(este artículo se publicó originalmente el 8 de enero de 2018 en el diario La Información dentro de la columna #serendipias)
Recuerdo
cuando era niño leer los primeros días de enero el horóscopo en una de las
revistas del corazón que mi madre compraba.
También los llamados periódicos serios reservaban espacio (y reservan) a
explicar lo que nos iba deparar el nuevo año en función de la constelación de
tu fecha de nacimiento. Pertenezco a la llamada generación de la EGB y todos
los que estábamos en esa cohorte de edad no solo conocíamos perfectamente nuestro
signo del zodiaco sino también el de nuestros padres, hermanos y hasta futuras novias.
Cada vez que tocaba pasar por la peluquería, pero en especial en días como
estos de inicio de un año, nos sorprendíamos leyendo en una revista, no sin cierto
nerviosismo, si a los aries les iría bien en el amor o a los piscis en el
trabajo y hasta si los sagitario deberían cambiar de coche.
Los
años han pasado y el horóscopo languidece en la prensa y revistas. De hecho los
chicos y chicas de menos de 20 años que no encuentran vinculación alguna entre
un bolígrafo bic y una cinta de radiocasete tampoco saben situarse en el
horóscopo como capricornio o escorpios.
Pero
si en los ochenta estabas obligado a conocer los signos del zodiaco para
participar en las conversaciones de sobremesa, hoy las nuevas constelaciones
son las generaciones. De modo que si no quieres sentirte como un marciano
charlando con amigos y primos o no entender nada en la prensa económica es preciso
que sepas situar a tus seres más cercanos en alguna de las siguientes
clasificaciones: los niños de la posguerra, los babyboomer, la generación x,
los millennials y la generación z.
Esta
semana me he tenido que frotar los ojos varias veces al leer “los babyboomers
en 2018 tendrá que contratar sin falta un plan de pensiones para compensar su
improbable jubilación”. O un artículo en el que se afirmaba que “los millennials
en el nuevo año votarían masivamente al partido ganador de las últimas
elecciones catalanas”. Por no mencionar un sesudo análisis según el cual “la
generación z verá como la norma francesa de no poder usarse móviles en las
aulas llegará a nuestro país con el nuevo año”. El nuevo horóscopo son las
generaciones. Aquí tienes una guía rápida para situarte:
Los niños de la posguerra
es un fenómeno plenamente español vinculado a nuestra contienda nacional. En
otros países los nacidos en la década de los años 30 son conocidos como la generación silenciosa porque padeció
la gran depresión del año 1929 que les enmudeció en sentido figurado. Pero en
nuestro país nos referimos a los niños nacidos entre 1930 y 1948 que crecieron
en los rigores de los años posteriores a la Guerra Civil española. El pan
negro, las cartillas de racionamiento, los huérfanos y la enfermedad
convivieron con esos niños que les hizo labrar una personalidad austera y
trabajadora. Estamos hablando de 6 millones de personas hoy en día en España
que superan todos ellos los 70 años de edad.
Los babyboomers o generación de la explosión
de la natalidad. Son aquellos que nacen tras la
Segunda Guerra Mundial animados por una sociedad que respira tranquilidad
después de años de convulsión bélica. Especialmente en el mundo anglosajón se
da un inusual repunte de la natalidad de modo y manera que estos babyboomers forman parte de la cohorte
más numerosa de sus países y crecen con las aulas de sus colegios a
rebosar. En España el fenómeno se da
aunque en menor medida y con un retraso de cerca de diez años respecto al resto
de Europa y Estados Unidos, comenzando a
principios de los cincuenta al calor de la incipiente bonanza económica, los
éxitos en la reducción de la mortalidad infantil y llegando hasta finales de
los años 60. El éxodo del campo a la ciudad, la alegría del nuevo desarrollismo
español con crecimientos medios anuales del 7% del PIB y el nuevo consumismo
del seiscientos y el turismo nacional de playa, marcan la ambición de esta
generación. Para el INE son más de 12
millones los babyboomers, han
ostentado todas las magistraturas del poder económico y político y a su vez
representan el triunfo de la clase media en nuestro país.
La generación x.
En álgebra el signo x se utiliza para representar una cantidad desconocida. No
existe consenso sobre el origen del uso de la letra x para reflejar las
incógnitas en las ciencias exactas. Se habla del matemático Descartes como
propulsor en el siglo XVII ya que en la
imprenta esa letra era la menos usada. También como una traducción fonética del
árabe del término “incógnita” por parte de españoles que estudiaron el algebra
persa. En cualquier caso la x siempre se ha asociado al misterio o lo
desconocido y en el siglo XIX se usó así para bautizar cuestiones tan dispares
como los rayos x, esos rayos catódicos que eran una incógnita para los
investigadores porque permitían ver a través de la piel. En el siglo XX por ejemplo el activista de los derechos de
los afroamericanos Malcom X, cambio su apellido de nacimiento por la x ya que
quería representar la incógnita de su verdadero apellido africano perdido en
los años de la esclavitud. En 1991 un libro firmado por el escritor canadiense
Coupland con el título “Generación x” definió con esa letra a las nuevas clases
medias americanas absolutamente desconocidas para el gran público. El término triunfó
en los medios de comunicación para referirse a los jóvenes seguidores del canal
de música MTV que eran a su vez los hijos de los babyboomers. Es decir los chicos y chicas nacidos entre 1965 y
1980. Sufrieron el esplendor del consumismo y la obsesión por el triunfo a toda
costa de esa época. En nuestro país a causa de la dictadura franquista comienza
un poco más tarde, a finales de la década de los sesenta con la apertura
política. La componen en la actualidad más de 9
millones de personas y es llamada también
la generación de la EGB, acrónimo para referirse a la educación obligatoria
que cursaron. Son los últimos niños que aprendieron a jugar en la calle y los
primeros que empezaron a jugar con las consolas. Conocieron los primeros
ordenadores personales y llegaron a familiarizarse con la informática como
herramienta habitual de trabajo pero la televisión para ellos se acababa a las
ocho y media de la tarde con la familia Telerín y el famoso “Vamos a la cama
que hay que descansar”. Protagonistas del final de una época en España en la
que comenzamos a parecernos más al resto del mundo occidental, y asumen, esta
generación x, con rapidez la obsesión, casi sin límites, por el éxito
profesional de sus pares europeos y
americanos.
La generación y conocidos como los millennials.
Tomando como referencia las cohortes de nacidos entre 1981 y 1993, se ha
estimado en aproximadamente 7 millones el número de millennials en España, 80
millones en Estados Unidos y unos 1.700 millones en todo el mundo. Son
conocidos también como la generación del milenio, jóvenes que se han hecho mayores con el nuevo
siglo. Tienen entre veinte y treinta años, han sido profusamente etiquetados
como ninis, individualistas, narcisistas y aburguesados. También están los que
les auguran la arcadia feliz con el teletrabajo o la vuelta al campo
subsistiendo con un huerto y el trueque. Y por supuesto no fallan los augurios
catastrofistas que les sitúan viviendo de las pensiones de sus padres o
pidiendo la paga con 50 años. La realidad es mucho más compleja pero no puede
obviarse a la hora de analizarles que son los inventores de la economía
colaborativa, los defensores y practicantes de la vida sana y las dietas
saludables, los protagonistas de las revoluciones que demandan democracia en
medio mundo o los trabajadores digitales que nos permiten trabajar menos. Lo
anterior no quiere decir que no les haya afectado la coyuntura. Muy al
contrario, son nativos en la crisis. Su vida, especialmente la profesional, ha
estado mediatizada por las depresiones económicas que han congelado su futuro
profesional y les ha provocado una frustración que demuestran en su forma de
ser.
La
generación z
también llamados los centennials, nativos móviles o posmillennials. Son los chicos y
chicas nacidos en el periodo 1994-2010 con internet desplegado masivamente. Te
adelanto que dominan a la perfección las herramientas de la nueva economía y la
nueva sociedad en la que vivimos, porque no han conocido otra cosa desde que nacieron.
Eso les otorga el poder del conocimiento lo que les ha hecho perder el respeto
y por tanto comportarse irreverentemente con padres, jefes y profesores. Además
de irreverentes, son innovadores, reclaman la inmediatez son toda una incertidumbre. En número son más que
los archiconocidos millennials. Son
casi 8 millones según la estadística española y suponen algo más que el 25% de
la población mundial, 2.000 millones de personas en el planeta Tierra.
Ahora
piensa en tu compañera de oficina, en el informático que te arregla el
ordenador, en la directora de tu oficina bancaria o en tus nietos y prueba a situarles en la anterior
taxonomía. Mucha suerte.
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