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martes, 11 de abril de 2017

La moda de emprender

(este artículo fue publicado originalmente en el Diario de Yucatán de México el 7 de abril de 2017)


En lo que va de año se han conocido dos noticias muy positivas para el dinamismo de Yucatán alineadas con un movimiento global como es el apoyo a los emprendedores. En enero el Gobernador Zapata inauguró las instalaciones del HUB, un espacio para emprendedores a la altura de los mejores del mundo, promovido por el instituto yucateco de emprendimiento (IYEM) que fue reconocido ese día con la certificación del INADEM (instituto nacional del emprendedor mexicano). Un mes después el Alcalde de Mérida presentó el nuevo centro municipal de emprendedores con una interesante oferta de servicios para las nuevas empresas.

En Guatemala también celebran estas semanas que la propuesta de ley de fortalecimiento del emprendimiento ha sido aprobada en la comisión de pequeña y mediana empresa del Congreso. En Argentina, después de su paso estos días por el Senado, la nueva ley de emprendedores se acerca a su aprobación. En París, el Gobierno de Francia ha anunciado una nueva edición del programa de atracción y retención de emprendedores French Tech Ticket. Israel ha lanzado hace unas semanas Innovation Visas en el que las autoridades conceden visados a los innovadores que quieran emprender.  Son solo algunos ejemplos de las iniciativas a favor de los emprendedores que gobiernos de todo color y latitud están promoviendo. Pero este movimiento no solo afecta a las administraciones sino que ha desbordado lo público contagiando a las empresas. Un estudio reciente del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) pone de manifiesto que una abrumadora mayoría de las grandes empresas tienen programas de fomento de intraemprendimiento. Apoyar el emprendimiento se ha convertido en una de las estrategias corporativas más habituales para adoptar el modelo de éxito de innovación de las startups, para ello han empezado a trabajar con ellas y a convertir a sus propios trabajadores en emprendedores. Telefónica en Iberoamérica o Google en todo el mundo son ejemplos de empresas que ya lo están haciendo con éxito.

No hablamos de una moda mundial sino simplemente de la constatación de un hecho, el emprendimiento estimula y genera crecimiento económico.  Frente a los que durante demasiados años sugerían que los emprendedores retardaban la actividad económica porque eran menos eficientes y estaban fuera de la actividad innovadora por falta de recursos, hoy nadie duda de los beneficios de los emprendedores. Ha hecho falta quizás la llegada a los rankings de las llamadas empresas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y más recientemente con disruptivas startups en sectores del turismo y transporte como son  Airbnb y Uber. Pero en nuestros días es una realidad que la iniciativa emprendedora es el vehículo por el cual las ideas son implementadas. La explicación de este auge tiene su base en la globalización que ha hecho migrar la ventaja competitiva hacia actividades basadas en el conocimiento.  También los cambios tecnológicos han reducido el papel de las economías de escala, aumentado la competencia en los mercados y mejorado la capacitación de los agentes económicos lo que ha beneficiado a las nuevas empresas. Y por último, las nuevas generaciones de millennials que no están dispuestos a malgastar su vida trabajando para otros en proyectos que no les ilusionan, han encontrado en el emprendimiento su válvula de escape.

No pueden estar, por tanto equivocados los gobiernos de esos países que hemos citado u otros como Reino Unido con su programa Startup Britain o Estados Unidos que ya en los años 50 activó políticas públicas a favor del emprendimiento que hicieron posible, por ejemplo con sus préstamos blandos, que naciesen empresas como Intel o Dell. En Yucatán se está por tanto por el buen camino y con el liderazgo del Estado de Yucatán se han incorporado a este movimiento universidades como UADY y Anáhuac Mayab o la sociedad civil a través de la “red de apoyo al emprendedor de Yucatán”. Pero para que no se quede este fenómeno en una efímera  moda es preciso tener en cuenta algunas cuestiones.
Es mucha la tarea pendiente para conseguir una auténtica economía emprendedora. Para ello, son necesarios menos programas públicos de apoyo a emprendedores pero más alineados y coordinados. La política emprendedora no puede ser un elemento retórico y en cambio se necesitan programas integrales, público-privados e insistentes frente a la provisión de servicios concretos o las ayudas coyunturales. Por ello disponer de mecanismos de evaluación para conocer el retorno de las políticas y su comparación con las mejores prácticas nacionales e internacionales se hace indispensable. También hay deberes para los empresarios, ya que han de huir de polémicas al respecto de minusvalorar el término emprendedor y su reciente auge. Frente a la errónea visión de que los emprendedores son aprendices de empresarios merece la pena aprender de los territorios más dinámicos donde esa figura goza de la mayor consideración social. De hecho el uso masivo de la palabra emprendedor facilita que se rompa con los estereotipos negativos del término empresario que tanto necesita México.


El diccionario define moda como “uso o costumbre que está en boga durante algún tiempo”. No queremos eso para el emprendimiento yucateco. Pero la cuarta acepción que la Real Academia de la Lengua Española da a la palabra moda proviene de la ciencia, más concretamente de la estadística y reza así “valor que aparece con mayor frecuencia en una serie de medidas”. Y esa moda sí se necesita, que los emprendedores aparezcan con mucha mayor frecuencia en la vida económica y social de Yucatán.

Por Iñaki Ortega, doctor en economía y director de Deusto Business School en Madrid (España)

viernes, 20 de diciembre de 2013

Los estartaperos

(Artículo publicado el 7 de diciembre de 2013 en el Diario Expansión)



Cada profesión tiene su argot particular, y quienes quieran sacar adelante una startup lo primero que tienen que hacer es familiarizarte con un nuevo esperanto que se habla tanto en Palo Alto como en Vallecas.

Hayas escrito tu plan de negocio en una servilleta o en un canvas, necesitarás buenas ideas y algo de dinero para convertirte en CEO (Chief Executive Officer) de tu propia empresa. Si la financiación sale de tu bolsillo o del de algún primo, sea familiar o no, entonces estás recurriendo a las socorridas tres Fs (friends, fools and family). Cuando el apoyo de tu entorno es sólo anímico no te quedará más remedio que hacer bootstrapping, es decir apañártelas con los recursos que tienes a tu alcance.


Por el contrario, si tu idea es captar un inversor profesional, entonces lo que necesitas es ‘levantar’ dinero. Muchos emprendedores buscan a los business angels y a los VC (Venture Capital). Unos y otros proporcionan equity, es decir, capital, con la esperanza de tener en el futuro un lucrativo exit, que es como se denomina la salida a través de la venta de sus participaciones.

Una vez tengas claro que necesitas seed capital -inversión de arranque-, es imprescindible que elabores un pitch destinado a seducir a tu interlocutor en el tiempo que se tarda en coger el ascensor. Si eres convincente vendiéndole las bondades de tu startup eso te proporciona un track record sólido y es probable que el inversor te vea digno de alimentar su deal flow, esto es, su cartera de proyectos. En este caso, se iniciará una negociación que acabará plasmándose en una term sheet. Si aceptas esta oferta lo que haces es cerrar una ronda de inversión y es excusa suficiente para invitar a todo el equipo a otro tipo de rondas en algún bar.

Tras la resaca de la celebración, te darás cuenta muy pronto de que el nuevo dinero que llega te ha liberado de unas preocupaciones pero te ha generado otras, ya que tus inversores insistirán constantemente en las métricas, que son el nombre con que se suelen referir a los indicadores claves de la marcha de tu negocio. Por descontado deberás estar familiarizado con los anglicismos que han colonizado nuestro acervo financiero como cash flow, ebitda, working capital o break even y si tu negocio es de Internet, prepárate porque en este caso oirás hablar de sindicaciones, afiliaciones y conversiones, con un significado muy diferente al del diccionario amén de un repertorio de siglas (SEO, SEM, ROI…) que nunca aparecerán en él.

Aunque la mayoría de los términos que han venido poblando este nuevo dialecto carecen del beneplácito de la RAE, no te preocupes porque esta nueva tribu de los “estartaperos” es disruptiva también en esto.

Y si, por desgracia, tu negocio cierra míralo por el lado bueno y recuerda que FAIL en inglés es también un acrónimo que significa First Attempt In Learning.

Iñaki Ortega. Profesor y Doctor en economia.


martes, 5 de noviembre de 2013

Los diez mandamientos

(Artículo publicado el 16 de noviembre de 2013 en Yo Dona)


Aunque este decálogo no aparece en el libro del Deuteronomio, tampoco ha pasado por las manos del profeta Moisés, ni mucho menos ha sido redactado por Yahvé y por supuesto nunca fue esculpido en piedra en el Monte Sinaí... Lo que si es seguro es que estos diez consejos han de ser cumplidos «religiosamente» por cualquiera que quiera emprender.

1. Busca una especialidad para emprender que domines, un nicho en el que seas especialista y estés BIEN PREPARADO.

2. Además es imprescindible que TE GUSTE lo que hagas como emprendedor, que disfrutes con el trabajo y con el sector elegido. Porque vas a tener que trabajar muchas horas.




3. NO emprendas SOLO, busca socios, no amigos, y con habilidades distintas a las tuyas.

4. No te obsesiones con obtener financiación de bancos o fondos de inversión. Dedica todas tus energías a BUSCAR CLIENTES.

5. BOOTSTRAPPING: Hay que emprender con pocos recursos y con mínimos gastos.

6. PRODUCTO MINIMAMENTE VIABLE. No te enfangues meses en tener un producto o servicio perfecto. Tienes que ser eficiente (lean) y salir cuanto antes al mercado para conocer si tu negocio tiene interés. ¡El primer iphone no tenia email!

7. GOLUM. No te enamores de tu idea o la trates como un tesoro a esconder. Estamos en la era de la Open Innovation. Que todo el mundo la conozca porque te ayudaran sus opiniones

8. CUIDA TU IMAGEN online y offline. Que tus presentaciones en papel y en persona estén trabajadas y trasmitan tu mejor imagen.

9. VALIENTE. No hay nada que perder por fracasar sino que no hacer nada es el mayor error. Fallar es el principio del éxito.

10. Aprovecha el ECOSISTEMA emprendedor: las muchas oportunidades y ayudas que las administraciones públicas, universidades y las grandes empresas ofrecen hoy a las startups.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Startup Manifesto

(Este manifiesto por el emprendimiento y la innovación para impulsar el crecimiento en la UE ha sido firmado por el autor de este blog y puedes adherirte en la web www.startupmanifesto.eu)

Las condiciones económicas en Europa siguen siendo un gran reto teniendo en cuenta que la Comisión Europea prevé que el PIB de la Eurozona se contraerá un 0,4% este año. Sin embargo, la creciente relevancia del crecimiento económico impulsado por Internet podría transformar esta situación, ayudando a mejorar las vidas de millones de personas, creando nuevos empleos, nuevos conocimientos y esperanzas renovadas para un futuro mejor.


Según Boston Consulting Group, está previsto que la economía de Internet en los mercados desarrollados del G-20 crezca a un ritmo anual del 8% en los próximos 5 años. En los mercados emergentes, se espera que el crecimiento anual sea del 18%. Estos porcentajes superan con creces los de los sectores tradicionales. La tecnología digital, que ya no se limita a las empresas de alta tecnología, está dando lugar a la reinvención de todos y cada uno de los sectores, con la promesa de crear nuevos empleos y riqueza.

Esta tendencia de crecimiento puede ayudar a que Europa mejore sus perspectivas de futuro, ayudándola a emerger con más fuerza, más ágil y más próspera. Pero es necesario tomar más acciones para superar todos los obstáculos que amenazan con dificultar el progreso y minar el potencial de este sector vibrante y floreciente. Debemos asegurarnos de que contamos con las políticas, modos de trabajo y la ambición necesarias para tener éxito. Necesitamos abordar el hecho de que Europa continental actualmente no crea nuevas empresas destinadas al crecimiento, como ocurre en otras partes del mundo, ni produce emprendedores que confíen lo suficiente en el entorno que sus propios países pueden ofrecer a las startups.

Los días en los que confiábamos en las grandesempresas o en el estado para la creación de empleo han llegado a su fin. Muchos de los empleos perdidos en los últimos años nunca volverán en su antigua forma. El emprendimiento, que ha sido el motor de crecimiento en Estados Unidos, no se ha fomentado de una manera eficaz o sistemática en Europa. Crear más empresas y startups requiere más que un cambio en las políticas. Requiere un cambio de mentalidad.

La vicepresidenta de la Comisión Europea Neelie Kroes ha creado The Startup Europe Leaders Club, un grupo independiente de fundadores en el área del emprendimiento tecnológico, que proporciona orientación para fortalecer el entorno empresarial de los emprendedores del sector web en Europa. En marzo de 2013, los invitó a desarrollar un manifiesto para el crecimiento económico. Desde junio de 2013, se han ido reforzando las recomendaciones iniciales basadas en las primeras experiencias de los emprendedores de éxito en el sector web con el apoyo y la colaboración del Founders Forum en Londres, una comunidad formada por los mejores emprendedores a nivel global, CEOs selectos y motivadores, así como inversores clave en los medios y en la tecnología.

Basándonos en la experiencia combinada de docenas de europeos que tuvieron la suerte de imaginar, construir y hacer crecer negocios de éxito — negocios que han creado miles de empleos — hemos extraído 22 acciones que, si se toman en conjunto, pueden dar a las empresas europeas una gran oportunidad de éxito en el futuro. Ahora, hacemos un llamamiento a los emprendedores, inversores, asesores y a otras partes interesadas en Europa para que se sumen a este diálogo y compartan su visión sobre el manifiesto, para así ayudar a avanzar hacia la adopción de este plan de crecimiento digital singular en la UE. Nuestras recomendaciones son:


1. Educación & Habilidades

La Comisión Europea ha declarado que es necesario un mayor esfuerzo para dar acceso a todos los niños a formación en las TIC. Un estudio reciente basado en 190.000 encuestados de 27 países 4 puso de manifiesto que un 20% de los alumnos de educación secundaria nunca (o casi nunca) ha utilizado un ordenador en clase y los conocimientos informáticos de los profesores son insuficientes. Recomendamos lo siguiente:

Lograr que los profesores tengan competencias digitales y estén a la altura de este reto.

Las tecnologías digitales ya no están limitadas a los ordenadores o a las telecomunicaciones. En la actualidad, están presentes en todos los aspectos de nuestras vidas, desde la investigación histórica, pasando por la formación en arte o en matemáticas avanzadas, estudios de geografía, etc.. Nuestros hijos nacen en un mundo digital que no existía en la época de sus profesores. Si queremos que la próxima generación utilice las tecnologías digitales para construir un mundo mejor, tenemos que asegurarnos que las personas responsables de orientar y enseñar a los niños se sienten cómodos y tienen la capacidad de usar las tecnologías digitales.


Enseñar a los niños los principios, los procesos y la pasión por el emprendimiento desde edades tempranas.

Si queremos que los más jóvenes creen sus propias empresas, necesitamos enseñarles cómo hacerlo. Tenemos que animarlos e inculcarles la pasión (y el orgullo) por hacerlo. No podemos esperar que cada niño o niña de 12 años cree su propia empresa, pero sí deberían saber qué significa tener una idea, validarla y crear algo que puedan ofrecer a otras personas como producto o servicios. Las herramientas y el conocimiento están ahí. Sólo necesitamos asegurarnos de que esa pasión existe.

Animar a los estudiantes universitarios a empezar un negocio antes de graduarse.

En Estados Unidos muchos estudiantes emprenden un negocio antes incluso de haberse graduado (esto pasa por ejemplo con el 20% de los estudiantes de CalTech, Stanford y Berkeley). Esto sirve para que los estudiantes se formen una idea de cómo es crear y gestionar un negocio al mismo tiempo que permanecen en un entorno protector y estructurado que actúa como una “red de seguridad” en caso de que fallen sus planes. Cuando terminan la universidad, la mayoría de los estudiantes ha perdido ya las ganas de correr riesgos, y con ellas, desaparece también la posibilidad de que creen o se unan a una startup. Las universidades deberían crear más cursos de emprendimiento y establecer una red de Viveros / Centros de Estudiantes Emprendedores (a través de una sociedad si fuera necesario) que puedan proveer a los estudiantes del apoyo y financiación necesarios para convertir sus ideas en realidad.

Preparar a los graduados para un mercado laboral radicalmente diferente.

Las habilidades que se requieren hoy en día para prosperar en el mercado laboral son muy distintas de las de hace apenas una década, pero la mayoría de universidades han hecho muy poco para cambiar su currículum o dotar a los graduados de nuevas herramientas y capacidades. A corto plazo (12-24 meses), los países de la UE deberían ofrecer un “curso de certificado digital” que ayude a los graduados a adquirir las capacidades digitales básicas para que sean más valiosos ante un posible empleador. A medio plazo (2-3 años), los países de la UE deberían asegurarse de que sus universidades añaden algún componente digital a todas las materias que imparten. También habría que tener más en cuenta a los estudiantes universitarios y proporcionarles un apoyo estructurado para que puedan conseguir experiencia en empleos a tiempo parcial, trabajos de verano y prácticas para complementar su formación académica. Esto les aporta una valiosa experiencia en empresas que les permite desarrollar habilidades transferibles y mejorar su capacidad para encontrar un empleo.

Animar a las grandes empresas a proporcionar formación para el público general.

Mientras que se suele poner el enfoque en la escasez de habilidades en el campo de la informática y la tecnología, las empresas no sólo están formadas por programadores. También hay una escasez igual, si no mayor, en las habilidades de gestión y comunicación en la UE. Para crear y hacer crecer una empresa, los emprendedores necesitan managers, personal de ventas, responsables de RRHH y otros profesionales que puedan ayudarles a hacer crecer sus negocios. Las grandes corporaciones se han convertido en auténticas expertas en dar formación en este tipo de habilidades y se debería fomentar el que abriesen sus programas e instalaciones de formación a un público más amplio. Aquellos que se benefician de este tipo de formación deberían ser animados a unirse a startups, en lugar de fundarlas (startups que pueden haber sido fundadas por corporaciones). Las compañías pueden contribuir con mucha más eficacia que el propio gobierno, ya que conocen de primera mano el entorno en el que las personas pueden aprender a través de la práctica.


2. Acceso al talento

McKinsey ha identificado un salto cada vez más grande entre las necesidades de los empleadores y las habilidades de los empleados. El 26% de los empleadores tienen dificultades para completar los puestos que ofrecen por falta de talentos. Muchos emprendedores aspirantes se marchan de Europa a buscar fortuna en otro sitio. Hay unos 50.000 alemanes en Silicon Valley, y se estima que en el área de la bahía de San Francisco hay 500 startups fundadas por franceses. Por lo tanto, nosotros recomendamos:

Convertir Europa en el lugar más adecuado para que las personas con talento y más cualificadas puedan crear una compañía y conseguir un empleo creando un visado paneuropeo para startups.

Este visado facilitará la creación de empresas en Europa por parte de ciudadanos extracomunitarios, así como la contratación de ciudadanos no comunitarios por empresas europeas.

Facilitar la contratación de las empresas fuera de sus países de origen.

Europa ha hecho mucho para hacer el mercado laboral fluido – cualquier europeo puede trabajar en cualquier país de Europa. Pero el mercado de contratación — la habilidad de una empresa para contratar en un país de la UE fuera del mismo – sigue siendo complejo y caro. Esta forma de empleo remoto, en la que la empresa contrata uno o más empleados fuera del mercado nacional va a aumentar. Tenemos que hacer que sea más fácil contratar a personas sin establecer una filial local.

Hacer que para las empresas sea más fácil prescindir de sus empleados.

Las necesidades de los negocios cambian. La demanda del mercado fluctúa. Los empleados no siempre mantienen su potencial o cumplen con lo que se espera de ellos. Para que las empresas europeas sean realmente competitivas, necesitamos que les resulte más sencillo dejar marchar a sus empleados y despedir a aquellos que están por debajo del nivel esperado. Para muchas empresas de todo el mundo que están pensando en abrir una nueva oficina en la UE, uno de los principales motivos por los que se muestran reacios a ello es la posibilidad de verse estancados con una plantilla de trabajadores que no son capaces de adaptarse a la realidad de los mercados de hoy y mañana.

Traer los mejores "cerebros" de vuelta a casa.

Virtualmente todos los países de la UE han visto con desesperación cómo algunas de sus mejores y más brillantes mentes se han marchado a EEUU. Esta “fuga de cerebros” ha tenido un impacto negativo en todos los aspectos de nuestra economía, dejando un gran vacío en cuestiones de liderazgo e investigación avanzada, así como en sectores académicos básicos, por nombrar algunos. Los países de la UE tienen que lanzar campañas dirigidas a este público, destinadas a traer el talento de vuelta a casa, a través de becas de investigación, soporte logístico y reconocimiento público.


3. Acceso al capital

El descenso de las inversiones en capital riesgo es alarmante, prácticamente se ha reducido a la mitad tanto en la zona euro como en la Unión Europea en su conjunto desde 20087. La reducción de estas inversiones en fases más avanzadas es aún más acusada, también en la zona euro y toda la UE en general. En consecuencia, recomendamos lo siguiente:

Incrementar la inversión en startups, tanto privada como institucional.

Ofrecer una serie de ventajas fiscales a aquellos inversores que compren acciones en compañías de alto riesgo, como los beneficios que ya se introdujeron en el Reino Unido por el EIS (Enterprise Investment Scheme) y el SEIS (Seed Investment Scheme Actualmente, muchas startups europeas necesitan buscar financiación fuera de su país, y muchas veces también incluso fuera de Europa. Cuando se consiguen los fondos necesarios, en la mayoría de los casos se exige al equipo que se traslade al país del que provienen estos fondos. Esto supone una fuga de talentos a corto plazo y también la pérdida de capital a medio y largo plazo.

Además, se debería tomar alguna medida para animar a los que han montado un negocio próspero a reutilizar la riqueza que han generado invirtiéndola en aquellas empresas que están emprendiendo, y que pueden convertirse en las historias de éxito empresarial del mañana. Existen múltiples opciones, como el ejemplo israelí de permitir a los business angels que reconozcan sus inversiones en startups como pérdidas en el mismo año de la inversión, concediendo así una exención tributaria a aquellos que tengan rendimientos de capital en otros negocios o startups; o permitir a los inversores una deducción del impuesto sobre el patrimonio si invierten en una pequeña empresa de la UE.

Facilitar que las empresas de gran crecimiento puedan recaudar capital a través de los mercados públicos.

Hacer que estos mercados sean una fuente de capital más accesible y atractiva para este tipo de empresas, similar al segmento de alto crecimiento del London Stock Exchange. Además, dada su considerable contribución a la economía, recomendamos la creación de una categoría dedicada plenamente a Internet y Móvil en los mercados de valores de la UE, reduciéndoles a las empresas europeas los incentivos para que salgan a bolsa en EEUU, basándonos en la rentabilidad del sector y ayudando así a contrarrestar las reticencias que pueda tener cualquier inversor.

Comprar más a las pequeñas empresas.

Las ayudas del Gobierno son una de las maneras de ayudar a prosperar a las pymes. Otra es asegurar que el propio gobierno contrate más servicios con estas empresas. En toda la UE, la mayoría de los contratos públicos se firman con grandes compañías, a menudo multinacionales. Para muchos emprendedores, vender sus servicios al estado es prácticamente imposible. El proceso de adjudicación de estos contratos es complejo y los proveedores actuales se han atrincherado de tal manera que muchos emprendedores, ante la idea de tener que competir con ellos, se desaniman sin ni siquiera haberlo intentado. Si los gobiernos de la UE quieren poner en marcha los motores del crecimiento en sus países, deberían comprometerse a cambiar un porcentaje de sus contratos de adjudicación a empresas más pequeñas.

Instituir una E-Corp: un nuevo tipo de corporación común en Europa.

Constituir una empresa tiene sus propios obstáculos en cada país de la UE. Algunos requerimientos que tuvieron sentido en su momento, como exigir una cantidad mínima de dinero para lanzar el negocio, no tener acceso a las acciones o el cumplimiento de requisitos legales complejos incluso para montar el negocio más pequeño, ahora no son más que un impedimento a la creación de nuevas empresas. Recomendamos la creación de un nuevo tipo de corporación, la E-Corp, que unifique los requerimientos en toda la UE, y que además la puede crear cualquiera en menos de 24 horas. Esto simplificaría no sólo la creación de nuevas empresas sino que también facilitaría el flujo de inversiones entre países, es decir, inversores de un país invirtiendo en compañías de otro.

Gravar las opciones sobre acciones como rendimientos del capital, no como renta.

En Europa, las opciones sobre acciones que se otorgan a los empleados en una empresa normalmente se gravan como impuestos sobre la renta, reduciendo su atractivo como mecanismo utilizado tanto para atraer el talento como para recompensar la toma de riesgo. Nuestro consejo es que las opciones sobre acciones ofrecidas por las empresas europeas se graven como rendimientos del capital, y no como renta ordinaria.


4. Políticas de protección de datos, seguridad y privacidad.

Las regulaciones europeas en materia de protección de datos están anticuadas. Es muy fácil que una empresa se vea afectada por una brecha de privacidad, lo que para empezar le disuade de intentar acceder a la UE. Por una parte queda mucho trabajo por hacer para proteger a los consumidores de manera consistente y efectiva, y por otra la mayoría de los gobiernos de la UE se está demorando a la hora de facilitar el acceso a algunos datos públicos, lo que sería fundamental para mejorar sus servicios y reducir costes operativos. Por lo tanto, recomendamos:

Revisar y normalizar las leyes de protección de datos.

La ausencia de una ley unificada de protección de datos en Europa genera obstáculos innecesarios para las empresas que intentan hacer negocios con y a través de la región. Éste es uno de los motivos por los que tan sólo el 12% de todas las transacciones realizadas en Internet por consumidores europeos son transnacionales. En general, las leyes europeas son mucho más restrictivas que las estadounidenses, lo que sitúa a las compañías estadounidenses y a EEUU en su conjunto en una posición ventajosa en lo que de otra manera debería ser un terreno de juego equilibrado y justo. Abogamos por una nueva ley europea de protección de datos y su adopción por todos los países de la UE.

Eliminar el requisito que exige a los proveedores de datos almacenar la información en un país en concreto.

Teniendo en cuenta que actualmente una gran cantidad de información y de sistemas se está trasladando de instalaciones en servidores locales a la nube, exigir a las empresas que operan en la UE que tengan sus servidores en ese mismo país es una estrategia obsoleta que eleva los costes, aumenta las barreras para liberar el comercio y reduce la adaptabilidad.

Hacer públicos los datos estatales.

La paradoja de la información pública en la UE es que muy poca es realmente pública. Desde el transporte a Hacienda, pasando por otro tipo de información sensible, hacer los datos estatales más accesibles aumentaría el nivel de transparencia y confianza, así como el compromiso, la autonomía e igualdad ciudadanas. Además, sacar esos datos públicos a la luz permitiría a las empresas más innovadoras introducir nuevos productos y servicios que a la larga reducirían la dependencia del gobierno central y al mismo tiempo crearían nuevos negocios.

Hacer que los gobiernos piensen de manera digital.

Para mantener unos niveles de relevancia y eficacia aceptables en una época de financiación pública y presupuestos reducidos, los gobiernos tienen que “pensar digitalmente” para reducir costes y a la vez mejorar los servicios ciudadanos. Las instituciones y administraciones públicas deberían operar en una plataforma tecnológica única, siguiendo los mismos principios tecnológicos que son igual de buenos, o incluso mejores que otras plataformas que utilizan hoy en día los ciudadanos de manera habitual.


5. Ser referentes del sector.

Europa cuenta con muchas historias exitosas de emprendedores, talentos increíbles y algunas ideas sorprendentemente innovadoras. En la mayoría de países hay docenas de empresas tecnológicas preparadas para salir a bolsa con la intención de conseguir capital en la economía global de Internet, pero necesitamos más y también necesitamos que las empresas que han nacido en la UE prosperen aquí en vez de buscar fortuna en América. Por eso, recomendamos lo siguiente:

Iniciar un cambio de mentalidad en Europa en lo que se refiere a la definición de éxito.

En nuestra cultura se admira a los personajes célebres y a los deportistas, músicos y actores. También deberíamos admirar a los emprendedores que tienen un impacto real en el modo de vida de las personas. Necesitamos que todo el mundo se entusiasme con la innovación y el emprendimiento, no solamente los profesionales del ámbito tecnológico. Esto significa promover el camino hacia el emprendimiento como una carrera alternativa fiable, y admirar a los emprendedores de negocios exitosos como si fueran héroes. También significa democratizar las herramientas y procesos necesarios para emprender nuevos negocios y ofrecérselos a todo aquel que tenga las ganas y el coraje de empezar uno.

Nombrar a un Chief Digital Officer para cada país de la UE.

El impacto de designar a un defensor digital por cada estado miembro para ayudarles a promocionar los beneficios de una sociedad digital ya ha quedado probado, pero no es suficiente. Los CDO permanentes y a tiempo completo permitirán asegurar que la innovación digital tiene su impacto sobre todos los sectores y abre el gobierno hacia una mayor transparencia y colaboración para con sus ciudadanos.

Crear un repositorio de “mejores prácticas”.

Proporcionar un recurso para que los gobiernos locales y nacionales puedan compartir los mejores “hacks” que encuentren con el fin de conseguir un impacto inmediato.

Establecer un Foro Digital Europeo.

Reunir a emprendedores, políticos y creadores de políticas para alcanzar un entendimiento y unos objetivos comunes que permitan llevar el manifiesto a la práctica.


Tenemos la esperanza de poder reflejar las diferentes visiones y perspectivas de emprendedores, inversores, asesores y otras figuras clave del ecosistema tecnológico y digital en Europa, ya que esto asegurará que las propuestas sean sólidas y con una aplicación práctica. Estamos trabajando por conseguir tantos registros y expresiones de apoyo como sea posible.


lunes, 29 de julio de 2013

Te lo dije



(post publicado originalmente en el blog madrid2020 del diario Cinco Dias)

Emprender es, por definición, hacer frente a la adversidad. Han corrido ríos de tinta sobre el tema en los últimos años, por lo que es casi imposible que no hayas leído nada acerca de los temibles obstáculos a los que se enfrenta todo emprendedor: trámites interminables, créditos que no llegan, cargas fiscales… Sin embargo, hay un peligro aun mayor que ha pasado en gran medida inadvertido, y no es otro que el riesgo a oír un te lo dije en el peor momento.

La sola posibilidad de que alguien cercano pronuncie esas tres palabras puede ejercer en el ‘startapero` un efecto más demoledor que la propia crisis y sus consabidas consecuencias sobre la actividad empresarial.

Poner en marcha una empresa no es como un problema matemático en el que existe una o varias fórmulas prefijadas que conducen a la solución óptima. El método de prueba y error se impone. Como nos dicen los métodos Agile o Lean, lo importante es estar preparado para cometer, no una, sino mil equivocaciones a la hora de sacar adelante el negocio. Por eso resulta esencial que el entorno refuerce este comportamiento audaz y forzosamente condenado a conocer numerosos reveses antes de conducir al éxito. En este sentido, un fatídico te lo dije no es precisamente lo que más ayuda.


Malcolm Gladwell, en su libro ‘Outliers’, expone que el éxito no es tanto consecuencia del talento innato de los individuos como de los estímulos que éstos encuentran en el ambiente; y aun con eso, tal y como evidencia esta obra, se necesitan al menos 10.000 horas de práctica para dominar cualquier actividad, por lo que la paciencia se hace tan necesaria como la perseverancia.

Ya sabemos que en nuestro país quien manifiesta su intención de emprender se expone a toda clase de comentarios agoreros procedentes de gente de su entorno, muchas veces sin ninguna malicia ya que sólo buscan reconducir una vocación incomprendida hacia la absurda seguridad del salario. Y es la costumbre de espetar un punitivo te lo dije al menor traspiés del que desoye estos vaticinios lo que hace aún más perfecto y perverso este mecanismo de disuasión.

Por si fuera poco, la cultura del te lo dije juega en contra de los que, pese a las advertencias, se han atrevido a dar el paso, pues lo que los psicólogos llaman efecto Pigmalión nos enseña que las expectativas que tienen los demás sobre nosotros acaban influyendo en nuestro rendimiento.

No nos engañemos, el primer enemigo a batir por quien quiere crear una startup es el miedo, y no tanto la burocracia del registro mercantil, el hermetismo del banco o la morosidad de la administración. Por este motivo, con independencia de que las instituciones deban seguir allanando un camino aún demasiado accidentado, todos, desde nuestra responsabilidad de padres, docentes o amigos de emprendedores, podríamos hacer mucho por ellos si tan solo les ahorráramos las dichosas profecías autocumplidas. Si encima las sustituyésemos por palabras de aliento, mejor que mejor.

lunes, 8 de abril de 2013

La segunda transición


(Artículo publicado el 28 de marzo en Cinco Días y firmado conjuntamente por el Profesor de la Universidad Internacional de la Rioja Iñaki Ortega y el Profesor de la Universidad Complutense de Madrid Francesco Sandulli)

La actividad emprendedora determinará cómo y cuando España saldrá de la crisis. En una reciente investigación económica los profesores Koellinger y Thurik de la Erasmus University de Rotterdam han demostrado que, contrariamente a lo que se pensaba, el ciclo económico no es un factor exógeno a la actividad emprendedora y que el emprendimiento en épocas de crisis económica es el factor determinante de cómo y cuando una economía volverá a un ciclo expansivo.


Este hecho debe hacer reflexionar a los responsables de las políticas económicas sobre la necesidad de impulsar en el actual contexto de crisis una decidida transición de una economía del management a una economía emprendedora. Esta transición permitirá que el tejido empresarial en España tenga incentivos a la ampliación de la frontera de posibilidades de producción, en lugar de seguir operando dentro de ella. Asimismo, los datos del Global Entrepreneurship Monitor para 2012 y del Directorio Central de Empresas del INE para 2012 indican que la actividad emprendedora y la microempresa están capeando la crisis mejor que la mediana y gran empresa. Ahora es el momento de aprovechar esta inercia con una política decidida de fomento de la economía emprendedora.

A la hora de diseñar los objetivos de la política que promueva esta nueva cultura se debe tener en cuenta que la economía emprendedora se fundamenta en tres pilares: conocimiento, riesgo y financiación.

En relación al conocimiento, España no es una excepción a la denominada European Paradox, por la cual el proceso de transformación de conocimiento en emprendimiento es muy ineficiente en Europa. Aplicando las lecciones aprendidas en otros países, el responsable de política emprendedora debería en primer lugar preocuparse por conseguir fondos para aumentar el stock medio de capital intelectual disponible en España, atrayendo a individuos altamente cualificados del exterior y fomentando la retención de talento nacional. Además es urgente que el emprendimiento sea una prioridad máxima en las políticas de las universidades españolas para que éstas se integren como un elemento más del sistema productivo y adopten una actitud mucho más activa en la comercialización de su tecnología y conocimiento, tal y como ya sucede por ejemplo en la Universidad de Mondragón. Para fomentar la comercialización del desaprovechado conocimiento universitario, es necesario promover en primer lugar su oferta, reconsiderando por ejemplo los actuales incentivos académicos a la creación de empresas de base tecnológica, e impulsar su demanda, reduciendo por ejemplo la elevada complejidad administrativa y tributaria asociada a los incentivos a la I+D externa en ámbito privado o a los mecanismos de fomento de la transferencia tecnológica como el patent box. Las políticas emprendedoras deberían potenciar el aumento del capital relacional de los emprendedores a través de programas de inmersión en redes de emprendedores como los planteados por Startup Loans en el Reino Unido.

El segundo pilar de la economía emprendedora es el riesgo. Aunque el riesgo es intrínseco a la actividad emprendedora, excesivos niveles de incertidumbre constituyen una barrera infranqueable para el emprendedor. El riesgo del emprendedor depende de la eficiencia de los mercados y la facilidad para que en España se produzcan fenómenos de creación destructiva . Una forma que tienen las administraciones de reducir el riesgo del emprendedor, especialmente la de corte más innovador por ser la que sufre las cotas más altas de incertidumbre, es facilitar el acceso a la contratación pública a la iniciativa emprendedora. Para muchas empresas en Silicon Valley el sector público fue su primer cliente facilitando la supervivencia inicial de la empresa. En España, la Ley de Economía sostenible no ha conseguido resolver los problemas que plantea la Ley de Contratos del Sector Público a los interventores de las distintas administraciones a la hora de aprobar contratos de productos innovadores o empresas nuevas. Estos problemas explican en gran medida por qué en España no existe una fuerte demanda temprana pública de productos innovadores. Este papel de fomento de la demanda temprana también puede ser jugado por la gran empresa, pero sería necesario sustituir los actuales incentivos a la I+D interna por el fomento de la I+D externa y la compra tecnológica.

El riesgo del emprendedor aumenta con regulaciones adversas. Por ejemplo, diversos estudios económicos demuestran que la rigidez del mercado laboral, las excesivas diferencias entre las prestaciones de protección por desempleo entre autónomos y asalariados, la inseguridad jurídica en la regulación de varios sectores de actividad, la elevada morosidad pública y privada o la actual falta de competencia en algunos sectores estratégicos incrementan el riesgo de emprender en España. Por tanto, incentivar el emprendimiento significa intentar resolver estos fallos regulatorios sistémicos que protegen el actual status quo en los mercados y que en muchos casos son intrínsecos a la forma de pensar y a la cultura del management que impera en España.


El tercer pilar de la economía emprendedora es la financiación. Emprendedores y financiadores comparten el mismo riesgo. Es muy elevado el número de investigaciones económicas que demuestran que la política más eficaz para atraer financiación al emprendimiento consiste simplemente en resolver aquellos fallos regulatorios sistémicos que aumentan el riesgo emprendedor. En Europa, Suecia es uno de los mejores ejemplos de cómo modificaciones en la regulación del sistema financiero, del mercado laboral, del sistema tributario o de los mecanismos de transferencia de conocimiento pueden hacer florecer un activo mercado de capitales orientado a la inversión en start-ups. Los ámbitos de potencial mejora son muchos, desde los incentivos fiscales para las ganancias de capital, los incentivos fiscales a la inversión de los fondos de pensiones en capital riesgo, la eficiencia del Mercado Alternativo Bursátil que actualmente tiene unos costes de salida excesivos o la potenciación de cauces más ágiles de acceso a microcrédito para fases semilla de start-ups que siguiendo el ejemplo de la iniciativa americana MicroLoan Program mejoren las actuales ineficaces fuentes de acceso a microcrédito basadas en la intermediación de entidades financieras.

La ejecución es tan importante como la estrategia. Hasta el momento, los esfuerzos públicos de fomento a los emprendedores se caracterizan por su fragmentación y descoordinación. Esta situación se debe a que el emprendimiento es un elemento puramente retórico en el discurso político que se sustenta en políticas coyunturales y en servicios públicos puntuales carentes, en la mayoría de las ocasiones, de un impacto relevante en la economía española. Es necesario definir una estrategia global que desarrolle políticas y programas de fomento del emprendimiento integrales de largo plazo. La estrategia política de fomento del emprendimiento no será eficaz sin un adecuado mecanismo de control. En este sentido, la medición de retorno a las políticas públicas como por ejemplo el ROI (Return on Investment) aplicado con éxito en el caso de Madrid Emprende se antoja esencial en la transición a la economía del emprendimiento. La medición del ROI permitirá discernir qué políticas y qué receptores de dichas políticas son los que generan un mayor retorno, ya que como señala Scott Shane, uno de los mayores expertos mundiales en emprendimiento, las políticas horizontales de fomento del emprendimiento, actualmente preponderantes en España, son mucho menos eficaces que las políticas verticales y discriminantes.

Si no se aprovecha el hecho de que, gracias a la actual crisis económica, el emprendimiento ha recibido la atención de ciudadanos y políticos, una vez superada la crisis, todos volverán a pensar en términos de economía del management y será mucho más complicado que España realice la tan necesaria transición a la economía del emprendimiento. La triple hélice española (administración, empresa y universidad) debe asumir el reto de impulsar esta transición y acelerar el cambio de ciclo económico. Se buscan políticos, consejeros delegados y rectores emprendedores para ello.

lunes, 27 de febrero de 2012

Reformas, emprendedores e impuestos

La languideciente evolución de la natalidad empresarial en nuestro país desde que comenzara la crisis ha pasado inadvertida en la mayoría de los análisis: eclipsada por la sucesión de malas noticias sobre el paro y los mercados financieros o ignorada por no tener un impacto tan inmediato y dramático como los cierres empresariales.

En diciembre un informe internacional llamaba la atención sobre el fuerte desplome de la actividad emprendedora en España entre 2006 y 2010. Dicho trabajo puso de manifiesto que somos el último país de los llamados desarrollados en cuanto a constitución de nuevas sociedades en ese periodo. Resultaría difícil creer que España pudiese ocupar el extremo más deshonroso en un ranking integrado por 34 estados –entre los que se hallan algunos de los más golpeados por la recesión, como Grecia o Portugal- de no ser porque hace tiempo que nos encontramos en ese lugar en la comparativa por tasa de desempleo. Como farolillo rojo, a España le queda el triste consuelo de que la mayoría de los países que también registran tasas negativas de natalidad empresarial son también economías de su entorno europeo. De hecho, solo en dos estados de la UE-15 ha aumentado el ritmo de creación de empresas, a saber: Francia y Holanda.

Las excepciones francesa y holandesa no son casualidad porque ambos países gozan del marco contributivo más propicio para la puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales, merced a las no muy lejanas reformas emprendidas por sus gobiernos.

Holanda posee desde hace años un sistema de seguridad social en el que la cuantía de las cuotas a pagar por quienes ejercen una actividad empresarial queda modulada por el volumen de facturación. La única barrera de entrada en este sentido es una prima de 90 euros mensuales correspondiente al seguro médico obligatorio, dependiendo el resto de pagos de la marcha de la empresa. Francia, por otra parte, aprobó en 2008 el Estatuto del Emprendedor. Se trata de una ley que, además de establecer para los autónomos un sistema de cotización variable en función de los ingresos, prevé para las pequeñas empresas un régimen fiscal ventajoso en el impuesto de sociedades, el IVA y el IAE.

En virtud de estas reformas fiscales, los Países Bajos han ganado 150.000 autónomos en los últimos cinco años y Francia ha duplicado con creces el número de empresas que se constituyen anualmente, hasta llegar en 2010 a la cifra récord de 590.000 nuevos negocios.

Estos números fortalecen la capacidad, tanto real y como percibida, de ambos países para hacer frente al incierto y convulso panorama económico que amenaza con enquistarse durante varios años más. No en vano, desde los años 80 la ciencia económica viene advirtiendo -y demostrando con datos- del cambio de escala empresarial que, al compás de la globalización y los avances tecnológicos, se está produciendo en los determinantes del crecimiento económico. Fruto de este proceso, economistas y policy-makers cada vez prestan más atención al fenómeno emprendedor como agente de empleo, innovación y desarrollo económico.

Bajo este prisma, los países en los que aumenten los emprendedores tendrán una recuperación más rápida, mientras que aquellos en los que disminuyan estarán abocados a un renqueante crecimiento. España, con 5,3 millones de parados, necesita un repunte vigoroso de su economía, por lo que es preciso que se tomen medidas cuanto antes a favor de los nuevos empresarios.

Los casos de Francia y Holanda nos muestran que las cargas fiscales que soportan las empresas en sus primeros años de vida influyen de manera muy significativa en la actividad emprendedora, por lo que pueden constituir una buena orientación a la hora de diseñar las reformas que a nivel nacional necesitamos.

En el ámbito local, el Ayuntamiento de Madrid ya ha empezado a transitar por esta senda y lo ha querido hacer dirigiéndose al colectivo más castigado por el paro: desde el 1 de enero de este año y hasta 2015, la administración municipal va a reintegrar a los jóvenes de la capital que se den de alta como autónomos el 50% de las primeras 18 cuotas a la seguridad social que satisfagan. Sin duda, este incentivo no solo contribuirá a dar salidas a este grupo social tan prioritario, sino que al mismo tiempo hará un poco más fácil la superación definitiva de la crisis fortaleciendo el maltrecho tejido productivo.

España necesita estar entre el grupo de países que encabece la recuperación y ello pasa porque sus emprendedores puedan desarrollar su actividad en las mejores condiciones; con reformas valientes, como la prometida por el Presidente Rajoy, y que, al estilo de Francia y Holanda, incluya rebajas fiscales tendentes al establecimiento de una autentica economía emprendedora en nuestro país.


Artículo publicado en la Revista Emprendedores, en el número de marzo de 2012
Iñaki Ortega
Profesor Universidad Rey Juan Carlos
@InakiOrtega

lunes, 19 de diciembre de 2011

No hay dos sin tres


La tarea de enderezar el rumbo de la economía española puede parecernos casi imposible, habida cuenta de la altas tasas de paro, la ausencia de crédito y el acoso de los mercados financieros. Sin embargo, si prestamos atención a nuestra historia reciente, encontraremos razones para no caer en el desánimo, puesto que no es la primera vez que la democracia española se ve en la tesitura de encontrar con urgencia una salida a una situación de profunda recesión.

Ya lo tuvo que hacer a finales de los años 70, cuando finalmente llegaron a España las consecuencias de la crisis del petróleo: el estancamiento del PIB, el rápido aumento del desempleo y, sobre todo, la desbocada inflación, amenazaron seriamente la estabilidad del país, en un momento todavía muy delicado. La solución, entonces, vino por el esfuerzo que hicieron las fuerzas políticas y sociales para aparcar sus diferencias y llegar a los llamados Pactos de la Moncloa de 1977.

El segundo gran desafío económico al que tuvo que hacer frente nuestro país se produjo en los 90, cuando, tras perder año tras año competitividad, el deterioro de la balanza de pagos se hizo insostenible y los mercados financieros recién liberalizados empezaron a castigarnos duramente. El resultado fue que conocimos una debacle económica sin precedentes, en la que el paro superó la cota del 24%. No obstante, salimos adelante porque tuvimos muy claro cuál era el camino a seguir: ingresar en el euro dentro del grupo de cabeza. La política de rigor que nos impusimos para cumplir los criterios de convergencia dio sus frutos.

Ahora estamos nuevamente ante una situación complicadísima, en la que los cinco millones de personas que quieren y no pueden trabajar son su más dramático exponente. No obstante, como en el pasado, podremos sobreponernos a la adversidad si damos con la fórmula adecuada, que, tal y como han visto en otras latitudes, tiene mucho que ver con la iniciativa emprendedora.

Y es que, conscientes de la capacidad de los emprendedores para ver oportunidades y nuevas actividades, aun en escenarios difíciles e inciertos como el que estamos viviendo, países como Estados Unidos, Reino Unido y Chile han redoblado su apoyo a los emprendedores, como eje fundamental de su estrategia de estímulo de la economía y el empleo.
 
En nuestro país, la atención que se ha prestado a los emprendedores hasta la fecha ha sido insuficiente y el apoyo que se les ha brindado, por la dispersión, parcialidad y falta de concierto de las instituciones, ineficaz; por lo que hay mucho recorrido para mejorar y ensayar esta solución.
 
Apoyar con las mejores condiciones institucionales a los emprendedores es garantía de empleo, innovación y desarrollo económico. Así lo demuestra por ejemplo que el total del empleo neto creado en los USA en los últimos años tenga su causa en las nuevas empresas o que las más recientes e importantes innovaciones hayan surgido de start-ups o que el espíritu emprendedor esté ya considerado como un nuevo factor de producción en el mix necesario para ser competitivo.

Si los españoles pudimos con la crisis en los 70 con la fórmula del consenso o en los 90 convergiendo con Europa, ahora también lo haremos cuando nos demos cuenta de que la clave, en esta ocasión, pasa por generar las condiciones apropiadas para que quienes estén dispuestos a emprender lo tengan más fácil y puedan empezar a ayudarnos a recuperar la prosperidad perdida y construir una nueva economía competitiva. Cuanto antes nos demos cuenta, antes comprobaremos que no hay dos sin tres. Y ya se sabe, a la tercera va la vencida.


Artículo publicado en el diario El Economista el 19 de diciembre de 2011.
Iñaki Ortega
@InakiOrtega

martes, 19 de julio de 2011

Holanda golea a España


En las economías de referencia, los emprendedores son la clave de la recuperación económica y la creación de empleo. Sus esfuerzos están centrados en conseguir ecosistemas que ayuden a las startups.
En Europa, son muchos los países que están liderando esta particular competición por favorecer a microempresas y autónomos. Start-Up Britain en Reino Unido o el Estatuto del Autoemprendedor en Francia. Pero si hay un país que destaca es Holanda.
Los Países Bajos registran la tasa de paro más baja de la Unión Europea –5,1% actualmente– precisamente porque los trabajadores por cuenta propia han experimentado uno de los incrementos más elevados entre los Estados miembros, ganando en los últimos cinco años más de 150.000 efectivos. Una cifra muy significativa si tenemos en cuenta que su población activa es un tercio de la española y más aún si la contrastamos con los 375.000 autónomos que han cesado su actividad en nuestro país desde que empezó la crisis.
Cabe preguntarse la razón de este dinamismo empresarial y la respuesta es que Holanda constituye el paradigma opuesto al de España en lo que se refiere a apoyo al autónomo. Ciertamente, hay mas aspectos que explican las diferencias, pero hay que poner en valor los esfuerzos realizados por los gobiernos de La Haya desde mediados de los 90 por mejorar el marco jurídico de los empresarios individuales y eliminar obstáculos administrativos.


Cotizaciones sociales

Las reformas han ido encaminadas a flexibilizar el régimen de Seguridad Social, consolidando un modelo en el que la obligación de cotizar del autónomo queda modulada por su nivel de ingresos. Las cargas fijas en este sistema se limitan al pago de la prima del seguro médico obligatorio, mientras que la cotización por el resto de contingencias –vejez, incapacidad y maternidad– que son cubiertas por el sistema público de protección social varían en función de la facturación del empresario y son satisfechas a posteriori, coincidiendo con la declaración anual del IRPF.
Estas mutaciones del régimen holandés de Seguridad Social responden a su concepción del Estado del Bienestar, fruto de las particularidades socioeconómicas del país del tulipán. Por ello, es difícilmente exportable a otros Estados, sobre todo a los más alejados de la tradición nórdica.
Sin embargo, la experiencia holandesa sirve para cerciorarnos de que reducir las cargas sociales a los trabajadores por cuenta propia que ingresan poco o nada tiene un efecto positivo en la natalidad empresarial.
Y es que nuestra Seguridad Social presupone que todo autónomo ingresa al menos 850 euros al mes; un importe que parece bajo si pensamos en trabajadores por cuenta ajena, pero que no lo es tanto si hablamos de empresarios que, bien por estar arrancando su actividad, bien por estar sufriendo las consecuencias de la crisis, apenas facturan.
Esta absoluta desvinculación entre las cotizaciones sociales y los ingresos de la actividad empresarial actúa como barrera de entrada para quienes se plantean emprender –sobre todo si parten con pocos recursos– y contribuye a expulsar del mercado a los que han dado el paso sin mucha fortuna. El resultado se traduce en menos empresas creadas, más autónomos que cierran y un aumento de la economía sumergida.
La solución pasaría por flexibilizar el RETA, siguiendo las recomendaciones que hace la Unión Europea en su Libro Verde, a fin de dar facilidades a quienes más lo necesitan, como en Holanda, aunque siendo fieles a la esencia de nuestro modelo en el que todos, ya sean asalariados o autoempleados, gozan de un alto grado de protección por parte del Estado.
Algunas medidas impulsadas en los últimos tiempos, como la ley vasca de emprendedores, que permite a los autónomos capitalizar el 100% del desempleo o, en la Ciudad de Madrid, las ayudas de hasta un 50% de las cuotas de autónomos a los menores de 30 años van en la buena dirección. Sin embargo, es difícil que por sí solas puedan frenar la sangría de autónomos y propiciar la creación de las 500.000 nuevas empresas que España precisa para salir de la crisis.
La ley de emprendedores anunciada por Mariano Rajoy en el ultimo debate sobre el estado de la Nación, en trámite en el Congreso, es un claro avance en este terreno previendo, entre otras medidas, la reducción de la fiscalidad a los creadores de empleo y la consagración del criterio de caja frente al de devengo en el IVA de los autónomos.
Con esta iniciativa, el PP marca el camino de la ingente tarea reformista que un nuevo Gobierno de España ha de iniciar para lograr un marco económico proemprendedores. España tiene las ideas, las mejores personas y el talento para llevarlo a cabo. Si a eso añadimos las mismas herramientas de que disponen las grandes naciones emprendedoras, venceremos sin duda nuestra particular lucha contra el desempleo.
Artículo escrito por: Antonio Basagoiti, presidente PP vasco; Lorenzo Amor, presidente ATA; Iñaki Ortega, profesor Universidad Rey Juan Carlos.


Publicado originalmente en Expansión.