Pero junto con la aportación de Telefónica y de César Alierta a la cabeza a la revolución digital que estamos viviendo, también ha sido notable la aportación realizada a otra de las revoluciones que aún se encuentran en marcha: la del radical cambio hacia una gran empresa con filosofía startup. Telefónica, que pasó de ser una empresa nacional para convertirse en una multinacional, ha sido protagonista del impulso del llamado ecosistema emprendedor, y no solo en España. Su contribución en otras partes del mundo y especialmente en Latinoamérica ha sido más que notable.
Bajo el mandato de César Alierta la operadora ha sido una de las empresas a nivel mundial que antes y más decididamente han apostado por apoyar a las startups como estrategia para afianzarse en la vanguardia de la economía digital y al mismo tiempo contribuir al desarrollo del ecosistema emprendedor en el que opera. El desafío tecnológico al que se han tenido que enfrentar las compañías de telecomunicaciones desde el cambio de Milenio ha sido mayúsculo, y la virtud de Alierta ha sido entender enseguida que los cambios que tenían que acontecer dentro de estas empresas, no ya para liderar sino para sobrevivir a la transformación digital, pasaban por hacerlas permeables al talento emprendedor. Con el paraguas de Telefónica Open Future, la multinacional ha sabido apoyar durante estos años a las nuevas empresas tecnológicas con generosidad y con inteligencia, creando oportunidades para ellas dentro y fuera de su organización. Los espacios de crowdworking, las incubadoras Wayra, las becas talentum, los fondos Amerigo y Telefónica Ventures… son iniciativas que han ido mucho más allá de las fronteras de la responsabilidad social corporativa, convirtiéndose en un pilar fundamental de la empresa para captar talento y generar innovación extramuros. Junto a las impresionantes cifras vinculadas a la matriz que deja Alierta, hay otras de las que probablemente no se hablará tanto estos días, pero que no pueden obviarse; son las más de 850 startups aceleradas, las cerca 600 compañías invertidas y los más de 350 millones de euros comprometidos en su lanzamiento.
Alfred Marshall, allá por el 1890, situó a los emprendedores como el cuarto factor de producción por encima del capital, la tierra y el trabajo. Para este economista la actividad del empresario era clave como proveedor de bienes para la sociedad pero también como fuente de innovación y progreso. El austroamericano Schumpeter dos décadas después consideró a los emprendedores vehículos de innovación puesto que generan nuevos productos, nuevos métodos de producción, nuevos mercados y nuevas formas de organización. Gracias a estos dos autores hoy sabemos que no existe capitalismo sin los emprendedores ya que son el vehículo en que las ideas se implementan y por ello, los agentes más importantes en la creación de nuevos empleos, lo que les ha convertido en el motor del desarrollo económico-social y del progreso en la nueva economía.
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