(este artículo se publicó originalmente el 2 de diciembre de 2019 en el diario 20 minutos)
Los «escape rooms» nacen hace una década en Japón y desde entonces se han extendido hasta al último rincón del mundo, aunque donde realmente arrasan es en el sudeste asiático. Hay muchas variedades del juego pero en todas ellas los participantes, una media docena, se enfrentan en un local cerrado durante algo más de una hora y con la presencia de un árbitro o «game master» al reto de «escaparse». El juego ha enganchado a personas de toda edad y condición porque para poder ganar hay que esforzarse, no físicamente, sino mentalmente -en grupo y a título individual- para encontrar la solución a un difícil acertijo. De hecho, equipos de alto rendimiento del mundo del deporte pero también de las corporaciones empresariales juegan a ser escapistas para mejorar el desempeño grupal, ya que penaliza los individualismos y premia el trabajo cooperativo. Pero también muchas cuadrillas de amigos, sin más motivación que pasar un buen rato, colapsan los locales de «escape room» todos los fines de semana en cientos de ciudades de todo el planeta. En Madrid y Barcelona, el montado por la empresa Atresmedia, inspirado en la serie de televisión "La casa de papel" sigue teniendo el cartel de "no hay entradas" tras decenas de miles de visitantes de todas las edades.
Incluso se habla ya en ciencias sociales como la educación de la gamificación del aprendizaje. Una nueva disciplina pedagógica que usa este tipo de juegos para lograr increíbles resultados. Por eso, si funciona para directivos, estudiantes y equipos deportivos que habían probado otras soluciones sin éxito, por qué no aplicarlo para el principal problema de nuestro país. El desgobierno que vivimos tras cuatro años con cuatro elecciones quizás se solucionaría con una buena dosis de «escape room» para nuestra clase politica. Por qué no animar a Pedro Sánchez, Pablo Casado, Santiago Abascal, Pablo Iglesias e Inés Arrimadas a entrar en una de estas «salas de escape» con la condición de no salir hasta que resuelvan el mayor enigma hoy de España que no es otro que cómo conseguir un acuerdo estable de gobierno que represente a una mayoría de españoles. Si lo piensas no es tan descabellado y de algún modo en la historia reciente algunos acuerdos relevantes se consiguieron así, forzando un encierro para lograr un acuerdo. De esta manera nació el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, con los principales líderes y pensadores del mundo acantonados en Bretton Woods. O la Constitución española con sus «padres» alojados en el Parador de Gredos aislados por la nieve. Y todos los acuerdo europeos sólo se consigue a altas horas de la madrugada tras agotadoras reuniones en Bruselas que no pueden finalizar sin acuerdo. Cualquier cosa antes que otras elecciones, ¿no crees?
Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR
No hay comentarios:
Publicar un comentario