(este artículo se publicó originalmente en el periódico EL MUNDO el día 22 de mayo de 2016)
En el mes de mayo la asociación gallega de la empresa familiar celebró en Santiago de Compostela su XVI Asamblea. Consolidados empresarios que representan cerca del 20% del PIB regional y de sectores tan variados como el transporte, la banca, el agroalimentario, la siderurgia o el gran consumo se reunieron presididos por un sugerente lema: el mundo se mueve.
En el mes de mayo la asociación gallega de la empresa familiar celebró en Santiago de Compostela su XVI Asamblea. Consolidados empresarios que representan cerca del 20% del PIB regional y de sectores tan variados como el transporte, la banca, el agroalimentario, la siderurgia o el gran consumo se reunieron presididos por un sugerente lema: el mundo se mueve.
La idea de que
la Tierra se mueve alrededor del Sol no fue completamente asumida hasta el
siglo XVI gracias a un modelo matemático presentado por el
astrónomo Nicolás Copérnico que a su vez se apoyó en
observaciones hechas con un telescopio unos
años antes por el “padre de la ciencia”, el italiano Galileo
Galilei. La Tierra no solo se mueve alrededor del Sol -traslación-
en una órbita que da la vuelta completa en 365 días sino que también lo
hace sobre su propio eje -rotación- siendo un giro completo 24 horas. Estos dos
movimientos dan lugar a las estaciones pero también al día la noche que guían
la actividad en la Tierra desde tiempos inmemoriales. La Grecia Clásica estudió
estos fenómenos desde siglos antes de Cristo pero tuvo que ser el científico
polaco Copérnico, muchísimos años después, en pleno Renacimiento, quien lograse
demostrarlo.
Que el mundo de
la empresa se está moviendo en este momento es tan obvio como el día y la
noche. Que todos los sectores de la economía están siendo reinventados por las
innovaciones de los emprendedores con el impulso de la tecnología, es algo
evidente como lo es diferenciar el verano del invierno en Nueva York. Pero al
igual que la astronomía necesitó una teoría matemática que lo certificase, la
economía y las empresas incumbentes necesitan rápidamente de un modelo
que les convenza que su mundo también se está moviendo y de un modo profundo,
antes de que los cambios se lleven por delante sus empresas y sus viejas
teorías.
En la ciencia
económica llamamos modelo a una representación simplificada de la
realidad, que ayuda a la comprensión de sistemas reales más complejos. A la
espera de que llegue el Copérnico de la economía de la empresa, la humilde
aportación del profesor firmante de este artículo es fácil de explicar porque
es meramente descriptiva. La disrupción de la tecnología ha permitido acceder,
de modo universal, a todo el conocimiento acumulado a lo largo de la historia y
ponerlo a disposición de los emprendedores que se han empoderado ideando
nuevos productos y servicios, nuevos modelos de negocio y hasta de consumo.
En la venta
minorista con el e-commerce, en la música con las descargas online, en el
turismo y el transporte con la economía colaborativa, en la automoción con los
coches conectados, en la industria con la tercera revolución también conocida
como el internet industrial, en la energía con las baterías autónomas en muy
breve espacio de tiempo, en los medios de comunicación con las redes sociales y
los robots de noticias, en la banca y los seguros con fintech e insurtech
respectivamente, en la educación superior con los nuevos agentes online y los
MOOCs, en el sector primario con el agrotech que tiene ya robots-tractores
funcionando en los campos vallisoletanos, en los despachos de abogados que ven
como la e-litigation ha conseguido resolver sin su intermediación más de 60
millones de casos en Estados Unidos, incluso en el mundo del trabajo las
discusiones sobre las reformas laborales se quedan obsoletas con la llegada de
los nuevos empleos que, como nos recuerdan en el Foro Económico Mundial, ni
siquiera atisbamos la cantidad de nuevas profesiones que surgirán en los
próximos años.
En Galicia, esos
empresarios familiares reunidos para hablar de un mundo en movimiento,
demostraron que a pesar de estar muchos de ellos en la tercera generación y
alguno superar los 80 años, siguen teniendo el olfato de sus antepasados para
saber detectar las oportunidades.
En la historia
de la astronomía se enfrentaron el geocentrismo, que
colocaba en el centro a la Tierra y el heliocentrismo, según el cual
la Tierra y
los planetas se mueven alrededor del Sol que está en
el centro del Universo. Tenemos que aprender del pasado de esta ciencia y no
convertir el momento tan importante que vivimos en la economía, en una
lucha entre los empresarios y los emprendedores, entre los que están
-incumbentes- y los que llegan dando guerra –insurgentes-. Ni la
economía gira solo alrededor de los empresarios ni tampoco únicamente alrededor
de los emprendedores. Ni emprender es, como decía el fundador de la CNN Ted
Turner, “lo que dicen que hacen nuestros hijos cuando están en paro” ni los
empresarios usan chistera y puro para pisotear a los trabajadores. La
economía y nuestro mundo se mueven porque hay ideas que se ponen en marcha
gracias a innovadores que puedes ser empresarios o emprendedores. Vivimos en un
momento inédito en el que nunca fue tan fácil poner en marcha las ideas.
Conciliando la fuerza de las empresas ya establecidas y el vigor de los nuevos
agentes conseguiremos solucionar viejos problemas y así el mundo seguirá
moviéndose pero además lo hará en la buena dirección.
Iñaki Ortega es
director de Deusto Business School en Madrid y profesor de la Universidad
Internacional de La Rioja.
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