(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el 8 de agosto de 2025)
Si te suena a chino lo que escribo en la siguiente frase, estás anticuado. La Velada del año V combina boxeo de
streamers con actuaciones musicales en Twitch. Es la nueva economía, igual que a finales de los noventa del siglo pasado. Entonces, si no sabías lo que eran las puntocom, el Nasdaq o las
stock options, estabas fuera de onda. Ahora, me temo que es igual, si no sabes quién es Myke Towers o The Grefg.
No lo desprecies. No pienses que es cosa de adolescentes y que no es serio, unos youtubers boxeando con cantantes. A finales de los noventa también eran legión los que desdeñaban a esas empresitas tecnológicas que empezaban con la insolencia de querer desbancar a las incumbentes tan sólidas, tan capitalizadas y en sectores con tanto fuste como la automoción y la energía. Hoy la nueva economía de entonces -TICs les llamábamos- domina los rankings de las empresas más exitosas del planeta. Por cierto, empresas tecnológicas sí, pero también de entretenimiento.
Pero volvamos a La Velada. Más de 80.000 personas asistieron en directo este 26 de julio en el estadio sevillano de La Cartuja y por lo menos 9 millones de espectadores la siguieron simultáneamente en Twitch, la red social especializada en videojuegos. Estas magnitudes se multiplican si tenemos en cuenta que esa noche las quedadas de grupos de jóvenes en casas fueron habituales y cada una de ellas sólo contabilizó como un espectador. Por no hablar de los seguidores de los participantes en La Velada -cantantes de éxito como Aitana o Eladio Carrión e influencers como Westcol o Roro- que no han dejado de compartir contenido vinculado a ese espectáculo.
Si la nueva economía de los noventa tenía a Steve Job, el fundador de Apple como gurú, la que nos toca vivir ahora por estos lares tiene como patrón a Ibai Llanos. Ibai nació en Bilbao hace 30 años, estudió periodismo, aunque no llegó a completar la carrera, ya que empezó a comentar e-sports o videojuegos en línea, en 2014, además de alguna narración de partidos del fútbol profesional español. Pero no fue hasta 2020 cuando dio el gran salto. Sus tronchantes retrasmisiones durante el confinamiento hizo que sus seguidores aumentaran exponencialmente y conocido antes millones de jóvenes españoles y latinoamericanos. Desde entonces entrevista a los más famosos deportistas, cantantes e influencers. Por su canal han pasado desde Leo Messi, Bad Bunny o Aitana y también Mbappé o Luis Enrique.
En 2021 se atrevió con la primera velada –a puerta cerrada en Barcelona por las restricciones de la pandemia- con reconocidos streamers boxeando y músicos amenizando, consiguiéndose altas audiencias. En los siguientes años esta idea de La Velada siguió progresando con los mismo ingredientes de youtubers y cantantes; primero en el estadio olímpico de Badalona (2022) y luego en los estadios madrileños del Atlético de Madrid, Metropolitano, en 2023 y Santiago Bernabéu del Real Madrid en 2024, colgando siempre el cartel de no hay localidades. La fórmula ya estaba probada y este año ha sido la consolidación con ingresos millonarios fruto de la venta de localidades, patrocinios y derechos en redes sociales. Al mismo tiempo, su inquieta mente le llevó en 2023, junto al exfutbolista Gerard Piqué, a crear la idea de la Kings League, una liga de futbol de streamers con jugadores semiprofesionales y con invitados especiales como leyendas del fútbol retiradas. Esta liga se asemeja al fútbol convencional, pero con normas diferentes y algunas variaciones para potenciar siempre el entretenimiento entre los espectadores. El cambio físico que ha experimentado en el último año Ibai, ha aumentado su visibilidad y su influencia en millones de jóvenes; ha retrasmitido diariamente durante los últimos once meses su proceso de adelgazamiento que le ha llevado a perder más de 70 kilos. Hoy en día es uno de los streamers más importantes y conocidos del mundo, colaborando con las grandes estrellas globales del fútbol y de la música. Se estima que Ibai tiene un patrimonio neto de unos diez millones de euros, pero, sobre todo, es capaz de inventar una y otra vez nuevas fórmulas de entretenimiento -y por tanto de contenido- inéditas hasta que él las impulsa y siempre acompañadas del apoyo de un público cada vez más numerosos y multigeneracional. En La Velada de este año los espectadores oscilaban desde niños de 8 años a maduritos de cerca de cuarenta años. Esta edición ha confirmado que el entretenimiento, al mezclarse con cultura digital, garantiza atención masiva.
No todo el mundo está a por uvas con este asunto. Por mucho que los que superan los cincuenta años, en su gran mayoría no sepan nada de lo anterior, las empresas que dirigen la generación x o los baby boomers, se están poniendo al día. Por supuesto que compañías disruptivas como Revolut, la fintech de moda, está muy presente en estos eventos. Pero también viejos cantantes como Bustamente han participado e incluso boxeado en anteriores ediciones de La Velada. Marcas clásicas como Coca-Cola, El Pozo, Grefusa Mahou o Alsa no han querido perderse esta Velada del año V. Todas esas y una decena más han considerado el evento una plataforma estratégica para conectar con audiencias jóvenes, digitales y globales. Aunque la cifra exacta puede variar, se estima que cerca de 15 marcas han tenido presencia destacada en diferentes niveles, como patrocinios visibles en el ring; acciones de contenido con influencers y streamers o bien activaciones en redes sociales y en vivo durante el evento.
Las marcas que participaron aprovecharon para conectar con la audiencia joven de forma creativa y contextual. Activaron su presencia mediante colaboraciones con influencers, contenido en redes sociales, menciones en directo, promociones personalizadas, experiencias en vivo y branding integrado en la escenografía. En lugar de limitarse a las colaboraciones de toda la vida, apostaron por formatos nativos del entorno digital, generando visibilidad orgánica y afinidad real con el público objetivo.
Es la hora. Si eres un directivo empresarial toca ponerse los guantes de boxeo y los cascos de música, aunque te cueste. La otra opción es perder esta ola de decenas de millones de clientes.
Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC