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jueves, 19 de junio de 2014

Madrid Emprende


Innovar , validar y pivotar. Esa misma filosofía lean que practican las startups a las que  dirige su actividad es la que mejor explica la evolución de Madrid Emprende a lo largo de sus nueve años de andadura.

Lo que empezó  siendo una pequeña agencia del Ayuntamiento de Madrid centrada en la construcción de infraestructuras empresariales, se ha convertido, gracias al aprendizaje y la iteración continuas, en un referente a nivel nacional e internacional en materia de emprendedores.
En 2005, cuando empezamos a poner en marcha Madrid Emprende, éramos conscientes de que otras ciudades nos sacaban una gran ventaja en el terreno de la promoción económica;  Nueva York, Londres y París ya contaban desde hacía tiempo con agencias de desarrollo similares –Barcelona Activa, sin ir más lejos, se había creado a finales de los 80-, y, de hecho, elaboramos nuestra estrategia aprendiendo de su experiencia.

Sin embargo, desde el principio tuvimos muy claro en Madrid Emprende dos cosas: que los emprendedores serían nuestra prioridad y que su apoyo debía ser un campo abierto a la innovación. Ese doble convencimiento  ha dado como resultado un modelo propio, basado en la generación de ecosistemas emprendedores, que el Banco Interamericano de Desarrollo ha tomado como buena práctica y está ayudando a exportar a América Latina.

Fruto de los esfuerzos volcados en las primeras etapas, en el momento en que la  crisis económica sacudió a España, Madrid se había convertido ya en  una de las ciudades de la Unión Europea con más espacios dedicados a los nuevos empresarios.  De la eficacia de la Red de Viveros de la Ciudad, da cuenta la tasa de supervivencia del 90% que las empresas instaladas presentan; y respecto de su eficiencia, cabe señalar que cada euro invertido en las incubadoras se ha recuperado multiplicado por dos en impuestos y contribuciones a la seguridad social.

El que la iniciativa privada tomara el relevo en la creación de espacios de coworking y aceleración en la capital, marcó un punto de inflexión en Madrid Emprende. La ausencia de una oferta especializada en este campo dejó de ser un problema acuciante y se empezó, entonces, a explorar nuevas vías para impulsar el emprendimiento, abriendo en algunos un camino que otras administraciones han acabado siguiendo.

El enfoque se hizo mucho más global, más acorde con la visión ecosistémica con la que se viene estudiando el fenómeno empresarial en lugares como Silicon Valley, Israel o los Países Bajos. El eje de acción dejó de ser exclusivamente la oferta servicios directos a los emprendedores, y se puso el foco en la mejora de las condiciones en las que prende y se desarrolla la iniciativa empresarial.

Así, redujimos a la mitad las cuotas a la seguridad social para jóvenes autónomos, anticipándonos en un año a  la ‘tarifa plana’ del Estado; convertimos un pequeño servicio de asesoramiento a inversores extranjeros en Madrid International Lab, una incubadora de proyectos internacionales única en su especie;  potenciamos la industria del venture capital, constituyendo un fondo de inversión público privada, y nos convertimos en una suerte de lobby dentro del Ayuntamiento, que ha impulsado importantes cambios normativos en beneficio de la actividad empresarial.

Recientemente, el carácter lean de Madrid Emprende ha quedado patente de nuevo en la iniciativa Madrid Tax Free; lo que se concibió como un pequeño incentivo para las industrias culturales y creativas del centro de la capital, ha ido escalando hasta convertirse en un completo programa de estímulo fiscal del que se puede beneficiar cualquier pyme de reciente creación.

Un ecosistema es la suma de muchos, y en nuestro caso han sido cerca de 150 entidades públicas y privadas las que han hecho posible que Madrid Emprende ya se esté asomando a la década de vida, habiendo apoyado a más de 150.000 emprendedores y empresarios.

Hemos procurado en todo momento que la colaboración mantenida con grandes empresas, universidades y otras administraciones fuese de ida y de vuelta, y que se tradujera no sólo en actuaciones concretas, sino también en la asunción de enfoques estratégicos; no en vano, Madrid Emprende  ha contribuido al diseño de programas de innovación abierta como los de Telefónica-Wayra o la Fundación Repsol, así como al de las iniciativas universitarias Compluemprende, Cunef Emprende y las incubadoras de la URJC.

Al hacer balance de estos años, uno se da cuenta de que Madrid Emprende se contagió enseguida del espíritu que guía a los destinatarios de cada una de sus actuaciones. Los intraemprendedores también pueden aparecer en el sector público si se dan las condiciones apropiadas; por este motivo, cuando echo la vista atrás, no puedo sino expresar todo mi reconocimiento hacia todos los que en el Ayuntamiento de Madrid han ayudado, desde arriba o desde abajo, a hacer posible este proyecto.


Iñaki Ortega es doctor en economía y ha sido director general de Madrid Emprende desde el año de su fundación 2005 hasta junio de 2014.

domingo, 18 de mayo de 2014

Smart en madrileño significa libertad

La libertad es el principal atributo de Madrid. El día 15 de mayo asistí a la ceremonia de entrega de las Medallas de Oro de la Ciudad, en la que la alcaldesa defendió esta idea. No puedo estar más de acuerdo; la libertad está detrás de que la capital de España haya alumbrado en los últimos tiempos tantas personalidades y organizaciones merecedoras de reconocimiento y admiración. Se trata de una libertad de ida y vuelta, porque la actividad de estos significados exponentes ha sido uno de los factores que más ha contribuido a hacer más libres al resto de los madrileños.

Los galardonados por el Ayuntamiento de Madrid en la festividad de San Isidro proporcionan un buen ejemplo de ello: la libertad permitió a Cáritas acometer durante mucho tiempo su excelsa labor, sin apenas ayudas, en beneficio de quienes pasan penuria; libres hace el doctor Matesanz a quienes se benefician del sistema de transplantes que puso en marcha hace 25 años. La libertad es también la base de los estudios de Marañón y Ortega, de cuyo compromiso con el progreso es continuadora la fundación que lleva sus apellidos, y Vicente del Bosque no ha dejado nunca de ser un espíritu libre, mal que le pesase en su día a algún futbolista de gran fama.

La estrategia de smart city de la ciudad de Madrid tiene mucho que ver con la libertad porque busca, precisamente, cultivar talento y ayudarle a desarrollar su potencial en beneficio de todos. Los emprendedores hacen posible un nuevo modelo de gestión urbana que se caracteriza no sólo por desplegarse de abajo arriba, sino también por facilitar que los ciudadanos encuentren en el medio urbano menos restricciones y más oportunidades a la hora de llevar su vida.

Una ciudad smart trasciende de este modo la noción de un ayuntamiento inteligente. La iniciativa municipal puede y debe ciertamente mejorar los servicios públicos, pero las posibilidades que abre el espíritu emprendedor, cuando se orienta hacia la mejora del espacio urbano, van mucho más allá. Las soluciones tecnológicas que ayudan a los urbanitas con actos tan cotidianos como hacer la compra, buscar un taxi o encontrar una farmacia no son más que el principio de un nuevo proceso que está llamado a revolucionar las principales áreas metropolitanas del mundo.

Aun en estas etapas tempranas, podemos atisbar la capacidad que las startups tienen para transformar las ciudades delo siglo XXI. Basta con pensar en un ejemplo tan prosaico como el del sector de los cupones de descuento; Groupon, una empresa nacida en Chicago en 2008, es capaz de llenar un restaurante en la calle más escondida de Bangalore o de multiplicar las ventas de una pequeña tienda en Vallecas. O el caso de Airbnb, que gestiona muchos más alojamientos turísticos en destinos urbanos que cualquier inmobiliaria o cadena hotelera.

Esto es sólo el comienzo de una era en la que la relación del habitante con el medio urbano será cada vez más eficiente. Lo que equivale a decir más libre porque las innovaciones que introducen los emprendedores suponen un ahorro de tiempo, dinero o esfuerzos, que se pueden dedicar a cualquier otra cosa.

Madrid quiere sacar partido de su pujante ecosistema emprendedor para detectar necesidades emergentes y oportunidades de mejora en la gestión urbana. Para ello, Madrid Emprende está creando una serie de mecanismos dirigidos a ayudar a las startups a explotar nichos hasta ahora desconocidos o que eran patrimonio del Ayuntamiento y las grandes empresas.

La capital ya goza de reconocimiento internacional en la puesta en marcha de servicios smart por iniciativa de la administración municipal en el terreno de la movilidad y el transporte público (EMT), la seguridad y las emergencias (CISEM), los servicios sociales, la eficiencia energética de edificios y el telecontrol de infraestructuras. Pero ahora, sin renunciar a las metas alcanzadas y por alcanzar en la provisión de los servicios públicos, toca ceder el liderazgo en la construcción de la ciudad inteligente a favor de los emprendedores.

Así, a la actuación del Ayuntamiento se une ahora la fuerza multiplicadora de la actividad emprendedora en beneficio de una noción de smart city muy diferente de la que se ha venido manejando hasta la fecha. Y es que la administración local puede y debe ayudar a mejorar la vida de los vecinos en tanto que responsable de la gestión urbana. Sin embargo, no hay que olvidar que las nuevas condiciones hacen posible que este cometido no dependa exclusivamente de las instituciones. La administración local tiene capacidad de orquestar el ecosistema emprendedor para que sean las ideas de la propia ciudadanía las que resuelvan las necesidades que ésta detecta en su día a día.

De nuevo, la ciudad de Madrid y la libertad.

Iñaki Ortega

Doctor en economía

Director de Madrid Emprende

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cancel, abort or retry

(post publicado originalmente en www.ticbeat.com el 25/09/13)

Todo el mundo con un mínimo kilometraje en el entorno informático se ha encontrado alguna vez con el dichoso diálogo cancel, abort or retry, con el que el sistema nos indica que algo ha fallado al introducir un comando. Aunque no siempre resulta, lo normal es que en esta situación pensemos que vale la pena probar al menos una vez más  antes de desistir. Por desgracia, el retry todavía no es una opción atractiva en España fuera del mundo de los ordenadores.
Es un hecho que cuanto más rompedor y ambicioso es un proyecto más probabilidades hay de que acabe malográndose. Por eso el mundo de las nuevas tecnologías, que es la punta de lanza de la revolución que nos está metiendo a marchar forzadas en la sociedad de la información, está plagado de grandes fracasos.
En Internet abundan las listas con los desastres más estrepitosos en el ámbito de las TIC –algunos, por cierto, protagonizados por las empresas fundadas por los mayores emprendedores de todos los tiempos–, pero éstos no son ni la milésima parte de los que ha habido debido a que normalmente lo que falla se acaba extinguiendo sin apenas repercusión.Silicon Valley, de hecho, se ha construido más a golpe de metedura de pata que de éxito porque  empresas como HP, Oracle, Apple, Cisco, Yahoo! o Facebook son el resultado de un caldo de cultivo en el que todas las semanas desde hace décadas se administra el bautismo y la extremaunción a nuevas startups.
Un bucle infinito de prueba y error; así es como hay que entender el funcionamiento de este lugar del globo tan particular. De este modo, lo que está detrás del éxito del epicentro de la cultura startup es paradójicamente el fracaso, o para ser más exactos su aceptación como algo natural cuando alguien arriesga. Claro está que la Universidad de Stanford, la generosa financiación de las agencias federales y  la industria del venture capital son factores importantes, pero es la sana costumbre de no etiquetar a los que tropiezan, e incluso de encumbrarles por habérsela jugado y aprendido con algo que merecía la pena, lo que  marca la diferencia con lo que ocurre en otras latitudes.
En España  hasta hace poco sólo estaba bien visto caerse cuando uno aprendía a montar en bicicleta,  y pese a que poco a poco nos movemos hacia una cultura más tolerante con quienes arriesgan, todavía no nos hemos desprendido de un hábito tan inveteradamente nuestro como colgar sambenitos.
Como prescriben los métotos Agile o Leanlo importante es estar preparado para cometer, no una, sino mil equivocaciones a la hora de sacar adelante un proyecto. Por eso resulta esencial que el entorno, como pasa en el valle californiano, libre al emprendedor de la amenaza de recibir un fatídico “te lo dije” y  refuerce su comportamiento audaz.
La receta, pues, es clara; si eres emprendedor no dudes nunca en reivindicar tu derecho a equivocarte y si eres profesor, padre o amigo de emprendedores hazles ver que más importante que tener éxito es intentarlo tener. Sólo así lograremos que de una vez por todas se desbloquee la opción retry que ha hecho de  San José y sus alrededores la cuna de la mayoría de las tecnologías que utilizamos a diario.

martes, 2 de octubre de 2012

Viveros de empresas creativas: la experiencia de Madrid Emprende

(Este artículo forma parte del documento “Hacia el Plan Estratégico de la Cultura de la ciudad de Madrid 2012-2015”. Puede encontrarse el documento completo pinchando en este enlace: PECAM).
 


Mientras que ciudades como Nueva York, Londres o París acumulan ya varias décadas de experiencia en el terreno de la promoción económica, en Madrid, la puesta en marcha de una verdadera estrategia municipal de apoyo a la iniciativa empresarial e impulso a sectores de alto valor añadido ha tenido lugar en 2004. Ese año se dieron los primeros pasos para el desarrollo de actuaciones en este ámbito, marcándose como uno de los objetivos del Programa Municipal de Gobierno la implantación de la Sociedad de la Información y el impulso de la Nueva Economía en la ciudad de Madrid.

La creación de “Madrid Emprende”, en 2005, se inscribe en este contexto. Esta agencia municipal nació con la misión de favorecer un modelo productivo competitivo y sostenible en la capital, a través del impulso a emprendedores y PYME.

El diagnóstico de la situación de partida detectó que, si bien Madrid representaba un entorno favorable para la actividad empresarial general, muchos proyectos emprendedores -especialmente los más intensivos en creatividad y conocimiento- no llegaban a materializarse por falta de mecanismos de apoyo específicos. De hecho, hasta la constitución de la Agencia, en Madrid no había instrumentos de promoción tan básicos como servicios presenciales de asesoramiento en materia de creación de empresas, programas de tutelaje empresarial o cursos de formación para emprendedores e infraestructuras de incubación.

Por esta razón, y tomando como referencia el éxito cosechado por las incubadoras de empresas tecnológicas en Estados Unidos o los Centros Europeos de Empresas Innovadoras (CEEI), “Madrid Emprende” diseñó la “Red de Viveros de Empresas de la Ciudad de Madrid”, buscando concentrar en los centros que la integran los recursos y servicios más útiles para los emprendedores.

A este respecto, cabe reseñar que “Madrid Emprende” obtuvo en 2010 la acreditación BIC (Business Innovation Centre), un sello de calidad de la Comisión Europea que valida el modelo de promoción empresarial desarrollado en la Red de Viveros.

Una red de incubadoras empresariales al servicio de los emprendedores

La creación de la “Red de Viveros de Empresas de la Ciudad”, se enmarca dentro de las estrategias y actuaciones de la Agencia de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Madrid destinadas a impulsar el talento emprendedor y la cultura de la innovación en la ciudad. Con una inversión de 23,9 millones de euros, su propósito es potenciar el ecosistema emprendedor de Madrid mediante el despliegue de un entramado de espacios de inspiración, creación y trabajo para los nuevos empresarios.

Desde 2005, la red ha ido materializándose, año tras año, hasta englobar actualmente siete centros repartidos estratégicamente en el arco Sur-Sureste de la ciudad, con arreglo a un principio de reequilibrio territorial, ubicándose en los distritos madrileños de San Blas, Vicálvaro, Puente de Vallecas, Villaverde, Latina, Carabanchel y Moratalaz. Suman 15.700 m2 dedicados a la incubación empresarial.

El apoyo que se ofrece a los emprendedores y empresas de la Red de Viveros se concreta en:

1. Servicios de asesoramiento para la elaboración del plan de empresa, la realización de trámites administrativos y la obtención de ayudas públicas.

2. Formación en diferentes aspectos relativos a la actividad empresarial (gestión financiera, marketing, fiscalidad, etc.).

3. Seguimiento del plan de negocio, a través de tutorías con profesionales y especialistas en emprendimiento.

4. Alojamiento empresarial, en despacho propio o en un puesto de trabajo compartido (coworking).

5. Actividades de networking e inspiración con la colaboración de empresas de gran éxito (Tuenti, Idealista, Acens, BuyVip…).

En cuanto a la gestión de los viveros de “Madrid Emprende”, esta responde a un modelo de colaboración público-privada, en virtud del cual la agencia municipal, además de aportar know-how, construye y administra las infraestructuras, mientras que son entidades de la sociedad civil las que se ocupan de la gestión del día a día y de los servicios de acompañamiento a los emprendedores.

Resumen de datos de la red de viveros

Estas entidades colaboradoras de “Madrid Emprende” son instituciones o asociaciones comprometidas con la promoción del talento emprendedor que han sido elegidas por su vinculación o conocimiento de la realidad empresarial en la que van a operar los emprendedores. Por otra parte, se ha conseguido involucrar a grandes multinacionales, como Cisco, Microsoft, HP y Philips, en la Red de Viveros para que apoyen tanto el proyecto como a los emprendedores, proporcionando tecnología de última generación.

También cabe destacar el proyecto “Fondo de Capital Semilla”. Esta medida es la respuesta municipal a las dificultades que tienen los emprendedores para obtener financiación en la actual coyuntura y constituye una fórmula alternativa a la financiación bancaria que busca proporcionar a proyectos empresariales de alto potencial el capital que precisan para arrancar, apoyando la actividad de business angels y de sociedades de capital riesgo. Se trata de un mecanismo financiero público-privado en virtud del cual el Ayuntamiento podrá aportar hasta 100.000 euros por proyecto, movilizando un importe equivalente del sector privado. La capacidad de intervención del fondo asciende a 8 millones de euros en tres años.

El modelo en el que se ha inspirado “Madrid Emprende” responde, por tanto, al de la “triple hélice”, en el que la Administración Pública, las entidades del conocimiento y las empresas, interaccionan con objeto de acometer proyectos de desarrollo económico que redunden en un incremento de la riqueza y el empleo local.


 


 
Un ecosistema para las Industrias Creativas y Culturales

El diseño y las industrias afines son considerados estratégicos por “Madrid Emprende” dentro de su actividad de fomento de la competitividad e impulso de la economía del conocimiento. Por este motivo, la Agencia ha puesto en marcha una línea de trabajo específica para favorecer el nacimiento y desarrollo de las empresas de este sector que comprende no solo actuaciones de incubación empresarial, sino también de formación y de concesión de incentivos fiscales:

1. Zona Franca Urbana para ICCs.
El Ayuntamiento ha identificado una importante concentración de empresas pertenecientes a las Industrias Creativas y Culturales en el Barrio de Las Cortes. Por ello, a partir de julio de 2012, con el objeto de convertir este cluster espontáneo en la primera Zona Franca para emprendedores de nuestro país, las empresas ubicadas en este barrio que formen parte del sector del diseño, la moda, las artes escénicas, la cinematografía, los videojuegos y la arquitectura, entre otras, pueden beneficiarse de exenciones en una cesta de tributos municipales, como el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), Tasa de Basuras o Tasa por Paso de Vehículos, además de la exención general de las tasas relativas a las licencias de actividad que concede la Comunidad de Madrid.

2. Programa de formación en creación de empresas del diseño.
Se trata de un programa para profesionales del diseño e industrias afines que, teniendo una idea de negocio, necesiten las herramientas de gestión y acompañamiento necesarias para transformarla en una empresa real. Esta actuación formativa se ha llevado a cabo en 2009 y 2010en colaboración con la Escuela de Organización Industrial (EOI), la Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación (DDI) y la Asociación de Diseñadores de Madrid (DIMAD).

3. Vivero de Latina.
Dirigido a las Industrias Culturales y Creativas, este centro abrió sus puertas en 2010. En sus 460m2 alberga una preincubadora, una oficina de asesoramiento empresarial y varias salas de reuniones y teleconferencia. Son la Asociación de Empresas Culturales Madrileñas (Aecumad) y la Asociación Española de Mujeres Empresarias (ASEME) las encargadas de dinamizar el vivero.

4. Vivero de Moratalaz.
Esta infraestructura está orientada hacia la promoción de las empresas del sector diseño. Sus 1.000m2 de superficie ofrecen 13 despachos para emprendedores, una sala de reuniones y varios espacios comunes. Este centro se ha concebido como un anexo de la Escuela Arte 4 con el objeto de establecer sinergias entre el vivero y los alumnos de esta institución dedicada a la enseñanza del diseño.

Resultados de la Red de Viveros

La Red de Viveros de Empresas ha sido decisiva para el nacimiento de muchas iniciativas empresariales en la ciudad, y está contribuyendo a fortalecer sectores clave como las TIC, la moda, el diseño y las industrias culturales.

El año 2011 concluyó con 225 empresas vinculadas a la Red de Viveros, a través de los programas de incubación y preincubación. Al término de este ejercicio las empresas de la Red empleaban a 780 personas y la facturación conjunta de las constituidas ascendía a cerca de 16 millones de euros, siendo más de 3.206 el número de empresarios y emprendedores madrileños que han hecho uso de sus servicios de asesoramiento y formación. Las industrias culturales y creativas representan el 28% del total de empresas de la Red, desglosándose por tipo de actividad como sigue: arquitectura (10%), comunicación e industrias culturales (8%), moda (6%) y diseño e industrias afines (4%).


 



Propuestas para el debate en el marco del proceso participativo de elaboración del PECAM

Clases creativas y entornos urbanos
En la economía del siglo XXI el individuo ocupa el centro del sistema productivo, aunque no ya como mano de obra, sino como fuente de creatividad y conocimiento. El profesor Richard Florida, de la Universidad de Toronto, considera que las ciudades están llamadas a liderar el cambio de modelo productivo debido, precisamente, al poder de atracción y seducción que ejercen sobre las mentes más inquietas y cualificadas.

¿Qué se puede hacer desde el gobierno local para atraer y retener a las clases creativas?

Desde el mundo académico se ha insistido reiteradamente en la conveniencia de que las administraciones públicas, en general, y los ayuntamientos, en particular, pongan en marcha actuaciones en beneficio de los emprendedores debido a la problemática específica asociada a proyectos empresariales de nuevo cuño. Sin embargo, también estudiosos y policymakers advierten acerca de los riesgos de una intervención pública que vaya más allá de la pura corrección de los fallos de mercado.

¿Cuáles son las dificultades que tienen los empresarios de las ICC a la hora de sacar adelante sus negocios y cómo pueden atajarse?

Es necesario analizar el papel del sector público y del sector privado en el desarrollo de la actividad empresarial creativa.

Las nuevas fábricas urbanas: incubadoras de empresas y espacios de coworking
En los últimos años han proliferado los espacios de trabajo y networking dirigidos a emprendedores en nuestra ciudad. Los emprendedores recurren a ellos no solo buscando un lugar en el que instalar un negocio, también servicios y actividades que puedan serles de utilidad en el impulso de sus negocios.

¿Cuáles son las claves del éxito de estos espacios? ¿Cómo se puede apoyar a estas iniciativas desde el Ayuntamiento?

El carácter estratégico del sector del diseño en la economía madrileña.
Según el Observatorio Económico (2007), “Madrid, presenta hoy un sector de diseño con más de un millar de empresas con esa actividad como principal objetivo, que cuenta con una fuerza de trabajo creativa y con prestigio, en la que se combina la necesaria experiencia con el dinamismo más actual. Esto contribuye a convertirla, tanto por su volumen como por su calidad, en uno de los centros europeos de referencia del sector”.

- Importancia del diseño como actividad económica transversal.

- Relevancia del diseño como sector empresarial.

- El diseño y la imagen de ciudad

Analizar el “Design Thinking” (“pensamiento de diseño), un nuevo método para abordar los problemas que fija más su atención en las soluciones imaginables que en las soluciones que, a priori, pueden resultar lógicas. El objetivo es usar la creatividad para analizar la situación desde nuevas perspectivas.
 
 

viernes, 28 de octubre de 2011

Asimetrías de información, el peor enemigo

En Madrid Emprende, hemos constatado que muchos emprendedores tienden a ver la actitud de inversores y entidades de crédito como caprichosa o aprovechada porque les deniegan o encarecen en exceso la financiación solicitada, cuando, a menudo, es puramente racional, habida cuenta de la percepción que tienen desde el lado de la oferta del mercado financiero. 




Para dar cuenta de esta particularidad, propia de los mercados de capitales, los economistas desarrollaron hace años el concepto de 'información asimétrica'. Su conocimiento puede servirle al emprendedor para afrontar la ardua tarea de la búsqueda de financiación con mayores posibilidades de éxito gracias a una mayor comprensión de la posición de quienes financian empresas. 

Grosso modo, la asimetría de información es un fallo del mercado que se fundamenta en el menor conocimiento que tiene una de las partes, la que tiene el dinero, en relación a la otra, la que lo necesita, lo que produce el efecto indeseado de endurecer las condiciones bajo las que se ofrece financiación. 

En el caso de las start-ups, la información es especialmente asimétrica debido a la gran incertidumbre que rodea a todo proyecto empresarial de nueva creación, máxime si se basa en una tecnología novedosa o se dirige a un mercado incipiente. Por ello, conviene que el futuro empresario se familiarice con las tres principales consecuencias de la información asimétrica: 
  • La selección adversa: hace referencia a la insuficiente información de que dispone la parte capitalista sobre el sector de actividad de la futura empresa, el valor del modelo de negocio propuesto y la habilidad del emprendedor para ejecutarlo. El emprendedor puede combatir la selección adversa a través de múltiples acciones encaminadas a reducir el riesgo percibido: dirigirse a inversores especializados en su sector; cuidar al máximo la comunicación del proyecto y tratar de generar confianza en la otra parte; elaborar un esquema de financiación progresivo cuyo desarrollo esté condicionado a la consecución de ciertos hitos, etc. 
  • El riesgo moral: motivado por la preocupación del inversor de que, consciente o inconscientemente, el emprendedor sea prudente a la hora de desarrollar la idea empresarial con su dinero que si lo hiciera con su propio patrimonio. Para rebajar esta inquietud, hay que demostrar que es el primero que está dispuesto a asumir riesgos. La dedicación absoluta del emprendedor al proyecto y la aportación de sus ahorros al mismo son, por esta razón, comportamientos valorados, cuando no exigidos, por potenciales socios o acreedores. 
  • Los costes de transacción: son aquellos en que incurre la parte que financia al analizar la inversión, formalizar la operación o velar por el cumplimiento del contrato. Son inevitables y una de las pocas cosas que puede hacer el emprendedor es averiguar qué umbrales mínimos de financiación suele manejar cada inversor o entidad de crédito de cara a no perder ni hacer perder el tiempo. Por lo general, la deuda tiene costes de transacción inferiores a los aportes de capital y normalmente cuanto menor es la cuantía de la operación más pesa este esfuerzo. 
Estas tres asimetrías no son los únicos factores que explican por qué el maná financiero no llega a los emprendedores en su travesía por el desierto en un momento económico tan complicado, pero, sin duda, conocerlas les evitará tropezar con alguna de las piedras que existen en su difícil camino. 


Publicado originalmente en Dossier Empresarial.
Imagen de Thomas Hawk

lunes, 1 de diciembre de 2008

Talento, clave del éxito para las economías modernas

Introducción

Hoy día abundan en la literatura relativa a los recursos humanos los artículos y manuales que tratan de la atracción, retención o gestión del talento. Dichos trabajos subrayan la necesidad que tienen las empresas de contar con directivos y profesionales de alta cualificación que, con su trabajo, hagan más competitiva la organización.

Asimismo, algunos de los economistas y estudiosos afines más influyentes del momento utilizan el término talento para referirse al capital humano más emprendedor e innovador de una economía. De acuerdo con sus tesis, la dotación de talento de un territorio condiciona, en gran medida, su futuro desarrollo económico.

El talento, por tanto, es reconocido desde ambos puntos de vista, empresarial y económico, como un factor de competitividad, determinando su abundancia o escasez relativa el éxito, en la economía global, de organizaciones y territorios. Se trata de un tema que en el momento actual está muy en boga, debido a que la crisis económica internacional obliga a los diferentes actores económicos a desarrollar estrategias que contribuyan a acelerar su adaptación a la nueva economía.

Sin embargo, el talento concebido como un recurso productivo al servicio de la actividad económica no es algo totalmente novedoso, puesto que representa la última etapa de una tendencia iniciada en la segunda mitad del siglo XX hacia la revalorización del factor trabajo y que está estrechamente vinculada con la transición –aún inacabada – hacia la sociedad del conocimiento.

La sociedad del conocimiento y el talento

Ya en los años 70 del siglo pasado, autores como Daniel Bell en Estados Unidos o Alaine Touraine en Francia constataron que el capitalismo moderno estaba experimentando unas profundas transformaciones que lo alejaban progresivamente del modelo de sociedad surgido de la revolución industrial. Para referirse a la nueva realidad que iba implantándose en el mundo desarrollado, se acuñó, en un primer momento, el término de “sociedad post-industrial”, aunque posteriormente se le han dado otras denominaciones –con algunas diferencias de matiz- como sociedad de la información y sociedad del conocimiento.

Y es que, pese a existir diferencias significativas entre Bell, Touraine y los demás estudiosos que han continuado sus investigaciones, todos ellos subrayan la creciente importancia que tiene, tanto en la economía como en la sociedad contemporánea, la información o el conocimiento. De acuerdo con sus tesis, mientras que el catalizador de desarrollo en la economía industrial era el capital físico y la organización productiva, siendo las fábricas su materialización más paradigmática; en la nueva economía, el conocimiento es la base principal del sistema productivo. Tal y como observaron, a medida que va penetrando la sociedad del conocimiento, la industria pierde peso tanto en el PIB como en el empleo en favor de las actividades terciarias. De hecho, son los servicios más intensivos en conocimiento –la  investigación científica y técnica, la alta gestión empresarial, la ingeniería o el diseño, entre otros –los nuevos motores de la economía. Ello se debe principalmente a que estas actividades producen externalidades positivas que inciden en la productividad, eficiencia y sostenibilidad de las demás, incluidas las industriales. Por consiguiente, una de las principales consecuencias del proceso de introducción del conocimiento en la economía y la consiguiente terciarización de ésta es el incremento de su competitividad.

No obstante, tal y como señaló Bell, el advenimiento de la sociedad del post-industrial constituye un verdadero cambio de paradigma que afecta a la práctica totalidad de elementos que participan en el sistema productivo, por lo que la terciarización y aumento de la competitividad no son sus únicos efectos.

Precisamente uno de esos efectos es el que constituye el objeto de este artículo y no es otro que la revalorización del trabajo como factor productivo. En efecto, la terciarización de la economía, que ha corrido paralela a la aceleración del progreso científico y tecnológico, al aumento de los niveles de concurrencia y de exigencia del mercado, a la interdependencia económica, a la extensión de la educación superior y a la creciente complejidad del marco regulativo, ha obligado a las unidades productivas a depender cada vez más de la cualificación y competencia de los trabajadores. Un reflejo de ello es el hecho de que ya no se habla exclusivamente de “mano de obra” para referirse al factor trabajo –término que hace referencia fundamentalmente al coste de este factor productivo y que lo integra en el proceso productivo al mismo nivel que el capital o la tierra –sino que cada vez se utiliza más el concepto de “capital humano” que, además de los aspectos cuantitativos, tiene en cuenta la calidad de formación y la productividad de los trabajadores. En palabras de los teóricos del post-industrialismo, el trabajador de cuello azul ya no constituye la espina doral de la fuerza de trabajo de una empresa o de un territorio, sino que lo son los trabajadores de cuello blanco, siendo las ocupaciones profesionales y técnicas las que crecen más rápidamente.

Por otra parte, en las dos últimas décadas la transición hacia la nueva sociedad del conocimiento parece haberse acelerado como resultado de la cada vez más intensa globalización, que fuerza a las empresas a buscar constantemente la competitividad mediante la inversión en I+D, la adopción de modernas técnicas de gestión empresarial, la implantación comercial y productiva en el exterior o la apuesta por la mejora continua de la calidad y de la sostenibilidad.

Una vez más, las circunstancias que configuran el entorno productivo han repercutido sobre el factor trabajo haciendo que, para las empresas punteras, el trabajador pase a ser, con diferencia, el principal activo por ser el único elemento de todos los que integran la actividad empresarial capaz de producir no sólo bienes y servicios sino también innovación -que no es sino la aplicación práctica del conocimiento en el proceso productivo.

Como consecuencia de lo anterior, en el lenguaje empresarial junto a los conceptos de mano de obra y capital humano ha aparecido otro nuevo, esto es, el talento. Bajo el nuevo paradigma, no basta con que los trabajadores tengan una cualificación académica o profesional que les permita desempeñar su trabajo de manera óptima; es además necesario que sean creativos para poder participar en el diseño del modelo de negocio y/o en la realización de tareas que, como el I+D, tengan un valor estratégico por ser fuente de ventajas competitivas. En este sentido, el factor trabajo no sólo ha de aportar valor al producto sino también a la propia organización productiva.

Por último, hay que añadir que el talento se manifiesta también –de hecho con mayor intensidad –fuera de las organizaciones ya constituidas, es decir, en las nuevas iniciativas empresariales. Al ser su principal virtud la creatividad el individuo dotado de talento se ve inclinado a trabajar en su propio proyecto en que puede explotar todo su potencial sin otros límites que los que le ponga el mercado. Así, no es de extrañar que sea una práctica cada vez más habitual entre las grandes multinacionales recurrir a empresas de reciente creación para liderar los proyectos más innovadores.

Necesidad de políticas que favorezcan el talento

Del apartado anterior se colige que los territorios que concentren talento serán los que presenten mayores posibilidades de prosperar conforme se avance hacia la nueva economía, mientras que aquellos en los que éste escasee verán comprometido su futuro desarrollo. Así, cabe esperar que la geografía económica que conocemos se altere debido a la diferente dotación de este recurso estratégico entre los distintos países –y dentro de éstos, entre las regiones que los integran –de igual manera que se alteró en el pasado durante la primera y segunda revolución industrial por la desigual distribución y acceso al carbón y al petróleo.

No obstante, el talento, a diferencia de esos recursos no es un elemento “natural”, algo que surja espontáneamente o que resulte de las características del espacio físico en el que se asienta la economía. Ni siquiera viene necesariamente determinado por el tamaño de la población. La disponibilidad de talento depende de que se den en la sociedad y economía las condiciones que favorezcan su desarrollo; es producto de la cultura y de los valores imperantes, de la estructura y organización social, de la regulación de la actividades económicas, de los incentivos que ofrezca el modelo productivo existente, de la calidad del sistema educativo etc. Es decir, de elementos “sociales” que las instituciones configuran o pueden contribuir a configurar a través de su actuación.

Es por tanto responsabilidad de los poderes públicos velar por que el entorno económico, social y cultural sea favorable para el talento debiendo desempeñar un papel activo en su fomento, ya que, de ello, dependerá en buena medida la adopción de la economía del conocimiento.

La necesidad de que las instituciones hagan una prioridad de la generación de unas condiciones que fomenten el talento es máxima si se tiene en cuenta que éste es extraordinariamente móvil, como ha observado Richard Florida, profesor de la Universidad de Toronto y uno de los principales estudiosos de la evolución reciente de la nueva economía. Para Florida, las empresas no son las únicas que protagonizan la “guerra por el talento” sino también las economías. Éstas pueden experimentar salidas o entradas en su stock de talento en función de su atractivo respecto a las de otros territorios.

Algunas políticas destinadas a promover el talento tienen que ver con la formación del capital humano; tal es el caso de la implantación de un sistema educativo de calidad, meritocrático y adaptado a las necesidades del mercado. Otras no buscan tanto formar como cambiar la actitud y predisposición de los individuos hacia la innovación, la asunción de riesgos y la actividad empresarial. También son muy destacadas las actuaciones llamadas a poner el talento en relación con la tecnología y las empresas a fin de que pueda encontrar oportunidades para desarrollarse plenamente. Por último, tal y como recuerda Florida, es imprescindible que el entorno no sólo ofrezca oportunidades académicas, profesionales o empresariales sino también personales; el talento debe sentirse a gusto y, para ello, es necesario que exista tolerancia, mentalidad abierta, oferta de ocio y entretenimiento, así como otros atractivos que satisfagan los estilos de vida de lo que él llama clases creativas.

Partiendo de los factores que atraen el talento, el profesor Florida llega a la conclusión de que las clases creativas con las que identifica el talento son urbanitas por definición, ya que sólo una ciudad puede poner a disposición de los individuos con talento un entorno dinámico en el que se conjugue cosmopolitismo, tecnología, entretenimiento, tolerancia y, por supuesto, otros individuos con talento. Precisamente por ser polos de atracción de talento, las ciudades cobran cada vez más protagonismo en la economía globalizada en detrimento de los países o regiones.

Un ejemplo de territorio atractivo para el talento: la ciudad de Madrid

En España nunca ha faltado creatividad, ingenio o aptitud para detectar las oportunidades; sin embargo, el talento no ha podido desarrollarse al mismo nivel que en otras latitudes debido, por un lado, a la deficiente capacidad del mercado para integrarlo y, por otro, a los escasos estímulos que ha recibido desde las instituciones y la propia sociedad. Muchos individuos con carácter emprendedor y/o ideas innovadoras tradicionalmente se han visto obligados a elegir entre emigrar a otros países para no renunciar a sus proyectos o permanecer y orientar su potencial hacia actividades más “convencionales”.

Afortunadamente, como consecuencia del impresionante desarrollo experimentado por la economía española en los últimos tiempos así como de las políticas que desde algunas instancias se han impulsado en España poco a poco se van dando condiciones cada vez más propicias para el talento. En este contexto, son determinadas áreas metropolitanas las lideran el cambio. Prueba de ello es que la primera del país, la conformada por la ciudad de Madrid y los núcleos urbanos circundantes, se encuentra entre los territorios más pujantes en materia de talento del continente europeo junto a Paris-Île de France o Greater London.

El PIB de Madrid ha registrado desde el cambio de siglo hasta 2007 un crecimiento medio anual del 3,56%, esto es 16 décimas por encima del crecimiento nacional – que ya se encontraban significativamente por encima de la media de los países europeos. En el momento actual Madrid no escapa a los efectos de la crisis internacional ni a los del agotamiento del patrón de crecimiento de los últimos años. Sin embargo, su economía está experimentando una desaceleración mucho menos brusca. La clave de este mejor comportamiento tanto en momentos de bonanza como de crisis se encuentra en que la ciudad de Madrid está más preparada para afrontar los retos de la economía del conocimiento, lo cual es algo que se refleja en su capacidad para generar, retener y atraer talento.

En este sentido las fortalezas de la ciudad de Madrid son:

- El dinamismo de su economía, que ofrece atractivas oportunidades para profesionales, empresarios y emprendedores: las mayores cifras de crecimiento registradas por la ciudad y su región tanto en la anterior coyuntura como a día de hoy son un reflejo de ese dinamismo. Madrid se concentra el 15% de las empresas del país y es también la ciudad, tanto en términos absolutos como relativos, en la que más iniciativas emprendedoras se ponen en macha – casi el 12% de toda España. Los flujos de inversión extranjera con destino a Madrid, que representaron el 73% en 2007 confirman el atractivo de la economía madrileña.

- La calidad de su sistema educativo en la que se forman profesionales y directivos de todo el país e incluso del extranjero: Madrid y su área metropolitana albergan, entre públicas y privadas, 16 universidades en las que estudiaron en el curso pasado cerca de 275.000 alumnos. Además de las universidades existen numerosas escuelas de negocio en la ciudad, encontrándose algunas de las cuales entre las mejores del mundo. Con un tejido educativo tan desarrollado no es extraño que sean muchos los estudiantes de otras partes de España y del extranjero –es la ciudad de la UE que más universitarios Erasmus acoge –los que se trasladen  a Madrid para cursar sus estudios.

- La fuerte implantación de la economía del conocimiento: la inversión en I+D en la región de Madrid supera el 1,98% de su PIB –por encima de la media comunitaria – siendo áreas metropolitanas más innovadoras de Europa. No en vano el número de trabajadores del sector tecnológico industrial es aproximadamente de 193.000.

- El carácter abierto y tolerante de la ciudad, que confiere la condición de madrileño a quien vive en ella y no sólo al que nace en su término municipal. A título de ejemplo cabe señalar que el 50% de los habitantes de Madrid han nacido fuera del municipio, el 16,9% fuera de España.

- Por último, de acuerdo con Florida también hay que valorar la amplia oferta cultural y de ocio que ofrece la ciudad. Dicha oferta ha llevado a la prestigiosa revista británica Monocle a referirse a Madrid como “una ciudad ideal para comenzar un nuevo negocio y no perderse una buena vida”.

El Ayuntamiento de Madrid es consciente de que es preciso seguir trabajando para fomentar el talento puesto que constituye la clave para acelerar la transición hacia la economía del conocimiento y así asegurar éxito económico. Tal fue uno de los motivos en los que se inspiró el Consistorio madrileño cuando creó en 2005 la Agencia de Desarrollo Económico “Madrid Emprende”. Este organismo autónomo desde entonces viene poniendo en marcha, en colaboración con asociaciones representativas de colectivos de interés para la economía de la ciudad como ASSET, diversas actuaciones relacionadas con la búsqueda de la competitividad a través del fomento del talento. Los programas de formación en aspectos clave de gestión empresarial para trabajadores y autónomos unidos a los de sensibilización, formación, incubación y acompañamiento de emprendedores se inscriben dentro de esa estrategia. En el medio y corto plazo la actuación de la Agencia en este ámbito se verá reforzada con dos grandes proyectos: la ampliación de la Red Municipal de Viveros de Empresa, de la que ya hay tres centros en funcionamiento, y la construcción del Parque Científico y Tecnógico de la Ciudad de Madrid.

El objetivo es que estas iniciativas de Madrid Emprende unidas a las de otras áreas del Ayuntamiento acaben por consolidar la condición de Madrid como una de las ciudades más creativas, dinámicas y avanzadas del mundo.


Iñaki Ortega es Director-Gerente de Madrid Emprende

Publicado originalmente en la revista de la Asociación Española de Financieros y Tesoreros de Empresa. Edición especial 50 aniversario.