(este artículo se publicó originalmente en el Periódico de Cataluña el día 7 de septiembre de 2025)
Los manuales de management han explicado este proceso usando una metáfora importada de la biología: los anticuerpos. Las novedades, como las criptomonedas, son una especie de virus que se introducen en el organismo -la economía o las empresas- que hacen que se generen anticuerpos para defenderse de esas innovaciones. Defenderse, porque adoptar lo nuevo no es sencillo, supone esfuerzo. Los humanos estamos diseñados para buscar la comodidad, por eso nos gustan las rutinas, hacer siempre lo mismo, no pensar. Y adoptar una innovación supone reflexionar, cambiar y muchas veces fallar. De ahí que intentemos huir de esas situaciones en el plano personal y también en las organizaciones creadas por nosotros mismos, como son las empresas y las administraciones públicas.
Esta vez hay que reconocer a los anticuerpos que se están desplegando con fuerza. Los vemos en la cantidad de expertos que describen los riesgos de los activos digitales o, si se prefiere, a los que se les ponen los pelos como escarpias con lo que llaman la revolución del bitcóin. La tokenización de activos con todas las criptomonedas y las nuevas formas de dinero como las monedas tradicionales digitales son como un berzal donde los burros se divierten. Una tentación para que supuestos expertos retozen y nos alerten -disfrutando con ello- de los peligros de la novedad y de lo ingenuos que somos. Que si el bitcóin no sirve de medio de pago, que si no genera flujos, que si no es unidad de cuenta… como si siguiésemos en la época del patrón oro. Estoy seguro de que, si viajásemos al siglo pasado, estos mismos especialistas despotricarían del cambio al dólar como referencia en las transacciones globales. Los anticuerpos -con capacidad de escribir informes- nos dicen que son ignorantes los que invierten en criptomonedas, cuando ellos mismos en sus artículos demuestran que no pasarían un examen básico de tecnología financiera. Este sistema inmunitario de nuestra economía también se permite pontificar en sesudos análisis sobre la burbuja de las criptomonedas basada en la avaricia de los compradores como si a lo largo de la historia -desde las especias, pasando por el oro o el petróleo- esa supuesta ambición por ganar dinero no haya movido la economía. Pero hay más proteínas defendiendo la economía de toda la vida: son los que se escandalizan por la ausencia de controles frente a los criptoactivos; defienden más BOE con leyes, controles, prohibiciones porque… ¡qué escándalo que los ciudadanos estén ganando dinero y lo hagan fuera del circuito establecido! Pero el anticuerpo guarda su mejor herramienta, basada en el miedo, que leemos desde años: el bitcóin es una estafa piramidal y todo el que invierta en esos activos digitales se arruinará irremediablemente.
La realidad es bien distinta. Millones de españoles tienen sus ahorros en bitcoines y están contentos. Según una encuesta del Banco Central Europeo, el 9% de la población española posee criptomonedas, frente al 4% de 2022. Un autónomo joven de 26 a 45 años que invierte a largo plazo es el perfil medio. Solamente en Guipuzcoa, según datos de la hacienda foral, la cifra de contribuyentes con criptomonedas se ha triplicado en apenas dos años. De julio 2023 a junio 2024, el volumen de transacciones desde direcciones españolas alcanzó casi 80.000 millones de euros, situando a España entre los cinco primeros mercados de Europa Occidental. Solamente en Guipuzcoa, según datos de la hacienda foral, la cifra de contribuyentes con criptomonedas se ha triplicado en apenas dos años. Y subiendo.
Uno de los principales bancos españoles globales ya ofrece compraventa y custodia de bitcoin y ether, con licencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y en breve sus rivales han anunciado que lo harán.
En el mundo son más de 400 millones de personas las que poseen criptomonedas, siendo el bitcóin la más utilizada. En El Salvador (donde el bitcóin es moneda legal), las remesas enviadas por este medio ahorran entre el 2% y el 6% en comisiones frente a servicios tradicionales como Western Union. Pero eso no es todo, el mayor fondo de bitcoines del planeta manejado por BlackRock gestiona activos de ahorradores cercanos a los 100.000 millones de dólares, idéntico al ETF del oro, clásico refugio de inversores. Al mismo tiempo no solo las personas compran criptomonedas, las empresas están gestionando ya su tesorería con activos digitales como reserva de valor. MicroStrategy tiene más de 226,000 bitcoines (julio 2025), valorados en más de 14.000 millones de dólares. Tesla posee cerca de 10.000 bitcoines. Block Inc. (antes Square) usa bitcoin a través de servicios y tenencias en balance. También compañías como Microsoft, AT&T y muchas pequeñas empresas aceptan pagos en bitcoines a través de procesadores como BitPay y Strike.
¿Son todos estúpidos? ¿Son todos delincuentes? No. Salirse de lo establecido nunca fue fácil, pero parece que ahora criticar sin piedad los criptoactivos empieza a ser un síntoma de agorero o lo que es peor de desactualizado.
Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC
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