martes, 11 de abril de 2017

La moda de emprender

(este artículo fue publicado originalmente en el Diario de Yucatán de México el 7 de abril de 2017)


En lo que va de año se han conocido dos noticias muy positivas para el dinamismo de Yucatán alineadas con un movimiento global como es el apoyo a los emprendedores. En enero el Gobernador Zapata inauguró las instalaciones del HUB, un espacio para emprendedores a la altura de los mejores del mundo, promovido por el instituto yucateco de emprendimiento (IYEM) que fue reconocido ese día con la certificación del INADEM (instituto nacional del emprendedor mexicano). Un mes después el Alcalde de Mérida presentó el nuevo centro municipal de emprendedores con una interesante oferta de servicios para las nuevas empresas.

En Guatemala también celebran estas semanas que la propuesta de ley de fortalecimiento del emprendimiento ha sido aprobada en la comisión de pequeña y mediana empresa del Congreso. En Argentina, después de su paso estos días por el Senado, la nueva ley de emprendedores se acerca a su aprobación. En París, el Gobierno de Francia ha anunciado una nueva edición del programa de atracción y retención de emprendedores French Tech Ticket. Israel ha lanzado hace unas semanas Innovation Visas en el que las autoridades conceden visados a los innovadores que quieran emprender.  Son solo algunos ejemplos de las iniciativas a favor de los emprendedores que gobiernos de todo color y latitud están promoviendo. Pero este movimiento no solo afecta a las administraciones sino que ha desbordado lo público contagiando a las empresas. Un estudio reciente del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) pone de manifiesto que una abrumadora mayoría de las grandes empresas tienen programas de fomento de intraemprendimiento. Apoyar el emprendimiento se ha convertido en una de las estrategias corporativas más habituales para adoptar el modelo de éxito de innovación de las startups, para ello han empezado a trabajar con ellas y a convertir a sus propios trabajadores en emprendedores. Telefónica en Iberoamérica o Google en todo el mundo son ejemplos de empresas que ya lo están haciendo con éxito.

No hablamos de una moda mundial sino simplemente de la constatación de un hecho, el emprendimiento estimula y genera crecimiento económico.  Frente a los que durante demasiados años sugerían que los emprendedores retardaban la actividad económica porque eran menos eficientes y estaban fuera de la actividad innovadora por falta de recursos, hoy nadie duda de los beneficios de los emprendedores. Ha hecho falta quizás la llegada a los rankings de las llamadas empresas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y más recientemente con disruptivas startups en sectores del turismo y transporte como son  Airbnb y Uber. Pero en nuestros días es una realidad que la iniciativa emprendedora es el vehículo por el cual las ideas son implementadas. La explicación de este auge tiene su base en la globalización que ha hecho migrar la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento.  También los cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala, aumentado la competencia en los mercados y mejorado la capacitación de los agentes económicos lo que ha beneficiado a las nuevas empresas. Y por último, las nuevas generaciones de millennials que no están dispuestos a malgastar su vida trabajando para otros en proyectos que no les ilusionan, han encontrado en el emprendimiento su válvula de escape.

No pueden estar, por tanto equivocados los gobiernos de esos países que hemos citado u otros como Reino Unido con su programa Startup Britain o Estados Unidos que ya en los años 50 activó políticas públicas a favor del emprendimiento que hicieron posible, por ejemplo con sus préstamos blandos, que naciesen empresas como Intel o Dell. En Yucatán se está por tanto por el buen camino y con el liderazgo del Estado de Yucatán se han incorporado a este movimiento universidades como UADY y Anáhuac Mayab o la sociedad civil a través de la “red de apoyo al emprendedor de Yucatán”. Pero para que no se quede este fenómeno en una efímera  moda es preciso tener en cuenta algunas cuestiones.
Es mucha la tarea pendiente para conseguir una auténtica economía emprendedora. Para ello, son necesarios menos programas públicos de apoyo a emprendedores pero más alineados y coordinados. La política emprendedora no puede ser un elemento retórico y en cambio se necesitan programas integrales, público-privados e insistentes frente a la provisión de servicios concretos o las ayudas coyunturales. Por ello disponer de mecanismos de evaluación para conocer el retorno de las políticas y su comparación con las mejores prácticas nacionales e internacionales se hace indispensable. También hay deberes para los empresarios, ya que han de huir de polémicas al respecto de minusvalorar el término emprendedor y su reciente auge. Frente a la errónea visión de que los emprendedores son aprendices de empresarios merece la pena aprender de los territorios más dinámicos donde esa figura goza de la mayor consideración social. De hecho el uso masivo de la palabra emprendedor facilita que se rompa con los estereotipos negativos del término empresario que tanto necesita México.


El diccionario define moda como “uso o costumbre que está en boga durante algún tiempo”. No queremos eso para el emprendimiento yucateco. Pero la cuarta acepción que la Real Academia de la Lengua Española da a la palabra moda proviene de la ciencia, más concretamente de la estadística y reza así “valor que aparece con mayor frecuencia en una serie de medidas”. Y esa moda sí se necesita, que los emprendedores aparezcan con mucha mayor frecuencia en la vida económica y social de Yucatán.

Por Iñaki Ortega, doctor en economía y director de Deusto Business School en Madrid (España)

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