Mostrando entradas con la etiqueta emprendeduría. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta emprendeduría. Mostrar todas las entradas

domingo, 12 de junio de 2016

Emprendedores públicos

(este artículo se publicó originalmente en el El Correo en su edición digital de pago del 12 de junio de 2016)

Es imposible que un país progrese si las administraciones públicas no hacen un esfuerzo por entender a quienes nos están sumergiendo a un ritmo vertiginoso en la nueva economía digital. Hace ya más de medio siglo que Schumpeter explicó que a largo plazo el éxito económico de un territorio  depende de la existencia de personas emprendedoras que conviertan la innovación en motor de crecimiento.

Al calor de la revolución de las nuevas tecnologías que lleva aconteciendo desde finales del siglo pasado, las tesis de este economista de origen austriaco han cobrado uns renovada vigencia y cada vez hay menos gente que pone en duda que la capacidad de una economía para innovar, además de para crear empleo, viene condicionada por el dinamismo de la pequeña iniciativa empresarial. Tanto es así que hasta las grandes empresas han empezado a integrar el entrepreneurship en su forma de trabajar y de lanzar proyectos estratégicos a través de fórmulas de emprendimiento corporativo e innovación abierta.

Sin embargo, el avance de la cultura emprendedora será incompleto si el sector público, que mueve más del 40% de la riqueza nacional y fija el marco jurídico y fiscal para la actividad empresarial, sigue viviendo de espaldas a esta realidad.

Fieles a su vocación de servicio a la sociedad a través de la educación ejecutiva, Deusto Business School e Icade Business School lanzaron conjuntamente hace tres años una acción formativa específicamente encaminada a acercar el lenguaje de las startups a los servidores públicos: el Programa de Liderazgo Público en Emprendimiento e Innovación (PLPE).

Por este programa, que ha sido elegido recientemente por un medio especializado como una de las 100 mejores ideas del año 2016, han pasado casi un centenar de alumnos entre directivos de las tres administraciones, cargos electos y responsables de empresas públicas, quienes han tenido la oportunidad de conocer las claves de la pujanza de ecosistemas como Silicon Valley, Londres o Israel; las mejores prácticas internacionales en políticas públicas para los emprendedores; las últimas metodologías basadas en el lean startup y el design thinking, o el funcionamiento del venture capital. Todo ello de la mano de un claustro formado por importantes nombres propios dentro del ámbito emprendedor y buscando siempre el contacto del alumnado con el ecosistema a través de actividades concretas con emprendedores, inversores, aceleradoras, etc.

A punto de concluir la tercera edición del programa, que ha contado desde sus inicios con el generosos apoyo de la Fundación Rafael del Pino,  el balance que podemos hacer es muy positivo. Los responsables del PLPE constatamos cada año, por lo que nos dicen los participantes directamente y las propias encuestas de valoración indican, que el grado de satisfacción de los alumnos es muy alto, superando en la mayoría de los casos las expectativas iniciales.

Uno de los aspectos que destacan los participantes es que el programa, además de trasladarles conocimientos útiles para el diseño y ejecución de las políticas públicas, les acerca la forma de pensar propia de las startups ante escenarios inciertos, lo que puede resultarles muy útil para acometer procesos innovadores dentro de la propia administración. 

Los profesores que hemos tenido el honor de formar estos años a los  servidores públicos nos reafirmarnos en nuestra convicción de que la formación ejecutiva es una poderosa herramienta de progreso que puede servir para conseguir un sector público más emprendedor que ayude a cambiar desde dentro las administraciones y ayudar a que surjan más y mejores empresas.


Iñaki Ortega es doctor en economía y director del PLPE (programa de liderazgo público en emprendimiento e innovación) de Deusto e ICADE Business School.

Ivan Soto es investigador de Deusto Business School

lunes, 4 de mayo de 2015

Los hackers buenos

(este artículo fue publicado originalmente en los periódico El Norte e Castilla y el Hoy de Extremadura los días 3 y 4 de mayo de 2015)

Los inversores privados que con su saber hacer y capital ayudan a los emprendedores son los llamados
business angels. Toman la forma “angelical” en contraste con los tiburones financieros que en las diferentes crisis financieras con sus ansias especulativas arruinaron a ahorradores y empresas. El término hacker del inglés “piratear”, necesita también una actualización porque cada vez son más los tecnólogos que están pasando de la informalidad de piratear como diversión a la defensa cibernética activa: son los hackers angels.

Porque es ya una realidad que los ciberdelitos acechan a las empresas. Cada vez son más frecuentes las informaciones relacionadas con ataques cibernéticos que sufren grandes empresas y organismos internacionales. Esas son solo las noticias más llamativas, pero lo cierto es que la mayor parte de los ataques informáticos se dirigen a las pymes, solo en España sufrimos  más de 70.000 agresiones cibernéticas en 2014, ostentando el triste honor de ser el tercer país del mundo en esta estadísitca.  Muchas de las empresas “asaltadas” comparten una misma característica: pequeños negocios cuya actividad está en la red y su  tamaño les impide estar alerta de las herramientas que les permiten defenderse de un ataque.

Si hoy en día cualquier negocio de los llamados tradicionales está protegido por alarmas o cámaras de vigilancia, debería tener el mismo sentido que aquellas empresas con exposición digital y en cuyas bases de datos disponen de información confidencial tuvieran las barreras y la ayuda adecuada frente a las nuevas formas de delincuencia informática.

La falta de inversión en seguridad informática por parte de las empresas menos grandes, tenga de ello la culpa la crisis o no es un hecho. A día de hoy muchas empresas están desprotegidas ante acciones de piratas informáticos y de sus programas maliciosos (badwares).   Es por esto que a los conocidos nichos de negocio para los innovadores y las nuevas empresas de base tecnológica, como son el internet de las cosas, la movilidad o la robótica, hemos de incluir ahora todo lo relativo a la ciberseguridad. 

La tecnología está generado agujeros de seguridad, en una pelea permanente en la que las empresas van por detrás de los delincuentes. Es importante que las pymes sean conscientes de los graves riesgos que les acechan y que tomen las precauciones oportunas para mantener a los ciberdelincuentes a raya con los hackers “buenos” de su parte


Iñaki Ortega, es director de Deusto Business School en Madrid

miércoles, 8 de abril de 2015

El futuro ya está aquí (y empieza por la C)

(este artículo fue publicado originalmente en América Economía el día 8 de abril de 2015)

En los numerosos pronósticos con los que habitualmente nos deleitan think-tanks de medio mundo hay dos elemento coincidentes. Todos las predicciones reconocen la complejidad  del escenario por los cambios que acontecerán. Por ejemplo, en la geo­estrategia  con el petróleo como protagonista,  en la política con el fin del bipartidismo o en la economía fruto de las disrupciones tecnológicas.

Complejidad y cambios que hay una generación que está más preparada que ninguna otra para afrontarlos. Son los millennials, aquellos que nacieron entre finales de los 70 y los 80, que han crecido con la crisis como compañera y que precisamente por eso saben cómo lidiar con ella. Los más reputados institutos y empresas han estudiado en todo el mundo la generación del milenio concluyendo que tres son los atributos que hemos de aprender de ellos y que casualmente empiezan por la letra “c” igual que los cambios y la complejidad que pretenden explicar:

1.      Ciencia que aporte luz y respuestas  a las incógnitas del momento. Será necesario por ello tener una sólida formación en especialidades técnicas que los anglosajones han resumido en el acrónimo STEM  (Science, Technology, Engineering y Mathematics). Cada vez son más los territorios que usan el ratio de estos titulados sobre el total de egresados para conocer el grado de inserción en la nueva economía. Israel y Corea nos sacan también en esto ventaja a los europeos.

2.      Crear empresas para emplearte y aportar riqueza a la sociedad en la que vives. Los millennials no emprenden por necesidad sino porque es la forma de ser coherentes con su forma de ser. La llamada revolución emprendedora supera lo económico y es coherente con un nuevo mundo que está naciendo en el que los cambios vendrán de abajo a arriba, de los micropoderes que llama Moises Naim; frente a lo que estábamos acostumbrados o incluso seguimos esperando y es que alguna gran institución nos ofrezca la solución mágica.

3.       Colaborar entre emprendedores para solucionar los problemas que nos rodean. No es caridad y no es solo negocio, es ser innovador para salvar el mundo a través de la economía colaborativa y los emprendedores sociales. Es una disrupción en los modelos de negocio que supera los que priorizaban el volumen (B2C) o para los que lo importante eran pocos pero buenos clientes (B2B) para llegar a la cooperación entre iguales (P2P), tal y como preconiza Jeremy Rifkin en su obra Economía de coste cero.

Esta sencilla regla de las 3c la siguen millennials como Joaquín Muñoz que le acaba de ganar desde su pequeño despacho en Madrid la demanda del derecho al olvido en Luxemburgo al todopoderoso Google; José Luis Fernández un jovencísimo ingeniero que ha seducido a Microsoft con su startup de retos fotográficos; Sergio López dirigiendo  un holding de 20 empresas tecnológicas en el que el trabajador más joven es él; Ángela Borreguero que ha dejado todo para irse a vivir a un recóndito valle y montar una empresa de ayuda domiciliaria o Pedro Rincón que con su emprendimiento social de descuentos está consiguiendo, sin abandonar su ciudad natal, una mejor vida para las personas desempleadas.

Son muchas las multinacionales de muy diferentes sectores que se sitúan en esta tendencia global. Telefónica con OPEN FUTURES, El BBVA con OPEN TALENT o Ferrovial con SMART LAB.  Por ejemplo la gestora de infraestructuras con este proyecto  trata de escalar la capacidad de los emprendedores millennials en el entorno de la innovación en los servicios urbanos contando para ello con una agencia pública como Madrid Emprende que en último término hará posible convertir la capital de España en una inmensa incubadora donde testar las innovaciones de los emprendedores.
Son los millennials, la nueva generación del milenio que están inventándose su empleo y están llamados a sacarnos de la crisis.


Iñaki Ortega es profesor de Deusto Business School y acaba de publicar su segundo libro con el título MILLENNIALS, INVENTA TU EMPLEO (UNIR ediciones)