(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el 8 de julio de 2023)
lunes, 10 de julio de 2023
Wagner, no solo en Rusia
lunes, 21 de marzo de 2022
La guerra, nuestra guerra
(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 21 de marzo de 2022)
Ahora que parece que ya nos hemos cansado de devorar las imágenes de la invasión de Ucrania es cuando comienza nuestra guerra. En la cuarta semana de ataques rusos, nuestros ojos se han acostumbrado a los resplandores de las bombas y a las caras de pánico de los ucranianos. Pero ahora sí, la guerra de verdad está llegando a España.
Aunque en las noticias Ucrania ocupe cada menos tiempo, en nuestras vidas va a suceder justo lo contrario. La globalización de la que tanto nos hemos beneficiado y que la masacre rusa ha puesto en cuestión, supone que todo está interconectado. Nunca ha sido tan fácil como ahora comprar cualquier producto de cualquier parte del mundo. Viajar, informarse o tener amigos de todas las culturas. Pero detrás de este fenómeno había unas cadenas de suministro que funcionaban como relojes suizos y que las bombas del Kremlin han colapsado. Esta globalización, como si fuese esas construcciones hechas de piezas de dominó, es muy frágil. Ha bastado con que Rusia invada Ucrania para que cayese la primera ficha del dominó que ha arrastrado a la siguiente y así sucesivamente, hasta que la guerra se ha plantado en nuestras vidas. Ya no es una imagen de destrucción que olvidas al apagar tu móvil. Es algo más profundo que ha venido para quedarse.
Nuestra guerra la vemos ya en las baldas vacías del supermercado, en la factura de la luz que no para de subir o cuando llenes el depósito de tu coche esta semana e incrédulamente constates que son 20 euros de más. Ya ven esta guerra los empleados de la automoción que no pueden seguir trabajando porque los cables de Ucrania imprescindibles para producir un coche ya no llegan. Se han dado cuenta de la guerra los obreros de las acerías que les han mandado a casa porque no compensa seguir con la fábrica abierta con el aumento del coste de la energía. Esos hijos que este fin de semana no han celebrado el día del padre, porque a muchos militares les han movilizado en nuestro propio país. O los taxistas que no pueden subir precios, pero en la gasolinera no piensan lo mismo; o los ganaderos que ya no tienen pienso para sus animales y que por ello han descubierto que venía de las llanuras ucranianas. Por no hablar de las familias de vaqueros que no tienen donde almacenar la leche porque los camioneros hartos de pagar los platos rotos de la guerra han decidido plantarse. Prueba a preguntar a las familias que viven del turismo si saben lo que es la guerra de Ucrania y comprobarás que está guerra ya nos está salpicando en cancelaciones de viajes y vuelta a los ERTEs y al desempleo de cientos de miles de compatriotas. Uno de cada diez euros de los ahorros de toda tu vida se habrá esfumado antes de que termine el año por la inflación también cebada desde Moscú.
Ahora sí, la guerra está aquí.
Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad de Internet UNIR y LLYC
martes, 15 de marzo de 2022
Morituri te salutant
(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el 7 día de marzo de 2022)
Se cuenta que los gladiadores justo antes de luchar en el circo romano saludaban al Cesar con la expresión latina “los que van a morir, te saludan”. Han tenido que pasar mas de dos mil años para que otro luchador, esta vez ucraniano y presidente de su país, salude al mundo con el mismo mensaje.
Los rudimentarios discursos de Zelesnky grabados con su propio teléfono son un ataque al ejército ruso, mucho más contundente que cualquier misil. El presidente ucraniano, objetivo número uno de Putin, con su supervivencia insufla ánimos a sus compatriotas y pone en evidencia el poderío militar de sus vecinos. Esos videos caseros, cada día desde un diferente escondrijo, son esperados por todo el planeta, como prueba de que sigue vivo. Cada nueva imagen del mandatario en camiseta kaki, no es solo un día más de vida de Zelensky, sino una bofetada en la cara de Vladimir Putin. Cada pieza es una obra maestra de cómo comunicar “mensajes de la verdad”. Esta expresión que fue acuñada en un homónimo libro hace 30 años, se refería a aquellas situaciones en las que te juegas el futuro y es preciso decir la verdad con todas las consecuencias. Es difícil encontrar más verdades por segundo que en cualquier video del ucraniano. Sin escenarios grandiosos, ni trucos efectistas, desde la autenticidad y la honestidad ha conseguido ser el maestro de la comunicación de nuestros días.
Los gladiadores, no sin cinismo, saludaban cortésmente al emperador que los llevaba a la muerte en los juegos romanos. Hoy Zelensky recuerda al mundo que puede morir sin que hagamos nada por defender su vida y la de su patria masacrada por un tirano. Rusia ataca a Ucrania y todos pegados al televisor. Dos mil años de distancia. pero todo es igual.
Un Cesar que se entretiene con guerreros y fieras. Esta vez es un oligarca ruso, que juega desde su palacio con las piezas de la guerra; un día masacra una ciudad, al otro amenaza la seguridad nuclear o bombardea corredores humanitarios.
El público que abarrota el circo. Esta vez todo el planeta en sus casas, siguiendo desde sus dispositivos el espectáculo de luces, sirenas, sangre y llantos de la contienda.
Los luchadores que mueren en la arena, esclavos y presos de la peor calaña. Esta vez son ciudadanos libres cuya única culpa fue nacer en la latitud equivocada en el peor momento de tiempo, pero que morirán igual de injustamente.
En Roma los gladiadores se convirtieron en ídolos, las personas con más honor de su civilización adorados por todos los romanos. Por mucho poder que acumulase el Cesar y a pesar de que el emperador sobrevivía y los guerreros morían en el circo cada día de los juegos, el pueblo consagró a los gladiadores como sus héroes y no a los emperadores. Ojalá no tengamos que esperar a que muera Zelensky para convertirlo en un referente. Ojalá no sobreviva Putin a Zelenski. Ojalá no llegué el día en el que la ausencia del video del presidente ucraniano sea la noticia. Ojalá no lamentemos haber hecho caso omiso de sus agónicas peticiones porque estábamos muy ocupados poniendo la bandera de Ucrania en nuestro perfil de Twitter.
Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad en Internet UNIR y LLYC