lunes, 26 de julio de 2021

Los extremos se tocan

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 26 de julio de 2021)


Las ideologías llevadas al extremo se radicalizan y acaban por promover idénticas actuaciones antidemocráticas. Por ello suele usarse la expresión “los extremos se tocan”. Esta afirmación en una línea plana parece imposible de demostrarse ya que un punto en la parte derecha de la recta y otro en la izquierda nunca se podrían llegar a juntar. Pero un filósofo francés ha conseguido probarlo usando el dibujo de una herradura. Los extremos de la herradura casi se juntan porque son la base del arco de dicha forma. Parece ser que el arco semicircular con forma de herradura nació en la península ibérica antes incluso de que se aplicase en la arquitectura románica y de ahí se extendió a todo el mundo. Lo vemos en la mezquitas pero también en las catedrales.

Esa podría ser la expresión gráfica del mercado laboral español. Un arco de herradura. Dos extremos, los más jóvenes y los más mayores que soportan con su desempleo y precariedad un absurdo reparto de cargas y beneficios. La cohorte de los treinta y muchos a los cuarenta y tantos años tiene empleo, estabilidad y sobre todo muchas ofertas a su medida. Pero el mercado se seca si tienes más de cincuenta años y prácticamente la única posibilidad de seguir activo es ponerte por tu cuenta. A su vez, ser joven en estas latitudes es estar condenado a sufrir sueldos de miseria o padecer un desempleo del 50 por ciento.

Aun así, tenemos que decir alto y claro que en nuestra sociedad, jóvenes y mayores no son extremos enfrentados como algunos quieren trasmitir. No lo son en el empleo donde destruir el talento senior en las empresas no garantiza que sus puestos sean ocupados por los más jóvenes. Tampoco en la economía en la que sólo pueden pagarse las pensiones del futuro poniendo a trabajar a pleno rendimiento a ambos grupos etarios. Y ni mucho menos en la política, donde únicamente se consiguen cambios sístémicos alineando las inquietudes de jóvenes y mayores.

Nuestra economía en crisis pide a gritos que empresas, ciudadanos y administraciones se comprometan a situar la diversidad generacional en la más alta prioridad, con actuaciones valientes y coherentes. Hoy dos generaciones, los mayores y los jóvenes, se han convertido en invisibles para los empleadores. La economía, pero también la política les ha borrado de la ecuación porque o bien no tienen recursos económicos o no resultan ya atractivos. Son dos cohortes muy diferentes, por supuesto, cada una con sus fortalezas y también con debilidades. Pero por qué no pueden convertirse en el motor oculto de una sociedad que necesita reinventarse ante los últimos acontecimientos que han puesto en jaque todas nuestras certezas.

Cada época histórica ha tenido una generación que ha sido motor de desarrollo. Los jóvenes en la década de 1960, las mujeres con la democracia o la inmigración en el nuevo milenio. La combinación de pandemia y avances científicos hace que sean dos generaciones en la sombra (los menores de veinticinco años y los mayores de cincuenta y cinco) los llamados a liderar el mundo.


NOTA: el contenido del artículo se desarrolla en el libro DE LOS ZETAS A LOS SILVER editado por Plataforma Editorial y que verá la luz en septiembre de 2021


Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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