(este artículo de opinión se publicó originalmente el día 17 de diciembre de 2020 en el blog de vida silver)
Las canas son el resultado del paso del tiempo, el primer síntoma externo de que nos hacemos mayores. Surgen por la pérdida de melanina en el pelo y, aunque la genética e incluso algún shock pueden provocar su aparición precoz, a la mayoría nos brotan discretamente en la frontera de los 40 y al superar los 55 todos peinamos canas. Nadie se libra, ni siquiera Barack Obama, que entró por primera vez en la Casa Blanca con el pelo negro y abandonó la presidencia de Estados Unidos con la cabeza casi blanca a los 56 años. Por lo tanto, todos hacia los 55 años, con el pelo gris, comenzamos a formar parte de la cohorte que se conoce como generación plateada, precisamente por el color plata de las canas.La inercia de siglos en los que
superar los sesenta años era prácticamente la antesala de la muerte ha
provocado que estos individuos hayan sido casi invisibles para la economía y,
por tanto, para los medios de comunicación. Para acabar con este sinsentido es
indispensable cuantificar su peso en la sociedad. Cuántos son y cuánto aportan
a la economía. Hoy los mayores de 55 años son 1.300 millones de personas en el
mundo y 15 millones en España, o lo que es lo mismo, más del 30% de la
población en nuestro país.
El conjunto de las oportunidades
que derivan del impacto de las actividades realizadas y demandadas por los
mayores de 55 años se ha bautizado como economía plateada o silver economy.
Actualmente ya representa el 25% del PIB, pero esto no ha hecho más que
empezar, ya que en 2025 la previsión es que el peso de los mayores de 55 en la
economía de la Unión Europea sea del 31,5% del PIB y del 37,8% del empleo. En
Francia, los mayores de 55 años ya suponen mucho más de la mitad de todo el
consumo nacional y en España se estima que son dueños del 50% del patrimonio.
Con la invisibilidad corremos el
riesgo no solo de ignorar las oportunidades, sino de pasar a la
estigmatización. Pero qué poco se conocen estos datos y en cambio qué rápido se
propagan otros. No olviden a aquel ministro japonés que pidió a los
nonagenarios que, por el bien de su país, hiciesen el favor de morirse porque
el gasto sanitario causado por el envejecimiento era inasumible. Si alguien
considera una rareza la afirmación del mandatario nipón, lo animo a que revise
la cantidad de “expertos” que piden confinar estos meses a los ancianos para
así no parar la economía. Con la invisibilidad corremos el riesgo no solo de
ignorar las oportunidades, sino de pasar a la estigmatización.
“Delante de las canas te
levantarás y honrarás el rostro del anciano”. Esta frase de la Biblia nos sirve
también para recordar que los mayores de 60 años representan en España uno de
cada tres votantes, cuya tasa de abstención es la más baja, y que pueden hacer
ganar o perder elecciones. Por si los argumentos económicos no convencen,
quizás este otro pueda servir para impulsar en nuestro país la economía
plateada.
Iñaki Ortega, director de Deusto Business School y
profesor de la UNIR.
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