(este artículo se publicó originalmente el día 22 de febrero de 2021 en el periódico 20 Minutos)
Súbitamente hemos tenido que ponernos
a escuchar rap de igual manera que conocer los nombres de muchos youtubers. La
razón es muy sencilla. En España solo se habla de raperos y youtubers. En lo que
llevamos de año las noticias las protagonizan dos españolitos de nombre Hasél y
Rubius. Uno cantante de rap, el otro un comentarista de videojuegos. ¿Qué está
pasando en nuestro país para que todas las conversaciones versen sobre dos
chicos, uno que insulta y agrede a todo el que no piensa como él y otro que se
vanagloria de no pagar impuestos?
Fue el filósofo Carlos Marx quién en 1844 popularizó la expresión “el opio del
pueblo”. Marx bebió las fuentes de otros pensadores que tiempo antes habían catalogado
a la religión como un invento para sedar al pueblo ante sus sufrimientos. El
opio se obtiene de una planta similar a la amapola y desde la antigüedad se
conocen sus efectos medicinales. A lo largo de la historia se ha usado como analgésico,
sedante y anestésico. La morfina es un opiáceo, pero también la codeína sustancias
que se usan en la medicina con normalidad desde hace mucho tiempo. Por ello se habla
de opiáceos como derivados de esta droga con efectos similares sobre el sistema
nervioso central.
No quiero escandalizar a nadie, por
eso la explicación anterior para justificar el título de esta columna. Acaso la
omnipresencia estas semanas de un cantante condenado por agresión y amenazas no
está ocultando los verdaderos males de nuestro país. La morfina hace que te olvides
de tus dolores, pero sus causas siguen ahí. La anestesia te duerme para que no
sientas nada mientras sufres una operación. Las noticias de youtubers evasores
y la falsa polémica sobre la libertad de expresión de un agresor que se esconde
detrás del rap, ocultan los verdaderos males de nuestro país. Como si de un
opio se tratase nos impide ver que España ha vacunado en estos meses menos personas
que Estados Unidos en un día. Estos opiáceos nos adormecen y por ello apenas
nos sorprende que todos los indicadores económicos son alarmantes y están en
rojo. Tanta noticia y discusión sobre si se puede decir lo que sea en una
canción o si los youtubers son buenos o malos, nos impide prestar atención al drama
que vive las industrias tractoras de nuestro país como son el turismo y la hostelería.
Es mejor debatir sobre un tema que apenas nos atañe porque la mayoría aplastante
de españoles no insultamos ni agredimos a nadie y pagamos impuestos, que poner
el foco en los dramas con los que convivimos.
Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y
profesor de la UNIR
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