domingo, 1 de noviembre de 2020

Habrá que trabajar más


(este artículo se `publicó originalmente en el blog del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE en el mes de noviembre de 2020)


Prácticamente cada semana un informe nos recuerda que para salvar la seguridad social de los crecientes gastos pensionarios tenemos que retrasar la edad efectiva de jubilación. La lógica es aplastante: si viviremos hasta cerca de los 85 años, no podemos dejar de trabajar a los 64, edad media de jubilación en nuestro país. Dos décadas cobrando una pensión es demasiada presión para las cuentas de sistema de seguridad social español, cuando de media sólo cotizamos para recibir pensión pública durante una docena de años.

Limitar la jubilación anticipada, incentivar la jubilación activa, promover el talento senior y los planes de pensiones de empleo son algunas de las propuestas que el Consejo General de Economistas ha formulado recientemente. En su informe «El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral» se analiza exhaustivamente el retiro de los españoles, así como el sistema que nos hemos dotado para ello.

Entre las recomendaciones de los economistas españoles están medidas que pueden situarse en la nueva disciplina conocida como la economía plateada. Es decir, las oportunidades en términos de ganancias de productividad, riqueza y empleo que la longevidad puede acarrear.

Algunas de esas cuestiones son la posibilidad de establecer innovaciones financieras para convertir en líquidos ciertos bienes inmuebles a través de fórmulas como las rentas vitalicias, vivienda inversa o las hipotecas inversas -muy poco usadas en nuestro país- que permitan sostener los gastos personales asociados a la longevidad.

No puede olvidarse también la necesidad de dotar de mayor flexibilidad al mercado laboral para que los seniors no sean expulsados de las empresas (España junto a Grecia e Italia padece las mayores pérdidas europeas de productividad por este hecho).

A su vez promover que los mayores de 60 años puedan seguir trabajando a la vez que cobran una pensión (somos el país de Europa con menor porcentaje de población entre 55 y 69 que compatibiliza trabajo y pensión es otra tarea pendiente.

Por último, incentivar desde los poderes públicos los sistemas de ahorro para la jubilación desde las empresas al estilo de los sistemas de previsión social complementaria del Reino Unido (auto-enrolment) o el sistema suizo (tres pilares del ahorro) estarían dentro de este paquete de medidas de la también conocida como ageingnomics o economía del envejecimiento.

Para ver el informe completo pulsar aquí:

 

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR


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