domingo, 24 de diciembre de 2017

Bienvenida la moda de emprender

(este artículo se publicó originalmente en la revista Corresponsables en el mes de diciembre de 2017)

El informe Global Entrepreneurship Monitor -la red de investigadores del fenómeno emprendedor más potente del mundo-, constata en su informe para España que los emprendedores se están configurándose como una palanca de empleo, desarrollo y prosperidad. Frente a los que durante demasiados años sugerían que los emprendedores retardaban la actividad económica porque eran menos eficientes y estaban fuera de la actividad innovadora por falta de recursos, hoy nadie duda de los beneficios que reportan a la sociedad los emprendedores. Ha hecho falta quizás la irrupción en la agenda mundial de disruptivas startups en sectores  como el turismo, el trasporte o la automoción. Pero en nuestros días, en España, es una realidad que la iniciativa emprendedora es el vehículo por el cual las ideas más innovadoras son implementadas. La explicación de este auge tiene su base en la globalización que ha hecho migrar la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento.  También los cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala, aumentado la competencia en los mercados y mejorando la capacitación de los agentes económicos, lo que ha beneficiado a la pequeña iniciativa empresarial. Y por último, las nuevas generaciones de millennials que no están dispuestos a malgastar su vida trabajando para otros en proyectos que no les ilusionan, han encontrado en el emprendimiento su válvula de escape.
La literatura económica ha incorporado el concepto de ecosistema desde la biología para explicar las características de los territorios más dinámicos. Los países con ecosistemas emprendedores egresan continuamente nuevas empresas con capacidad de crecer y crear empleos, innovando en bienes, servicios y modelos de negocio. Y lo hacen porque los gobiernos, instituciones de conocimiento y grandes empresas orquestan sus actuaciones para conseguir más actividad emprendedora en el país.
Pero para que en nuestro país no se quede este fenómeno en una efímera  moda es preciso tener en cuenta  las siguientes cuestiones. Los poderes públicos en España tienen todavía una magna tarea por delante para avanzar en la transición hacia una auténtica economía emprendedora. Lo cual pasa no tanto por crear más programas públicos como por conseguir alinearlos en sus objetivos y coordinarlos en su ejecución. Se necesitan programas integrales, público-privados e insistentes frente a la provisión de servicios concretos o las ayudas coyunturales. Por ello disponer de mecanismos de evaluación para conocer el retorno de las políticas y su comparación con las mejores prácticas internacionales se hace indispensable. Las grandes empresas y la sociedad en su conjunto también deben hacer su parte; a las primeras les corresponde integrar este colectivo no solo dentro de sus planes de responsabilidad social, sino también en el seno de su misma estrategia corporativa a través de fórmulas innovación abierta. La sociedad, por su parte, debe desterrar definitivamente viejos estereotipos que aún pesan sobre los empresarios y otorgar al emprendedor una consideración social acorde al importante papel que desempeña en la economía.
A su vez cualquier programa de fomento en materia de emprendimiento ha de fortalecer el ecosistema y no romper el equilibrio entre sus agentes. Actuar buscando el rédito a corto plazo y el protagonismo unilateral es síntoma de que no se está respetando ese equilibrio, lo que conduce al error de sustituir el ecosistema por un egosistema.
La persistencia y creación de grandes infraestructuras para la innovación desconectadas‎ de los emprendedores y sus necesidades. La sobreactuación gubernamental sin el mínimo análisis previo motivada por la agenda política o económica. El autismo de las grandes empresas a la hora de colaborar en sus programas de emprendimiento corporativo. La inexistencia de una gran fundación público-privada de ámbito nacional que permita que los jóvenes más brillantes  aspiren a emprender globalmente. La utopía de disponer de una auténtica unidad de mercado es también otro ejemplo de actuaciones en contra del ecosistema, como todos los anteriores.
Porque las personas con ideas están cada vez más presentes en las agendas de las instituciones y los medios de comunicación he querido titular este artículo Bienvenida la moda de emprender. Ciertamente la visibilización del fenómeno y de sus conexiones con el desarrollo económico y social es la primera condición para impulsar este talento en la buena dirección. Sin embargo, de todos depende que esta política pública no quede en algo pasajero como la primera acepción de la palabra moda lleva implícito, sino, muy al contrario, que perduren y se generalicen las mejores prácticas en este terreno. No en vano, la cuarta acepción de moda en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, esa que procede de la estadística y las ciencias sociales, se refiere al “valor que aparece con mayor frecuencia en una serie de medidas”.


Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja –UNIR-

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