(este artículo se publicó originalmente en el periódico El Mundo el 9 de noviembre de 2021)
Nuestro país, al igual que una gran parte de Europa, está inmerso en un proceso claro e
irreversible de envejecimiento como consecuencia tanto del incremento de la
esperanza de vida, lo cual es un gran logro social, como de la importante caída
de natalidad que se inició hace ya varias décadas.
Actualmente,
nuestra población mayor de 55 años engloba a más de 15,5 millones de personas,
que suponen el 32% del total de la población. Casi una de cada tres personas en
España es sénior. De éstos, la población mayor de 55 años y menor de 70 años en
España suma más de 8 millones de personas, que suponen un número similar al de
jóvenes entre 15 y 30 años. Este proceso de envejecimiento de la población nos
genera grandes retos a nivel macro, individual y empresarial
A nivel macro el envejecimiento será una amenaza para nuestro Estado de Bienestar, especialmente en cuanto al sistema de pensiones que nos hemos dado y a las necesidades de dependencia y tendrá consecuencias en cuanto a la configuración de nuestras ciudades y territorios, espacios, vías públicas, etc. A nivel individual supondrá que los ciudadanos tendrán que asumir vivir vidas más largas y, por consiguiente, la necesidad de tener rentas durante más atos Los ciudadanos tendrán que prepararse para vivir más años y trabajar hasta edades más avanzadas
A nivel empresarial tiene dos implicaciones. Por una parte la necesidad de ajustar la oferta de productos y servicios a un mercado silver, lo que está generando nuevas oportunidades. Y por otra parte, el asumir la gestión de equipos también más mayores que lo que era habitual hasta ahora (talento sénior).
Y
paradójicamente, llevamos décadas en las que hemos fomentado la salida muy
temprana del mercado laboral, mediante fórmulas de prejubilación o de
utilización de la fórmula legal de la jubilación anticipada. Esta salida
temprana, pactada muchas veces entre las empresas y los trabajadores ha sido
bendecida por las distintas administraciones
Para
las empresas son un instrumento de ajuste, de rejuvenecimiento de la plantilla
y en estos procesos los trabajadores de más edad han sido señalados prioritariamente
a la hora de efectuar dichos ajustes con su propio beneplácito, de hecho, salir
del mercado era una quimera deseada por muchos trabajadores y aprovechada por
sus representantes.
Además,
tenemos un claro problema de edadismo o discriminación por edad, de modo que
aquellos trabajadores que eran expulsados del mercado laboral a partir de los
50 anos, e incluso antes, sus opciones de acce so al mercado por cuenta ajena
se ven muy mermadas Así, se ha instalado la idea de que superar los cincuenta
años es sinónimo de no tener futuro laboral. Durante décadas había muy pocas
cares en el sistema productivo y hemos asociado erróneamente las canas a un mal
desempeño y una baja productividad
Esto
hace que muchos sénior que se quedan sin trabajo tienen grandes complicaciones
de encontrar un nuevo puesto. Así, la población desempleada mayor de 55 años
suma un total de 508.000 personas, esta cifra no ha dejado de crecer en la
última década E paro senior casi se ha triplicado desde el año 2008 en España
ya que los parados ese año eran 180.000 personas y casi la mitad de los sénior
parados llevan más de dos años en esa situación.
Los
trabajadores sénior que salen del mercado de trabajo si quieren seguir
ocupados, prácticamente solo tienen la vía del trabajo por cuenta propia e
incluso algunos se acercan por primera vez al emprendimiento, poniendo en
marcha sociedades para ofrecer sus productos y servicios, generando cierta
riqueza e incluso creando otros puestos de trabajo. Este trabajo por cuenta
propia es la única via de seguir ejerciendo una actividad productiva.
La
población mayor de 55 años que trabaja por cuenta propia (afiliados a la
Seguridad Social) suma un total de 910.000 personas, que suponen un 27% de
todos los autónomos españoles. Casi uno de cada tres autónomos en España es
sénior.
El trabajo
autónomo en España crece conforme cumpleaños la población ocupada y en el
colectivo sénior está mucho más presente. De media uno de cada cuatro afiliados
sénior a la Seguridad Social es autónomo, pero en algunos tramos supera el 50%.
Ser autónomo es la opción mayoritaria para seguir activo en los últimos años de
vida laboral.
Estos
fenómenos se han incrementado en nuestro país desde 2008 por dos razones: por
haber muchos más efectivos en esos tramos de edad al estar llegan do a esas
edades las primeras cohortes de los babyboomers españoles y como consecuencia
de los ajustes y reestructuraciones tras la crisis de 2008.
En
resumen, hoy hay más sénior, hay más sénior que quieren trabajar, hay más
sénior en términos absolutos que salen anticipadamente del mercado laboral, más
sénior que saben que tienen que seguir teniendo rentas hasta su acceso a la
jubilación más sénior en paro, y más sénior que acceden al trabajo por cuenta
propia o al emprendimiento como única vía de seguir ocupados.
Nuestra
radiografía del mercado de trabajo senior es bastante distinta de la de
nuestros vecinos del norte y del centro de Europa y la principal diferencia es
que en el resto de Europa un trabajador está socialmente activo hasta la edad
de jubilación
Por
tanto, no debería haber excusas para tomar decisiones urgentes que permitan que
el talento sénior aporte más y mejora la economía española. Y esto afecta
colegiadamente a todos los intervinientes
Las
administraciones deben generar sistemas de incentivos para no anticipar la
inactividad, e incluso para su prolongación cuando los trabajadores y las
empresas estén de acuerdo en ello
Las
empresas deberán desarrollar estrategias orientadas a disponer también del
talento sénior, colaborando en su actividad sin pérdida de productividad para
ello se tienen que aplicar políticas en diversos ejes y que están perfectamente
descritas en múltiples prácticas internacionales. En este punto cabe destacar
que es en Europa el entorno global que antes está siendo afectado por el
envejecimiento y, por tanto, es en Europa donde tenemos que mirar
Tambien los trabajadores y sus representantes tienen que asumir que una sociedad
sostenible requiere un compromiso de participación más amplio en el mercado
laboral y que no deberíamos premiar modelos de salida temprana del talento
senior o que se produzca discriminación por edad en los procesos de entrada
Muchas
veces el debate se suscita erróneamente. Se debate sobre la edad de jubilación,
sin embargo, el debate debería ser la edad real de salida del mercado.
La
sociedad en su conjunto debería velar por una salida del mercado laboral del
talento de manera sostenible. Y desde
luego nuestro comportamiento en este tema, no lo es, lo único que hacemos con
estas prácticas es poner en riesgo los sistemas de protección de nuestro Estado
de bienestar y condenar a muchos trabajadores a no tener un propósito social de
contribución al resto de la comunidad.
El
trabajo es una manera de contribuir con la sociedad, da propósito a la persona
y es un factor de bienestar psicosocial y, por tanto, no deberíamos consentir
que nuestra sociedad pierda efectivos que pueden seguir aportando un gran
valor, al menos hasta la edad legal de jubilación e incluso más allá de manera
voluntaria
Rafael Puyol es presidente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Alfonso Jiménez es socio de Exec Avenue e Iñaki Ortega es consejero asesor del Centro de Investigación Ageingnomics. Los tres son autores del Mapa Talento senior 2021, de la Fundación MAPFRE.
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