(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 minutos el día 27 de junio de 2022)
Hay asimetrías de derechas y de
izquierdas. Para el que ya se ha puesto en alerta pensado que este artículo va
de política, le pido que por ahora se relaje porque estoy hablando de ciencia. En
estadística cuando una curva tiene la misma cola por delante que por detrás entonces
es simétrica o normal, pero si la cola es más larga por la derecha o por la izquierda
se da la asimetría. En economía, las asimetrías son profundamente injustas
porque impiden la competencia perfecta en la que todos los agentes tienen la
misma información y por tanto un resultado justo final. En el arte clásico, la armonía
de la simetría representaba el ideal de belleza plasmado en el famoso dibujo de
Leonardo Da Vinci y la anatomía humana.
Simetría o si prefieren independencia
es también lo que se nos pide, por ejemplo, a los profesores; ante mismas
respuestas en un examen de dos alumnos, ha de haber idéntica nota para ambos. Igualmente
en la justicia o hasta en las relaciones humanas, no es admisible que comportamientos
similares tengan consecuencias dispares. No nos gusta la imparcialidad.
Por eso, y ahora sí atentos porque
viene la parte política, resultan tan curiosas las asimetrías del actual gobierno
de España. La tragedia de Melilla de este fin de semana con más de 25 inmigrantes
fallecidos, es una “gran actuación” de nuestro vecino; cuando con un gobierno
de otro color hubiera sido tachada como asesinatos supremacistas. Los acuerdos
parlamentarios con los que no condenan el terrorismo de ETA, ahora es una demostración
de la “capacidad de pactar con los diferentes”, pero hace unos años los mismos
los catalogaban como una traición a las víctimas. Los indultos a los catalanes
que quisieron acabar con el orden constitucional son “actuaciones de reconciliación”,
que en otra época el mismo Pedro Sánchez las hubiera definido como
antidemocráticas. Por no hablar de la factura de la luz que en su día con precios
con los que hoy soñamos, los partidos que están en el gobierno calificaron como
pobreza energética promovida por la derecha contra la que había que
manifestarse. Ahora ni mú.
La lista es larga y les animo a que
piensen conmigo. ¿Cómo hubieran reaccionado los socios de este gobierno ante la
invasión en Ucrania si no estuvieran en el poder? Me temo que con infinitas
pancartas y pegatinas de “No a la guerra”. Y con otro partido en Moncloa, ¿qué dirían
de una joven ministra de derechas que pagase su niñera con fondos del gobierno?
Políticos de izquierdas y sindicatos hablarían de la explotación de la aristocracia
y no volvería a tener un cargo público en su vida. Eso sí nada comparado a si un político de la
derecha hubiese protegido a un abusador de menores desde su cargo público; estoy
convencido que no habría sitio donde esconderse ante la virulencia de la
reacción de los partidos que hoy nos gobiernan. Manifestaciones, escraches,
actores y periodistas defenderían a la víctima sin descanso, pero ahora ¿dónde
están? Qué difícil, por tanto, conseguir la simetría en las decisiones pero qué
imprescindible es especialmente para gobernar no solo para tu partido sino para
todos los españoles.
Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC
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