jueves, 4 de marzo de 2021

Empresas mutantes

 

(este artículo se publicó originalmente en la revista Actualidad Económica de El Mundo el día 28 de febrero de 2021)


La epigenética explica cómo afecta a los genes el ambiente que nos rodea hasta conseguir que muten. El término se atribuye a Conrad Waddington que en 1942 lo acuñó para analizar las interacciones causales entre los genes y su entorno dando lugar al fenotipo. Es decir que un fenotipo son los genes típicos de un determinado ambiente. Los rasgos fenotípicos no solo son físicos como grupo sanguíneo, estatura o pigmentación sino también conductuales. Popularmente se asocia fenotipo con raza o rasgos de los habitantes de un continente, pero la epigenética implica mucho más ya que se ocupa de las modificaciones químicas que sufre el ADN inducidas por mecanismos asociados a los hábitos de vida, tales como el ejercicio físico, la nutrición, el estrés o fármacos.

Por lo tanto, nuestro destino no solo depende del código genético con el que nacemos, sino que éste puede modificarse por el entorno. De hecho, muchas enfermedades graves se desarrollan por el efecto de una mala alimentación, el sedentarismo o la contaminación. La epigenética afirma que el nuevo fenotipo resultante de esos influjos externos no solo puede provocar la muerte sino también la de sus hijos ya que es hereditario.

Si eso pasa en el ser humano, qué puede suceder en una obra del hombre cómo son las empresas. Por ello se habla también de las empresas mutantes. De compañías que cambian su legado y su objetivo social fruto del ambiente en el que se desenvuelven. El investigador de Deusto Business School, Jon Mikel Zabala explica estas dinámicas del siguiente modo: “cuando las empresas están sometidas a entornos en los que los cambios ocurren con una frecuencia e intensidad cada vez mayor, su ADN tiene que mutar de una manera mucho más rápida para poder adaptarse». Ahora pensemos en la coyuntura que nos ha tocado vivir, con todas las certezas de antaño saltando por los aires. Los estándares de la deuda, las exportaciones, los mercados, los tipos de interés, la productividad y hasta la fiscalidad han cambiado radicalmente. La mortalidad de las empresas se ha disparado y ya no hay barrera que pueda parar la disrupción de los nuevos entrantes. La epigenética empresarial nos lleva a pensar que las deprimentes tasas de crecimiento, empleo y consumo acabarán impactando en el ADN de las compañías para hacerlas frágiles y moribundas. Por desgracia, esto no está tan lejos de la realidad que viven las pymes del sector turismo y hostelería en países como España.

Pero en biología la epigenética puede tener también consecuencias positivas sobre la salud del expuesto y en la de sus descendientes. Ésta es la idea que sostiene Jörg Blech, bioquímico, autor del libro El destino no está escrito en los genes, al afirmar que «cuando damos un paseo o salimos a caminar, no sólo quemamos calorías, también modificamos la actividad de los genes en el hipotálamo y desactivamos el efecto de aquel que nos abre el apetito». En 2005, el escritor americano Dan Buettner publicó en la revista National Geographic un reportaje titulado Los secretos de una vida larga. Con rapidez el número se convirtió en uno de los más vendidos de la historia del magazine. Identificó las llamadas «zonas azules» para referirse a aquellos lugares del mundo en los cuales las personas son más longevas. En estos lugares, en los que sus habitantes viven más que en el resto del mundo, las personas llegan a los 100 años a un ritmo diez veces mayor que, por ejemplo, en Estados Unidos. Y lo consiguen gracias a modificar su genética con hábitos saludables como hacer ejercicio, huir del estrés, cuidar la alimentación o tener un propósito de vida diario.

En la actividad económica también puede aprovecharse el entorno para bien. Jamás hemos vivido un momento en el que la tecnología sea tan accesible y potente. Nunca hasta hoy la transformación digital ha estado en todas las agendas públicas. Por primera vez la desintermediación y la competencia perfecta son sueños a nuestro alcance. Del auge de las criptomonedas y el nuevo activismo digital de los foreros de GameStop en la Bolsa puede aparecer una epigenética buena para las empresas. La clave, siguiendo al profesor Zabala, es la innovación, pero entendida como un proceso de búsqueda sistémica y sistemática. Sistémica porque las empresas tienen que analizar no solo su sector, sino otros que tienen una cierta distancia con respecto al suyo, pero que debido al uso de la tecnología pueden ser una amenaza en un futuro próximo. Y sistemática porque ha de ser continua, apoyada en herramientas como la prospectiva tecnológica, el emprendimiento corporativo o el benchmarking de patentes que ayudan a identificar hacia dónde se están moviendo los mercados. Empresas que mutarán con la innovación pero que lo harán para bien.

 

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR

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