miércoles, 6 de noviembre de 2019

Para gustos, los colores

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 minutos el 4 de noviembre de 2019)

¿No te recuerdas usando esta frase? Seguro que en tu casa, de pequeño, también la escuchaste en muchas ocasiones. Incluso, si te esfuerzas, te acordarás de cómo en el colegio algún profesor zanjaba así las discusiones. «Para gustos, los colores» es una expresión del idioma español que proviene del adagio latino “gustibus non disputadum” que subrayaba la inutilidad de pelearse sobre las preferencias de cada uno.

La tradición oral nos ha regalado esta sabía frase que usamos para poner de manifiesto que no todos tenemos los mismos gustos y que nadie puede imponer los suyos. Hay tantas opiniones como colores existen. Y ¿cuántos colores hay? Según Newton, eran siete, que son exactamente los que forman parte de un arcoiris. Pero la ciencia nos ha demostrado que son cientos de miles los que pueden surgir de las diferentes combinaciones de los llamados colores primarios: azul, rojo y verde. Por tanto si como algunos defienden hay hasta billones de colores diferentes, también hay miles de millones de opiniones sobre
el mejor color. 

Ahora que en las empresas el fenómeno de la diversidad se ha convertido en un mantra, me he acordado de esta frase para así convencer (inspirar) a los más recalcitrantes (rígidos) para que superen sus recelos.

No todos somos iguales a pesar de que nuestra mente nos lleve a pensar así equivocadamente. En psicología estas trampas han sido bautizadas como sesgos cognitivos. Nuestro cerebro ha recibido tantas veces información sobre lo que es «normal» que acaba construyendo una realidad paralela asociada a esa información, que no siempre es un fiel reflejo. 

Para superar estas jugarretas de la mente simplemente hay que poner luz sobre el mundo,sobre todo el mundo, no sólo sobre  muestro mundo. Si así lo hacemos nos daremos cuenta que no todos tenemos la misma edad, no todos los directivos son hombres, no todos tenemos las mismas capacidades, la misma raza, la misma ideología. No todos tenemos la misma sexualidad, no hemos estudiado en la misma universidad o ni siquiera todos tenemos educación superior. Tampoco será unánime la forma de entender la familia, ni nuestro credo ni tampoco las capacidades, el lugar de nacimiento o la lengua materna.

Para esos que aún en tu oficina siguen sin tenerlo claro puedes decirles que la diversidad ha de respetarse no solamente por humanidad sino también porque es fuente de competitividad. Es la única vía de poder seguir operando como empresa en el mundo incierto y sin fronteras (físicas ni mentales) que nos ha tocado vivir. Tener equipos diversos garantiza diferentes formas de pensar y nuevas soluciones para nuevos problemas. Permite ofrecer nuevos bienes y servicios para públicos hasta ahora escondidos pero que han emergido con fuerza. Hace posible que aparezcan nuevos prismas culturales, alejados de la supuesta normalidad, que sean tenidos en cuenta.

Si aún así no les convences, prueba a explicarles que diversidad tiene la misma raíz que la palabra divertirse. Que intenten ser diversos porque por lo menos se divertirán.

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario