(Este artículo fue publicado originalmente en la revista Forbes México de diciembre de 2016)
Hace unas semanas se anunció por parte
de un grupo multidisciplinar de científicos, tras siete años de investigación
coral, que la tierra iniciaba una nueva era geológica, el Antropoceno. Con este
término cuya etimología griega significa "nuevo por el hombre”, bautizan
una nueva época dentro del periodo Cuaternario. La Tierra ha entrado
en una página distinta del calendario geológico porque los humanos hemos
conseguido con nuestras acciones alterar el ciclo vital del planeta lo que se
colige del cambio climático, la acidificación de los mares o la desaparición de
cientos de especies naturales entre otros muchos ejemplos. Pero al mismo tiempo
estamos venciendo a las calamidades naturales que de vez en cuando nos azotan,
las pandemias están dejando de serlo y la esperanza de vida al nacer no deja de
crecer.
El hombre con la tecnología ha cambiado
la Tierra para bien y para mal como acabamos de ver, pero también la economía.
Hoy a la vez que entramos en el Antropoceno en el mundo de la empresa están
sucediendo tres fenómenos que merece la pena conocer y que tienen su causa en
la disrupción tecnológica.
Primero. La mayoría de las industrias de
nuestra economía están reventándose por su base. No hay sector que quede
libre de la desaparición de las barreras de entrada y el talento de los
emprendedores está cambiando los modelos de negocio de todos los verticales: el
turismo, el transporte o las telecomunicaciones son solo ejemplos de lo que
está por llegar con las fintech o la industria 4.0. Las startups con
su talento y buscando mejores productos y servicios compiten sin complejos con
las grandes corporaciones.
En segundo lugar, la vuelta a las bases
del capitalismo original sin asimetrías de información junto a la democratización
en el acceso a la tecnología están reinventado todos los empleos. En pocos
años, como alertó el presidente Obama, la mayoría de los actuales puestos de
trabajo podrán ser sustituidos por máquinas. Ya sucede en los medios de
comunicación, donde como en este mismo medio la información financiera la
elabora una máquina, o en las finanzas con los llamados robadvisor que
invierten el dinero de clientes usando un algoritmo o en el mundo
jurídico como la plataforma e-litigation de Ebay que resuelve disputas legales sin abogados Para reinventarnos como profesionales solo nos
quedará la hibridación. Mezclar habilidades tecnológicas con conocimiento
de tu sector es ya la clave en especialidades como la enseñanza universitaria
donde los moocs campan por sus respetos
o el marketing con el big data sin
olvidarnos de la policía y la ciberseguridad. Seremos polímatas para poder
tener empleo.
Nada de lo anterior tendría sentido sin
la tercera variable a tener en cuenta. La reivindicación de una nueva sociedad
dónde los ciudadanos se han empoderado usando las nuevas formas de comunicarse
para convertirse en micropoderes. Como nos recuerda el economista venezolano
Moisés Naim el poder ya no es lo que era y la energía iconoclasta de los
micropoderes no perdona la mentira, puede derrocar a políticos corruptos,
acabar con los monopolios, apostar por la economía circular y abrir nuevas e
increíbles oportunidades.
Hoy los jóvenes llamados millennials, porque se hicieron mayores
con el nuevo milenio, tienen en su poder armas inéditas, para cambiar el mundo
y han empezado a usarlas. La tecnología y el capital están a su disposición y
por primera vez en la historia no importa donde nazcas o si dispones o no de
dinero...si tienes talento puedes conseguir que tus ideas se hagan realidad. El
vehículo de este fenómeno es el emprendimiento. En los años 60 si
querías cambiar el mundo ibas a una manifestación hoy los jóvenes
idealistas usan el emprendimiento para solucionar problemas. Esta tendencia se
ha convertido en global y Iberoamérica no es una excepción. Si
repasamos los mejores expedientes de los egresados en las
universidades de la región veremos que se han convertido en emprendedores,
algunos ya creando cientos de empleos y recibiendo inversiones millonarias. Sus
ámbitos de actuación son nuevos, modelos de negocios que nadie reparó antes
pero que están funcionando. La lucha contra la contaminación, el
agrotech, los mapas, la segunda mano por internet, los bitcoins…son
ejemplos de sus disrupciones. Por eso hoy los grandes inversores, las
multinacionales y cualquiera que quiera adivinar el futuro ya no recurre a
pitonisas sino que visitan las incubadoras de las startups que se han
implantado por toda Latinoamérica.
Los geólogos también nos recuerdan que a
pesar de los avances tecnológicos solo hemos perforado catorce kilómetros de
los seis mil trescientos que tiene de radio nuestro planeta. Queda mucho por
descubrir bajo nuestros pies, queda mucho por inventar para hacer un
mundo más humano y los millennials
latinoamericanos pueden conseguirlo en este Antropoceno que acaba de empezar.
Para ello necesitamos un efectivo ecosistema donde el dinero y las
instituciones sean coherentes y conscientes de que el mundo es mejor con los
emprendedores.
Iñaki Ortega
Cachón, Doctor en Economía y Director de Deusto Business School en
Madrid.
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