No le sorprenda si los datos que a continuación voy a contar
no los conocía. Estas semanas ha habido poco espacio en los medios de
comunicación para algo que no fuesen las protestas de los pensionistas y las
movilizaciones de las mujeres con motivo del 8 de marzo. No acuso a los mass media de parcialidad, simplemente
atestiguo que informes con conclusiones relevantes no han encontrado su
espacio.
“Panorama de las pensiones”, es un informe que todos los
años realiza la OCDE en el cual se estudian exhaustivamente las pensiones de
los países más desarrollados del mundo. Este año las conclusiones para España
eran las siguientes. Uno: tras la jubilación, la protección social española
garantiza que los niveles de pobreza caen a mínimos, situándose en línea con los
países con mejores sistemas de protección, como Finlandia, Francia o Noruega.
Dos: Los niveles de pobreza relativa de los mayores españoles se
sitúan entre los más bajos de los países desarrollados. El mejor dato
de todos es el de Dinamarca, uno de los países del mundo con un estado del
bienestar más avanzado. Su riesgo de pobreza para los jubilados es del 3,2%,
esto es, apenas dos puntos mejor que España.
Además coincidiendo con la semana de las movilizaciones del
8 de marzo, se conoció un informe de la prestigiosa Universidad de Georgetown
que sitúa España como quinto país en el bienestar para las mujeres. Se trata del Índice Global de Paz y Seguridad de las
Mujeres, elaborado por el Instituto de Georgetown para las Mujeres, Paz y
Seguridad y el Instituto de Seguridad y el Instituto de Investigación de la Paz
de Oslo. El estudio compara 11 indicadores relacionados con la inclusión, la
justicia y la seguridad y analizan desde los años de escolarización, la
inclusión financiera, el empleo femenino, el uso de móviles o la
violencia en el seno de la pareja. El reporte de Georgetown utiliza esos
indicadores para situar a España en la quinta posición de la clasificación
general, con una puntuación de 0.860 puntos sobre 1. El listado lo encabeza
Islandia, le siguen Noruega, Suiza y Eslovenia.
El convulso momento político actual nos exige poner en valor
las grandes cosas que los españoles hemos conseguido en campos en los que
tradicionalmente recurrimos a ejemplos de fuera de nuestras fronteras. El
estado de bienestar y la igualdad son ejemplos de los que podemos sentirnos
orgullosos, pero también la historia de muchas empresas con sus emprendedores.
La vida de Isidoro Álvarez directivo de El Corte Inglés
durante cuarenta años o la de María José Álvarez presidenta de la empresa que
más personas emplea en nuestro país, Eulen,
son buena prueba de ello. Isidoro lideró El Corte Inglés convirtiéndolo
en una de las mayores historias de éxito empresarial en España. Bajo su mandato
se crearon cientos de miles de puestos de trabajo y favoreció la creación de un
tejido económico que floreció gracias a la generosidad y el efecto
multiplicador de los grandes almacenes. Hoy el grupo es ejemplo para otros grandes
almacenes europeos, da trabajo a más de 90.000 empleados y aporta al PIB
español cerca de 4.000 millones al año.
María José Álvarez es la presidenta y principal accionista
del grupo Eulen. Apenas se la conoce cuando los datos de su empresa y su
trayectoria de lealtad y coraje personal, reclaman lo contrario. Emplea más de
95.000 trabajadores con presencia en 14 países,
tiene de clientes a las empresas más importantes del mundo y ofrece
servicios en ámbitos tan diversos como el trabajo temporal, el telemarketing,
la salud, la seguridad, la limpieza, el mantenimiento o el medio ambiente.
Nadie es profeta en su tierra y hace unas semanas reconocieron en Nueva York a
María José como la líder empresarial del año.
En nuestros días, cuando la digitalización amenaza el empleo
en cualquier industria o el populismo campa por sus respetos en medio mundo, no
es complicado acordarse del pensador Nassim Taleb y su parábola de los cisnes
negros. Qué pensarían aquellos expedicionarios holandeses, dirigidos por el
explorador Willem de Vlaminghen cuando llegaron a Australia Occidental en el
siglo XVI y vieron por primera vez un cisne que no era blanco. El negro de sus
plumas les hizo pensar en multitud de sombríos augurios que vendrían a
continuación. Nada más lejos de la realidad, el mundo no ha dejado de prosperar
desde entonces.
Los sencillos datos de esos informes o las historias de
estos directivos son una llamada a perseverar en los principios y valores que
han permitido que hoy seamos uno de los mejores países para vivir. España, con ciudadanos informados y líderes honrados,
sacará provecho de la adversidad y seguirá siendo referente en el mundo.
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