martes, 19 de julio de 2011

Holanda golea a España


En las economías de referencia, los emprendedores son la clave de la recuperación económica y la creación de empleo. Sus esfuerzos están centrados en conseguir ecosistemas que ayuden a las startups.
En Europa, son muchos los países que están liderando esta particular competición por favorecer a microempresas y autónomos. Start-Up Britain en Reino Unido o el Estatuto del Autoemprendedor en Francia. Pero si hay un país que destaca es Holanda.
Los Países Bajos registran la tasa de paro más baja de la Unión Europea –5,1% actualmente– precisamente porque los trabajadores por cuenta propia han experimentado uno de los incrementos más elevados entre los Estados miembros, ganando en los últimos cinco años más de 150.000 efectivos. Una cifra muy significativa si tenemos en cuenta que su población activa es un tercio de la española y más aún si la contrastamos con los 375.000 autónomos que han cesado su actividad en nuestro país desde que empezó la crisis.
Cabe preguntarse la razón de este dinamismo empresarial y la respuesta es que Holanda constituye el paradigma opuesto al de España en lo que se refiere a apoyo al autónomo. Ciertamente, hay mas aspectos que explican las diferencias, pero hay que poner en valor los esfuerzos realizados por los gobiernos de La Haya desde mediados de los 90 por mejorar el marco jurídico de los empresarios individuales y eliminar obstáculos administrativos.


Cotizaciones sociales

Las reformas han ido encaminadas a flexibilizar el régimen de Seguridad Social, consolidando un modelo en el que la obligación de cotizar del autónomo queda modulada por su nivel de ingresos. Las cargas fijas en este sistema se limitan al pago de la prima del seguro médico obligatorio, mientras que la cotización por el resto de contingencias –vejez, incapacidad y maternidad– que son cubiertas por el sistema público de protección social varían en función de la facturación del empresario y son satisfechas a posteriori, coincidiendo con la declaración anual del IRPF.
Estas mutaciones del régimen holandés de Seguridad Social responden a su concepción del Estado del Bienestar, fruto de las particularidades socioeconómicas del país del tulipán. Por ello, es difícilmente exportable a otros Estados, sobre todo a los más alejados de la tradición nórdica.
Sin embargo, la experiencia holandesa sirve para cerciorarnos de que reducir las cargas sociales a los trabajadores por cuenta propia que ingresan poco o nada tiene un efecto positivo en la natalidad empresarial.
Y es que nuestra Seguridad Social presupone que todo autónomo ingresa al menos 850 euros al mes; un importe que parece bajo si pensamos en trabajadores por cuenta ajena, pero que no lo es tanto si hablamos de empresarios que, bien por estar arrancando su actividad, bien por estar sufriendo las consecuencias de la crisis, apenas facturan.
Esta absoluta desvinculación entre las cotizaciones sociales y los ingresos de la actividad empresarial actúa como barrera de entrada para quienes se plantean emprender –sobre todo si parten con pocos recursos– y contribuye a expulsar del mercado a los que han dado el paso sin mucha fortuna. El resultado se traduce en menos empresas creadas, más autónomos que cierran y un aumento de la economía sumergida.
La solución pasaría por flexibilizar el RETA, siguiendo las recomendaciones que hace la Unión Europea en su Libro Verde, a fin de dar facilidades a quienes más lo necesitan, como en Holanda, aunque siendo fieles a la esencia de nuestro modelo en el que todos, ya sean asalariados o autoempleados, gozan de un alto grado de protección por parte del Estado.
Algunas medidas impulsadas en los últimos tiempos, como la ley vasca de emprendedores, que permite a los autónomos capitalizar el 100% del desempleo o, en la Ciudad de Madrid, las ayudas de hasta un 50% de las cuotas de autónomos a los menores de 30 años van en la buena dirección. Sin embargo, es difícil que por sí solas puedan frenar la sangría de autónomos y propiciar la creación de las 500.000 nuevas empresas que España precisa para salir de la crisis.
La ley de emprendedores anunciada por Mariano Rajoy en el ultimo debate sobre el estado de la Nación, en trámite en el Congreso, es un claro avance en este terreno previendo, entre otras medidas, la reducción de la fiscalidad a los creadores de empleo y la consagración del criterio de caja frente al de devengo en el IVA de los autónomos.
Con esta iniciativa, el PP marca el camino de la ingente tarea reformista que un nuevo Gobierno de España ha de iniciar para lograr un marco económico proemprendedores. España tiene las ideas, las mejores personas y el talento para llevarlo a cabo. Si a eso añadimos las mismas herramientas de que disponen las grandes naciones emprendedoras, venceremos sin duda nuestra particular lucha contra el desempleo.
Artículo escrito por: Antonio Basagoiti, presidente PP vasco; Lorenzo Amor, presidente ATA; Iñaki Ortega, profesor Universidad Rey Juan Carlos.


Publicado originalmente en Expansión.

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