lunes, 20 de julio de 2020

¿Eres elefante o gacela?

(este artículo se publicó originalmente el día 19 de julio de 2020 en el suplemento Actualidad Económica del periódico El Mundo)


Recuerdo de pequeño los domingos después de comer esos maravillosos documentales de National Geografic sobre la sabana africana en los que siempre la veloz gacela acababa siendo abatida por algún poderoso carnívoro. En cambio, el elefante, en manada y con su paso lento pero firme sobrevivía a los rigores de su ecosistema. Si entonces me hubieran dado a elegir entre ser gacela o elefante, mi opción sería una larga vida de paquidermo.

No he tenido la oportunidad de preguntar a los profesores Birch del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Belasco de la Universidad de San Diego sobre sus aficiones de sobremesa, pero sí he leído sus artículos académicos sobre los emprendedores. Ambos han usado el símil con estos animales para ilustrar la relación entre corporaciones y emprendedores. A finales de los 70, David Birch sorprendió al mundo con su informe “Job generation process”, todo un hito en la superación del paradigma dominante de la gran empresa, demostrando que las nuevas y pequeñas unidades empresariales generaban en Estados Unidos la mayor parte del empleo neto. Para Birch, los elefantes son grandes multinacionales que sufren rígidas burocracias. Las gacelas, en cambio son empresas muy débiles -por pequeñas y jóvenes- pero tan ligeras que casi vuelan. Años más tarde el profesor Belasco quiso enfatizar la imperiosa necesidad de mantener vivo el espíritu de innovación en las grandes empresas en su libro “Enseñar a bailar al elefante”. Las grandes compañías se comportan del mismo modo que los elefantes, no solo por su tamaño, sino también por ser animales de costumbres que raramente olvidan lo aprendido en el pasado. Esas enseñanzas hoy ya no sirven; pero se siguen cumpliendo como si fuese religión en las grandes organizaciones, cuando las bases de la economía son radicalmente diferentes. Sólo olvidando esas obsoletas lecciones, el elefante aprenderá a bailar. 

Han pasado décadas desde la publicación de estos estudios y desde mis sentadas ante la televisión para ver documentales y ya no tengo tan claro si quiero ser elefante o gacela.   Los elefantes siguen siendo grandes compañías bien asentadas pero muy lentas; las gacelas, por el contrario, son startups que mueren en su mayoría en los primeros años de vida por muy disruptivas que sean. Pero mis dudas se acrecentaron aún más hace cuatro años cuando un grupo de académicos nos pusimos a investigar el fenómeno del emprendimiento corporativo o lo que es lo mismo la colaboración entre grandes empresas y emprendedores para innovar. La tesis de nuestra investigación se resumía en que solo cooperando (bailando) ambos animales podrían sobrevivir. En la nueva economía, el elefante no es tan fuerte y la gacela no es tan frágil. Nuestra encuesta a las más grandes empresas con operaciones en nuestro país así lo ha demostrado. El trabajo de campo realizado hace unos pocos meses constató que el 86% de esas grandes empresas usaban la innovación abierta frente al 23% que decían eso mismo hace apenas dos años. De nuevo el elefante volvía a jugar bien y ganaba la partida.

Pero en esas estábamos cuando apareció en el mes de junio de este año una noticia muy extraña. En el delta de Okawango (Bostwana) aparecieron 169 elefantes muertos sin razones aparentes. Los animales no tenían muestras de violencia, pero tampoco de enfermedad alguna. Los expertos alertaban de las consecuencias de estas muertes en la cada vez más exigua población de elefantes precisamente por la ansiedad causada de ver morir a tantos de su especie. Inmediatamente me puse a chequear el ranking de Bloomberg de las empresas más importantes. En apenas unas décadas se han evaporado la mayoría de los elefantes corporativos. No solo los elefantes mueren en África sino también en la bolsa americana. Ser grande ya no es garantía de nada y muchos de esos paquidermos empresariales empiezan a tener miedo; un miedo que las startups huelen y les impulsa a seguir saltando cada vez más lejos, cada vez más fuertes. Por eso, ahora, si tengo que elegir, escojo ser gacela.


Iñaki Ortega es profesor de Deusto Business School y director del II Informe de Emprendimiento Corporativo de Santander Universidades y CISE.

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