(este artículo se publicó originalmenteel día 13 de julio de 2021 en Idealista News)
Este cambio ha sido tan rápido
-no puede olvidarse que durante miles de años la esperanza de vida no superaba
los 30 años, y en los últimos siglos estábamos anclados en los 40 años- que no
ha dado tiempo a adaptarse. Las instituciones en sentido amplio -empresas y
administraciones- pero tampoco las personas hemos asimilado que viviremos más
allá de los 80 años. Eso explica muchos de los retos que tenemos por delante.
Por ejemplo, las carreras profesionales serán mucho más largas porque tenemos
mejor salud y además viviremos más años, pero nos empeñamos en acortarlas con
salidas tempranas del mercado laboral sin darnos cuenta de que es inviable
estar más años cobrando una pensión que trabajando. Otra demostración de la
falta de adecuación a la nueva demografía es el surgimiento de una nueva edad a
caballo entre la ancianidad y la edad adulta, pero la oferta de bienes y servicios
sigue anclada en modelos obsoletos que ven a los seniors como personas frágiles
y analógicas. A su vez la aportación de los adultos mayores al bienestar de las
familias con el trabajo no remunerado -voluntariado- no ha dejado de aumentar,
pero seguimos anclados en una visión paternalista y asistencial de los mayores
cuando la realidad es que son un grupo de edad resiliente y muy activo.
Por todo lo anterior ha surgido
el concepto de la silver economy o economía plateada. Son el conjunto de
oportunidades para los territorios, empresas y ciudadanos vinculadas a una
nueva cohorte de edad con el pelo plateado y necesidades insatisfechas. Los
seniors necesitan productos a su medida y además tienen una posición económica
más sólida que otros grupos de edad (en España la pensión media es más alta que
el sueldo medio). Al mismo tiempo las empresas necesitan conocer mejor a esta
nueva clientela y una adecuada gestión de la diversidad en sus plantillas, de
la mano del talento senior; les puede ayudar. Por último, también es economía
plateada cuando los territorios fomentan las mejores condiciones para retener
ya atraer personas mayores con políticas amables con este colectivo. Las
personas, empresas y naciones que abracen la silver economy recogerán los
réditos en términos de creación de empleo y generación de riqueza.
La silver economy supone explorar
nuevos ámbitos en la industria de ocio -los mayores son el colectivo que más
crece como usuarios de gimnasios o plataformas para citas-, en las finanzas
-con nuevos productos de ahorro o para hacer líquido el patrimonio
inmobiliario-, en los bienes de consumo -coches para mayores, móviles para
mayores o ropa a su medida-, pero también en la vivienda.
Todos los estudios indican que
una gran mayoría de personas queremos permanecer en nuestra casa hasta el final
de nuestra vida. Pero el paso de los años lleva a que las circunstancias que
rodean a las personas cambien. Los hijos se independizan, puede surgir la
soledad o la dependencia en diferentes grados es probable que aparezca. Pero
también con el paso de los años hay una mayor libertad para viajar o
desaparecen servidumbres como la cercanía al lugar de trabajo. Es en este
contexto dónde han aparecido oportunidades en la industria de la vivienda para
renovar inmuebles para la dependencia, adaptar las casas a los largos cuidados
o explorar nuevos modelos de convivencia como el coliving. También surgirá un
nuevo mercado para los seniors que quieran adaptar su nueva vida con una casa a
su medida. Las soluciones residenciales aceleradas por la pandemia migrarán a
un modelo más parecido al hogar y aparecerán casas tuteladas o con servicios
especializados y para todo lo anterior no solo se necesitará adaptar la oferta
sino también nuevas empresas que entiendan que hay pocos mercados donde la
demanda esté asegurada que aumente dos dígitos en los próximos años.
Un mercado silver para la
vivienda que tiene otra ventaja y es su capacidad de autofinanciarse. En España
por primera vez en la historia y según datos del barómetro de consumo senior de
la Fundación MAPFRE, una mayoría de los seniors tienen vivienda en propiedad.
Fórmulas, hasta ahora inéditas en nuestro país para hacer líquido ese
patrimonio inmobiliario, aparecerán como la vivienda inversa, la nuda propiedad
y la hipoteca inversa, para permitir que los silvers vivan a su manera.
El profesor de ESIC, Juan Carlos
Alcaide, ha acuñado el término de silverizar la economía en el sentido de
adaptar la producción a una realidad demográfica en la que predominan las
canas. El sector de la vivienda no será una excepción y también se está
silverizando a marchas forzadas para adaptarse a las nuevas necesidades de la
cohorte plateada. La buena noticia es que siguiendo esta vez a Renee Mouborgne
de INSEAD, el mercado es una océano azul -apenas hay operadores que han visto
la oportunidad del envejecimiento en la industria de real estate- y los
pioneros se beneficiarán de ello. España está en la mejor posición: la mayor
esperanza de vida, altos estándares del sistema de protección socio-sanitari,
agentes en el mercado de calidad, tradición inversora en la industria y territorios
además de instituciones financieras buscando nuevas palancas de desarrollo. ¿A
qué esperamos para silverizar la vivienda española?
Iñaki Ortega es profesor de la Universidad Internacional
de La Rioja UNIR
Luis de Ulibarri es vicepresidente de Almagro Capital
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