jueves, 2 de diciembre de 2021

La palabra del año para Cambridge (y para la economía española)

(Este artículo se publicó originalmente en el diario La Información el día 30 de noviembre de 2021)


Los diccionarios por estas fechas eligen una palabra que acumula méritos para ser considerada la del año. Oxford busca siempre un término o significado nuevo, Cambridge que se haya buscado mucho en su diccionario online y en España, la Fundeu prioriza que forme parte del debate social de ese año. Palabras como confinamiento, cuarentena o posverdad han tenido ese honor en los últimos tiempos.

Este año Cambridge nos ha sorprendido eligiendo a la perseverancia. Ni vacuna, ni criptomonedas y tampoco apagón se han buscado tanto como el nombre de la misión espacial a Marte. Las búsquedas de la palabra se dispararon después de que el vehículo de nombre Perseverance hiciera su descenso al planeta rojo el 18 de febrero del 2021. En la página web de Cambridge se ha encontrado más de 243.000 veces durante 2021. El diccionario inglés ha definido estos días la perseverancia como "el esfuerzo continuado para hacer o conseguir algo, incluso cuando esto es difícil o lleva mucho tiempo". Los expertos han explicado que es normal lo que ha sucedido con esa palabra porque perseverancia no es una palabra común y los usuarios del diccionario, estudiantes de inglés en su mayoría, han debido de buscarla para entender su significado. Pero lo más interesante de la elección de la palabra este año es que los editores consideraron que era perfecta dados los desafíos a los que se ha enfrentado el mundo en 2021. "Al igual que se necesita perseverancia para hacer aterrizar una nave en Marte, se necesita para afrontar los retos y la interrupción de nuestras vidas a causa de Covid-19, los desastres climáticos, la inestabilidad política y los conflictos".

Por mucho que la NASA usase perseverance para bautizar su misión a Marte, es una palabra de origen latino, en concreto del verbo perseverare. En español y para la RAE es la acción de mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión. Por eso, aunque nadie me lo ha pedido, me atrevo a considerarla la palabra del año también para la economía española.

Perseverancia para lograr los fondos europeos y que no pasen de largo -como en los años 40 del siglo pasado el plan Marshall- porque no cumplíamos las condiciones que puso el general americano. Ahora Next Generation son 140.000 millones de euros de los cuales 72.000 millones en subvenciones no reembolsables y 68.000 en créditos, pero sobre todo es un 11 por ciento del PIB de nuestro país y el doble de fondos que hemos recibido en los últimos seis años. Unas ayudas claves para un nuevo modelo económico que nos permita competir y crear empleo sostenible en el tiempo. Pero que exigen constancia de nuestro tejido, a la vista de los retrasos, pero también de los gestores europeos para no desesperarse ante las batallas de los socios del gobierno español.

Perseverancia para vencer a la inflación a pesar de las decisiones políticas que han elevado la factura de las pensiones o la incapacidad para frenar la escalada de los precios de la energía que ya se ha trasladado a los costes industriales con parones y cierres de la actividad en sectores como la automoción o la construcción.

Perseverancia para superar la crisis de suministros porque no somos soberanos desde un punto de vista industrial y nadie pensó en ello en los últimos treinta años. Sin factorías de microchips o de baterías, pero importando provisiones de manera sistemática, estamos condenados a depender del tablero de la geopolítica global en el que no somos nadie.

Perseverancia para que la reconstrucción no pase exclusivamente por los fondos europeos, ni por planes gubernamentales o por sofisticados proyectos privados que necesitan al BOE sino por cientos de miles de talentos que trabajen y emprendan en nuestro país. Por acciones concertadas que democraticen el acceso a las tecnologías emergentes también a las pymes. Con estrategias publico-privadas para tener más españoles preparados, respetados y admirados; más emprendedores e innovadores que hagan grandes nuestras empresas y nuestro país.

Perseverancia para no caer en el enfrentamiento y mantener los acuerdos que nos han hecho disfrutar del mayor periodo de prosperidad en la historia de nuestro país. O fuerza suficiente para que nuestra democracia no caiga ante los ataques populistas y nacionalistas. Si prefieren, persistencia para no caer en la trampa de reformar nuestra carta magna que ha hecho posible que seamos uno de los mejores países del mundo para vivir. En definitiva, mantener el rumbo de los acuerdos entre diferentes, sean políticos o empresarios y sindicatos, para reconstruir juntos la España que nos ha dejado la pandemia.

Gracias, por tanto, a la NASA por habernos dado, sin querer, una lección de economía y demostrarnos que, sí a Marte se puede llegar con un coche de nombre perseverancia, también podemos llegar a tiempo para firmar en Bruselas las reformas que hagan posible la llegada de esos fondos europeos que cambiarán el destino de nuestro país.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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