martes, 5 de abril de 2022

España tiene fiebre

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 4 de abril de 2022)





Lo sabemos porque todos hemos tenido fiebre alguna vez. No es una enfermedad, pero sí el síntoma de que algo no va bien en tu organismo. Generalmente una infección o incluso algo más grave contra lo que lucha el cuerpo. Los médicos nos dicen que al aumentar la temperatura el sistema inmunitario funciona mejor, a los virus y bacterias no les gusta ese calor. Y también el dolor de cabeza y la sensación de cansancio de la febrícula contribuyen a que permanezcamos en reposo y se dediquen esas energías ahorradas a luchar contra la enfermedad.

Esta semana hemos conocido que en España la inflación ha alcanzado el 9,8%, o lo que es lo mismo el IPC, el índice que mide lo que suben los precios de la cesta de la compra, ha subido en el mes de marzo hasta alcanzar casi diez puntos en el acumulado, el más alto en cuarenta años. Con este guarismo han saltado todas las alarmas, los precios de la energía y alimentos se han disparado. La escalada de precios se ha colado en todos los sectores y agentes de la economía española, ya que devalúa los ahorros, reduce el consumo privado, eleva los costes industriales y hace menos competitivos nuestros productos. Los cierres y despidos son cuestión de tiempo.

Los humanos mantenemos la temperatura constante gracias al hipotálamo, localizado en una parte del cerebro que funciona como un termostato. Cuando algo sucede, ese organo mandata la fiebre y se pone en marcha este proceso corporal para luchar contra la infección. La farmacología ha diseñado medicinas para bajar esa fiebre, pero de nada sirven los antitérmicos si la enfermedad sigue y es entonces cuando hay que probar soluciones más radicales como los antibióticos.

En la economía el surgimiento de una elevada inflación puede estar causado por factores exógenos puntuales, como alguien puede pensar que sucede ahora con la invasión rusa de Ucrania. Pero si antes de la guerra estábamos ya en un 7% y además a países con estructuras similares a la nuestra no les ha afectado igual la contienda, está claro que esto no es sólo un catarro estacional, sino que padecemos algo más grave. Hasta ahora el hipotálamo de la economía española podía actuar con la política fiscal (los impuestos) y con la monetaria (los tipos de interés), pero ahora eso depende de Europa. Y parece que no están dispuestos a un nuevo rescate de la economía patria sin que se acometan las reformas necesarias.

El gobierno español quiere, vencer esta fiebre solo con analgésicos como subvencionar la gasolina, prohibir las subidas de alquileres o presionar a las eléctricas y esperar que pase el tiempo. Sin embargo, los principales indicadores son implacables y todas las previsiones son más paro y menos crecimiento.

Urge huir de la pildorita mágica y poner de acuerdo al país con el gobierno, empresarios y sindicatos en un tratamiento que nos haga ser más competitivos. Reformas para una mejor educación, menos trabas a la actividad, más ayudas solo para quien de verdad las necesite, más corresponsabilidad…en definitiva más mérito y capacidad pueden ser nuestro antibiótico.

 

 

 

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad de Internet UNIR y LLYC


No hay comentarios:

Publicar un comentario