es más bien al contrario, un aumento de la ocupación genera su propia demanda, incrementa el PIB potencial y supone un acicate para la contratación de todos los estratos de la población. Al mismo tiempo, los datos en los países de referencia en dinamismo laboral en la OCDE indican una correlación positiva entre la evolución del empleo de los mayores y la de los jóvenes. Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda e Israel tienen las edades de jubilación efectiva más tardías de todos los países de la OCDE –todos por encima de los 70 años– y precisamente tienen menores tasas de desempleo juvenil. Grecia y España tienen las edades efectivas de jubilación más bajas y se encuentran, en cambio, entre los que más paro juvenil.

Los investigadores que hemos firmado la tercera edición del Mapa de talento sénior, a través de un amplio arsenal numérico, hemos contrastado la realidad laboral en España de los menores de 30 años con la de los séniores de 55 a 70 años. Pretendemos con este análisis participar en el debate público sobre la situación de ambos colectivos en España, defendiendo la necesidad de la colaboración entre las dos cohortes de edad.  Al mismo Apostamos por la economía plateada, impulsada por el creciente consumo de los sénior, el margen de crecimiento de la aportación de los séniores al mercado laboral y las transferencias de los séniores hacia los colectivos más jóvenes, como motor de riqueza (y empleo) para ambos colectivos.

Pero para conseguir lo anterior es preciso desmontar una serie de falsedades muy presentes en el imaginario social. Por ejemplo, es sencillo desmontar con datos, el mito de que apenas hay trabajadores séniors en el mercado laboral ya que la mayoría se han retirado. La realidad es que son más de 4.600.000 los séniores en activo, siendo un 20 % de la población activa y habiendo aumentado 2.000.000 desde 2008.

Otro embuste muy presente es que la mayor parte del mercado laboral la ocupan los jóvenes. Lo cierto es que los menores de 29 años son 800.000 menos que los séniores. Se han reducido en casi 2.000.000 los jóvenes activos desde 2008, y suponen un poco más de uno de cada diez activos.

Son muchas más las falsedades que se descubren con el análisis de los datos del III Mapa de Talento Senior. pero quiero terminar este artículo con la que vincula el fenómeno emprendedor con la juventud cuando la realidad es muy distinta ya que hay 1.000.000 de séniors autoempleados frente a algo más de 100.000 jóvenes. Los séniores que optan por ser autónomos son un 23 % del colectivo de mayores, en cambio los autoempleados de 25 a 29 años solamente suponen un 6%.

 

Con la verdad que aportan los datos defendemos una serie de actuaciones en materia de políticas públicas, pero también de cambio cultural en las empresas y los ciudadanos para conseguir que el cambio demográfico sea un dividendo para los jóvenes y los propios mayores. Algunas medidas urgentes a poner en marcha serían:

1. Un régimen fiscal amistoso con los séniores que atraiga tanto a profesionales como a jubilados sénior internacionales en busca de un buen entorno en el que envejecer.

2. El impulso de la economía sénior, favoreciendo la creación de empresas y la formación y empleabilidad de profesionales en las áreas de salud, cuidados, turismo, ocio, reformas y promoción inmobiliaria.

3. El fortalecimiento del talento sénior y su permanencia en el mercado laboral. En España, los séniores se forman menos y tienen tasas de actividad hasta 20 puntos por debajo de la media europea.

Iñaki Ortega es doctor en economía y consejero asesor del centro de investigación Ageingnomics de la Fundación MAPFRE.

 

martes, 31 de octubre de 2023

La economía creativa

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 27 de octubre de 2023)

Con la llegada del otoño nos toca a los profesores desempolvar los trajes académicos para las aperturas del curso universitario. Toga y birrete negros, guantes blancos y muceta del color de la facultad. Este año en una de estas ceremonias la lección magistral fue sobre la creatividad. El honor de dictar dicha lección recayó en un profesor que vestía de blanco porque se había doctorado en Bellas Artes y aportó algunos guarismos para demostrar la relevancia la importancia de este atributo. Para el profesor especializado en arte audiovisual José Cuesta si fuera un país el conjunto de actividades vinculadas a la educación, el arte, la cultura o el entretenimiento sería por facturación la cuarta economía mundial detrás del PIB de Estados Unidos, China y Japón. La también conocida como ICCs (industrias culturales y creativas) sería el noveno país con mayor exportación y la cuarta fuerza laboral con 144 millones de trabajadores. Y lo mejor es que sería el país del mundo con el mercado laboral más paritario, el que más empleo generaría para los jóvenes en el planeta y la nación con el mayor nivel de estudios entre sus trabajadores.

La economía creativa para el primero que la acuñó, John Howkins, es aquel sector de la economía que aglutina la generación de ideas y conocimiento. El concepto abarca la economía del conocimiento con actividades como educación, investigación e innovación, pero también la disciplinas como el arte, entretenimiento, diseño, arquitectura, moda, comunicación o gastronomía. Lo más interesante es que en estas actividades de conocimiento trabajan las bautizadas por el profesor Ricard Florida como clases creativas. Este profesor de la Universidad de Toronto considera que esta clase creativa, es el principal motor económico del mundo moderno. El estrato de creadores incluye intelectuales, artistas, diseñadores o emprendedores y las ciudades que atraen y retienen miembros de esta nueva clase prosperan mientras que las que no lo hacen se estancan. De acuerdo con sus conclusiones la mano de obra ya no sigue a las empresas, sino que son las propias empresas las que siguen a la mano de obra.

Lo más novedoso del profesor Florida no es señalar que la clave del éxito está en el talento, ya que la aportación al desarrollo había sido estudiada por buen número de investigadores de la doctrina económica. Lo más original es que a diferencia del factor productivo clásico, la tierra, no constituyen una simple dotación que viene dado por las características de una determinada sociedad sino un flujo. Se trata de elementos altamente móviles que se desplazan de un lugar a otro. La clave para traer ese talento está en libertad y en la calidad de vida. De esta manera los países abiertos, diversos, respetuosos y tolerantes serán los más exitosos.

Por ello las instituciones han de priorizar estas condiciones (y no las contrarias). Los territorios pueden experimentar salidas o entradas en su stock de talento en función del atractivo respecto a sus vecinos. Algunas políticas destinadas a promover son la implantación de sistemas educativos de calidad, meritocráticos y adaptados a las necesidades del mercado. Otras buscan promover la predisposición de los individuos hacia la innovación, la asunción de riesgos y la actividad empresarial. También son muy destacadas las actuaciones para que la tecnología y la empresa se imbriquen. Por último, es imprescindible que el entorno no sólo ofrezca oportunidades académicas, profesionales o empresariales sino también personales; el talento debe sentirse a gusto y, para ello, es necesario que exista tolerancia, mentalidad abierta, oferta de ocio y entretenimiento, así como discursos públicos que dignifiquen y apoyen a estos innovadores.

En los textos de Howkins se habla indistintamente de economía creativa o economía naranja siempre que comprendan todas las actividades relacionadas con la creatividad y generen valor. Pero, con independencia de cómo le llamemos, conviene no confundir economía creativa con otras expresiones, por ejemplo, la contabilidad creativa. Tras la reciente actualización de los datos de contabilidad nacional que tanto ha gustado al gobierno en funciones o la exclusión de los fijos discontinuos de los datos de desempleo, muchos economistas pensamos que algo de creatividad -de la mala- hay para acabar tergiversando la información. También sería imperdonable equivocarse con otro tipo de creatividad como aquella con la que sorprendió hace poco la vicepresidenta Yolanda Diaz al acusar a los innovadores de diseñar "cohetes para escapar de la tierra” o de huir “del mundo con el metaverso” y así dejar a los pobres tirados. Qué pena porque todas estas otras “creatividades” van justo en la dirección contraria de las recomendaciones de los expertos mencionados y por tanto en alejarnos del dividendo de la economía que glosó el profesor de videojuegos en la apertura del curso académico.

Naranja es la economía que puede salvar el mercado laboral español y es también el color de la muceta que nos colocamos encima de la toga los economistas cuando nos toca usar el traje académico. Creatividad y economía unidas en un color y ojalá en un país.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

 

sábado, 17 de diciembre de 2022

Homo economicus

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 12 de diciembre )

Encontrar una causa al fracaso de la selección española en Qatar se ha convertido esta semana en el tema preferido de conversación. Me permito aportar mi particular teoría importada de la ciencia económica, seguramente tan peregrina como cualquier de las que he escuchado.

El homo sapiens marca el paso de primate a ser humano racional. Y el Homo economicus, simboliza la importancia que la economía ha alcanzado durante los últimos dos siglos en las decisiones de las personas. Los humanos nos comportamos de manera que podamos obtener el mayor bienestar posible con la menor cantidad de trabajo, siempre en función de las circunstancias que nos rodean.

Ahora pensemos en los futbolistas españoles. Con una edad media de 25 años se sitúan en lo que se ha definido como la generación z. Es la cohorte de edad nacida a partir de 1995, fecha en la cual internet está presente en los hogares y por tanto en la forma en que se educan y socializan todos esos chicos. Los convocados al mundial por Luis Enrique son reflejo de un mundo en el que lo que manda es el dinero y a la vez miembros de una generación, la de internet, donde además prima la gratificación inmediata.

Justo antes de que empezase el mundial de fútbol un estudio puso de manifiesto que para el 64% de los españoles entre 18 y 29 años el ocio es más importante en su vida que el trabajo. Si cuando eres un joven español que padece -según la OCDE- una de las peores situaciones económicas del mundo desarrollado por sus tasas de desempleo y precariedad, el empleo te importa un bledo, imagina la respuesta si con esa edad te dedicas al fútbol profesional en España y tienes la vida resuelta. Según mi hijo -que por las horas que dedica a ver estadísticas futbolísticas en lugar de a estudiar, puede considerarse un experto- de media los chavales de la selección ganan 5 millones de euros al año en sus clubes.

Los Asensio, Pedri y Unai Simón no lloraron en el campo tras la eliminación, tampoco entraron en un periodo de duelo por haber sumido a su país en la depresión o suplicaron clemencia por el soberano ridículo. Tampoco dieron explicación alguna de porqué permitieron que se hinchara la burbuja de las expectativas de un plantel que no ha ganado nada nunca por sí mismos. En cambio la mayoría se fueron de vacaciones a disfrutar el sol y el mar, mientras los demás nos quedamos en la niebla y la lluvia de la frustración por caer de nuevo en octavos de final de una copa del mundo.

No les culpo, como decía el filósofo madrileño José Ortega Y Gasset "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Esa circunstancia para los Gavi, Ansu Fati o Morata es la economía y sobre todo el ocio.  Como homo economicus que son no tenían incentivos para ganar, son jóvenes, ricos y me dicen que consentidos por su ya ex entrenador. Su única motivación parece que era una playa paradisiaca en pleno otoño, una viral story en Instagram o la mejor partida del videojuego. O no.  Pero ya nunca lo sabremos.

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad de Internet (UNIR) y LLYC

domingo, 29 de mayo de 2022

Las pilas se han gastado

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el 16 de mayo de 2022)


Agotados. Así se sienten ocho de cada diez trabajadores del mundo. Una abrumadora mayoría de empleados (81%) están exhaustos tras dos años de pandemia, teletrabajo e incertidumbre laboral. Los datos surgen de una encuesta que elabora una prestigiosa firma de recursos humanos en la que se pone de manifiesto el deterioro de las fuerzas de los asalariados respecto al año anterior. De hecho, en Europa, cerca de la mitad, afirman sin rubor alguno, que no están satisfechos con su empleo.

Si hacemos un cálculo rápido, un adulto pasa por lo menos un cuarto de su vida activa trabajando.  Al mismo tiempo, los científicos de la salud nos llevan avisando con estudios longitudinales que ese descontento deriva en estrés laboral con gravísimas consecuencias para la salud. Está claro que estos razonamientos han pesado en los más de 50 millones de empleados en los Estados Unidos que desde hace un año presentan su renuncia para buscar un mejor trabajo.

Pero por favor, no quiero que ahora te precipites y pidas la cuenta a tu superior. Estamos en España y nuestro mercado laboral no es tan dinámico como el americano. Al mismo tiempo, tienes que saber que, aunque te sientas como si las pilas se te hubieran gastado, igual no tiene del todo la culpa tu empleador. Esa sensación de cansancio, falta de fuerzas y fatiga al afrontar cada día de trabajo, en el mes de mayo, se llama astenia primaveral. Y se pasa sin necesidad de decirle al jefe que no le soportas ni un minuto más.

Este año la astenia ha encontrado un aliado para inocularse en la fuerza laboral: el agotamiento pandémico. Son dos años muy largos de crisis que para colmo la guerra de Ucrania los ha alargado con mayor incertidumbre si cabe. Cientos de miles de españoles van cada día a trabajar pensando que pueden ser despedidos, otros tantos que no saben si la semana siguiente el ERTE se acabará. Por no hablar de los teletrabajadores que, tras tanto tiempo sin ver a colegas de oficina, están perdiendo la conexión emocional con sus compañías. Jóvenes precarios que ven pasar reformas laborales, pero siguen sin un horizonte de promoción por el maldito virus. Familias que asisten atónitas a que los colegios sigan con horarios que exigen malabares a los padres para conciliar trabajo e hijos.

La primavera pasará y también el virus y la guerra, pero tu no puedes quedarte sin pilas. Hay que recargar las baterías para afrontar nuevas crisis y nuevas astenias que seguramente vendrán. Cuando las pilas se gastan hay que cambiarlas, si la batería flaquea urge buscar un enchufe. A ti te toca saber qué es lo que te hace que tú energía suba y se acerque al 100% y así evitar que el cansancio te confunda y acabes tomando decisiones equivocadas. Mientras lo piensas, las vacaciones de verano ya no están muy lejos, por suerte.

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en LLYC

jueves, 13 de enero de 2022

Djokovic o Pfizer

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 10 de enero de 2022)


Es infinitamente más probable que por tu cuerpo fluya un suero de Pfizer o Moderna que haber escuchado las bases científicas del discurso de Djokovic contra de la vacunación. Por eso quiero contarte cómo surgieron ambas vacunas para que nos centremos en lo que nos afecta de verdad, por mucho que nos guste el tenis del actual número uno del mundo.

Pfizer y Moderna han sido las vacunas que más se han inoculado en nuestro país según datos del Ministerio de Sanidad puesto que a finales de diciembre del 2021 de los 264 millones de dosis disponibles, el 80% corresponden a estos dos tipos. De modo y manera que si el 90% de los que vivimos aquí estamos vacunados, aplicando un simple cálculo, siete de cada diez españolitos tenemos fluidos en nuestro organismo generados por esas farmacéuticas.  

Moderna desarrolló en Estados Unidos una de las vacunas contra el coronavirus en tiempo récord, apenas unas semanas en 2020, gracias a su técnica del ARN mensajero. Fue fundada por varios profesores universitarios que ejercían en Boston y alrededores, sede de las principales universidades del mundo en el campo de la salud. Langer, profesor en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y uno de los científicos vivos con más patentes presentadas, decidió apoyar un plan para desarrollar avances sobre terapias celulares de Rossi, un investigador de la Universidad de Harvard. A ellos se le unieron otros prestigiosos científicos también de Harvard. Inmediatamente se sumó un inversor armenio -graduado en el MIT- que puso los fondos para hacer crecer la idea y fichar a un francés -con un máster por Harvard- como consejero delegado, que venía de gestionar compañías de éxito. La ubicación de todos ellos en Boston no es casual, de hecho, es causal. Si se hubieran localizado en cualquier otro lugar del mundo, esta vacuna no existiría y 52 millones de dosis de Moderna no se habrían repartido en España.

Pfizer y BioNTech consiguieron pasar de un proyecto a una vacuna aprobada oficialmente en solo diez meses, cuando ese mismo proceso para las vacunas de la varicela, el sarampión o la hepatitis, supuso décadas, conforme a datos de Oxford. Poco se sabe que detrás de ese éxito está la diversidad. Un matrimonio de científicos de origen extranjero funda su empresa en Alemania. Sahin, médico de 55 años, hijo de un trabajador turco de la factoría de la Ford alemana y su esposa y colega Türeci, dos años más joven, igualmente de raíces turcas. Juntos fundaron BioNTech, una farmacéutica alemana que ha desarrollado la vacuna y que sus socios estadounidenses, Pfizer, han producido y distribuido a escala global. Sin ese matrimonio turco acogido en Alemania y apoyado por el sistema de innovación europeo y americano, la vacuna de Pfizer no sería realidad y 152 millones de viales no hubieran llegado a nuestro país.

Como seguimos vivos y por nuestras venas es casi seguro que corre algo de Moderna y Pfizer, es una buena noticia porque eso significa que ese talento, ciencia y diversidad vencen siempre a los mitos, la superstición y el localismo del discurso de negacionistas como Djokovic.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

domingo, 7 de noviembre de 2021

De los zeta a los silvers (la ruta para salir de la crisis)

(este artículo se publicó originalmente en el blog de Vida Silver el día 3 de noviembre de 2021)

 

Han pasado más de cinco años desde la primera investigación que dirigí sobre la “Generación Z”, entonces tenía la convicción de que estos jóvenes digitales liderarían el mundo. La irrupción de los nacidos después de 1995 había demostrado la necesidad de adaptar una economía, pero también nos enfrentó a una sociedad que arrastraba los pies frente a los rápidos cambios tecnológicos.

Hasta marzo de 2020 los virus que más nos preocupaban eran los informáticos, pero todo cambió esa primavera marcada por la covid19. No obstante, en plena crisis sanitaria, la tecnología nos permitió sobrevivir. Hizo posible que la atención médica en remoto salvase vidas, garantizó el suministro alimentario y evitó también un colapso de las infraestructuras. A la vez y en tiempo récord, se pudo diseñar unas vacunas que ya han salvado millones de vidas y que apuntalarán la reconstrucción. Ha tenido que ser el coronavirus el que nos ha hecho ver cómo la tecnología nos ha cambiado la vida para bien y no hay marcha atrás.  Los zeta seguían dando pasos para ser la generación clave, pero al mismo tiempo la pandemia ha puesto de manifiesto la fortaleza de un grupo de edad, los mayores de 55 años, que sufrió como nadie pero que son invisibles para el mercado laboral y en muchas ocasiones para las empresas y gobiernos, a pesar de lo que representan.

Ya son varios los informe, como los de CENIE, el Círculo de Empresarios o el centro de investigación ageingnomics, que han demostrado que la mayoría del consumo y el patrimonio recae en España en los seniors. Incluso se ha llegado a tasar en un 26% la aportación de la llamada economía plateada al PIB. Además de suponer ya uno de cada tres habitantes de nuestro país y que con seguridad en 2050 serán ya la mitad de la población.

Sigo pensando que los zeta son una generación clave para liderar el mundo, pero no lo van a hacer solos. Los silvers, es decir, los seniors que superan los 55 años están empezando a aparecer en esta ecuación. Una cohorte de edad sin complejos, decidida a seguir siendo un pilar fundamental a pesar de que los usos y costumbres les quieren apartar, jubilándoles laboral y socialmente. Mi apuesta es que los zeta y los silvers, dos generaciones muy diferentes, son el motor oculto de una sociedad que necesita reinventarse ante los últimos acontecimientos que han puesto en jaque todas nuestras certezas y a las que nos hemos enfrentado con improvisación.

Cada época histórica ha tenido una cohorte etaria que ha sido motor de desarrollo. Los jóvenes en los años 60, las mujeres con la democracia o la inmigración en el nuevo milenio. La combinación de pandemia y avances científicos hace que sean dos generaciones en la sombra (los menores de 25 años y los mayores de 55 años) los llamados a liderar el mundo. Los zeta y los silvers, hasta ahora “invisibles” y damnificados emergerán. Es imposible seguir soportando altísimas tasas de desempleo y de precariedad en el empleo de los jóvenes. Nuestro país tampoco se merece que prácticamente la única forma de seguir empleado a partir de los cincuenta sea ser autónomo. Este abandono de los mayores y los jóvenes que representan el 60% del censo electoral, tarde o temprano tendrá sus consecuencias. Quizás algo tiene que ver que poco más del 30% de los diputados del Congreso están en esas franjas de edad.

La generación Z se puso de moda, como en su día lo hicieron los millennials, pero, con lo que no contábamos en aquel momento, era que iban a compartir el liderazgo con los silvers. Pero la sabiduría popular siempre lo tuvo claro. Conviene recordar algunos refranes que se pierden en el tiempo para entender cómo ambos, zetas y silvers, pueden ser la combinación perfecta para una reactivación económica y social tan necesaria en estos tiempos. “La juventud tiene la fuerza y la vejez la prudencia”. Pero más castiza aún es “A caballero nuevo, caballo viejo”. Ambas nos llevan a entender que la experiencia y resiliencia de la persona madura debe encauzar la osadía e intrepidez de la juventud. Los mayores son quienes mejor pueden guiar a los jóvenes, por su experiencia, sabiduría, ese conocimiento tan importante para acertar en las decisiones y evitar errores. Los jóvenes, a su vez, retando a los mayores con sus innovaciones que ponen en cuestión lo hecho hasta ahora.

La convivencia intergeneracional en las empresas, pero en general en nuestro país traería ventajas indudables. Compañías que entenderían mejor a su público y por tanto serían más rentables y administraciones que servirían mejor a sus administrados, por no hablar de un abanico de oportunidades para generar nuevos bienes y servicios que generen creación de valor y creen empleo. Los profesores David Ruiz y Carlos Arciniega están aplicando con éxito modelos de este tipo en grandes compañías utilizando el tratamiento masivo de datos.

Hasta ahora todos estos retos económicos siempre descansaban en las élites que tenían acceso a información privilegiada o gozaban de insalvables barreras de entrada. Pero una vez que se ha puesto de manifiesto para el gran público este caudal de nuevos negocios, no hay excusas para que emprendedores patrios se beneficien de estas nuevas oportunidades económicas. Tampoco hay ningún impedimento para que nuevos bienes y servicios se ofrezcan a estos silvers y zetas que no han visto satisfechas hasta ahora gran parte de sus necesidades.

Nuestra economía en crisis pide a gritos que empresas, ciudadanos y administraciones se comprometan a situar la economía de la diversidad en la más alta prioridad. Dar alas a dos generaciones, los mayores y los jóvenes, rompiendo estereotipos y miradas sesgadas, buscando las sinergias, pero tomando decisiones valientes.

Iñaki Ortega es doctor en economía, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y coautor del libro reciénpublicado “De los zetas a los silvers”


domingo, 31 de octubre de 2021

No es la pandemia, es el futuro (upskilling & reskilling)

(este artículo se publicó originalmente en el periódico La Información el día 29 de octubre de 2021)

 

El teléfono tardó 75 años en alcanzar los 100 millones de usuarios, para que el móvil consiguiera esos datos apenas se necesitaron 16 años. Internet logró esos usuarios en siete años y Facebook solamente precisó de cuatro años. Instagram lo hizo en dos, pero la aplicación de videos Tik Tok lo ha hecho posible en solo uno. Esa rapidez para crecer tiene otra cara menos amable que es la increíble velocidad también para desaparecer. De las cinco primeras empresas del mundo en 2005, hoy solo queda una en ese listado. En 1964 el promedio de vida de las empresas del índice S&P500 era de 33 años, hoy es de 22 años y si nada cambia está previsto que en el 2027 sea de 12 años.

Charles Darwin, con su teoría de la evolución, demostró que solo sobreviven los animales más dotados para afrontar el complicado día a día. La época tecnológica que nos ha tocado vivir está tristemente protagonizada no sólo por el cierre de empresas sino también por la destrucción de empleos y lo que es peor por la dificultad para crear nuevos puestos de trabajo. Mientras no asumamos que el mercado laboral, como las especies de Darwin, está en plena evolución, no conseguiremos solucionar el problema de nuestro siglo.

La economía, fruto de la disrupción tecnológica, está viviendo el proceso más profundo y rápido de cambios de la historia reciente. Eso ha supuesto que los empleos estén cambiando vertiginosamente. Miles de trabajos que desaparecen, nuevas relaciones laborales, nuevas profesiones, cientos de oficios amortizados, nuevos nichos de empleo, nuevas capacitaciones, necesidades inéditas que hacen que la oferta y la demanda del mercado laboral no casen. Convivimos con alarmantes tasas de desempleo, pero al mismo tiempo las vacantes no dejan de crecer.

No podemos dejar de recordarlo ahora que los debates para mantener el escudo de los ERTEs versan sobre condicionar estos beneficios a recibir o no una formación. La pandemia no ha hecho más que acelerar un proceso en el mercado laboral que estará protagonizado por la recualificación, conocida como reskilling y upskilling en su terminología anglosajona. No es opinable, sin formación a lo largo de la vida no habrá espacio en el mercado de trabajo.

Para los que no ven progreso en la formación de los trabajadores, estén o no en ERTE, estemos o no en pandemia, los animamos a que sigan leyendo estas líneas. Estudios del Foro de Davos defienden que la mitad de los empleados tendrán que reciclarse antes de 2030 y que eso les supondrá de media seis meses de estudio. CoDir´21 es una reciente encuesta internacional a directivos promovida por la prestigiosa firma Alexander Hughes cuyo resumen es que el 80% de los comités de dirección de las compañías líderes ha de mejorar en capacidades, organización y funcionamiento.

Cultura sólida, habilidades digitales, innovación estratégica, visión compartida y desarrollo sostenido son los aspectos que han de reforzarse en la fuerza laboral para los consejeros delegados de las grandes empresas, según me confirma Ignacio Pascual uno de los expertos de referencia en España en capital humano. Llámese como quiera, upskilling o reskilling. El primero pretende enseñar a un directivo nuevas competencias para optimizar su desempeño; el segundo entendido como reciclaje profesional, aspira a formar a un empleado para adaptarlo a un nuevo puesto en la empresa. Lo importante es saber que se necesitarán trabajadores más especializados -upskilling- y empleados más versátiles -reskilling-. Una fuerza laboral que en el primer supuesto crezca verticalmente y en el segundo horizontalmente. Ambos conceptos comparten que luchan contra la brecha digital en el seno de la empresa y la hacen más competitiva; mejoran los procesos de selección y, en consecuencia, los periodos de adaptación; ayudan a fidelizar y a retener el talento.

Tampoco puede obviarse la necesidad de recualificarse para así entender al otro, formarse para dejarse contagiar de la corriente intergeneracional ¿Acaso no somos cada vez más, como los nativos digitales, impacientes? ¿O quién no aspira a tener la resiliencia de los seniors que acumulan crisis en sus espaldas sin rendirse?

Estos procesos de desarrollo a lo largo de la vida profesional además mejoran la reputación corporativa puesto que siguen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, concretamente los numerados como 8, 9 y 10. Así mismo promueven una cultura de empresa dinámica adaptada a un entorno en constante evolución. El World Economic Forum ha tasado en un aumento del PIB español de 6,7% de aquí al 2030 y una nada despreciable cifra de 230.000 nuevos trabajos si se mejorasen las competencias digitales.

Para terminar, que nadie piense que esta tarea sólo atañe a los emprendedores, directivos y trabajadores. La foto de Darwin debería estar en los despachos de todos los rectores universitarios. Que nadie lo olvide en un sector como el de la educación superior, que aun con más de 700 años de vida, puede desaparecer de un plumazo si deja de ser útil para los imprescindibles y urgentes procesos de upskilling y resikilling que acabamos de describir.

 

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

 

 

viernes, 28 de junio de 2019

Talento sénior, un oxímoron


(este artículo se publicó originalmente el 26 de junio de 2019 en el diario Expansión)

Talento senior son dos palabras que siempre han ido unidas. A lo largo de la historia, los mayores han sido respetados y escuchados por talentosos, ya que acumulaban experiencias y conocimientos necesarios para la sociedad. Incluso etimológicamente ambos vocablos son sinérgicos. La palabra talento tiene su origen en las antiguas monedas romanas de oro del mismo nombre, de modo y manera que su significado evolucionó hasta atesorar una aptitud. Por otro lado, los seniors eran los mayores, los más sabios, los que más virtudes reunían y por ello pertenecían al Senado de la Antigua Roma.

Pero en muy poco tiempo y sin darnos cuenta, talento senior se ha convertido en un oxímoron. Dos palabras que en su conjunto acumulan mucho valor, han pasado a tener un significado contradictorio cuando no opuesto. Si eres senior, el mercado laboral ya no valora tu talento. Y si tienes talento para que alguien pague por él, es porque no has llegado a cumplir los 50. En España hay cerca de un millón y medio de desempleados mayores de 50 años y un porcentaje muy elevado de los curriculums en esta cohorte de edad acaban directamente en la papelera de los empleadores, lo que en muchos casos representa un duro golpe para la dignidad personal y el bienestar familiar. Por si fuera poco, siete de cada diez empresas del IBEX reconocen que no saben qué hacer con sus empleados cuando superan los 50 años, como se pone de manifiesto en el último informe de la Fundación Compromiso y Transparencia que tuvimos el honor de presentar recientemente en un acto organizado por Deusto Business School.

Si a lo largo de la historia nunca se menospreció la valía de los mayores, menos sentido tendría hacerlo ahora que se ha demostrado que los sexagenarios tienen la salud física e intelectual de los trabajadores que tenían cuarenta años a mediados del siglo pasado. En España, más de ocho millones de empleados con edades comprendidas entre los 55 y 70 años, disfrutan de una alta calidad de vida y de conocimientos acumulados que pocas empresas, a la luz de los datos existentes, quieren seguir utilizando. Gracias a una legislación que promovió las prejubilaciones pensando que ayudaba a luchar contra el desempleo juvenil, en apenas unas décadas hemos construido este oxímoron que vulnera el principio de equidad entre trabajadores y dilapida un valor enorme para nuestra economía. Las empresas, por su parte, respaldadas por una legislación complaciente, optaron por sanear sus cuentas cambiando salarios elevados por puestos para jóvenes con menor nivel salarial. Como consecuencia, han emergido en nuestro imaginario social falsos estereotipos que nos hacen aceptar con naturalidad que los trabajadores mayores tienden a ser improductivos y a estar desactualizados.

A pesar de que el envejecimiento de la población parece inexorable y por tanto sabemos que no habrá más remedio que trabajar muchos más años para poder financiar nuestro sistema de pensiones, la inercia de ese proceso de sustitución de empleo senior por joven parece imparable. De hecho, España ya es un país de prejubilados pues más del del 50% de los trabajadores se retira antes de los 65 años. En 2018 se jubilaron más de 141.000 personas que no habían cumplido los 65 años y este año, probablemente, terminaremos con más prejubilaciones que nunca. Tenemos dudas de si muchos de los mismos expertos que claman contra el déficit de la Seguridad Social se mostrarían dispuestos a renunciar a ser incluidos en algún plan generoso de prejubilación.

Si la longevidad es un dividendo al que ningún país debiera renunciar, en qué cabeza cabe que al mismo tiempo se desperdicie el talento y el capital de millones de trabajadores que atesoran valores como la capacidad de gestionar conflictos, la superación personal y el compromiso con sus empleadores. Hagan el cálculo de lo que supondría para cualquier economía si toda esa fuerza de trabajo dejase de ser invisible y pasase a la función productiva. Todo un bono demográfico para los países que se atrevan a hacerlo. Algunas empresas como las alemanas Thyssen o Mercedes-Benz ya lo están ensayando. En Japón y Corea llevan años vinculando las indemnizaciones de los mayores a su capitalización en proyectos de emprendimiento. Canadá e Irlanda acaban de lanzar ambiciosos programas públicos con ese objetivo.

En nuestra mano está en hacer algo parecido en España. Con leyes que fomenten la empleabilidad de todas las personas que deseen seguir ocupadas y limiten, por tanto, la discriminación que sufren los mayores de 50 años en el mercado laboral. Con gobiernos que garanticen el derecho a seguir trabajando más allá de los 50 con nuevas actuaciones que incentiven fiscal pero también social y culturalmente el trabajo senior. Con empresas que apliquen las mejores prácticas internacionales para retener y reorientar a sus empleados de más edad. Pero también con ciudadanos responsables que asuman que vivirán largas carreras profesionales con altibajos y diferentes dedicaciones que les exigirá formarse a lo largo de la vida. En cualquier caso, solo se podrá avanzar si todos los agentes implicados, Administración, empresa, sindicatos y los propios trabajadores aúnan esfuerzos y trabajan en la misma dirección.

España tenía una esperanza de vida en 1950 de 60 años; hoy, superamos los 80. Si hemos conseguido en tan poco tiempo ganarle a la vida dos décadas, cómo no vamos a conseguir que el dúo talento senior vuelva a ser lo que ha sido durante las últimas 3.000 generaciones, una fórmula de éxito.


Iñaki Ortega – Director de Deusto Business School
Juan Carlos Delrieu – Director de Estrategia y Sostenibilidad en la AEB




jueves, 18 de enero de 2018

De la Florencia del siglo XV a la España del turismo


(este artículo se publicó originalmente el 15 de enero de 2018 en el diario La Información dentro de la columna #serendipias)

Esta semana la aparición de dos informes sobre nuestro país nos ha hecho más llevadera la temida cuesta de enero. El nuevo secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT) certificó que España es ya el segundo país del mundo en número de visitantes con más de 80 millones de turistas en 2017 solamente detrás de Francia. Por otro lado las estadísticas mundiales de criminalidad, dadas a conocer por el Banco Mundial nos han situado como uno de los países más seguros del mundo. Tenemos las tasas de asesinato más bajas no sólo de la Unión Europea, sino del mundo, por debajo de Alemania, Francia o Portugal. Por esta causa, mueren 0,7 de cada 100.000 habitantes, lejos de la media mundial, que asciende a 5,3. Sólo Irlanda, Holanda, Austria, Singapur y Liechtenstein tienen mejores datos.

No pueden estar equivocadas dos instituciones del prestigio de las anteriores y tampoco los millones de ciudadanos que nos visitan cada año y lo atestiguan. España es uno de los mejores países del mundo en calidad de vida. Precisamente el profesor canadiense Richard Florida lleva años defendiendo el poder de ese “buen ambiente”  para cambiar el mundo. Conforme a su teoría de las 3T, los territorios más dinámicos son aquellos que ofrecen las mejores condiciones para atraer y retener el talento (1ªT) y la tecnología (2ªT) –las clases creativas-. Esas condiciones las ha resumido en la palabra tolerancia (3ªT), entendida por el profesor en sentido amplio como la suma de libertades sociales y económicas además de una buena oferta educativa, cultural sin olvidar un clima agradable para vivir.

Otro profesor, Francisco González-Bree, esta vez español,  explica a directivos que la palabra cooperación ha de guiarnos en la nueva economía. Cooperación es un vocablo que procede del latín: co (unión) y operari (trabajar). Trabajar diferentes en unión es lo que dio lugar en el siglo XV de algún modo al llamado “efecto Médici” que ahora en nuestros días podemos reeditar en España. El profesor  de Deusto Business School cuenta en sus clases que Lorenzo de Médici, también conocido como Lorenzo el Magnífico por sus contemporáneos, fue un estadista de la República de Florencia durante el Renacimiento italiano. Príncipe de Florencia, mecenas de las artes, diplomático, banqueropoeta filósofo renacentista, perteneciente a la familia Médici. Esta influyente saga tuvo entre sus miembros a reyes de Francia e Inglaterra, varios Papás además de numerosos dirigentes florentinos que pasaron a la historia por patrocinar artistas y científicos de su época. La vida de Lorenzo coincidió con el esplendor del Renacimiento a finales del siglo XV. Un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Significó la reivindicación de la cultura clásica griega y romana pero también, lo que es más importante, se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa gracias a las creaciones literarias de escritores como Petrarca y Maquiavelo, las obras de arte de Miguel Ángel o Leonardo da Vinci, y grandes ejemplos de arquitectura, como la iglesia de Santa María del Fiore en Florencia y la Basílica de San Pedro en Roma.

Son muchos los autores que han llegado a considerar este Renacimiento florentino como el periodo de mayor creatividad de la historia de la humanidad. Pero lo que no se conoce tanto es el efecto impulsor de ese periodo conocido como “efecto Médici". Con esta expresión se quiere trasmitir que las explosiones de innovación y creatividad se dan en contextos de atracción de talento y  frontera entre disciplinas. La familia Médici, y en concreto Lorenzo de Medici, financiaron y apoyaron a investigadores, artistas, arquitectos, científicos y pensadores que se instalaron en esa parte de Italia conectando y creando intersecciones entre disciplinas y culturas generando contextos de frontera.

Ahora está en nuestra mano que se pueda reeditar ese periodo de tanta creatividad si nos inspiramos en el “efecto Médici". Son varios los factores que lo están facilitando. El primer factor es el mundo digital y en red que está desarrollando individuos digitales, equipos virtuales, organizaciones integradas, empresas en red y negocios interconectados a través de tecnologías de la información. El segundo factor es el mundo de la innovación, emprendimiento y pensamiento creativo que fomentan una adecuada mentalidad emprendedora, innovadora, crítica y creativa, tan necesaria en el entorno incierto actual de los negocios. El tercer factor es el mundo de la sostenibilidad que integra la búsqueda del éxito empresarial medido en términos de rendimiento, productividad y competitividad a la vez que intenta resolver los retos económicos, políticos y sociales globales y locales. Los nuevos modelos de negocio están integrando la sostenibilidad y el valor compartido como elementos clave para el rendimiento empresarial y la calidad de vida social. El cuarto es una nueva generación que tiene todas las habilidades anteriormente citadas que si se alinean con el poder que ostentan las generaciones pretéritas hará que sea imparable lograr un nuevo Renacimiento en nuestros días. El último factor tiene que ver con cómo empezó este artículo, con buenas noticias que trasladen al mundo un efecto llamada de que en España tenemos el mejor ambiente, la tolerancia de Richard Florida, para hacer florecer el talento.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Los insurgentes



(este artículo fue publicado originalmente el domingo 4 de septiembre de 2016 en el diario ABC)

La palabra incumbente no existe en el idioma castellano, es un calco del inglés, se usa para referirse “a los que están”. En economía llamamos incumbentes a aquellas empresas que llevan años en un mercado y que disponen de una posición de dominio precisamente por ello. En cambio la voz insurgente sí aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE); dos son los significados sugeridos: levantado y sublevado, en ambos la acción o si quieren la reacción, esta muy presente.

La actual dirección de la RAE se ha caracterizado por su dinamismo para incorporar nuevas entradas cuando su uso es habitual. Más pronto que tarde incorporará a los incumbentes porque el fenómeno que define la situación económica del momento les ha puesto en el punto de mira debido a que unos agentes nuevos, los insurgentes -jóvenes emprendedores-, les están desplazando del liderazgo que han disfrutado en las últimas décadas.

Hoy los jóvenes tienen en su poder armas inéditas, hasta ahora, para su empoderamiento y han empezado a usarlas. La tecnología y el capital están a su disposición y por primera vez en la historia no importa donde nazcas o si dispones o no de dinero...si tienes talento puedes conseguir que tus ideas se hagan realidad. El vehículo de este fenómeno es el emprendimiento. En los años 70 si querías cambiar el mundo montabas una banda de rock, hoy los jóvenes idealistas crean una startup. Esta tendencia se ha convertido en global y Latinoamérica no es una excepción. Si repasamos los mejores expedientes de los egresados en las universidades de la región veremos que se han convertido en emprendedores, algunos ya creando cientos de empleos y recibiendo inversiones millonarias. Sus ámbitos de actuación son nuevos, modelos de negocios que nadie reparó antes pero que están funcionando. La venta de entradas online, las nuevas bebidas, los tractores autónomos, la segunda mano por internet…son ejemplos de sus disrupciones.

Los emprendedores están obligando a que la mayoría de las industrias se reinventen. Pronto serán todos lossectores los que habrán de cambiar hacia un nuevo modelo en el que quien no lo haga, verá como esosinsurgentes, revientan su mercado con sus innovaciones. Unos jóvenes suecos que con 24 años crearon Spotify cambiaron la industria de la música con las descargas online, dos startups de ventiañeros como Uber y AirnBnb han revolucionado el mundo del trasporte y el turismo; ¿tendríamos tarifa plana en nuestros teléfonos sin el talento de un valiente emigrante ucraniano que creó Whatsapp?; comunicarse nunca será lo mismo gracias a la empresa que fundo Marc Zuckerberg con 20 años y la seguridad en internet tiene un antes y después de que el emprendedor guatemalteco Luis Von Aul crease los captchats, esos números torcidos que tenemos que escribir antes de rellenar un formulario en línea. Podríamos seguir dando ejemplos de jóvenes emprendedores que amenazan años de tranquilidad de las empresas incumbentes, pero no tendríamos suficiente espacio en esteartículo.

El Foro Económico Mundial, reunido como todos los años en Davos, pronosticó este mes de enero que el 65% delos empleos del 2020 ni siquiera existen en este momento. Por ello si quieres predecir el futuro, habla con losemprendedores, visita las incubadoras y aceleradoras donde se alojan. Están muy cerca de tu lugar de trabajo o residencia y están inventando el futuro de la economía.

Si a estas alturas de la presente reflexión todavía hay algún incrédulo le animamos a que lea atentamente esta explicación: en los bolsillos de los chicos y chicas de hoy tienen en sus smartphones más capacidad de computación que todos los ordenadores de la NASA cuando el hombre llego a la Luna… y la están empezando a usar. Tienen acceso, de manera libre, a todo el conocimiento de la historia; pueden hacer llegar a los inversores de Boston, Israel o Londres sus planes de negocio porque todos quieren invertir en ellos; no hay gran empresa en el mundo que no esté detrás de su trabajo para acelerar sus startups y de paso "contagiarse" de sus innovaciones.

El estudio de los ecosistemas más dinámicos ha demostrado que papel de las instituciones en este terreno es clave con actuaciones concertadas de gobiernos, normas y sociedad civil. Así también lo han entendido los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamerica que celebrarán en octubre de este año en Cartagena de Indias su XXV Cumbre que tendrá, como tema principal "Juventud, Emprendimiento y Educación"

La historia nos ha enseñado que se llega más lejos sumando fuerzas y no restando. No hagamos de este momento una batalla entre insurgentes e incumbentes, entre los nuevos y los viejos, entre los  emprendedores y las empresarios. Al contrario, el crecimiento será exponencial si trabajamos juntos. Esta ideal, asumida por el organismo internacional de juventud -OIJ- se traduce en el Pacto Iberoamericano por la Juventud que, entendido como un nuevo contrato social y estrategia regional, convoca a una alianza de diferentes actores que se concrete en políticas, programas y proyectos destinadas a las personas jóvenes.
Las startups están reinventando el capitalismo para volver a sus esencias. Mercados en el que no haya asimétricas de la información, con menos barreras de entrada y salida, en el que el talento sea lo que determine el éxito y no los "contactos". Pero si todo ello no fuera suficiente además estos jóvenes están consiguiendo con sus disrupciones que el mundo sea mejor, más decente.

Vivimos uno de los mejores periodos de la historia para ser joven. Aprovechar ese potencial al servicio de la humanidad nos exigirá a todos, con independencia de nuestra edad, una tarea: levantarnos de nuestra comodidad para  colaborar y cooperar con humildad.


Por Max Trejo, secretario general del Organismo Internacional de Juventud (OIJ) e Iñaki Ortega, profesor y director de Deusto Business School

miércoles, 8 de abril de 2015

El futuro ya está aquí (y empieza por la C)

(este artículo fue publicado originalmente en América Economía el día 8 de abril de 2015)

En los numerosos pronósticos con los que habitualmente nos deleitan think-tanks de medio mundo hay dos elemento coincidentes. Todos las predicciones reconocen la complejidad  del escenario por los cambios que acontecerán. Por ejemplo, en la geo­estrategia  con el petróleo como protagonista,  en la política con el fin del bipartidismo o en la economía fruto de las disrupciones tecnológicas.

Complejidad y cambios que hay una generación que está más preparada que ninguna otra para afrontarlos. Son los millennials, aquellos que nacieron entre finales de los 70 y los 80, que han crecido con la crisis como compañera y que precisamente por eso saben cómo lidiar con ella. Los más reputados institutos y empresas han estudiado en todo el mundo la generación del milenio concluyendo que tres son los atributos que hemos de aprender de ellos y que casualmente empiezan por la letra “c” igual que los cambios y la complejidad que pretenden explicar:

1.      Ciencia que aporte luz y respuestas  a las incógnitas del momento. Será necesario por ello tener una sólida formación en especialidades técnicas que los anglosajones han resumido en el acrónimo STEM  (Science, Technology, Engineering y Mathematics). Cada vez son más los territorios que usan el ratio de estos titulados sobre el total de egresados para conocer el grado de inserción en la nueva economía. Israel y Corea nos sacan también en esto ventaja a los europeos.

2.      Crear empresas para emplearte y aportar riqueza a la sociedad en la que vives. Los millennials no emprenden por necesidad sino porque es la forma de ser coherentes con su forma de ser. La llamada revolución emprendedora supera lo económico y es coherente con un nuevo mundo que está naciendo en el que los cambios vendrán de abajo a arriba, de los micropoderes que llama Moises Naim; frente a lo que estábamos acostumbrados o incluso seguimos esperando y es que alguna gran institución nos ofrezca la solución mágica.

3.       Colaborar entre emprendedores para solucionar los problemas que nos rodean. No es caridad y no es solo negocio, es ser innovador para salvar el mundo a través de la economía colaborativa y los emprendedores sociales. Es una disrupción en los modelos de negocio que supera los que priorizaban el volumen (B2C) o para los que lo importante eran pocos pero buenos clientes (B2B) para llegar a la cooperación entre iguales (P2P), tal y como preconiza Jeremy Rifkin en su obra Economía de coste cero.

Esta sencilla regla de las 3c la siguen millennials como Joaquín Muñoz que le acaba de ganar desde su pequeño despacho en Madrid la demanda del derecho al olvido en Luxemburgo al todopoderoso Google; José Luis Fernández un jovencísimo ingeniero que ha seducido a Microsoft con su startup de retos fotográficos; Sergio López dirigiendo  un holding de 20 empresas tecnológicas en el que el trabajador más joven es él; Ángela Borreguero que ha dejado todo para irse a vivir a un recóndito valle y montar una empresa de ayuda domiciliaria o Pedro Rincón que con su emprendimiento social de descuentos está consiguiendo, sin abandonar su ciudad natal, una mejor vida para las personas desempleadas.

Son muchas las multinacionales de muy diferentes sectores que se sitúan en esta tendencia global. Telefónica con OPEN FUTURES, El BBVA con OPEN TALENT o Ferrovial con SMART LAB.  Por ejemplo la gestora de infraestructuras con este proyecto  trata de escalar la capacidad de los emprendedores millennials en el entorno de la innovación en los servicios urbanos contando para ello con una agencia pública como Madrid Emprende que en último término hará posible convertir la capital de España en una inmensa incubadora donde testar las innovaciones de los emprendedores.
Son los millennials, la nueva generación del milenio que están inventándose su empleo y están llamados a sacarnos de la crisis.


Iñaki Ortega es profesor de Deusto Business School y acaba de publicar su segundo libro con el título MILLENNIALS, INVENTA TU EMPLEO (UNIR ediciones)