lunes, 2 de noviembre de 2020

Que emprendan ellos

(este artículo se publicó originalmente el dia 2 de noviembre de 2020 en el diario 20 Minutos)


En los últimos doce meses han desaparecido más de 800.000 puestos de trabajo en las empresas españolas, pero al mismo tiempo el empleo público aumentó para 108.500 personas. Estos datos oficiales de la pasada semana se unen a los que conocimos hace menos de un mes que certificaban que la covid19 se había llevado por delante 21.900 puestos de dirección del sector privado a la vez que -inopinadamente- crecían los directivos públicos en 6.100 posiciones, en una gran mayoría nombramientos políticos. Pero por si este mazazo para los valientes que deciden cada año emprender no fuese suficiente, el presupuesto del gobierno para 2021 prevé, en plena crisis, una mayor presión fiscal para empresas y autónomos; en cambio los sueldos de los funcionarios se beneficiarán de una subida y habrá recursos para nuevas ofertas públicas de empleo.

Hace un siglo, en un momento en el que España también se encontraba en una encrucijada, Miguel de Unamuno escribió la lapidaria frase “que inventen ellos”. El escritor estaba inmerso en una polémica con Ortega y Gasset sobre la necesidad de mejorar el sistema de ciencia patrio y dejó claro con esa expresión que por estos lares no estábamos por la labor de investigar y conseguir patentes como nuestros vecinos franceses, italianos o alemanes. El triste argumento de Unamuno fue que ya nos beneficiaremos del esfuerzo de otros porque los inventos acaban llegando siempre.

Ahora, si actualizamos ese debate, parece que España está lanzando el mensaje a sus ciudadanos “que emprendan otros”. Si en plena recesión solo crecen los empleos públicos, los funcionarios ven que sus remuneraciones suben, pero los empleo privados se destruyen por cientos de miles y los autoempleados pagaran más impuestos por emprender, el mensaje es atronador “todos funcionarios” que ya emprenderán los chicos de Silicon Valley.

Si el adagio de Unamuno fue coherente con el retraso español del siglo pasado me temo que estos mensajes desincentivadores para las personas emprendedoras no traerán nada bueno para nuestro país. Los emprendedores son algo más que unos soñadores que quieren desafiar lo establecido con sus nuevas empresas. Conviene recordar el informe GEM -firmado por reputados investigadores- que sitúa en el emprendimiento la palanca del desarrollo de las sociedades. Aquellos países que fomentan las vocaciones innovadoras se benefician de la trasferencia de conocimiento de estas personas emprendedoras lo que a la postre permite el crecimiento de tejido empresarial y un más eficiente entorno competitivo. También permite ciudadanos más preparados para afrontar situaciones adversas a las que inevitablemente estamos abocados.

El economista Daniel Lacalle en su último libro lo ha definido como capitalismo social frente al capitalismo de amiguetes en el que para medrar has de estar cerca del poder. El emprendimiento es una expresión de ese capitalismo social en el que se tiene en cuenta la responsabilidad, el mérito y la recompensa; donde no todo lo resuelve el Estado, sino que el impulso individual en sana competencia provoca bienestar y cohesión social. Así que, por favor y a pesar de los pesares, sigamos emprendiendo.

 

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR

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