martes, 4 de mayo de 2021

Yo no odio

 (este artículo se publicó originalmente el día 3 de mayo de 2021 en el periódico 20 Minutos)


Cuenta la mitología que al casarse Pandora los dioses le regalaron un joyero con la condición de jamás abrirlo. La joven helena además de hermosa era muy curiosa y quitó la tapa de la cajita, que, aunque ella no lo sabía, contenía todos los males del mundo. Así aparecieron las desgracias que nos asolan según la tradición griega. De ese recipiente también salió el odio.

No se quién abierto la caja de Pandora en España estos años, pero alguien lo ha hecho. Porque de un tiempo a esta parte el odio se ha extendido por nuestra geografía. Odio al que no piensa como tú, odio al que no lleva tu bandera, odio al que no vive en tu tierra, odio al que es rico, oído al que es pobre (aporofobia diría la filósofa Adela Cortina), odio al diferente, odio a las personas mayores, odio a la religión, odio a los jóvenes, odio a los toros y hasta odio a ser normal.

Si tienes dudas de cuándo y dónde Pandora abrió la caja, yo te las resuelvo rápidamente. Cada vez que hay unas votaciones comprometidas. El Brexit en Gran Bretaña, las elecciones en las que participe Donald Trump, los plebiscitos convocados por sátrapas como Maduro o estos días, por desgracia, en Madrid con la campaña electoral. De repente al convocarse las elecciones, el odio campa por sus respetos. Insultos, amenazas y hasta agresiones convierten la fiesta de la democracia en un funeral de la concordia que precisamente es lo que hace progresar a los países.

Hilario dice que votará a Vox, María Eugenia está orgullosa de apoyar al PNV, Miriam es de Podemos, Lucia cogerá la papeleta del PP como siempre, Begoña a Ciudadanos, Joan de ERC, Irene ha votado alguna vez a Más Madrid y mi admirado Juan siempre al PSOE. Pero todos son mis amigos y aunque votemos diferente, no nos odiamos. Y eso es lo habitual no en mi entorno sino en la mayoría de las familias españolas. En tu casa, en la oficina, en el campo de futbol y hasta en los bares no todo el mundo piensa ni vota como tú. Lo sabemos, lo aceptamos y no les odiamos por eso. Al revés, nos gusta que sea así. Qué aburrido si todos pensásemos lo mismo pero qué peligro convertir la diferencia en una herramienta para el odio.

Cuando Pandora abrió la caja se dio cuenta que dentro quedaba algo sin salir. El mito dice que era el espíritu de la esperanza. El único bien que habían metido los dioses en ese cofre era el que no había salido al exterior aun y que podría salvar al mundo. Por eso, estos días de campaña en el que el odio al otro nos sacude, no podemos perder la esperanza porque el día 5 de mayo llegará y nos quedaran unos años hasta las siguientes. Pero lo más importante, tendremos tiempo -con la ayuda de ese espíritu que todavía queda en la caja que todos tenemos- para reconstruir la concordia.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


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