domingo, 25 de julio de 2021

La vivienda se “silveriza”

 (este artículo se publicó originalmenteel día 13 de julio de 2021 en Idealista News)

El reto demográfico se ha convertido en una de las macrotendencias a tener en cuenta para la agenda de cualquier economía del planeta. Por ejemplo, en España, en apenas un siglo hemos ganado a la vida 40 años, es decir que se ha doblado la esperanza de vida de los 41 años de 1920 a algo más de 81 en la actualidad.  A principios del siglo pasado solo un español de cada cien superaba los 65 años, hoy es el 99%. El resultado es que en la actualidad 15 millones de españoles son seniors, es decir que una de cada tres personas que viven en nuestro país tienen más de 55 años.

Este cambio ha sido tan rápido -no puede olvidarse que durante miles de años la esperanza de vida no superaba los 30 años, y en los últimos siglos estábamos anclados en los 40 años- que no ha dado tiempo a adaptarse. Las instituciones en sentido amplio -empresas y administraciones- pero tampoco las personas hemos asimilado que viviremos más allá de los 80 años. Eso explica muchos de los retos que tenemos por delante. Por ejemplo, las carreras profesionales serán mucho más largas porque tenemos mejor salud y además viviremos más años, pero nos empeñamos en acortarlas con salidas tempranas del mercado laboral sin darnos cuenta de que es inviable estar más años cobrando una pensión que trabajando. Otra demostración de la falta de adecuación a la nueva demografía es el surgimiento de una nueva edad a caballo entre la ancianidad y la edad adulta, pero la oferta de bienes y servicios sigue anclada en modelos obsoletos que ven a los seniors como personas frágiles y analógicas. A su vez la aportación de los adultos mayores al bienestar de las familias con el trabajo no remunerado -voluntariado- no ha dejado de aumentar, pero seguimos anclados en una visión paternalista y asistencial de los mayores cuando la realidad es que son un grupo de edad resiliente y muy activo.

Por todo lo anterior ha surgido el concepto de la silver economy o economía plateada. Son el conjunto de oportunidades para los territorios, empresas y ciudadanos vinculadas a una nueva cohorte de edad con el pelo plateado y necesidades insatisfechas. Los seniors necesitan productos a su medida y además tienen una posición económica más sólida que otros grupos de edad (en España la pensión media es más alta que el sueldo medio). Al mismo tiempo las empresas necesitan conocer mejor a esta nueva clientela y una adecuada gestión de la diversidad en sus plantillas, de la mano del talento senior; les puede ayudar. Por último, también es economía plateada cuando los territorios fomentan las mejores condiciones para retener ya atraer personas mayores con políticas amables con este colectivo. Las personas, empresas y naciones que abracen la silver economy recogerán los réditos en términos de creación de empleo y generación de riqueza.

La silver economy supone explorar nuevos ámbitos en la industria de ocio -los mayores son el colectivo que más crece como usuarios de gimnasios o plataformas para citas-, en las finanzas -con nuevos productos de ahorro o para hacer líquido el patrimonio inmobiliario-, en los bienes de consumo -coches para mayores, móviles para mayores o ropa a su medida-, pero también en la vivienda.

Todos los estudios indican que una gran mayoría de personas queremos permanecer en nuestra casa hasta el final de nuestra vida. Pero el paso de los años lleva a que las circunstancias que rodean a las personas cambien. Los hijos se independizan, puede surgir la soledad o la dependencia en diferentes grados es probable que aparezca. Pero también con el paso de los años hay una mayor libertad para viajar o desaparecen servidumbres como la cercanía al lugar de trabajo. Es en este contexto dónde han aparecido oportunidades en la industria de la vivienda para renovar inmuebles para la dependencia, adaptar las casas a los largos cuidados o explorar nuevos modelos de convivencia como el coliving. También surgirá un nuevo mercado para los seniors que quieran adaptar su nueva vida con una casa a su medida. Las soluciones residenciales aceleradas por la pandemia migrarán a un modelo más parecido al hogar y aparecerán casas tuteladas o con servicios especializados y para todo lo anterior no solo se necesitará adaptar la oferta sino también nuevas empresas que entiendan que hay pocos mercados donde la demanda esté asegurada que aumente dos dígitos en los próximos años.

Un mercado silver para la vivienda que tiene otra ventaja y es su capacidad de autofinanciarse. En España por primera vez en la historia y según datos del barómetro de consumo senior de la Fundación MAPFRE, una mayoría de los seniors tienen vivienda en propiedad. Fórmulas, hasta ahora inéditas en nuestro país para hacer líquido ese patrimonio inmobiliario, aparecerán como la vivienda inversa, la nuda propiedad y la hipoteca inversa, para permitir que los silvers vivan a su manera.

El profesor de ESIC, Juan Carlos Alcaide, ha acuñado el término de silverizar la economía en el sentido de adaptar la producción a una realidad demográfica en la que predominan las canas. El sector de la vivienda no será una excepción y también se está silverizando a marchas forzadas para adaptarse a las nuevas necesidades de la cohorte plateada. La buena noticia es que siguiendo esta vez a Renee Mouborgne de INSEAD, el mercado es una océano azul -apenas hay operadores que han visto la oportunidad del envejecimiento en la industria de real estate- y los pioneros se beneficiarán de ello. España está en la mejor posición: la mayor esperanza de vida, altos estándares del sistema de protección socio-sanitari, agentes en el mercado de calidad, tradición inversora en la industria y territorios además de instituciones financieras buscando nuevas palancas de desarrollo. ¿A qué esperamos para silverizar la vivienda española?

 

Iñaki Ortega es profesor de la Universidad Internacional de La Rioja UNIR

Luis de Ulibarri es vicepresidente de Almagro Capital

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