sábado, 24 de mayo de 2025

Chinches en la economía

 (este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el 21 de mayo de 2025)



Las imágenes han dado la vuelta al mundo. El aeropuerto de Madrid, capital del país del planeta que junto a Francia más turistas recibe, asolado por una plaga de insectos como pulgas y chinches. El aeropuerto Adolfo Suarez Madrid-Barajas es la joya de la corona del auge del turismo español, con más de 66 millones de pasajeros en 2024 y unas modernas infraestructuras fruto de gravosas inversiones de los últimos años y no menos baratas minutas a arquitectos de renombre como Rogers o Lamela. Luminosos pasillos, limpias salas de espera, cúpulas coloridas y espectaculares, así como la mejor restauración y comercio para la puerta de entrada a España. Como dejó escrito Oscar Wilde "nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión", de modo y manera que en la retina de los visitantes queda grabada para siempre su primera visión de nuestro país, un lugar moderno y atractivo.

Pero todo se ha torcido. Primero fueron unos pocos que usaron Barajas como hogar. Las ventajas eran evidentes, un lugar seguro y limpio a salvo de las inclemencias del tiempo. Seguramente detrás de esos primeros sintecho de aeropuerto había una historia de un viaje truncado por la fatalidad o una petición de asilo fallido, ahora es todo muy diferente. Medio millar de personas malviviendo en recovecos de las terminales, drogadictos, alcohólicos o enfermos con patologías variadas conviven seguramente con asilados y otros que les ha abandonado la fortuna o les persiguen deudas pendientes de todo tipo. Pronto comenzaron los problemas de salubridad con olores y suciedad acumulada que han propiciado la colonia de insectos que ha llamado la atención de los medios de comunicación.

Mientras las administraciones han discutido sobre quién tenía la competencia para actuar, la noticia de los chinches ha corrido como la pólvora. Trabajadores con ronchas de picotazos o videos del desastre subidos por turistas. El Ayuntamiento de Madrid defiende que solo puede intervenir, por ley, con las personas sin hogar empadronadas o censadas por los servicios sociales madrileños. Casi cien personas han atendido de dicho perfil pero quedan 400 en el limbo de las competencias entre cinco ministerios, los de Transportes, Interior, Derechos Sociales, Migraciones y Sanidad. 

El gestor del aeropuerto, AENA cuyo capital mayoritario depende del Estado, optó por pedir responsabilidades a la ciudad para que actuara seguramente porque en el Gobierno no tienen claro quién hace qué. El acuerdo que acabamos de conocer era de manual, basta con tomar el nombre y apellidos de cada sin hogar para con esa filiación saber qué institución ha de actuar. Y no será por normas porque -y solo citando dos- desde la Estrategia Nacional para la Lucha Contra el Sinhogarismo en España de 2023 a la Constitución Española del 1978 establecen respectivamente que la competencia en la atención a los sinhogar y a los solicitantes de asilo es del Estado.

Cada día alrededor de 200.000 pasajeros llegan a Barajas. Turistas españoles y de todo el mundo pero también muchos que viajan por motivos profesionales. A nadie se le escapa que muchos de ellos son inversores, de ocio o en activo, que toman buena nota de la situación. De nuevo, resuena la frase "nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión" y pronto sabremos -a la luz de las cifras de Inversión Extranjera Directa (IED) del Banco de España- si el escritor inglés tiene razón también en este asunto.

Dejo para la reflexión del lector si hay otros chinches en la economía española que espanten a los inversores. Si la reciente consulta popular de la OPA bancaria, los cambios en la presidencia en Telefónica o las normativas que lesionan la productividad con costes añadidos como las 37,5 horas son o no como esas plagas, lo conoceremos también muy rápidamente. Por suerte, la contabilidad nacional es muy fiable, para bien y para mal.


Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

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