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martes, 5 de marzo de 2024

Nos quieren muertos

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 4 de marzo de 2024)

Bastó unos sorbos de té para producirle un coma mortal. Era el año 2020 y Aleksei Navalny ya era el principal opositor al régimen de Putin. Ingresado de urgencia en un hospital de Siberia comienzan las especulaciones a la vez que el mundo teme por su vida. Los médicos rusos descartan el envenamiento y al mismo tiempo Alemania flota un avión medicalizado que le traslada a Berlín. Un laboratorio germano confirma la intoxicación con un compuesto químico aunque semanas después el activista ruso, gracias a los cuidados recibidos en esta parte del mundo, logra recuperarse. 


2014, un joven reunido con la cúpula de su partido, salva la vida gracias a un casco de moto que le oculta la identidad ante la policía política bolivariana que le viene a detener. No corrieron la misma suerte varios de los simpatizantes de Voluntad Popular que fueron asesinados a sangre fría unas horas antes. Leopoldo López pasa a la clandestinidad mientras se convierte en la presa a cazar por la autoridades venezolanas y comienza un sufrimiento infinito de su familia, hoy a salvo en Madrid.


Ambos políticos, con órdenes de búsqueda y captura por gobiernos acusados de violar sistemáticamente los derechos humanos, deciden -inopinadamente para el comun de los mortales- entregarse para defender su inocencia. Con nada que esconder y mucho que temer, Aleksei y Leopoldo, se presentan ante la policía para ser detenidos. Rápidamente se organizan juicios farsa donde son condenados a años de cárcel y enviados a las peores prisiones del planeta. Una sentencia de muerte planificada.


Yulia y Lilian, casadas con ellos pero también con sus causas, como en su día lo hizo Ofelia, repiten a sus maridos y todos sus compañeros de fatigas que tengan cuidado porque "nos quieren muertos". Ofelia es la viuda del opositor cubano Oswaldo Payá y lo recuerda estos días en el que se han celebrado las exequias por Navalny tras aparecer muerto en extrañas circunstancias en un siniestro penal de los Urales. Una mañana de julio de 2012 se despidió en La Habana de su marido con un beso y no le volvió a ver. Un accidente de coche inducido le llevó a la muerte en una inhóspita carretera cubana. Payá amenazaba la omertá de la isla caribeña, una ley de silencio que oculta el hambre y los asesinatos.


Los dictadores de Cuba y Rusia debilitaron con sus muertes la oposición y la defensa de las libertades. Leopoldo pasó más de cuatro largos años encerrado y torturado -explicados magistralmente en el libro de Javier Moro que está semana tuve el honor de presentar-. Sin embargo su causa sigue viva. Maria Corina Machado en su país, también condenada, y otros intrépidos han cogido el testigo en Nicaragua, Irán, Ruanda, Azerbaiyán y también en Rusia. Les quieren muertos como a la democracia, como a la justicia, como a las libertades.


Acabamos de enterrar a Navalny y las imágenes de esos valientes haciendo cola en la iglesia moscovita golpean en nuestra conciencia, mientras vemos las noticias en el calor de nuestro hogar y nuestra democracia. Esos rusos esperando -muertos de miedo- en la fila de la Iglesia nos emplazan a que la libertad siempre gana cuando hay quien la defienda.


Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

domingo, 18 de mayo de 2014

Smart en madrileño significa libertad

La libertad es el principal atributo de Madrid. El día 15 de mayo asistí a la ceremonia de entrega de las Medallas de Oro de la Ciudad, en la que la alcaldesa defendió esta idea. No puedo estar más de acuerdo; la libertad está detrás de que la capital de España haya alumbrado en los últimos tiempos tantas personalidades y organizaciones merecedoras de reconocimiento y admiración. Se trata de una libertad de ida y vuelta, porque la actividad de estos significados exponentes ha sido uno de los factores que más ha contribuido a hacer más libres al resto de los madrileños.

Los galardonados por el Ayuntamiento de Madrid en la festividad de San Isidro proporcionan un buen ejemplo de ello: la libertad permitió a Cáritas acometer durante mucho tiempo su excelsa labor, sin apenas ayudas, en beneficio de quienes pasan penuria; libres hace el doctor Matesanz a quienes se benefician del sistema de transplantes que puso en marcha hace 25 años. La libertad es también la base de los estudios de Marañón y Ortega, de cuyo compromiso con el progreso es continuadora la fundación que lleva sus apellidos, y Vicente del Bosque no ha dejado nunca de ser un espíritu libre, mal que le pesase en su día a algún futbolista de gran fama.

La estrategia de smart city de la ciudad de Madrid tiene mucho que ver con la libertad porque busca, precisamente, cultivar talento y ayudarle a desarrollar su potencial en beneficio de todos. Los emprendedores hacen posible un nuevo modelo de gestión urbana que se caracteriza no sólo por desplegarse de abajo arriba, sino también por facilitar que los ciudadanos encuentren en el medio urbano menos restricciones y más oportunidades a la hora de llevar su vida.

Una ciudad smart trasciende de este modo la noción de un ayuntamiento inteligente. La iniciativa municipal puede y debe ciertamente mejorar los servicios públicos, pero las posibilidades que abre el espíritu emprendedor, cuando se orienta hacia la mejora del espacio urbano, van mucho más allá. Las soluciones tecnológicas que ayudan a los urbanitas con actos tan cotidianos como hacer la compra, buscar un taxi o encontrar una farmacia no son más que el principio de un nuevo proceso que está llamado a revolucionar las principales áreas metropolitanas del mundo.

Aun en estas etapas tempranas, podemos atisbar la capacidad que las startups tienen para transformar las ciudades delo siglo XXI. Basta con pensar en un ejemplo tan prosaico como el del sector de los cupones de descuento; Groupon, una empresa nacida en Chicago en 2008, es capaz de llenar un restaurante en la calle más escondida de Bangalore o de multiplicar las ventas de una pequeña tienda en Vallecas. O el caso de Airbnb, que gestiona muchos más alojamientos turísticos en destinos urbanos que cualquier inmobiliaria o cadena hotelera.

Esto es sólo el comienzo de una era en la que la relación del habitante con el medio urbano será cada vez más eficiente. Lo que equivale a decir más libre porque las innovaciones que introducen los emprendedores suponen un ahorro de tiempo, dinero o esfuerzos, que se pueden dedicar a cualquier otra cosa.

Madrid quiere sacar partido de su pujante ecosistema emprendedor para detectar necesidades emergentes y oportunidades de mejora en la gestión urbana. Para ello, Madrid Emprende está creando una serie de mecanismos dirigidos a ayudar a las startups a explotar nichos hasta ahora desconocidos o que eran patrimonio del Ayuntamiento y las grandes empresas.

La capital ya goza de reconocimiento internacional en la puesta en marcha de servicios smart por iniciativa de la administración municipal en el terreno de la movilidad y el transporte público (EMT), la seguridad y las emergencias (CISEM), los servicios sociales, la eficiencia energética de edificios y el telecontrol de infraestructuras. Pero ahora, sin renunciar a las metas alcanzadas y por alcanzar en la provisión de los servicios públicos, toca ceder el liderazgo en la construcción de la ciudad inteligente a favor de los emprendedores.

Así, a la actuación del Ayuntamiento se une ahora la fuerza multiplicadora de la actividad emprendedora en beneficio de una noción de smart city muy diferente de la que se ha venido manejando hasta la fecha. Y es que la administración local puede y debe ayudar a mejorar la vida de los vecinos en tanto que responsable de la gestión urbana. Sin embargo, no hay que olvidar que las nuevas condiciones hacen posible que este cometido no dependa exclusivamente de las instituciones. La administración local tiene capacidad de orquestar el ecosistema emprendedor para que sean las ideas de la propia ciudadanía las que resuelvan las necesidades que ésta detecta en su día a día.

De nuevo, la ciudad de Madrid y la libertad.

Iñaki Ortega

Doctor en economía

Director de Madrid Emprende