(este artículo se publicó originalmente en el periódico Expansión el 27 de junio de 2016)
El
término ecosistema proviene de la biología y fue acuñado en 1930 por el botánico inglés Roy Clapham. Un
ecosistema es un sistema de organismos
vivos interdependientes que comparten el mismo hábitat. La gran aportación del concepto a la ciencia de
la naturaleza residía en la
interrelación de los organismos que viven en el sistema; si se rompe un eslabón de esa cadena es muy difícil
recuperar el equilibrio y
afectará seriamente a su sostenibilidad.
La
literatura económica ha incorporado ese concepto para explicar las características de los territorios más
dinámicos. En coherencia con la escuela
institucionalista del premio Nobel de economía Douglass North, los países con ecosistemas emprendedores egresan
continuamente nuevas empresas
con capacidad de crecer y crear empleos, innovando en bienes, servicios y modelos de negocio. Y lo hacen
porque los gobiernos, instituciones
de conocimiento y grandes empresas orquestan sus actuaciones para conseguir más actividad emprendedora en el
país.
Los
ecosistemas de la naturaleza son una serie de cadenas de interdependencia. También en economía. Por
ello, cualquier programa de fomento
en materia de emprendimiento ha de fortalecer el ecosistema y no romper el equilibrio entre sus agentes.
Actuar buscando el rédito a corto
plazo y el protagonismo unilateral es síntoma de que no se está respetando ese equilibrio sino que al
contrario, del ecosistema estamos
migrando a un egosistema.
Como
documenta todos los años desde 1999 el informe GEM, actualmente ya en más de sesenta países, el cambio
tecnológico y la innovación de la
mano de los emprendedores son las formas principales en que la civilización ha progresado a lo largo
de la historia.
GEM recomienda como de vital relevancia estudiar el
ecosistema emprendedor,
o lo que es lo mismo analizar la fotografía de las condiciones del entorno para emprender de cara
al diseño de las actuaciones
de las instituciones en este terreno. Los 36 expertos entrevistados este año en el informe español
han vuelto a poner de manifiesto
en una puntuación de 1 a 5, que seguimos por debajo del 3, y pese a una ligera mejoría todavía es difícil
emprender en nuestro país.
En
2011, coincidiendo con la larga campaña electoral que llevó a Mariano Rajoy a ser presidente, irrumpió en la
agenda pública de España
el emprendimiento y los emprendedores. Desde entonces es difícil encontrar un gobierno, fundación, gran
empresa o incluso un medio
de comunicación que no haya lanzado un programa de apoyo a startups.
Pero
todavía vamos muy lentos. El informe GEM de 2015 sitúa en 5,7 la tasa de
actividad emprendedora en nuestro país frente al 11,9 de USA o el 8,5 de media de las llamadas
economías basadas en la innovación.
Precisamente por el unilateralismo en las actuaciones que he bautizado en estas líneas como egosistema emprendedor.
Una docena de leyes
autonómicas para apoyar a los emprendedores sin coordinarse entre ellas. La obsesión por patrimonializar el
concepto de
emprendimiento en los autónomos enfrentándolo a las llamadas empresas de base tecnológica. La persistencia y
creación de grandes infraestructuras
para la innovación desconectadas de los emprendedores
y sus necesidades.
La
sobreactuación sin el mínimo análisis
previo motivada por la agenda política o económica. El autismo de las grandes empresas a la hora de
colaborar en sus programas
de emprendimiento corporativo. La continua promoción de espacios para emprendedores desde lo público en
claro ejercicio de competencia
desleal. La inexistencia de una gran fundación público-privada al estilo de Startup América impulsada por el presidente Obama con la ayuda de las más
importantes empresas americanas.
La utopía de disponer de una auténtica unidad de mercado es también otro ejemplo de actuaciones en
contra del ecosistema.
No
obstante soy optimista porque en materia de emprendimiento hay mucho más que nos une que lo que nos separa.
Esta primavera un grupo de
profesores de Deusto e ICADE Business School estudiamos los programas electorales de las cuatro principales
fuerzas políticas y constatamos
que es unánime el apoyo a esta figura. Eso mismo explica que Barack Obama haya decidido que su visita de
julio a nuestro país esté
dedicada a un tema que genera unidad y orgullo en España y USA: los emprendedores.
Por
todo lo anterior las elecciones del 26 de junio son una oportunidad para recuperar ecosistema y huir de
un egosistema donde sólo se
piensa en los intereses particulares sino, como en
las cadenas de la naturaleza, ser capaces de alinear todos esos intereses para lograr un país donde sea
más fácil crear una empresa,
escalarla y así crear empleo, riqueza y bienestar.
Iñaki
Ortega es profesor de Deusto Business School e investigador del Global Entrepreneurship Monitor (GEM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario