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domingo, 4 de febrero de 2024

Espejo roto

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el 22 de enero de 2024)

Son muchos, más de 16 millones, uno de cada tres españoles, que no entienden nada.  Se miran en el espejo y la imagen que les devuelve no es la suya. Tienen buen ánimo. salud y dinero, pero se ha instaurado un estereotipo sobre ellos de fragilidad y tristeza.

El filósofo José Luis Aranguren defendía que los medios de comunicación, la opinión publicada, son un espejo de la sociedad. Hoy la imagen que recibe la sociedad de los mayores de cincuenta y cinco años es muy diferente de la realidad. El espejo se ha roto y así lo sienten millones de mayores que no dan crédito a lo que ven. Cumplir años en nuestro país es una condena en el imaginario social que no se compadece con la realidad. Me explico.

Si pensamos en personas mayores inmediatamente nos viene a la cabeza obsolescencia tecnológica, enfermedad y miseria. Cuando lo cierto y verdad es que nunca en la historia de nuestro país los mayores han tenido mejor salud, más ingresos y más ganas de comerse el mundo. Hace unas semanas se conoció una nueva edición del barómetro de consumo sénior en la que se ha demostrado como el 78% de los mayores tienen una presencia activa en internet, 12 millones de internautas con canas que compran, se informan y socializan con amigos y familias en la red de redes. Cada año, desde hace cuatro, un millón más de mayores se digitalizan lo que llevará a cerrar la brecha digital en un lustro. Pero seguimos viendo a los mayores como incapaces de afrontar los cambios tecnológicos, vencidos por el progreso.

La misma encuesta explicaba que apenas van al médico porque se cuidan. El 79,7% van menos de una vez al mes a un centro sanitario y una mayoría cuida su alimentación y practica ejercicio físico. Muy coherente con el dato de que somos uno de los países del mundo con mayor esperanza de vida que ronda ya los ochenta y cinco años.  En cambio, la publicidad nos devuelve una imagen de mayores enfermos cuando no impedidos. Pero los gimnasios se abarrotan de mayores y es el grupo de edad que más ganas tiene de viajar.

Si hablamos ahora de su capacidad económica los datos vuelven a ser muy diferentes al mantra que se ha instalado sobre la precariedad de los mayores. Tienen casa en propiedad y pagada -qué sueño para el resto de generaciones-, dos ingresos en el hogar, lo que les lleva a poder ahorrar y ayudar generosamente a sus descendientes. Esta fortaleza en lo económico se ha trasladado en un optimismo abrumador de los mayores con su futuro con un 68% que cree que su situación será igual o mejor.

Por eso cada mañana al levantarse y ven ese espejo roto, piensan que la imagen que se refleja de ellos nada tiene que ver con lo que ellos sienten. Amanece un nuevo día y sin mirarse en ese cristal se lanzan a la calle con la idea en la cabeza de saber que viven en un país envidiado en todo el mundo por la calidad de vida de sus mayores.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

domingo, 27 de agosto de 2023

¿Qué comunidad autónoma española cuida mejor a sus mayores?

(este artículo se publico originalmente en la revista científica The Conversation el 20 de agosto de 2023)

Frente a los que ven en el envejecimiento un lastre para la sociedad, otros creemos que el aumento de la esperanza de vida puede ser una oportunidad para todos. Se estima que en 2050 más del 50 % de la población española será mayor de 50 años. Esta evolución demográfica debería dar más protagonismo a las personas mayores en el diseño y aplicación de políticas públicas.

En 2023, los mayores de 50 años son ya más del 40 % de la población. En términos económicos suponen, por lo menos, uno de cada cuatro euros del PIB y son el grupo con mayor renta per cápita. Además, son una fuente de conocimiento y experiencia y están en capacidad de seguir realizando actividades productivas. En su mayoría, son un grupo de población con rentas estables y menores cargas económicas, con tiempo para el ocio y con vivienda en propiedad. Todo ello los convierte en piezas clave para la economía.

Con una alta esperanza de vida –entre las cinco mayores del planeta–, una elevada calidad de vida, buenas infraestructuras y un sistema sociosanitario de alto nivel, España puede aspirar a convertirse en referencia mundial en la economía séniorNo obstante, el cambio demográfico hacia una población envejecida presenta una serie de retos:

A estos desafíos se suma el combate contra el edadismo. Es decir, contra la discriminación hacia las personas mayores basada en estereotipos negativos. Por ello, es prioritario eliminar los prejuicios relacionados con la edad con acciones que promuevan la participación activa de la población sénior. Para contribuir a ello, pero también para promover una sana competencia entre comunidades autónomas, el Centro de Investigación Ageingnomics publica, desde 2021, el informe Ranking de territorios por la economía sénior, una herramienta que permite que las autonomías, gestoras de gran parte de las políticas públicas que se aplican en España, puedan medirse y comparar sus actuaciones en torno a la población sénior.

El informe 2022 pone de manifiesto que las comunidades autónomas españolas no ofrecen las mismas condiciones y oportunidades a las personas mayores de 55 años en términos de empleo, acceso a servicios sociales y sanitarios y número de residencias y centros de día, entre otros. Revela, además, que también existen diferencias con respecto a otros indicadores, como la esperanza de vida, la edad media de jubilación, el importe medio de la pensión o el número de diputados autonómicos mayores de 55 años.

A través de 24 indicadores, este documento permite conocer la realidad de la economía sénior y ver su evolución en las 17 comunidades autónomas españolas. Para ello se comparan más de 530 datos de diferentes fuentes. En las conclusiones del estudio destacan País Vasco, Castilla y León y Navarra como las comunidades autónomas más preparadas y con más oportunidades para los mayores de 55 años. El indicador sintético del ranking les otorga las primeras posiciones porque son los territorios con más recursos, servicios y nivel de participación de los mayores de 55 años.

No obstante, al profundizar en algunos indicadores también se puede ver que:

  • Asturias es el territorio con más población sénior.

  • Baleares encabeza el ranking de tasa de actividad.

  • La Comunidad Valenciana es la región con mayor porcentaje de alcaldes mayores de 55 años.

  • Andalucía es la comunidad con más votantes séniores.

  • Extremadura dispone de más centros de día para la población sénior.

  • Castilla-La Mancha, ha atendido a un mayor número de séniores por teleasistencia.

El envejecimiento poblacional está transformando los modelos económicos y sociales, pero esta es una realidad que no está recibiendo toda la atención que merece. Los poderes públicos deben ser los entes encargados de configurar el marco de actuación para aprovechar la capacidad y potencial de los mayores de 55 años. Y aquellos territorios que antes asimilen esa realidad recogerán los dividendos de este nuevo bono demográfico.

Iñaki Ortega es profesor de la UNIR

jueves, 1 de diciembre de 2022

La salud líquida

(este artículo se publicó originalmente en la revista E-Health Trends el día 1 de diciembre de 2022)

En España son 16 millones los mayores de 55 años que han vivido toda su vida considerando que los asuntos relacionados con la salud ocurrían entre cuatro paredes, además siempre con un olor muy característico. Ese aroma a desinfectante y medicamento marcaba la frontera entre estar sano y estar enfermo para los que peinamos canos. Si íbamos a una consulta, al practicante, a urgencias o al hospital el olor estaba ahí. Pero ahora la sanidad de las cuatro paredes está empezando a abandonar la clínica o la consulta.

Desde hace años nos tomamos el pulso o la tensión en casa, pero ahora con un reloj inteligente sabemos además el azúcar y el oxígeno en sangre, ya son habituales las consultas médicas por teléfono y desde la pandemia por videollamada. La telemedicina y la teleasistencia en el hogar han llegado para no irse ya nunca. Por eso se habla de una salud líquida, que rompe la barrera física del hospital y se derrama por doquier, como pusimos de manifiesto en el libro La Revolución de las Canas, el presidente de Mapfre Antonio Huertas y yo mismo.

También podemos hablar de salud líquida en la percepción que cada uno de nosotros tenemos sobre nuestra salud. Hace unos años, la definición de estar sano era no estar enfermo. Y había una frontera entre ambas situaciones, o estoy sano, o estoy enfermo. Hoy enfermo saludable es un oxímoron, porque el concepto de estar sano ha evolucionado hacia la sensación de estar o sentirse bien, es casi un estado de ánimo. Y así la frontera se empieza a resquebrajar por los dos lados. Se resquebraja por el lado de la enfermedad porque como reza un estudio a diabéticos sobre su estado de salud, un porcentaje mayoritario de ellos declaraba sentirse totalmente sano o muy sano. A pesar de su enfermedad. Y es que hoy, si se cumplen los hábitos y las prescripciones correspondientes, muchos enfermos crónicos pueden llevar una vida completamente normal. Y también se resquebrajan por el lado de la salud. Antes empezábamos a cuidarnos cuando enfermábamos y, por ejemplo, la dieta era algo que te recetaba un médico y que abandonabas cuando se acababa la enfermedad. Hoy estamos más sensibilizados, y entendemos que hay que empezar a cuidarse mucho antes y damos importancia a los hábitos saludables en alimentación y ejercicio.

Otro ejemplo del concepto de salud líquida tiene que ver con las personas que se dedican a esto. Hasta hace poco, la salud era sólo tema de médicos y enfermeros. Pero ahora, con este nuevo concepto de salud ampliada, se ha forjado el concepto de «profesionales de la salud», en el que tienen cabida nutricionistas, fisioterapeutas, entrenadores personales, expertos en antienvejecimiento y cuidadores.

Por último, esta salud líquida supera los sectores económicos clásicos y ha irrumpido, por ejemplo, en el turismo. Seniors que viajan para tratamientos “antiaging”, o miembros de la conocida generación silver (por el color de las canas de su pelo) que demandas largas estancias en hoteles para teletrabajar y disfrutar de ocio, pero monitorizados a distancia de su colesterol y con un buen fisioterapeuta in situ para seguir jugando al golf. Miren sino la brillante campaña de Turismo de Canarias que ha presentado estos días en Londres dedicada a los silver.

En resumen, vivimos en un mundo en el que la salud evoluciona rompiendo las barreras tradicionales. Y los seniors son la punta de lanza de esta revolución. Una oportunidad innegable para nuestro país.

Iñaki Ortega es profesor, doctor en economía y consejero asesor del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Los dueños del tiempo

 (este artículo se publicó originalmente en el blog del centro de investigación ageingnomics de Fundación Mapfre el 1 de noviembre de 2022)


El profesor americano Robert Pogue ha acuñado el término «juvenescencia». El investigador de la Universidad de Stanford pretende con esa nueva palabra acabar con la tradicional percepción negativa que hay sobre el proceso de alargamiento de la vida que vivimos en todo el planeta.  “No seremos viejos más tiempo, sino jóvenes más años”. El masivo envejecimiento de la población, en realidad supone una buena noticia que muchas veces se esconde en los titulares catastrofistas como los de estos días con motivo del debate de la subida de pensiones.  

Sin darnos cuenta, ha surgido un nuevo grupo social a medio camino entre la edad adulta y ser un anciano. Un proceso imparable de rejuvenecimiento de la población.  Los números no son complicados de hacer. Si cada año -nos dicen los demógrafos- ganamos tres meses a la muerte, porque eso es lo que, grosso modo, viene aumentando la esperanza de vida en las últimas décadas, podría calcularse exactamente cuánto es ese suplemento de vida y, de paso, obtener algunas conclusiones. Una persona de 60 años que se ha beneficiado de este extra durante las últimas cuatro décadas tendrá 120 meses nuevos a su disposición; es decir, 10 años de media para restar a la edad cronológica. 

Por eso cada vez son más los científicos que diferencian la edad cronológica (la edad que se tiene por el calendario o la suma de años que han transcurrido desde el nacimiento) de la biológica (la edad que tienen los sistemas, tejidos y células de un organismo con relación a su normal funcionamiento). Por lo tanto, en un mundo en el que la ciencia no duda de que haya mayor calidad de vida, la edad cronológica se está convirtiendo en una rémora del pasado.

Hay algunos científicos, como el profesor de la Universidad Harvard e ingeniero molecular George Church que incluso creen que seremos jóvenes hasta la muerte. Si ya podemos revertir una célula en el laboratorio, pronto lo podremos hacer dentro del organismo. En su libro Regénesis afirma que estamos en condiciones de afirmar que al menos hasta los 55 años, el ser humano se ha independizado de la edad como causa probable de fallecimiento. Es más, en las próximas décadas veremos que esta disociación será cada vez más elevada, y en el medio plazo, en términos de evaluación de riesgo de fallecimiento será indiferente tener 30 o 65 años; y, a largo plazo, podríamos incluso hablar de 85 años. 

En Japón, la Sociedad Gerontológica y Geriátrica ha puesto sobre la mesa nuevos datos que cuestionan el umbral fijo de los 65 desde el punto de vista de la biología y ofrecen argumentos a favor de redefinir el concepto de vejez. Los gerontólogos nipones han analizado datos objetivos sobre el estado físico de las personas mayores y han comprobado que las personas de 75-79 años presentan la misma velocidad de marcha y la misma fuerza de agarre en la mano que las de 65-69 años de veinte años antes, por lo que no ven apropiado considerar como viejos a los sexagenarios actuales. 

Antonio Abellán, investigador del CSIC, junto a otros demógrafos y estadísticos, suscribe la tesis de que la entrada en la vejez esté marcada por un umbral móvil vinculado a la esperanza de vida, de modo que ser o no ser viejo no depende de la edad que pone en el carné de identidad, sino de la edad prospectiva, de los años que teóricamente a uno le queden por vivir. En este sentido, y usando la línea argumental de los japoneses de que no hay razones biológicas para que la vejez comience a los 65 años, Abellán sostiene que, según las tablas de mortalidad oficiales, a los españoles de 65 años, por ejemplo, les quedaban 21 de vida en 2015, exactamente los mismos que a quienes tenían 58 en 1976, que eran personas a las que nadie osaba considerar como «viejas».

A nadie se le escapa que mantener el umbral fijo de la vejez a los 65 años o sustituirlo por uno dinámico en función de la edad prospectiva tiene importantes consecuencias económicas y jurídicas, también complicaría algunos análisis comparativos, económicos y poblacionales. En esta reflexión no quiero ir tan lejos sino simplemente poner negro sobre blanco estos datos para resaltar la oportunidad que puede suponer para algunos sectores tractores de la economía española, entre ellos el turismo. Quitar carga negativa al envejecimiento proporcionaría una imagen más realista de un amplio colectivo de personas que además como los sucesivos informes del centro de investigación ageingnomics han demostrado, disfrutan de una muy relevante capacidad económica acompañada de un profundo optimismo.

En España el sector turismo ha sido este año 2022 fuente de buenas noticias. Gracias a su dinamismo nuestro país terminará este año con crecimiento en el PIB porque han sido capaces de volver a los guarismos previos a la pandemia.  Ahora se abre un nuevo nicho para seguir creando empleo en el sector turístico español y es esta juvenescencia de la que estamos hablando.

Oxford Economics ha estudiado para España este potencial y ha aportado algunos datos sobre los que merece la pena reflexionar. Ya casi el 40% de todos los turistas que visitan España tiene más de 50 años y uno de cuatro directivos en nuestro país superan esa edad. Al mismo el catedrático Rafael Puyol en sus mapas del talento senior recuerda que son más de 4 millones de senior los que siguen trabajando y por lo menos hay un millón de profesionales autónomos que superan los 50 años en España. Al mismo tiempo y en gracias al acelerón que supuso el confinamiento pandémico y según diferentes analistas, en 2025, el 45 por ciento de las personas trabajará en remoto. Personas mayores que siguen viajando, tienen ingresos y además cada vez mayor libertad de movimientos, porque la salud, la tecnología y la independencia económica y profesional se lo permite. 

En el mundo anglosajón les han llamado los “time owners”. Los seniors son dueños de su tiempo, ya no dependen de servidumbres profesionales o familiares De estas cuestiones se debatió hace justo un año en el seminario de la Fundación MAPFRE Guanarteme dedicado al turismo senior con diferentes especialistas. La buena noticia es que las iniciativas pioneras en este campo ya no vienen de fuera de las fronteras de nuestro país, sino que ha sido Canarias quien ha lanzado una campaña para atraer a profesionales mayores de 55 años del Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Bélgica en otros. El argumento de Turismo de Canarias es el efecto antienvejecimiento del que gozan las islas y que para beneficiarse de ello se pueden pasar largas estancias en la que se concilie ocio, trabajo y salud. El anuncio de televisión que ilustra la campaña defiende que allí la vida se alarga y el reloj se detiene. La ciencia, como se ha demostrado en este artículo les da la razón porque estamos ganando años a la vida y frenando el envejecimiento; esperemos -por el bien de nuestra economía- que también consigamos demostrar con realidades que este proceso tiene consecuencias igual de positivas en nuestras empresas y en el empleo.

Iñaki Ortega es doctor en economía y consejero asesor del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE



miércoles, 4 de agosto de 2021

A las neuronas les sienta bien el paso del tiempo

 (este artículo se publicó originalmente en el blog de IFEMA de la Feria Vida Silver el día 1 de agosto de 2021)

Los mayores de 55 años en España tienen una tremenda capacidad para aportar al mercado laboral y la economía. Así lo demuestran los datos, aunque se conozcan muy poco. Más de cuatro millones de séniors forman parte de la población activa; casi un millón de séniors son autónomos, y, por lo menos, 100.000 séniors son emprendedores. Desde 2008 a nuestros días se han perdido 2,8 millones de efectivos del colectivo de jóvenes (16 a 34 años), y, en cambio, en el tramo de los mayores (55 y más), han crecido con 2,9 millones de nuevos integrantes.

El talento sénior, por tanto, está muy presente en la economía española, y no solo en términos absolutos, como acabamos de ver, sino también en comparación con el conjunto de la población. Uno de cada cinco ocupados en España son séniors, y uno de cada tres autónomos españoles tienen más de 55 años. Y su tasa de participación en la población activa total ha pasado en apenas diez años del 11 % al 18,3 %. Pero todavía queda mucho camino por recorrer para aprovechar en España todo el talento sénior. De hecho, estamos lejos de los países más avanzados. Más de medio millón de séniors queriendo trabajar no pueden hacerlo. A su vez, la mitad de los desempleados sénior llevan más de dos años sin trabajar. Las cifras de parados mayores casi se han triplicado desde 2008. También las tasas de emprendimiento del colectivo están por debajo de las de otras cohortes de edad.

Asimismo, en los séniors españoles pervive una cultura de no prolongar su trayectoria laboral, en algunos casos puede llegar a producirse a una edad tan anticipada como los cincuenta y pocos años, lo cual alarga el periodo de retiro a más de 30 años, un tiempo equivalente o incluso más largo al de la actividad. Además, el trabajo por cuenta propia en algunos tramos de edad de los séniors es casi la única opción para seguir enganchado al mundo del empleo, por la sequía de ofertas de trabajo. Por eso, y a pesar de los datos expresado en los primeros párrafos, en España corre el peligro de que se instale la idea de que superar los cincuenta años es no tener futuro laboral. De ahí que sea imprescindible luchar contra los prejuicios culturales con la edad. Hoy, la esperanza de vida supera los 80 años, y la calidad de vida es muy alta en el periodo de los 50 a los 70 años.

Un estudio publicado en New England Journal of Medicine afirma que el cerebro de una persona mayor es mucho más plástico de lo que se cree. A esta edad, la interacción de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro se vuelve armoniosa, lo que amplía las posibilidades creativas. Esta afirmación se basa en que con el paso del tiempo el cerebro gana en flexibilidad ya que aumenta la cantidad de mielina en el cerebro, sustancia que facilita el paso rápido de señales entre neuronas. Para la Universidad de Montreal “el cerebro de una persona mayor elige el camino que consume menos energía, corta lo innecesario y deja solo las opciones correctas para resolver los problemas ante los que se encuentra”. La realidad apoya este razonamiento, puesto que, si repasamos algunos de los grandes creadores de la historia, comprobaremos que sus obras cumbre fueron siendo adultos mayores.

Las tres etapas más productivas coinciden con las décadas que componen la llamada generación de las canas; es decir, las personas que tienen entre 50 y 75 años. La edad media de los premios Nobel es poco más de los 60 años; Miguel de Cervantes escribió la segunda parte de El Quijote con 68 años, y Beethoven con 54 años su novena sinfonía; Steve Jobs con 56 años convirtió Apple en la empresa de mayor capitalización del mundo. La bioquímica Margarita Salas a los 69 años fue la primera mujer española en formar parte de la Academia de Ciencias Estadounidense. Goethe publicó su ‘Fausto’ superando con mucho los 70 años. Las tres personas más ricas del planeta tienen más de 54 años.

Los prejuicios sobre el talento sénior suponen para la economía española una pérdida de oportunidades en términos de riqueza que diferentes estudios internacionales han tasado en varios puntos del PIB. Además, las ventajas de la conocida como economía plateada o economía sénior no son aprovechadas suficientemente por las empresas españolas. Conviene recordar que España tiene las mejores circunstancias para ser el país de referencia en la silver economy por su liderazgo en longevidad, sistema sanitario y de dependencia y apertura al exterior. No obstante, esta oportunidad se alejará, si los séniors no están presentes en el mercado laboral trabajando, pero también aportando una nueva perspectiva de diversidad en las compañías.

No hay excusas para no tomar decisiones urgentes que permitan que el talento sénior aporte más y mejor a la economía española. Pero esta llamada de atención no afecta solamente al sector público que establece el marco del mercado laboral sino también a las empresas, a los representantes de los trabajadores y a los propios séniors. Todos tenemos que asimilar que a las neuronas les sienta bien el paso del tiempo.

 

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la UNIR


jueves, 3 de junio de 2021

Nadie cuidó a los cuidadores

 

(este artículo se publicó originalmente en el blog de Supercuidadores en el mes de junio de 2021)


La cohorte de edad que más ha padecido el covid-19 en términos de mortalidad ha sido la de los adultos mayores. Además, una gran mayoría de los fallecidos de esa edad vivían en residencias de mayores. La pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de las personas mayores, pero especialmente del sistema de cuidados de larga duración. Los centros residenciales han evidenciado múltiples carencias y al mismo tiempo, se observaron interrupciones en otros tipos de servicios como centros de días o los servicios domiciliarios que también sufrieron las consecuencias de la insuficiente resiliencia de los recursos humanos dedicados a los cuidados.

Un equipo de consultores e investigadores del BID, entre los que me incluyo, mediante un proceso cualitativo desarrollado en 2020 y un análisis de fuentes disponible para Europa, con especial foco en España, hemos identificado los principales elementos a mejorar en la gestión de los cuidados en los adultos mayores, así como una serie de buenas prácticas, A su vez se han sistematizado recomendaciones para avanzar hacia un sistema de cuidados centrado en la persona.

A modo de resumen hay que destacar que en plena alarma sanitaria se demostró un insuficiente apoyo prestado a los cuidadores. La pandemia supuso una incidencia muy alta de bajas laborales y dificultades de sustitución ante una oferta de contratos precarios y tareas poco atractivas, a los que se unió el alto riesgo personal. La falta endémica de estos profesionales también incrementó la carga del personal que permaneció activo, reduciendo su adherencia a medidas de protección. Fue preocupante especialmente la situación de los profesionales que realizaron tareas de refuerzo transitando por diferentes centros, con el objeto de lograr una jornada laboral completa.

La situación laboral de los cuidadores de personas adultas mayores frágiles, por tanto, debería ser revisada. En primer lugar, mejorando sus competencias a través de formación y acompañamiento (urge una revisión de las habilidades de los profesionales para ir más allá de las acciones de higiene, movilización o limpieza y migrar a competencias actitudinales y de identificación de lo que constituye un buen trato.  Garantizando condiciones dignas de trabajo y salario asociadas a la responsabilidad y complejidad de su perfil profesional y evitando la continua rotación en su actividad laboral no solo por el peligro que entraña en este momento, sino también para mejorar la calidad de la atención que ofrecen (cuidar a las personas cuidadoras y facilitar su bienestar, es la única vía para garantizar el desempeño de su trabajo desde la dignidad y autonomía que requiere). Por último, no puede olvidarse el apoyo a las cuidadoras familiares o informales dando respuesta a sus múltiples necesidades: apoyo psicológico, servicios de respiro suficientemente evaluados y flexibles, medidas de conciliación, así como la escucha y el acompañamiento en las situaciones difíciles que afrontan en el proceso de cuidado

En cuanto a las buenas prácticas ha de remarcarse que están alineadas con tendencias de largo plazo en el sector del cuidado, hacía la creación de un modelo de atención centrado en la persona, donde los servicios se brindan en la casa o con una personalización que apunta a replicar las condiciones de la casa. No puede obviarse a la hora de hablar de cuidadores que la responsabilidad de los cuidados en el entorno familiar evoluciona sin camino de retorno. Las mujeres, sostenedoras de la vida doméstica, van incorporándose progresivamente a la vida laboral. Es a partir de estas circunstancias cuando los cuidados empiezan a salir del ámbito de la intimidad para convertirse en un asunto social, de responsabilidad compartida, que debe ser asumido, al menos en parte, por los poderes públicos. A su vez el incremento de los hogares unipersonales está modificando de manera sustancial las relaciones de convivencia y también el modelo de transferencia de cuidados. Por otra parte, y relacionado directamente con la configuración de los hogares, la soledad aparece con fuerza en este grupo de población, generando nuevas necesidades de intervención.

Los cuidados son una fuente de generación de empleo y una oportunidad económica para los territorios que tomen las decisiones adecuadas desde el ámbito público y privado. Todas las previsiones indican que el número de adultos mayores aumentará considerablemente en los próximos años en todo el mundo y con ello su multiplicarán las situaciones de dependencia que han de obtener respuestas con nuevos bienes y servicios en el ámbito de la economía plateada.

Iñaki Ortega es profesor de la UNIR y publicó en 2021 para el BID el informe "Fragilidad de los sistemas sociosanitarios durante la covid19"

 

viernes, 7 de mayo de 2021

¿Puede España aspirar a ser el líder mundial de la economía sénior?

(este artículo se publicó originalmente en el Periódico El Mundo el día 29 de abril de 2021)


Hubo un tiempo en que cumplir cincuenta años suponía el declive de la vida. De hecho, a lo largo de toda la historia de España la inmensa mayoría se moría antes de alcanzar esa edad y solamente a partir de 1930 la esperanza de vida superó los 50 años. Incluso durante décadas del siglo pasado los años que de media vivía un español a partir de su jubilación eran apenas diez, hoy se superan los 23 años para las mujeres. Si en 1900 apenas uno de cada diez españoles llegaba a los 65, ahora nueve de cada diez alcanzan esa edad. Un cambio tan rápido -de media estamos ganando a la vida dos o tres años cada década- que ha impedido ser asimilado por las instituciones patrias. Entendiendo el término instituciones de una manera comprehensiva, al igual que el premio nobel Douglass North, como las leyes que nos hemos dotado, pero también las empresas que prestan sus servicios en nuestro territorio

Hoy la esperanza de vida es uno de los grandes logros de España y podemos sentirnos orgullosos de ser uno de los países del mundo donde mejor ha funcionado el círculo virtuoso de clima, sanidad y hábitos de vida. Pero ahora toca aprovechar que estemos en el corazón de la longevidad global.  En todo el mundo se ha despertado el interés por una nueva disciplina de la economía que estudiar las oportunidades de la longevidad, en especial por la irrupción de un numeroso grupo etario que supera los 50 años. Se le ha bautizado economía senior o plateada como el color del pelo de sus protagonistas. Hoy en España son más del 30% de la población y en breve, en 2050, la mitad de sus habitantes superarán los 50 años. Además, una mayoría aplastante con buena salud y calidad de vida.

En economía también hablamos de los océanos azules como aquellos mercados que no han sido explotados por nadie y que permite a empresas innovadoras operar con éxito y sin competencia. Los profesores de INSEAD que acuñaron el término defendían que aquellas compañías que piense en clientes insatisfechos o usuarios que aún no existen, lograrán espectaculares crecimientos. La economía senior comprende nuevas viviendas (o reformas de las actuales) para los mayores que no desean vivir en una residencia, ocio a la medida de su edad, ropa y tecnología diseñada para ellos y no para jóvenes; productos financieros para hacer líquido los ahorros de toda una vida o una nueva educación que facilite reinventarte varias veces. Pero también normas para evitar la destrucción de empleo senior, incentivos para seguir trabajando más allá de la edad de jubilación o reformas para que las pensiones públicas se complementen con las personales, sin olvidar el fomento del emprendimiento senior y de una nueva industria del antienvejecimiento.

Esas son algunas de las razones por las que los empresarios españoles de la CEOE en la reunión de su junta directiva del 17 de marzo decidieron crear en su seno una comisión nueva con el nombre de economía senior. En palabras del presidente Antonio Garamendi «los nuevos bienes y servicios que empresas españolas pueden ofrecer a la cohorte de los mayores de 50 años es una inmensa oportunidad para generar riqueza y empleo»

España es un país abierto, acostumbrado a acoger a millones de turistas y a ofrecerles una calidad de vida inmejorable. Ahora se puede capitalizar esa industria en un nuevo nicho económico que, conforme reza la demografía, crecerá en tasas de dos dígitos, cifras que ningún otro mercado soñará alcanzar. La economía senior no supone renunciar a alertar de la fragilidad de nuestro sistema de pensiones sino al contrario una vía para apuntalarlo con millones de empleos y cientos de miles de millones de facturación. Hoy ya esa economía plateada si fuese un país sería la tercera potencia del mundo después de Estados Unidos y China. La batalla por el consumidor senior ha empezado y estamos en una posición inmejorable por ofrecer a los españoles, pero también a los ciudadanos de todo el mundo, las mejores ciudades para vivir con los mejores servicios. Para ello es imprescindible poner la economía plateada en lo más alto de las prioridades de las administraciones públicas, pero también de las empresas y emprendedores.


Iñaki Ortega es director científico del centro de investigación Ageingnomics
Ricardo Mur es presidente de la comisión de economía senior de la CEOE

jueves, 14 de enero de 2021

No renunciemos a la ética en tiempos de pandemia

(este artículo se publicó originalmente el día 10 de enero de 2020 en el blog de la Fundación MAPFRE)

El filósofo Thomas Hobbes afirmó en 1651 en su famoso Leviatán que únicamente se puede llegar a una sociedad en paz si se acaba con las causas de la guerra. Por eso, para la catedrática emérita de ética Adela Cortina, no podrá afirmarse nunca que estaremos en tiempos de “post-pandemia” hasta que no se erradiquen las causas de todo lo malo que nos ha tocado vivir por el coronavirus.

Algunas de sus consecuencias son conocidas como la enfermedad o la propia muerte pero hay otras menos comentadas, como son la gerontofobia y el edadismo. Ya existían antes de la COVID-19, el edadismo fue acuñado por Robert Buttler en 1969 para definir la discriminación contra las personas de más edad y la gerontofobia es esa patología social que rechaza y maltrata a las personas adultas mayores. Pero la emergencia sanitaria ha hecho crecer las causas de estas lacras. Por desgracia lo hemos comprobado cuando se usó el criterio de edad en la desescalada o en el acceso a recursos médicos, por no mencionar la minusvaloración de las cifras de fallecidos porque eran personas de avanzada edad. Quizás debería haberse recordado esos días de marzo de 2020 que la dignidad no se pierde con la edad y con la falta de utilidad; por eso hay que acompañar y cuidar a las personas hasta el final de su vida.

Siempre podrán surgir situaciones que hagan resucitar el odio a los mayores, lo que importa es proteger a las sociedades frente a ellos. Y para lograrlo, Adela Cortina defiende la ética o la forja de un carácter, siguiendo la etimología del término ya que êthos en griego clásico significaba carácter.  Por ello es preciso promover un carácter de las personas y de los pueblos que esté vacunado contra situaciones que vuelvan a provocar gerontofobia. De eso modo erradicaremos el edadismo y conseguiremos no solo respetar la dignidad humana sino también ser más inteligentes.

Estas situaciones son una lacra, es imposible que una sociedad digna discrimine a personas por pertenecer a un grupo de edad que a los supremacistas les parece repelente por esa sola característica. Pero además suponen una demostración de poca inteligencia ya que se desprecia la capacidad de producir y consumir de millones de personas (solamente en España más de 15 millones de personas mayores de 55 años que representan uno de cada tres españoles). Las personas de más edad son una enorme fuente de productividad: muchas familias dependen de los recursos de una persona mayor, miles de abuelos atienden, cuidan y educan a sus nietos, consumen una gran cantidad de recursos -no solo sanitarios- porque precisamente son la cohorte que tiene más medios económicos. Por no hablar de todos los nichos de empleo que pueden encontrarse en la conocida como economía plateada o silver economy en campos como el ocio, la vivienda inversa, la tecnología o los cuidados.

De este modo la economía cumple con su obligación de ayudar a crear buenas sociedades, como afirmaba el premio nobel indio Amartya Sen. No renunciemos a aplicar la ética en tiempos de pandemia no solo porque está bien sino porque además es inteligente. Gracias a la profesora Cortina por sus sabias palabras.

Iñaki Ortega es profesor de la Universidad de Deusto

Puede verse el contenido completo de la conferencia de la catedrática Adela Cortina en el Seminario Académico 2020 sobre Envejecimiento y COVID19, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics aquí