(este artículo se publicó originalmente en Actualidad Económica el suplemento económico del diario El Mundo, el día 12 de septiembre de 2021)
Pero a pesar de lo anterior, es
imprescindible defender la tecnología en la era de la covid19. Porque sin los
avances tecnológicos hubiera sido imposible encontrar y dispensar una vacuna en
tiempo récord, mantener la cadena logística de abastecimiento sin
interrupciones, permitir la asistencia sanitaria universal, impartir millones
de horas de clases en colegios y universidades, y un sistema de
telecomunicaciones que ha permitido sobrevivir a la economía y a las familias.
La buena tecnología ha estado disponible en los momentos más difíciles, fue buena
porque resistió y porque ayudó al bien común.
La pandemia ha sumido a países como
España en una profunda crisis que exige reconstruir las bases de nuestro modelo
económico. Pero, al mismo tiempo, la alarma sanitaria ha permitido en un año
avances tecnológicos que sin ella habríamos necesitado más de un lustro en
conseguir. Quiero pensar que tantos sectores económicos devastados, con lo que
ello supone en términos de destrucción de empleo y empobrecimiento, será un
incentivo para acelerar, de una vez por todas, el proceso de transformación
digital. Las empresas tecnológicas en España en plena emergencia sanitaria
fueron declaradas sector esencial, esto demuestra que también son esenciales
para cualquier otra industria del país y para el nuevo tiempo que nos toca
vivir.
Ha tenido que ser la pesadilla de la
alarma sanitaria la que nos ha hecho ver cómo la tecnología nos ha cambiado la
vida para bien ya que está detrás de la erradicación de muchas enfermedades
mortales o que la pobreza se esté reduciendo e incluso está haciendo posible un
mejor planeta para las minorías. La esperanza de vida no ha dejado de crecer y
apenas hay diferencias en la edad media por ejemplo entre Argelia y Hungría; la
mayoría de la población del mundo vive en países que no son pobres y la energía
ha llegado a la inmensa mayoría del globo.
El coronavirus ha marcado un antes y
después en nuestras vidas, pero también en la historia. Acabamos de iniciar,
por tanto, la era de la pandemia. La época que recién empieza está por
definirse, pero ya hay una certeza, la tecnología lo impregnará todo. Mi
apuesta es que será para bien. Aquellos territorios que abracen el cambio
tecnológico -sin esperar a que todo vuelva a ser igual que en marzo de 2020-
conseguirán empresas, empleos y sistemas de bienestar resilientes. En la era de
la pandemia no puede mirarse hacia atrás con nostalgia sino hacia el futuro con
ilusión. Cada día la tecnología nos da buenas noticias en todo el mundo:
aplicaciones que nos permiten viajar con garantías, hospitales que se
construyen en semanas, sistemas logísticos eficientes, infraestructuras seguras
de datos, empresas que no contaminan con el hidrógeno verde y administraciones
soportando la economía a través de ayudas para las pymes y ciudadanos. Por
supuesto que los problemas seguirán ahí y sufriremos episodios que la
tecnología no podrá resolver e incluso en ocasiones empeorará.
No obstante, por cada uno de esos
escenarios distópicos, hay diez beneficiosos, según el investigador Rafael
Yuste. La neurotecnología se aplicará en pacientes con Parkinson a través de
estimulación cerebral o en personas sordas con implantes que incorporan un
micrófono que recogerá sonidos del exterior. En el futuro también se espera que
con estas tecnologías puedan llegar a ver personas ciegas, o curar el Alzheimer
finalmente gracias al refuerzo de los circuitos neuronales de la memoria.
Tenemos que aprovechar esta buena
tecnología que nos permite lo anterior pero también hace posible abrirnos al
mundo, trabajar a distancia, asumir con naturalidad la irreverencia de las
nuevas generaciones, encontrar valor en los datos o competir con cualquiera. La
reconstrucción económica y social de países como España ha de basarse en el
talento de las personas y las instituciones que utilicen estas buenas tecnologías.
Ortega y Gasset postulaba que la técnica solo adquiere sentido si está al
servicio del hombre, en nuestra mano tenemos, ahora, darle la razón al filósofo
español.
NOTA: el contenido del artículo se desarrolla en el libro LA BUENA TECNOLOGIA editado por PLANETA y que verá la luz en noviembre de 2021 y del que Iñaki Ortega es coautor
Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
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