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martes, 9 de enero de 2018

El nuevo horóscopo. baby boomers, millennials y otros astros

(este artículo se publicó originalmente el 8 de enero de 2018 en el diario La Información dentro de la columna #serendipias)


Recuerdo cuando era niño leer los primeros días de enero el horóscopo en una de las revistas del corazón que mi madre compraba.  También los llamados periódicos serios reservaban espacio (y reservan) a explicar lo que nos iba deparar el nuevo año en función de la constelación de tu fecha de nacimiento. Pertenezco a la llamada generación de la EGB y todos los que estábamos en esa cohorte de edad no solo conocíamos perfectamente nuestro signo del zodiaco sino también el de nuestros padres, hermanos y hasta futuras novias. Cada vez que tocaba pasar por la peluquería, pero en especial en días como estos de inicio de un año, nos sorprendíamos leyendo en una revista, no sin cierto nerviosismo, si a los aries les iría bien en el amor o a los piscis en el trabajo y hasta si los sagitario deberían cambiar de coche.

Los años han pasado y el horóscopo languidece en la prensa y revistas. De hecho los chicos y chicas de menos de 20 años que no encuentran vinculación alguna entre un bolígrafo bic y una cinta de radiocasete tampoco saben situarse en el horóscopo como capricornio o escorpios.

Pero si en los ochenta estabas obligado a conocer los signos del zodiaco para participar en las conversaciones de sobremesa, hoy las nuevas constelaciones son las generaciones. De modo que si no quieres sentirte como un marciano charlando con amigos y primos o no entender nada en la prensa económica es preciso que sepas situar a tus seres más cercanos en alguna de las siguientes clasificaciones: los niños de la posguerra, los babyboomer, la generación x, los millennials y la generación z.
Esta semana me he tenido que frotar los ojos varias veces al leer “los babyboomers en 2018 tendrá que contratar sin falta un plan de pensiones para compensar su improbable jubilación”. O un artículo en el que se afirmaba que “los millennials en el nuevo año votarían masivamente al partido ganador de las últimas elecciones catalanas”. Por no mencionar un sesudo análisis según el cual “la generación z verá como la norma francesa de no poder usarse móviles en las aulas llegará a nuestro país con el nuevo año”. El nuevo horóscopo son las generaciones. Aquí tienes una guía rápida para situarte:

Los niños de la posguerra es un fenómeno plenamente español vinculado a nuestra contienda nacional. En otros países los nacidos en la década de los años 30 son conocidos como la generación silenciosa porque padeció la gran depresión del año 1929 que les enmudeció en sentido figurado. Pero en nuestro país nos referimos a los niños nacidos entre 1930 y 1948 que crecieron en los rigores de los años posteriores a la Guerra Civil española. El pan negro, las cartillas de racionamiento, los huérfanos y la enfermedad convivieron con esos niños que les hizo labrar una personalidad austera y trabajadora. Estamos hablando de 6 millones de personas hoy en día en España que superan todos ellos los 70 años de edad.

Los babyboomers o generación de la explosión de la natalidad. Son aquellos que nacen tras la Segunda Guerra Mundial animados por una sociedad que respira tranquilidad después de años de convulsión bélica. Especialmente en el mundo anglosajón se da un inusual repunte de la natalidad de modo y manera que estos babyboomers forman parte de la cohorte más numerosa de sus países y crecen con las aulas de sus colegios a rebosar.  En España el fenómeno se da aunque en menor medida y con un retraso de cerca de diez años respecto al resto de Europa y Estados Unidos,  comenzando a principios de los cincuenta al calor de la incipiente bonanza económica, los éxitos en la reducción de la mortalidad infantil y llegando hasta finales de los años 60. El éxodo del campo a la ciudad, la alegría del nuevo desarrollismo español con crecimientos medios anuales del 7% del PIB y el nuevo consumismo del seiscientos y el turismo nacional de playa, marcan la ambición de esta generación. Para el INE  son más de 12 millones los babyboomers, han ostentado todas las magistraturas del poder económico y político y a su vez representan el triunfo de la clase media en nuestro país.

La generación x. En álgebra el signo x se utiliza para representar una cantidad desconocida. No existe consenso sobre el origen del uso de la letra x para reflejar las incógnitas en las ciencias exactas. Se habla del matemático Descartes como propulsor en el siglo XVII  ya que en la imprenta esa letra era la menos usada. También como una traducción fonética del árabe del término “incógnita” por parte de españoles que estudiaron el algebra persa. En cualquier caso la x siempre se ha asociado al misterio o lo desconocido y en el siglo XIX se usó así para bautizar cuestiones tan dispares como los rayos x, esos rayos catódicos que eran una incógnita para los investigadores porque permitían ver a través de la piel. En el siglo XX  por ejemplo el activista de los derechos de los afroamericanos Malcom X, cambio su apellido de nacimiento por la x ya que quería representar la incógnita de su verdadero apellido africano perdido en los años de la esclavitud. En 1991 un libro firmado por el escritor canadiense Coupland con el título “Generación x” definió con esa letra a las nuevas clases medias americanas absolutamente desconocidas para el gran público. El término triunfó en los medios de comunicación para referirse a los jóvenes seguidores del canal de música MTV que eran a su vez los hijos de los babyboomers. Es decir los chicos y chicas nacidos entre 1965 y 1980. Sufrieron el esplendor del consumismo y la obsesión por el triunfo a toda costa de esa época. En nuestro país a causa de la dictadura franquista comienza un poco más tarde, a finales de la década de los sesenta con la apertura política. La componen en la actualidad más de 9 millones de personas y es llamada también la generación de la EGB, acrónimo para referirse a la educación obligatoria que cursaron. Son los últimos niños que aprendieron a jugar en la calle y los primeros que empezaron a jugar con las consolas. Conocieron los primeros ordenadores personales y llegaron a familiarizarse con la informática como herramienta habitual de trabajo pero la televisión para ellos se acababa a las ocho y media de la tarde con la familia Telerín y el famoso “Vamos a la cama que hay que descansar”. Protagonistas del final de una época en España en la que comenzamos a parecernos más al resto del mundo occidental, y asumen, esta generación x, con rapidez la obsesión, casi sin límites, por el éxito profesional  de sus pares europeos y americanos.

La generación y conocidos como los millennials. Tomando como referencia las cohortes de nacidos entre 1981 y 1993, se ha estimado en aproximadamente 7 millones el número de millennials en España, 80 millones en Estados Unidos y unos 1.700 millones en todo el mundo. Son conocidos también como la generación del milenio,  jóvenes que se han hecho mayores con el nuevo siglo. Tienen entre veinte y treinta años, han sido profusamente etiquetados como ninis, individualistas, narcisistas y aburguesados. También están los que les auguran la arcadia feliz con el teletrabajo o la vuelta al campo subsistiendo con un huerto y el trueque. Y por supuesto no fallan los augurios catastrofistas que les sitúan viviendo de las pensiones de sus padres o pidiendo la paga con 50 años. La realidad es mucho más compleja pero no puede obviarse a la hora de analizarles que son los inventores de la economía colaborativa, los defensores y practicantes de la vida sana y las dietas saludables, los protagonistas de las revoluciones que demandan democracia en medio mundo o los trabajadores digitales que nos permiten trabajar menos. Lo anterior no quiere decir que no les haya afectado la coyuntura. Muy al contrario, son nativos en la crisis. Su vida, especialmente la profesional, ha estado mediatizada por las depresiones económicas que han congelado su futuro profesional y les ha provocado una frustración que demuestran en su forma de ser.

La generación z también llamados los centennials, nativos móviles o posmillennials. Son los chicos y chicas nacidos en el periodo 1994-2010 con internet desplegado masivamente. Te adelanto que dominan a la perfección las herramientas de la nueva economía y la nueva sociedad en la que vivimos, porque no han conocido otra cosa desde que nacieron. Eso les otorga el poder del conocimiento lo que les ha hecho perder el respeto y por tanto comportarse irreverentemente con padres, jefes y profesores. Además de irreverentes, son innovadores, reclaman la inmediatez son  toda una incertidumbre. En número son más que los archiconocidos millennials. Son casi 8 millones según la estadística española y suponen algo más que el 25% de la población mundial, 2.000 millones de personas en el planeta Tierra.


Ahora piensa en tu compañera de oficina, en el informático que te arregla el ordenador, en la directora de tu oficina bancaria  o en tus nietos y prueba a situarles en la anterior taxonomía. Mucha suerte.

sábado, 9 de mayo de 2015

Atención a los millennials

(este artículo fue publicado originalmente en los periódico El Correo y Diario Vasco el día 7 de mayo de 2015)

La generación del milenio representa las actitudes y habilidades propias del contexto del tercer milenio. Los jóvenes que tienen entre veintitantos y treinta y tantos años - los millennials – se están desarrollando profesionalmente en un contexto muy complejo y novedoso. Por una parte, la larga crisis les ha inducido a desarrollar actitudes laborales proactivas e innovadoras; por otra, la rápida evolución tecnológica en la que han crecido les han convertido en los mejor preparados para afrontarla. Un joven segmento demográfico todavía minoritario, con un importante potencial de crecimiento e influencia en el conjunto de la sociedad.

El estudio sociológico de esos jóvenes pone de manifiesto que estos tienden a cumplir la regla de las 4 Cs: están dispuestos a cambiar de empleo o de ciudad, son más creativos, propensos a la cooperación y a una mayor preparación científico-técnica. Resulta sintomático que durante éste último año el grado universitario con mayor nota de corte en España haya sido la licenciatura de física con matemáticas, unos estudios orientados al análisis cuantitativo más sofisticado. La omnipresencia de la informática, los dispositivos de telefonía, los programas y aplicaciones de interrelación social promueven el dominio de conocimientos y habilidades para aprovecharse de éste entorno. Un nivel de capacitación científico – técnico que está alcanzando a grandes capas de población en el mundo entero, y que les va a permitir una capacidad de progreso personal y dinamización socio-económica como nunca ha habido en la historia.

Los millenials están creciendo con dos clases de “héroes” en sus cabezas. Por una parte los pioneros “mayores” como Bill Gates (Microsoft) o Steve Jobs (Apple); y por otra los más jóvenes, como Larry page y Serguéi Brin (Google), Mark Zuckerberk (Facebook) y Jan Koum (WhatsApp). Ambos grupos de pioneros tienen en común una característica con un enorme potencial de ilusión y de transformación social; partieron de unas escasísimas bases de recursos financieros y humanos, multiplicando exponencialmente la inversión realizada hasta extremos nunca vistos hasta ahora en la historia del hombre sobre la tierra. Tan irresistible atractivo, apoyado por un entorno inversor extraordinariamente favorable (por los bajos tipos y los innumerables clubs de inversores e incubadoras de internet, además del crowdfunding) está convirtiendo el emprendimiento en la primera opción de un creciente segmento de la población occidental.

Por ello los nuevos yacimientos de empleo de los altamente cualificados millenials son cada vez menos accesibles para las grandes empresas, que durante el siglo XX habían venido acaparando el empleo de los segmentos de población más capacitados. Desde que el economista David Birch publicara en 1979 que el empleo lo provocan los emprendedores, los sucesivos estudios han refrendado su tesis; muchas pequeñas y medianas organizaciones son las que crean los empleos; empresas que se coordinan entre sí en complejas cadenas de valor añadido que van copando crecientes parcelas de la economía. Éste entorno les ha empujado a las grandes empresas a buscar cómo integrar en su cultura las actitudes y las capacidades de éste colectivo incorporándolos a sus plantillas; para ello están promoviendo en sus grupos el intra-emprendimiento (el I+D+I que genera nuevos negocios para diversificar); de hecho, el profesor Christiansen – de la Universidad de Harvard – ha afirmado que las empresas del siglo XXI están abocadas a fracasar si no trabajan con emprendedores. No hace falta dedicar mucho espacio a argumentar que la forma de tratar a los millenials debe de ser sustancialmente distinta a la de los empleados habituales; son personas más asertivas, independientes, e incluso rebeldes; si el entorno no les gusta mucho, se marchan. También tienen el potencial de promover y mantener procesos colectivos de innovación y progreso que creen un extraordinario valor para los accionistas de esas corporaciones.

Éste grupo social ha hecho de la necesidad virtud; son fuertes y resueltos. Y nadie puede vislumbrar todavía cual puede ser llegar a ser su influencia en los gustos del conjunto de la sociedad y en las exigencias que van a plantear a las organizaciones sociales y los partidos políticos. Conforme vaya aumentando su número y el peso de sus decisiones en el conjunto de la sociedad, podremos evaluarlo con más precisión. Ahora, en este momento, lo que es seguro que se puede proclamar ¡atención a los millenials!

Ignacio Suárez-Zuloaga, Presidente de la Fundación Zuloaga e Iñaki Ortega Cachón profesor de Deusto Business School.